jueves, 23 de noviembre de 2017

CAMINO LEBANIEGO- 1ª ETAPA: S. VICENTE DE LA BARQUERA-CADES

Este año, teníamos pensado hacer el Camino Lebaniego aprovechando que es año Jubilar, pero como se pasó el verano y no nos fue posible, y en invierno la cosa se complica, pensamos en hacerlo en etapas, en distintos sábados, volviendo a casa a dormir. Así que la primera etapa pudimos hacerla justo el fin de semana en que se cambiaba la hora, cosa importante, porque el día era más largo.
A las 9 de la mañana ya estábamos en San Vicente de la Barquera, concretamente en la Pobla Vieja. Dejamos el coche en un aparcamiento entre el ayuntamiento (palacio de la Familia Corro) y la iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles. Lo primero ante nuestros ojos, la torre de las campanas  de la iglesia:
Y justo por detrás, nos hicimos la típica foto de comienzo de ruta, delante de una de las 3 puertas de entrada a la iglesia (vista desde esta cara parece románica, pero en realidad es de estilo gótico montañés, pero su construcción fue más bien concebida como fortaleza por su situación estratégica, lo que le dio este aspecto):
Allí mismo hay una especie de plaza-mirador con estas vistas sobre la marisma de Pombo o Brazo Mayor, desembocadura del río Gandarilla y que un poco más adelante se une a la marisma de Rubín, donde desemboca el río Escudo, formando la ría de San Vicente. Y de fondo los Picos de Europa, que más tarde veríamos con más nitidez:
Al lado de la iglesia, enfrente del actual albergue de peregrinos, los restos del hospital de la Concepción, alojamiento de los peregrinos en el S. XVI, y que hoy apenas conserva algún muro exterior: 
Comenzamos a caminar, bajando por la calle Jose María de Pereda hasta encontrar la calle Fuente el Hayedo, a nuestra derecha, por la que fuimos dejando atrás el pueblo de San Vicente de la Barquera, un centro turístico muy importante en Cantabria, marinero, con importantes cosas para ver y que, sin duda, merece una visita con tiempo. En todo momento seguimos la señalización del Camino Lebaniego, una flecha y una cruz rojas, que en esta zona coincide con el Camino del Norte del Camino de Santiago con señalización amarilla.
Caminando por pistas entre casas montañesas, dejando atrás una zona residencial, enseguida, bueno, rapidamente a decir de un barquereño asustado por nuestra velocidad, bordeamos la ría, situándonos ahora en frente de la iglesia:
Y los Picos de Europa más visibles, más blancos, en contraste con el verde de la pradera. Se veía con claridad el famoso Naranjo de Bulnes (Picu Urriellu), en la foto, el pico redondo:
Unos 2 km. después, cruzamos la autovía del Cantábrico, la A8, por un puente, junto al viaducto:
Y enseguida estábamos en la Acebosa:

Caminando entre las casas llegamos a la iglesia de San José y la Magdalena:
Un poco más adelante nos desviamos a la derecha para subir el monte de detrás de la iglesia. Aunque no se sube a mucha altura, si que se consiguen vistas perfectas de San Vicente de la Barquera, su ría y el puente de los 32 ojos (ahora 28):
Y así, llegamos al alto de Santiago o del Hoyo, pasando junto a un cementerio y la iglesia de los Tomases, antigua iglesia parroquial. Junto a un banco, descanso para nuestros ojos, Picos de Europa:

Desde ahí comenzamos un ligero descenso por caminos entre fincas ganaderas hasta salir a la carretera CA843, que nos conducirá hasta Hortigal, todavía en el municipio de San Vicente de la Barquera. Continuamos por la carretera (este es el tramo que menos me gustó, demasiada carretera) y llegamos a Estrada, pequeña localidad perteneciente a Val de San Vicente. Enseguida vemos la Torre de Estrada, del S. VIII (actualmente en reconstrucción). Esta declarada Bien de Interés Cultural. Dentro se puede ver la exposición permanente "Maquis, realidad y leyenda", recuperándose la historia de un guerrillero famoso de la zona, Bedoya:
Esta es la única torre medieval cántabra que tiene una capilla anexa, dedicada a San Bartolomé. Ambas, torre y ermita, están rodeadas por una muralla:
Enseguida nos desviamos a la derecha, otra vez por caminos vecinales, más tranquilos, hasta llegar a Serdio (donde nació Bedoya). Atravesamos el pueblo, pasando junto a la iglesia de San Julián:
