miércoles, 12 de diciembre de 2018

BIZCOCHO DE NARANJA CON SORPRESA DE CHOCOLATE


Podemos hacer bizcochos de mil y una maneras, quizás tengáis uno que os gusta especialmente, o que os sale mejor que otros, pero, en mi caso, me gusta hacer diferentes recetas. Algunas no me gustan como me quedan y no los repito, pero esta que os propongo hoy sí que nos ha gustado y es muy sencillo. 
Ingredientes:
  • 1 huevo entero + 3 yemas de huevo
  • 1 naranja
  • 200 g de chocolate (yo puse de repostería)
  • 1 yogur natural (yo usé uno natural con caña de azúcar)
  • 200 g. de azúcar (si pones el yogur natural, echa 20 g. más de azúcar)
  • 220 g de harina
  • 1/2 sobre (8 g) de levadura de repostería 
  • 90 ml de aceite de oliva suave o de girasol
  • Una pizca de sal
1- Lo primero lavé y rallé la cáscara de la naranja. 
2- En un bol mezclar la naranja partida en trozos pequeños (quitando bien lo blanco), los huevos (1 entero y las 3 yemas) y el azúcar. Batirlo hasta que blanquee, unos 5 minutos: 







3- Incorporar el aceite y el yogur, batiendo un minuto más.



4- Añadir la harina y la levadura tamizadas (pasándolo por un colador), la ralladura y la sal:









5- Mezclar hasta integrar.






6- Poner la mitad de la masa en un molde engrasado y enharinado (en este caso he usado uno de plum cake, pero puede ser redondo, de unos 20 cm., no muy grande), poner trozos de chocolate de forma libre, añadir el resto de la masa e incorporar el resto del chocolate. Yo fui partiendo cada lingote en 2 o 3 trozos, de forma irregular, da igual:
7- Meter al horno precalentado a 180 º C, con calor arriba y abajo durante  unos 40 minutos (siempre depende del horno, ir viendo como va, yo a los 40 minutos lo tapé con papel de aluminio y lo dejé 5 minutos más, apagué el horno y lo dejé dentro otros 10 minutos. Hay que comprobar que al pinchar con un palillo o un cuchillo, este salga limpio). 
Se me abrió  como veis en la foto, pero a mí no me importa, me da sensación de casero (tampoco sé como evitarlo):
8- Cuando ya pude tocarlo, le saqué del molde, lo espolvoreé con azúcar glass, unos adornitos con piel de naranja y...:
...Listo para comer, para desayunar en este caso:
Como podréis ver por el corte, sale muy jugoso, por eso me gustan a mí los bizcochos de fruta, y al partir te encuentras con la sorpresa del chocolate, que queda en trozos compactos. También se puede hacer sin el chocolate, claro.

lunes, 3 de diciembre de 2018

PICO TRES MARES- BRAÑAVIEJA



Teníamos ya ganas de hacer una rutita de esas que tanto nos gustan. La idea era una en la que pudiéramos andar por encima de algo de nieve, aunque tampoco tanta como para complicarnos demasiado, algo parecido a la que hicimos el invierno pasado, bueno a principios de este año, esta concretamente, por la zona del Asón. Para cuando hemos querido hacerlo ya quedaba poca de la nieve que cayó hace unas semanas, pero bueno, no estuvo mal tampoco. ¿Nuestro objetivo? el pico Tres Mares, en la Sierra de Híjar, justo en el límite entre Cantabria y Palencia. 
Así que a mediados de noviembre, de buena mañana, con buen pronóstico del tiempo en cuanto a lluvias aunque con bajas temperaturas, nos subimos a Alto Campoo con la intención de subir en el coche hasta el mirador de Fuente del Chivo, donde hay un aparcamiento, pero el acceso estaba cerrado un poco más arriba de Brañavieja. Dejamos el coche y esta fue nuestra primera vista con el Cuchillón de frente y el aparcamiento y las instalaciones de la estación de esquí de Alto Campoo al fondo del valle, en la Campa de la Calgosa:

Aunque había poca nieve, había mucha humedad, con agua corriendo con fuerza por algunos barrancos:

