lunes, 17 de noviembre de 2014

CUEVA DEL VALLE ( RASINES)

Primer fin de semana de Noviembre y creo que el último de este famoso "veroño" aquí en Cantabria. Hacía tan bueno que mi marido y yo decidimos (bueno más bien lo decidí yo, él sólo tuvo que aceptar la propuesta) hacer una pequeña excursión. Nada que ver con las rutas que tanto nos gustan, las circunstancias no eran las apropiadas. Se trataba de pasar un día por ahí, andar un poco y conocer cosas diferentes. Y nuevas experiencias!!! Fuimos a la Cueva del Valle, en Rasines, con su parque Paleolítico y os lo voy a contar, ya sabéis, a mi manera.
Salimos de casa a las 11:30 de una mañana medio soleada, pero con muy buena temperatura. Cogimos la A-8 dirección Bilbao y nos salimos a la altura de Colindres, nada más pasar el puente, salida nº 173, tomando la N-623. La dejamos en la 2ª salida hacia Rasines, porque está más cerca del barrio del Cerro al cual nos dirijíamos. Enseguida vimos la Ermita de Villasomera a la izda. y seguido una desviación a la drcha. que ya indicaba hacia la Cueva del Valle. Se sigue siempre de frente hasta llegar a un aparcamiento (en el mapa, de color azul). Ahí dejamos el coche y vemos un cartel informativo: Para la izda. la Cueva y para la drcha. las explotaciones mineras.
Comenzamos a andar hacia la Cueva:
Enseguida encontramos uno de los lavaderos (hay otro en la otra dirección), en ruinas, y la entrada a la Mina Constante, por cuya galería entramos, tiene dos ramales pero de poca longitud:
Seguimos y enseguida llegamos al Parque Paleolítico con la figura de un mamut a tamaño natural, qué miedo!!! jajaja:
Y entramos a la Cueva. Llevábamos un foco bastante potente, no se puede entrar sin luz, pero sólo uno. Y empezaron los problemas. Yo soy muy miedosa para esto de la exploración de cuevas, lo descubrí ese día, claro, fue mi primera vez. Pero también soy muy curiosa y, claro, cómo no iba a entrar!!!  El caso es que mi marido llevaba el foco e iba delante. Subía él y me alumbraba a los pies, subía yo, pero de repente, dirigía el foco hacia algo del techo: "mira esto" o "mira que colada" y yo con el pie en el aire completamente a oscuras. En fin, que eché por esta boquita lo que no está escrito. Yo decía, a gritos, ¿quién me mandará a mí meterme en estos lios con el miedo que me da?, pero seguido también decía, pero ¿cómo me voy a perder esto con lo que me gusta? O sea,... No sé que pensaría un chico que entró con nosotros aprovechando que teníamos luz (su mujer no se atrevió por miedo, para que veáis si soy valiente...). La verdad es que merece la pena verlo, el camino no es fácil pero...
Entrada de la Cueva:

El espeleólogo de mi casa dispuesto a adentrarse en semejante oscuridad:

Enseguida, tras resquilar por una roca resbaladiza, nos encontramos con esto:



Una colada:


¿Era o no era potente el foco de mi marido? Porque os prometo que no se veía nada de nada:





No pude resistir la tentación de tocar aquello que brillaba tanto (sólo tocar con mucho cuidado, no se puede estropear nada):

Y ya nos salimos porque el muchacho estaba pendiente de su mujer que estaba fuera.
En el parque estuvimos en un edificio en ruinas donde se ve uno de los manantiales o surgencias del rio Silencio, afluente del Asón:



Seguimos por un sendero bordeado de avellanos:

LLegando a tener una preciosa vista de la iglesia de S. Andrés:


Anduvimos un poco más y nos volvimos con intención de comer en el parque, donde había unos bancos. Lo que no me podía imaginar es que después de comer, tan felices, mi marido quería volver a entrar en la cueva!!! Casi me da algo, pero... no le iba a dejar sólo ante el peligro, que le falta experiencia. Y pasó lo mismo, de vez en cuando, pese a mis ruegos, me encontraba medio arrastrándome, sin saber donde poner el pie y ... A OSCURAS!!! no sé cómo no hubo algún desprendimiento de los gritos que pegaba (bueno, quizás esté exagerando un poco).
El caso es que esta vez avanzamos más, hasta donde se podía, llegando hasta un lago. Los reflejos eran espectaculares. Una pena que en las fotos no se aprecian (mi cámara, que no es muy buena). Y salimos por otro lado, me explico: la entrada a la cueva es muy grande, entramos por la parte izda. y salimos por la drcha., eso sí, jugándonos el tipo (bueno...). ¿Lo que vimos? Espectacular.

El color ocre, con el brillo, parecía dorado:

El árbol de mis desdichas, jajaja:

No podían faltar las estalactitas:

La famosa colada, preciosa:

Esta la bauticé como la galería de los tulipanes, parecía que colgaban invertidos del techo:
En este punto, creo que tengo que decir que he estado en otras cuevas famosas: La de Altamira hace muchos años, cuando se podía, la Neocueva, la del Soplao, la del Castillo, en Cantabria o las del Drach, del Ham o Artá en Mallorca, pero eran guiadas, con recorridos bien marcados y seguros, nada que ver con esto. Para mí ha sido una experiencia nueva. He pasado miedo por verme a oscuras y porque pensaba en que si había un desprendimiento y nos quedábamos allí encerrados..., pero aún así, ver todo esto, que no será tan espectacular y colorista, sobre todo porque no está arreglado por la mano del hombre de nuestros tiempos, con lucecitas en los puntos estratégicos, pero es tan natural... me encantó!!!. 
Con la misma, volvimos al coche y comenzamos la otra ruta, la de las explotaciones mineras. Está indicado. Vimos dos hornos, uno de cal:

 y el otro de dolomía:

También subimos al mirador de la mies de Rasines:

Y al de la cantera, en cuyo cartel explicativo (todo tiene su información, por eso no lo cuento), leí algo que me encantó y que guardo entre los pensamientos a recordar:

En resumen, pienso que es una bonita excursión, lo pasamos muy bien, con un emocionante punto de aventura y con imágenes para el recuerdo. También lo recomiendo para hacerlo con niños, si alguien no quiere entrar en la cueva, claro.
Por cierto, este fin de semana cuando ya tenía esto en marcha, han puesto en la tele al menos dos películas relacionadas con cuevas, y claro, esto resulta infantil, pero cada uno tiene su nivel, y el mio es de principiante miedica, jajaja.