Acompañando a un grupo de vacas, salimos del pueblo cogiendo otro camino a la izquierda, siempre perfectamente señalizado, siguiendo las indicaciones rojas:
Nos metemos por otra senda más boscosa: 
Hasta salir a Muñorrodero, localidad cercana a Pesués y a la ría de Tina Menor, cruzamos la carretera y junto a la iglesia nos metemos por otra pista:
Enseguida llegamos a un área recreativa junto al río Nansa y comienza la Senda Fluvial del Nansa, que nosotros ya hicimos como os conté aquí. Las primeras escaleras de madera:
Los preciosos reflejos en el agua del río:
El final de la senda, 7 km rodeados de agua, árboles, paz, hojas caídas, otoño demasiado seco, por desgracia,... He comparado esta foto con otra del pasado enero y nada que ver, en las de la vez anterior no se veía ninguna de estas piedras:
Eso sí, las cascadas están parecidas:
Y más momentos de jugar con los reflejos:
Unos 20 km y 4,5 horas después decidimos comer en unas mesas que hay junto a la central eléctrica. Por cierto, pensábamos que allí íbamos a tomar un tentempié de esos que tanto nos gustan, pero el bar que anunciaban estaba cerrado. Y allí historias varias, casualidades. Mi cuñado recordaba cuando, siendo un niño, estuvo pasando un verano en una de aquellas casas porque allí vivía un tío suyo que era el ingeniero de la central y justamente coincidimos con un señor, que estaba paseando por allí, que resultó ser sobrino de la tía de mi cuñado. Por otra parte, también nos contó cómo fue la aventura de la pesca de un salmón en este río, historia muy comentada en mi familia. Lo hicieron entre él y un tio mío, hace unos años. Nos pudo explicar en vivo y en directo como fue la odisea, por donde se dejó caer para poder cogerle. En fin, anécdotas...
Y continuamos nuestra ruta, ahora subiendo por un monte arriba:
El bosque cada vez se cerraba más:
Nos salimos de la ruta para llegar al Mirador el Collado, en lo más alto de la zona:
 Desde donde se tienen unas preciosas vistas (y desde donde se puede salir cerca de Camijanes, pueblo por el que no se pasa, a la carretera que sube a Puentenansa):
Retomamos la ruta. Una bajada y salimos del monte a una carretera que nosotros tomamos hacia la derecha, cruzando un puente sobre el río Nansa. Enseguida, entre la carretera y el río este terreno sembrado de preciosas y vistosas calabazas:
Seguimos por la carretera pasando junto a unas casas rurales y aunque encontramos una indicación de otra ruta o variante junto al río, nosotros continuamos por la señalización roja. Llegamos a Cabanzón que atravesamos y, ya en las afueras, nos encontramos con la Torre de Cabanzón, feudal, de origen defensivo, declarada Bien de Interés Cultural, de planta cuadrada, varias veces reconstruida, aunque se estima que tiene su origen en el S. XII. Se puede visitar. Destacan la muralla y el paso de ronda que la rodean:
Y llegamos a Cades, un sitio interesante donde está ubicada la ferrería, una compleja construcción que aprovechaba el agua del Nansa y la madera de los bosques de alrededor para trabajar el hierro. Nosotros ya la habíamos visitado como os conté aquí.
A la entrada del pueblo este cartel de recibimiento, que te pone en paz con el mundo: 
            PEREGRINO AMIGO A CADES BIENVENIDO                
 No tengo pan, no tengo vino, pero sí puedes coger manzanas para  tu camino (respeta el árbol)    Gracias                                                
Así terminó la primera etapa de este nuestro camino. Anduvimos unos 28 km. y nos llevó 7 horas. Yo cansada pero satisfecha (los demás frescos como lechugas), pensando ya en la siguiente que no sé cuando será porque dependemos de varios factores y que todos ellos se alineen en positivo no es fácil, pero sin duda lo haremos.
Sólo me queda agradecer la compañía a estos tres compañeros de rutas, y la colaboración necesaria de Vicente que nos fue a buscar al punto final en Cades: 
No hay ningún problema para seguir la ruta oficial, está perfectamente indicado, pero existen tramos alternativos para no hacer carretera (que es lo que menos me gusta). Eso sí, debemos tener en cuenta que no encontraremos muchos bares por el camino, por lo que hay que llevar todo lo necesario.