Según cogíamos altura se iba ampliando nuestra perspectiva sobre las pistas de la Estación de Esquí de Alto Campoo:
Detalle de la balsa de las Hoyas que alimenta a los cañones de nieve, para la innivación artificial de las pistas, y motivo de grandes líos políticos en el pasado:
Los colores también aquí, un poco más arriba del restaurante del Chivo, en lo que pudiera parecer un lugar inhóspito, me sorprenden. Y ellos... como niños!!:
Otras veces como auténticos exploradores de nuevos mundos, enfrentándose (ellos solitos) a mil y una aventuras indescriptibles:
Pero no, no era un planeta desconocido. Hemos llegado al aparcamiento del collado de la Fuente del Chivo, donde hay un refugio y un bonito poema de Gerardo Diego. Al fondo, un paisaje más acogedor nos recuerda que estamos en Cantabria infinita, donde, junto a la blanca nieve y los verdes valles (Polaciones), los Picos de Europa  a la izquierda, ponen otro tono gris en el paisaje:
Detalle de los Picos de Europa con mi super zoom 😀😀, por encima de Peña Labra:
Pero nosotros seguimos sobre nuestra alfombra ... blanca:
Y a la vista, nuestro destino, el pico Tres Mares, dirigiéndonos a lo que pensábamos que era el pico, donde había unas antenas. En la foto, se ve a una pareja, que, por cierto, tuvimos que esperar a que se bajaran porque no había sitio para más. Pero....ERROR, aquello no era lo más alto. Es que según íbamos subiendo, que lo hicimos por la parte más pendiente, no veíamos la otra cima, a la derecha. Y todo ello, en un entorno donde parecía que hubieran echado nata por encima y se hubiera desbordado:
Pues allí estábamos nosotros junto a los postes metálicos, sentados en la roca para no perder el equilibrio, en medio metro cuadrado, viendo la parte final de la ruta que habíamos echo y sin imaginar que más tarde íbamos a hacer otro "dos mil", el segundo del día, el señalado con la flecha:
Allí encaramada, ya me percaté de una banda nubosa, muy espesa por cierto, que teníamos hacia la parte de la montaña palentina. Yo pensaba:"uuuuffff, como eso venga para acá, tenemos un problema...":
Bueno, nosotros seguimos disfrutando de aquel día tan luminoso (y frío, muuuuuy frío ⛄⛄). Bajamos del otro pico y subimos al verdadero pico Tres Mares, con un mirador, un monumento al montañero y otros complementos:
En efecto, hay una especie de Belén hecho con una plancha de hierro. La verdad es que es bonita, pero me llevé una gran desilusión porque había visto fotos como esta y me imaginaba que era una escultura grande. Pues no, es muy pequeña, que no os pase como a mí, en la foto de arriba se ve a la derecha de mi marido, para que os hagáis una idea:
Desde esta cima, que por cierto, está a 2175 m sobre el nivel del mar, se ve la crestería de Peña Labra con el pico homónimo al final de la misma (cordillera Cantábrica), aunque en ese momento no lo sabíamos. Teníamos idea de llegar hasta ese pico pero...:
...De repente nos percatamos de cómo aquella nube densa que veíamos al fondo empezó a correr, bueno, a volar hacia nosotros. En 5 minutos apenas veíamos unos metros por delante, así que nuestro plan de llegar a Peña Labra se truncó. Como no sabíamos qué iba a pasar y por si la cosa se ponía más fea, decidimos tomar el camino de vuelta, ya no veíamos el fondo de la estación de esquí:
De repente se pasaba un banco de niebla y la visibilidad volvía a ser perfecta:
Así fuimos bajando hasta llegar a la explanada del collado de la Fuente del Chivo, donde nos dimos cuenta de la cruz que está un poco más arriba del refugio, en el pico de la Fuente del Chivo, y que al subir no habíamos visto:
Allí coincidimos con una pareja que nos dijo cuál era Peña Labra exactamente. Decidimos comer en aquel entorno, buscando un sitio protegido del frío viento (una cosa muy curiosa que nos pasó es que el punto donde menos frío hacía, donde apenas se movía el aire fue justo en la cima del Tres Mares; allí, a pesar de ser el punto más alto hacía muy buena temperatura). 
Comimos viendo el valle de Polaciones y todos sus pueblos: Uznayo, Tresabuela, Pejanda,..., incluso un poco del embalse de la Cohilla. Después de comer, en vista de que la niebla desapareció, bueno, más bien se replegó (como se ve en la foto), decidimos subir al Cornón, de 2125 m de altura, el pico más alto de la sierra del Cordel, seguida de la sierra de Híjar (a la que pertenece el Tres Mares), nuestro segundo "dos mil" del día en nuestra segunda sierra. 
Al ascender íbamos viendo el camino recorrido hasta el Tres Mares (que se llama así precisamente porque desde su cumbre se vierten aguas hacia los tres mares que rodean la península: al río Nansa que desemboca en el mar Cantábrico, a un afluente del Pisuerga, a su vez afluente del Duero que desemboca en el Atlántico y al río Híjar cuya surgencia en Fontibre da lugar al nacimiento del Ebro que desemboca en el Mediterráneo). 
En la foto, el Tres Mares es el pico más alto, a la izquierda y la foto está tomada desde media altura del Cornón:
Y en el tramo final de la subida al Cornón otro espectáculo inexplicable para mí, una ignorante en temas de geología en cualquiera de sus disciplinas. Nos encontramos con un montón de losas que parecían haber caído del cielo esparciéndose a su libre albedrío cuesta abajo. Es que no veíamos de donde se podían haber desprendido. No sé, no lo entiendo. Si alguien tiene a bien explicármelo... por favor 🙏🙏!!!
Otra vez mi explorador favorito antes de enfrentarse a otro mundo un paso más allá:
Al fondo, los ojos más avizores, que no son los míos, vieron el mar Cantábrico:
En la cumbre, este monumento al montañero, que también sirve de buzón, una mochila metálica:
De nuevo, bajando, la explanada de la Fuente del Chivo, el pico con la cruz y la alfombra blanca (y mis dos compis que no me esperan 😱, los pobres, aburridos de mis fotos 📷...)
Al bajar hicimos algún tramo campo a través, por lo que serán las pistas cuando haya nieve, entre los postes de los remontes, intentando entender cómo será todo esto con nieve, en pleno funcionamiento, porque aunque hemos estado en temporada alta, no nos hemos fijado en las pistas y los remontes y telesillas:
En la campa de la Calgosa, llama la atención la cinta transportadora, para los esquiadores más noveles, de 180 m de longitud, con un 8% de pendiente:
Y así acabamos un día de ruta, en la que anduvimos alrededor de los 10- 12 km (nuestros aparatos de medición no se pusieron de acuerdo, o unos corrieron por el frío u otros se congelaron y se les pasó algún metro sin contar...).
Esta es, más o menos, una referencia del recorrido:

viernes, 9 de noviembre de 2018

RUTA DE LOS CASTILLOS- VALLADOLID

Ya hace tiempo que teníamos pendiente hacer la ruta de los castillos en Valladolid. La idea se le ocurrió a mi marido en febrero. Se lo propusimos a mi hermana y mi cuñado para hacerla en su autocaravana 🚐 y les gustó la idea. Así que había que organizarlo. En mayo había un fin de semana que a todos nos venía bien pero por el tema del pronóstico del tiempo, que no era bueno para esta zona ⛈, al final fuimos al Salto del Nervión (os lo conté aquí), quedando esto pendiente. Después ya llegó el verano, calor, otros temas,... lo fuimos posponiendo, pero no olvidando. Así que a mediados de septiembre esos astros tan juguetones se pusieron manos a la obra, un poco para acá, otro poco para allá y... alineados🌍🌕🌙🌞🌟!!!
La información y la selección de castillos, porque hay muchos, lo tenía hecho ya desde la primavera pasada. Un repasito y listo. Había que establecer la mejor ruta, la más óptima, pero eso ya era cosa del chófer. Yo dije por dónde empezar y el resto lo dejé en sus manos, las mejores, sin duda. 
Al final, pongo un mapa con la situación de los castillos que vimos, por si a alguien le sirve de referencia. Las distancias entre ellos son pequeñas, por lo que, aunque parezca que son muchos, tampoco es tanto.
Salimos de casa el viernes a primera hora de la tarde, sobre las 4, creo recordar. La idea era visitar alguno esa misma tarde. Durante la semana ya me había encargado de llamar a algunos para ver el tema de las visitas, porque no todos son visitables, algunos hay que reservar hora... 
El primero que vimos fue el Castillo de Villafuerte de Esgueva, o de Garci Franco de Toledo, contador converso que utilizó el castillo como residencia familiar. Es de estilo gótico, del S. XV, de planta cuadrangular, con 3 torres cilíndricas y una gran torre del homenaje en la cuarta esquina, un primer ejemplo del modelo de castillo de la llamada "Escuela de Valladolid": 
Declarado Bien de Interés Cultural, se está restaurando y actualmente pertenece a la Asociación Española de Amigos de los Castillos. Precisamente, cuando llegamos, en el pueblo, junto al castillo, coincidimos casualmente con el encargado de cuidar y abrir el castillo, un miembro de esa asociación, que nos hizo una visita guiada por todas las estancias:
El pueblo visto desde una de sus enrejadas ventanas:
Nos explicó detalles de la construcción, como la única entrada a la torre del homenaje a través de aquellas puertas en lo alto, unidas por una pequeña pasarela. Era una medida de seguridad ya que si el enemigo atacaba era más fácil cerrar el paso si sólo había una entrada y estaba en alto:
Está rodeado por un muro más bajo:
Nuestra siguiente parada fue el Castillo de Encinas de Esgueva, el Castillo de los Aguilar, con 2 torres aunque pudieran parecer 4 (en 2 esquinas son sólo muros exteriores). Fue mandado construir para proteger el valle del río Esgueva, pero más tarde fue vendido a Antonio del Río Aguilar que abrió grandes ventanales para que su familia viviera allí (después se cerraron, como se puede ver en las fachadas):
Por fuera está completamente restaurado, pero su interior no se puede visitar. En realidad no tiene nada que ver por dentro ya que se desmanteló y se usó como silo para el cereal por el ministerio de agricultura. Actualmente es el ayuntamiento quien tiene la titularidad. Alrededor tiene un foso y una barbacana en talud muy bien conservados. Sin duda, una admirable obra de ingeniería.  Y ahí estaba mi gente, fijándose en todos los detalles:
El palacio-castillo no tiene ningún elemento decorativo, salvo los escudos de la familia Aguilar que apenas parecen rozar las esquinas:
Desde allí nos fuimos hacia Peñafiel, donde queríamos pasar la noche. Cuando llegamos ya estaba oscuro, pero la vista del castillo es inconfundible:
Nos quedamos en un camping apto para AC, en las afueras de la ciudad. Muy bien. Al día siguiente, después de desayunar, nos pusimos en marcha. Aparcamos en el pueblo para ver la famosa Plaza del Coso, declarada Bien de Interés Cultural, construida en la Edad Media para celebrar festejos taurinos, costumbre que ha llegado a nuestros días. 
Ese día que estuvimos, la plaza se estaba preparando para una carrera, por lo que tenía mucho ambiente pero no estaba despejada como me hubiera gustado verla:



Es una plaza muy peculiar, con el suelo de arena, rodeada por 48 edificios con grandes balconadas y miradores de madera con muchos adornos arabescos, desde los que se pueden ver los espectáculos taurinos ya que se mantiene el "derecho de vistas" aunque ya no seas el propietario de la vivienda:
Eso sí, desde la plaza se tiene una vista privilegiada del castillo:

También visitamos, ya fuera de la plaza pero muy cerca, la iglesia-convento de San Pablo, también Bien de Interés Cultural, con exuberantes arcos de estilo gótico mudéjar. Dentro está la capilla funeraria donde se hizo enterrar el Infante Don Juan Manuel, sobrino de Alfonso X el Sabio:
Ya nos subimos al Castillo de Peñafiel, encaramado en una loma.
Se puede subir en coche particular hasta arriba (salvo en fechas señaladas que por la gran afluencia de visitantes pueden obligar a dejarlo abajo en parkings y subir en autobuses). Nosotros llegamos hasta arriba sin problema, nos indicaron dónde aparcar y cuando abrieron, entramos:
Dicen que tiene forma de buque🚢, así que esto sería la proa (y yo... ¿la capitana?):
Dentro del castillo está el Museo del Vino, un importante emblema para el enoturismo de Ribera del Duero, que recibe 100.000 visitas al año. Se puede visitar de varias formas: sólo el castillo o castillo y museo. Nosotros teníamos claro que sólo haríamos una visita guiada al castillo, a todo no nos daba tiempo y estábamos en modo castillos ON.
Se accede por unas escaleras como por la parte central del edificio:
El castillo, declarado Monumento Nacional, tiene la forma del cerro sobre el que se asienta, es muy alargado, unos 210 m. de largo por unos 35 m. de ancho, lo que le diferencia de otros castillos de la Escuela de Valladolid. Está en un punto estratégico, dominando los valles de los ríos Duero, Duratón y Botijas.
Esta es la vista de medio castillo desde la Torre del Homenaje que está, más o menos, en el centro:
Y esta es la otra parte, aunque visto desde más abajo, donde estaban las dependencias de los soldados, los almacenes,...:
La Torre del Homenaje tiene 34 m. de altura, con 3 plantas abovedadas:
Nos paseamos por el castillo, asomándonos a las torres almenadas, con ganas de gritar lo que en su día, cuando tomó el castillo a los árabes, dijo el Conde Sancho García: 📣"desde hoy en adelante esta será la peña más fiel de Castilla", cambiando así el nombre a la hasta entonces Peña Falcón (bueno, yo sí lo hubiera gritado 😊, mi hermana igual no 🙊...):

Hacia la otra parte se ve la Bodega Protos, con su original forma de 5 tejas formando un triángulo:
Desde algunas de sus troneras podíamos ver enmarcada la villa de Peñafiel (el convento de San Pablo en el centro de la foto y el camping donde nos quedamos entre el arbolado que se ve detrás):

Siguiendo esta ruta de los castillos, nuestra próxima parada fue en el Castillo de Portillo, del S. XV, es famoso porque en él estuvo preso Alvaro de Luna, justo antes de ser ajusticiado. Aunque actualmente pertenece a la universidad de Valladolid, el mantenimiento y la gestión de las visitas las lleva también la Asociación de Amigos de los Castillos. Uno de estos amigos nos permitió entrar a verlo, previo pago, claro. Tiene planta cuadrada y sigue el estilo de casi todos los castillos de Valladolid:
Subimos al tejado de la Torre del Homenaje, de 28 m. de altura, desde donde se tienen estas vistas del pueblo:

El castillo por fuera tiene buena pinta, está restaurado, pero por dentro, alrededor del patio de armas apenas quedan restos de lo que fue. Lo más curioso es un profundo pozo al que se puede bajar por una escalera de caracol que va rodeando el pozo. Tiene 32 m. de profundidad, unos 120 escalones, con 1,20 m. de diámetro interior y varias salas y ventanas con vistas al pozo, que tenía poco agua por lo que pudimos bajar hasta casi el fondo. En la foto se ve a mi marido asomado a una de esas ventanas abajo del todo: 
El Castillo de Íscar sería nuestro siguiente destino. Está en lo alto de una pequeña colina a la que se accede por una carretera un poco extraña pero sin dificultad. El Castillo actualmente pertenece al ayuntamiento de Íscar, quien lo ha restaurado, pudiéndose visitar libremente el recinto amurallado. También tiene visitas guiadas ciertos días a determinadas horas con las que nosotros no coincidimos. Dentro del recinto, en el amplio patio de armas, como cosa curiosa, hay una microcervecera, la Loca Juana se llama, que es quien se encarga de realizar las visitas guiadas.
La Torre del Homenaje rodeada por cubos circulares, con sus troneras defensivas:
En una de las esquinas llama la atención el enorme escudo de los Condes de Miranda:
Desde uno de los miradores del recinto, se puede ver el pueblo de Íscar, abajo de la colina,  y el mar de pinares al fondo:
Al bajar, comimos en el pueblo para, ya por la tarde, dirigirnos a otro de los puntos fuertes de esta ruta: el Castillo de la Mota, en Medina del Campo, para mí, sin duda, el más espectacular. Aquí también hicimos una visita guiada. Hay un Centro de Recepción del Visitante en frente y allí iniciamos la visita que no teníamos reservada, aunque es recomendable, porque no sabíamos la hora a la que estaríamos allí. Una chica nos contó con todo lujo de detalles, en primer lugar, el origen de la villa, por yacimientos encontrados justo debajo de ese Centro, pertenecientes a la Edad del Hierro. Después salimos a la calle y vimos los restos de la muralla medieval, nexo de unión entre el castillo, situado en una elevación del terreno (mota) y la villa a la que dominaba y controlaba.
Primero nos explicó el edificio del castillo visto desde fuera. Está hecho de ladrillo y, aunque es diferente a los demás que estábamos viendo, pertenece a la misma escuela, la de Valladolid.
En él también llama la atención (al menos a mí, que soy muy inculta) los agujeros que parece que lo taladran: son los llamados mechinales, donde metían vigas a modo de andamio para facilitar la construcción. También se ve algún agujero de proyectil:  
Y ya entramos al interior, por la puerta principal, sobre la que se conserva el escudo de los Reyes Católicos, con sus armas y el yugo y las flechas:
Alrededor del castillo un profundo foso, construido con posterioridad, que permitía varios niveles de tiro, lo que hacía de esta construcción una de las más seguras y avanzadas de la época en Europa:
Estuvimos en el patio de armas, muy bien restaurado, hecho al gusto musulmán, con una bonita portada (a la izquierda de la foto) adornada con estatuas que representan el abrazo de San Joaquín y Santa Ana y a 2 santos a sus lados. En los recintos interiores se celebran cursos, seminarios, congresos,...:
Es un patio muy bonito, aunque no parece muy medieval, la verdad, más parece un patio andaluz, si no fuera por las torres que lo rodean (en la foto, la del Homenaje):
Por una esquina, se accede a la capilla, muy sobria, con un Cristo de marfil (construido en una sola pieza) sobre una cruz de forja, 6 santos españoles, un sagrario de plata,...
La chica nos acompañó también a las galerías subterráneas, explicando los distintos sistemas defensivos que utilizaban así como las técnicas aplicadas para eliminar el humo de los cañones, permitiendo así permanecer en estos recintos a los cuerpos de defensa. Hay 500 m. de galerías alrededor del recinto:
Aunque vistas desde fuera, las troneras parecen muy pequeñas, pude comprobar la visibilidad y el alcance (y la seguridad) que pueden tener. Entre esta tronera y nuestra autocaravana que estaba aparcada fuera, hay un foso, un talud, un jardín bastante largo (mirad la foto del principio) y un amplio aparcamiento, y visto así parece que está a tiro de piedra...: 
Bueno, pues me gustó mucho el Castillo de la Mota, pero la ronda continuaba. ¿nuestro próximo destino? El Castillo de Simancas, tan diferente al resto quizás por su tejado negro o por su completa restauración que le da aspecto de recinto palaciego más moderno. Pero no, es del siglo XV, pertenece al ministerio de cultura y es sede del Archivo General desde 1540 (lo cual explica su cuidada y meticulosa restauración, necesita cumplir unos requisitos de seguridad y mantenimiento de los importantes documentos que cobija):
Visitamos la preciosa biblioteca de madera:
Con habitáculos donde se exponen documentos curiosos (los importantes están más protegidos, hay una cámara incombustible donde se guardan la mayoría) como este donde se explica como debían actuar y realizar labores de espionajes los virreyes, gobernadores y embajadores por orden del rey 👀:
También hay otras curiosidades como esta máquina llamada Enigma, empleada para cifrar y descifrar comunicaciones en la primera mitad del siglo XX. Hoy, en plena era de la información  y de la informática, pensar en estos métodos, dan un poco de risa 😆:
Y aquí está el muchachote, no sé si pidiendo clemencia o declarándose inocente después de ver tantos servicios secretos...:

Pasaban 10 minutos de las 7 de la tarde cuando llegamos al Castillo de Tiedra. Como ya dije, la semana anterior estuve viendo los horarios y las opciones de visitas a estos castillos, ya que no todos están abiertos al turismo. En este caso hablé con una chica de la oficina de turismo que me dijo que hacían vistas guiadas a las 6 de la tarde. Cuando llegamos ya se iba, pero fue tan amable que nos lo enseñó. Se trata de un pequeño recinto amurallado con la torre del Homenaje en el centro. Se tienen referencias de él desde la época de el Cid Campeador, corría el siglo XI, y se supone que siempre fue defensivo y que no se vivió en él, puesto que no tiene salida de humos:
Desde la parte alta de la Torre del Homenaje, una especie de terraza, se tienen unas vistas espectaculares del valle del Duero y nos dijo la chica que en días despejados se podían ver hasta los Picos de Europa. También se ve el pueblo de Tiedra:
Desde aquí ya nos fuimos al que sería nuestro último destino del día, el Castillo de Urueña, bueno, aunque en realidad aquí lo que se ve es el pueblo medieval de Urueña, ya que el castillo alberga el cementerio y está cerrado. Pero el pueblo, amurallado, tiene mucho encanto. En el 2007 fue nombrado Villa del Libro, la primera de España, y sí, tiene muchas librerías. Cuando llegamos, todavía era de día, así que dimos una vuelta y acabamos tomando un refresco en la plaza. Nos quedamos en un parque extramuros, donde nos aconsejó el alcalde, pero antes de dormir, mi marido y yo dimos otra vuelta y nos paseamos por el adarve de la muralla (paseo de ronda, por encima de la muralla), con la luz del móvil, ya que, aunque tiene tramos por los que se puede caminar, estaba oscuro:

Al día siguiente, cuando ya nos íbamos, paramos en la ermita de Nuestra Señora de la Anunciada, fuera del recinto amurallado, más abajo, en el valle:
Desde allí se ve muy bien una parte de la muralla del pueblo, por donde habíamos paseado la noche anterior:
El siguiente a visitar esa mañana de domingo fue el Castillo de Torrelobatón o de los Comuneros, situado también (como los 2 anteriores), en el entorno de los Montes Torozos, pudiéndose ver desde varios km. a la redonda. Es uno de los mejor conservados de la comunidad, con una Torre del Homenaje de 40 m. de altura:
Detalle del escudo de la familia de los Enríquez: un león, dos castillos separados y las anclas alrededor:
El Castillo de Fuensaldaña fue nuestro siguiente destino. No está subido en ninguna elevación, creo que el primero que veíamos así, y es claramente palaciego. En este castillo pasaron su luna de miel los Reyes Católicos. Tiene planta cuadrada con cubos cilíndricos en las esquinas y la Torre del Homenaje adosada a una de las caras o lienzos de la muralla. Estaba cerrado por obras para convertirlo en un centro de difusión de todas las fortalezas que tiene Valladolid (24, la provincia española que más tiene). Así que no lo pudimos visitar por dentro (lo que sí vimos fue muuuuucha gente a caballo por todas partes 🐎🐴🐎🐴🐎, preguntamos y es que había un encierro campero por las fiestas de San Cipriano 🐄🐄🐄):

A menos de 30 km. está el Castillo de Montealegre de Campos, una enorme fortaleza, de muros inexpugnables (fijaros en lo pequeño que parece mi marido a su lado). Es famoso porque nunca fue conquistado. Después de haber servido de silo para cereales (como tantos otros), se restauró y actualmente tiene un pequeño Centro de Interpretación de la Edad Media y de los Castillos. Nosotros entramos al patio de armas pero no había nadie por allí y nos fuimos a dar la vuelta alrededor, sintiéndonos muuuy pequeños:
 Desde su entorno, las vistas de Tierra de Campos es.... esta:
Creo que es el único que tiene una Torre del Homenaje pentagonal:

Y ya, el último que teníamos en la lista (bueno, en realidad, vimos un par de ellos más de los que yo tenía en la lista) era el Castillo de Trigueros del Valle, en estado completamente ruinoso, no se puede entrar, aunque vimos restos de alguna fiestuca que habían celebrado en el patio de armas. Dimos una vuelta rodeando el recinto pero daba pena, todo caído y sin pinta de que lo vayan a restaurar:
Lo único que mantiene el orgullo de tiempos pasados es el escudo de Robles y Guevara, antiguos propietarios, con el año 1453 inscrito, encima de la puerta principal:
Y así terminó un fin de semana muy histórico-medieval, que, ciertamente, ayuda a entender un poco más la vida de aquella época, pero sobre todo nos ha permitido compartir un tiempo en familia que yo valoro tanto. Gracias a estos chicos por haberlo hecho posible (tengo que aclarar que esta foto esta tomada en el Castillo de Ampudia, que nos cogía de paso pero que pertenece a Palencia, no lo llevaba en mi lista, y nos sirvió para ver la diferencia con los otros castillos de la tan nombrada Escuela de Valladolid, siendo este mucho más ornamental, más palaciego):

Pongo un mapa de referencia con los castillos que visitamos. Nosotros seguimos el orden en que lo he descrito, este:
♜ Villafuerte
♖ Encinas de Esgueva
♜ Peñafiel 💤💤
♖ Portillo
♜ Iscar
♖ La Mota
♜ Simancas
♖ Tiedra
♜ Urueña 💤💤
♖ Torrelobatón
♜ Fuensaldaña
♖ Montealegre de Campos
♜ Ampudia (Palencia)
♖ Trigueros del Valle