Añado un mapa de la ruta con los pueblos y los puntos de interés por los que pasamos aunque si queréis información oficial podéis visitar esta web o esta otra:


miércoles, 15 de noviembre de 2017

CÁDIZ II: PUEBLOS BLANCOS Y RONDA

Ya os conté en este otro post, que de los 8 días que estuvimos conociendo la provincia de Cádiz, los primeros los dedicamos a recorrer las playas más bonitas y, a continuación, hicimos una ruta por pueblos del interior, algunos de ellos pertenecientes a la llamada Ruta de los Pueblos Blancos, todos ellos emblemáticos. 
Así que el jueves, después de una tranquila noche en el Camping La Casita, donde también vimos cosas un tanto extrañas (emojis pintados en la pared que no se veían nada bien por lo oscuro que estaba aquel sitio ¿verdad Fina? jajaja), nos pusimos en marcha, eso sí, después de un buen desayuno en nuestra AC. Nos dirigimos a Alcalá de los Gazules, conjunto histórico-artístico, una gran desilusión, sobre todo para mi hermana, que no le encontró ninguna gracia. Para mí lo mejor, la vista del pueblo desde abajo, tan blanco (es el de la foto del principio). Dejamos la AC en la parte de abajo del pueblo y subimos andando hasta la iglesia de San Jorge y la Torre del Homenaje del Castillo, que tuvimos la oportunidad de visitar, en lo más alto, en el Cerro de la Coracha. Junto a la iglesia de San Jorge está el ayuntamiento (en la foto, a la derecha):
 También buscamos la Fuente de la Salada, romana, del S. II a. C.. Nos costó encontrarla ya que está en la otra ladera del Cerro (y eso que contamos con la inestimable ayuda de una vecina que nos lo dijo muy clarito, uuuufffff). Los depósitos tienen 2 arcos y bóveda de medio punto, indicativos de operarios muy especializados ya en aquel tiempo. 
Desde el alto del cerro se tienen bonitas vistas sobre el Parque Natural de los Alcornocales, de orientación sur-norte, extremo de la cordillera Bética y uno de los parques naturales más grandes de España, por el que habíamos pasado para llegar al pueblo:
 Nuestro próximo destino era Medina Sidonia, que la verdad es que lo habíamos tenido más cerca cuando íbamos por la costa, pero lo habíamos dejado para ver más tarde. Se ubica sobre el cerro del Castillo, orientado hacia la bahía de Cádiz, por lo que se le llama el Balcón de la Bahía. Actualmente los asidonenses viven del turismo y de la industria del dulce. Dejamos la AC en la entrada del pueblo y subimos hasta el casco antiguo declarado Conjunto Histórico-Artístico. Entramos por el Arco o Puerta de Belén, con esta primera vista del interior de la antigua villa medieval amurallada:
 La iglesia de Santa María la Coronada está casi en lo más alto. Es de estilo gótico y Bien de Interés Cultural:
 Bueno, en realidad, subimos por la parte de detrás a una parte todavía un poco más alta, en busca del Conjunto Arqueológico Cerro del Castillo, pero parte de ello estaba cerrado porque está en proceso de excavación. Lo que se puede ver son los restos de la parte que llaman Villa Vieja, justo detrás y por encima de la iglesia:
 Comimos en una plaza ya en la parte nueva, fuera de la zona amurallada, muy bien, por cierto, entrecots de retinto.
Seguimos hasta el siguiente pueblo que teníamos apuntado: Arcos de la Frontera, considerado uno de los pueblos más bonitos de España y una de las puertas de entrada a la Ruta de los Pueblos Blancos. Antes de llegar ya le pudimos ver en la distancia, inconfundible por las iglesias de San Francisco y de San Pedro. Pudimos parar en la orilla de la carretera (que no siempre era posible con el vehículo que llevábamos) para hacer unas fotos:
Aparcamos en una amplia campa justo antes de entrar en el pueblo, en la parte de abajo. Desde allí, por unas escaleras se accede rápidamente al casco amurallado. Es un pueblo grande, declarado también Conjunto Histórico-Artístico, que me encantó, pero me he dado cuenta al ver las fotos, que estas no le hacen justicia. Creo que es debido (además de a mi falta de talento para hacerlas, claro) al propio entramado de las calles, de origen musulmán. Está todo muy junto por lo que no fue fácil para mí conseguir plasmar en una foto todo lo que tanto me gustaba en vivo y en directo.
Subiendo por una de sus calles, de repente te encuentras con esta fachada, rodeada de edificios blancos:
Se trata de la Basílica Menor y Parroquia Mayor de Santa María de la Asunción, mezcla de varios estilos (gótico, plateresco y barroco), consecuencia de los varios siglos que duró su construcción. En la foto, la fachada de la torre flanqueada a la izquierda por el ayuntamiento y el castillo, y a la derecha por el parador: 
 En esta plaza de la basílica hay también un mirador desde donde poder contemplar la riqueza natural que rodea a este hermoso pueblo, con el río Guadalete a sus pies:
Más tarde, después de pasear por sus empinadas calles volvimos a bajar para continuar con nuestra ruta. Próxima parada: Grazalema. Para llegar hasta este pueblo hay que subir a la Sierra de Grazalema. Precioso. La carretera es estrecha y con curvas, en un punto nos cruzamos con un autobús y hubo un momento de ...., pero mi cuñado lo resolvió sin problema, desde luego, eso da mucha tranquilidad. Cruzamos por El Bosque, otro de los pueblos blancos, donde está la desviación para Ubrique, pero nosotros seguimos para arriba, con intención de llegar de día a Grazalema, que nos habían dicho que era muy bonito. Paramos en el mirador del Puerto del Boyar, a 1103 m. de altura. Dicen que es el punto donde más llueve de la península Ibérica, debido a que las masas nubosas que llegan del golfo de Cádiz entran por este corredor, ascienden y chocan contra la Sierra del Pinar y descargan (más de 2200 l/m²). El paisaje desde allí es increíbleSe alcanza a ver hasta la bahía de Cádiz:
Esta sierra es también uno de los últimos reductos en el mundo donde se puede encontrar el pinsapo, una especie de abeto. Detrás de la AC se puede ver una zona de repoblación (no sé si de ese tipo de abeto...):
Desde aquí ya nos quedaba poco para llegar al pueblo de Grazalema. Aquí tuvimos un contratiempo. Siempre buscábamos sitios para quedarnos que estuvieran preparados para las ACs, que yo creo que son la mayoría, pero en ese pueblo, que sí que habíamos visto que había un camping, resulta que no estaba preparado y no lo habíamos comprobado. Estaba a la entrada, justo en el alto (cosa curiosa, que siempre están en la parte más baja) pero no se podía entrar con un vehículo grande. El pueblo, visto desde allí, tenía muy buena pinta pero no pudimos visitarle😢😢😢😢:
Era ya tarde y teníamos que buscar otro sitio donde pernoctar. Al día siguiente queríamos ir a Ronda. Ya pertenece a la provincia de Málaga, así que seguimos en esa dirección, que estaba ya cerca. Nos quedamos en un camping a unos 3 km. de Ronda, en el Camping el Sur. Esa noche cenamos en la AC y para dormir ya notamos que estábamos a cierta altura, porque hizo más frío.
Al día siguiente, viernes, después de desayunar y de asearnos, nos fuimos hasta Ronda, unos andando y otros en taxi, que se preveía un día cansado y nos desaconsejaron llevar la AC hasta el pueblo.
Quedamos en encontrarnos en la emblemática y monumental plaza de toros, considerada la más antigua de España, donde la familia taurina de los Ordoñez, organiza la corrida goyesca, de gran tradición y que alberga el Museo de la Real Maestranza de Caballería de Ronda:
A partir de aquí tocaba patear Ronda. Una maravilla desde cualquier punto que se mirara. Quizá su construcción más fotografiada sea el llamado Puente Nuevo (el anterior, que no es el Viejo, se hundió a los 6 años de construirse, matando a 50 personas), que salva el Tajo de Ronda (que no es el río Tajo, sino un desfiladero, un tajo). Dicho tajo tiene 100 m. de profundidad y 500 m de largo y el río que discurre por él es el Guadalevín, que esos días apenas llevaba agua. Asomándonos hacia una parte te permite ver esta maravilla, los jardines de Cuenca, distribuido en varias terrazas sobre la cornisa del río:

Acabamos de cruzar el puente y nos metimos por la primera calle a la derecha. Pasando por la Casa Don Bosco llegamos hasta la plaza de María Auxiliadora, por donde hay una senda que nos baja hasta el lugar desde donde poder hacer la foto que yo llevaba mucho tiempo soñando: el puente Nuevo de Ronda, y esta vista, no otra. Casi me daban ganas de llorar:
Bueno, subimos otra vez a la plaza y callejeando pasamos por el Palacio de Mondragón, que hoy acoge el Museo de Ronda pero que en otros tiempos fue residencia de los reyes Católicos. Y así llegamos a la plaza Duquesa de Parcent, a la que da el ayuntamiento:
Y la parroquia Santa María la Mayor, declarada Monumento Bien de Interés Cultural, de estilos gótico y manierista, un tanto extraña, no sé si por el balcón:
Después de que un señor rondeño nos indicara cómo llegar, nos bajamos hacia las Murallas del Carmen, con vistas de la iglesia del Espíritu Santo (en la foto, al fondo) y la iglesia de María Auxiliadora (se ve un poco del campanario):
Pasamos por la Puerta de la Cijara y subimos a su muralla. Bajamos a los Baños Árabes:
Y estuvimos en el Puente Árabe (en la foto). Y subimos al Puente Viejo (desde donde hicimos la foto):
Hacia atrás, la Puerta o Arco de Felipe V, con sus 3 pináculos :
Hacia delante y en la misma Calle Real, junto a la iglesia de Padre Jesús, la Fuente de los 8 Caños, mandada construir también por Felipe V:
Ahora sí que paseamos por el Jardín de Cuenca, lugar perfecto para ver el Puente Nuevo por el otro lado: 
Ya cansados (Daisy se portó como una campeona), nos sentamos a tomar el aperitivo en una terraza, muy caro, por cierto, y fuimos conscientes de la gran cantidad de gente que había por Ronda. Descansamos un rato y nos fuimos a la Plaza España, junto al Puente Nuevo y donde está el Parador de Ronda, para coger un taxi y volver al camping, lo que resultó una odisea. Al final por teléfono conseguimos uno. El taxista nos explicó que los meses de septiembre y octubre es cuando más turismo hay en Ronda, aunque se quejaba de que la mayoría eran grupos que llegaban en autobús, pasaban unas horas en Ronda y se marchaban fuera a comer.
Bueno, nos instalamos en nuestra AC y pusimos rumbo a Setenil de las Bodegas, otro pueblo blanco y gaditano. Lo primero buscamos dónde comer, antes de entrar al pueblo. Así que después de comer nos dirigimos al pueblo pero vimos que era imposible entrar con la AC por el entramado de sus calles y hacía muchísimo calor para andar por él, le vimos desde la carretera que le bordea, donde hay un mirador. Lo que tiene de especial este pueblo es que las casas están metidas, literalmente, debajo de la roca, no excavándola sino aprovechando la pared rocosa como tejado, en la foto se puede apreciar por debajo de la Torre del Homenaje y la iglesia. La verdad es que tenía muy buena pinta, parecía un sitio muy curioso y diferente, con mucho encanto, no en vano está declarado Conjunto Histórico-Artístico (habrá que volver):
Continuamos nuestra ruta hacia otro de los pueblos blancos, Olvera, incluido también en la comarca de la Sierra de Cádiz. La carretera hasta llegar allí nos ofreció vistas sobre inmensos terrenos con diferentes cultivos, sin un m² desperdiciado y no precisamente muy llano, pero el principal tipo de cultivo es, sin duda, el olivo, produciendo uno de los mejores aceites de oliva de Andalucía: 
Dejamos la AC a la entrada del pueblo, en la parte nueva, y subimos andando hasta la iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, de construcción neoclásica:
Está situada en la llamada Plaza de la Iglesia, una gran explanada que separa la parroquia del Castillo Árabe, situado en el peñón más alto de la localidad, formando parte del sistema defensivo del Reino de Granada. Ambos edificios están declarados Bien de Interés Cultural. En esa plaza hay un mirador perfecto para ver el pueblo, esta vez de arriba para abajo, como resbalando por la cuesta:

Cuando nos fuimos,  entre colina y colina de olivos, la iglesia y el castillo se alzaban con rotundidad, asomándose para comprobar que nos íbamos:
Y ya teníamos que ir pensando en acercarnos al punto donde pernoctar esa noche. Queríamos pasar por Jerez de la Frontera , así que hacia allí nos fuimos, pasando por otros pueblos pertenecientes a la ruta de los pueblos blancos, como Algodonales, pero también por otros, que sin formar parte de esa famosa ruta eran tan bonitos como este, Bornos, con su Convento del Corpus Christi y el embalse de fondo: 
El camino hacia Jerez volvía a poner ante nuestros ojos tierras de todos los colores, incluso negras, como nunca antes había visto. En esa zona hay muchas hectáreas con viñedos (que el vino de Jerez sale de allí), pero también hay olivos, algodonales (que tampoco  había visto ni tocado nunca), molinos eólicos, ...
Llegamos hasta Sanlucar de Barrameda sin saber todavía dónde quedarnos. Al final decidimos ir hasta las inmediaciones de Rota, al Camping Playa Aguadulce, a pie de playa. La idea era darnos un bañito en la playa, después de un día de mucho calor. Pero tuvimos un problema con el GPS. Pues resulta que nos llevó a un punto equivocado. Ya nos parecía que el camino de entrada era muy raro, varios km por una senda de costa, en mal estado, menos mal que coincidimos con una pareja que nos dijo dónde estaba exactamente, que era cerca, pero no se entraba por allí, así que llegamos un poco tarde, justo cuando el sol desaparecía en el horizonte. Corrí con la cámara en mano para ver si podía hacer la foto desde la playa pero no llegué a tiempo. Nos instalamos en el camping, nos pusimos el bañador y nos fuimos a la playa, ya de noche. Pero al entrar al agua pisábamos piedras, salimos, nos fuimos un poco a un lado y más rocas, con lo cual nos dio miedo y tuvimos que conformarnos con un ligero "salpicamiento", que no veíamos nada (he aclarado un poco la foto para demostrar que estar, estuvimos)!!!:
Después de ducharnos, tomamos unas cañas y cenamos en el bar del camping unas raciones y nos fuimos a dormir, bueno, yo, que soy más noctámbula que ellos, revisaba un poco las redes sociales, las noticias y leía un rato.
Al día siguiente, sábado, mi hermana, Daisy y yo nos levantamos pronto para dar un paseo por la playa. Cual fue nuestra sorpresa cuando vimos este pedazo de medusa (pongo esta foto para compararla con Daisy) y, ojo al dato, la noche anterior nos metimos en el mar justo, justo, dónde estaban las pocas rocas que había (en la foto se ven al fondo), exactamente donde estaba la medusa, enfrente del acceso del camping a la playa. Gente con suerte nosotras:
Sábado. Cuando estuvimos desayunados y acicalados nos pusimos ya en marcha, que había que volver para casa. La idea era quedarnos a medio camino, pero avanzamos más. Comimos en el mismo sitio que cuando fuimos y nos dirigimos a un camping de AC, cerca de Salamanca, pero estaba cerrado. Buscamos otro en las cercanías y encontramos uno, Don Quijote, en Cabrerizos, a apenas 6 km de la Plaza Mayor de Salamanca, eso sí, llamamos antes para confirmar. El sitio era muy agradable, junto al río Tormes. Nos instalamos y nos fuimos a dar un paseo hasta el pueblo. Tomamos unas cervezas y allí mismo cenamos unas raciones de rico embutido salmantino y como había una señora preparando pulpo, también pedimos. Riquísimo. Nos volvimos al camping y a descansar.
Domingo y vuelta a casa. Comimos en Osorno, en Palencia, unas ensaladas y un rico cordero. Y a media tarde llegamos a casa.
El viaje me ha dejado con ganas de más, con la idea clara de que tengo que volver para ver algunos sitios con más detalle y otros nuevos, que hay muchos. Y también he podido constatar que el moverse en AC es mucho más fácil con buen tiempo y que (por lo menos en esta zona) para acceder a las playas no hay ningún problema y para ver los pueblos del interior, pese a que es más complicado por la propia disposición de los mismos (siempre en cuesta y con calles muy estrechas), casi siempre encontramos un lugar dónde poder aparcar cerca de los mismos. 
Ha sido estupendo poder compartir con ellos esta maravillosa aventura y espero que hayan disfrutado de los momentos mágicos tanto como yo: 
También aquí, como en este otro post, pongo el mapa con los pueblos de interior que vimos (en rojo), los Parques Naturales por los que pasamos (en azul) y los campings donde nos quedamos (en morado), todo ello en la provincia de Cádiz, a modo de orientación: