sábado, 21 de abril de 2018

FRANCIA: PUEBLOS CON ENCANTO II




Continuando con el viaje a Francia que comencé a contaros aquí, sigo con nuestro próximo destino, Saint-Cirq-Lapopie, a unos 60 km. de Rocamadour. Se trata de una pequeña comuna, situada (como Rocamadour) en el departamento de Lot, en la nueva región de Occitania y en pleno Parque Natural des Causses du Quercy, por lo que podéis imaginaros el bonito paisaje por el que pasamos para llegar: entre los bosques más variados que yo he visto, todo tipo de árboles juntos, mezclados, compartiendo terreno. Y ya cerca del pueblo, bordeando el río Lot, pasamos por una carretera que, en algunos tramos, transcurría por túneles excavados en la roca, entre el río y el acantilado. Cruzando el río  ya teníamos el pueblo medieval a nuestra vista:


Su nombre es un tanto curioso. Saint Cirq se refiere al santo que se venera en el lugar y Lapopie viene de la montaña sobre la que se levanta, que tenía forma de seno femenino, lapopa en occitano, un pedrusco de 80 m. sobre el cauce del río.
En el año 2012, este pueblo fue elegido por los franceses como el más bonito de Francia, es como de postal:
 Nosotros subimos hasta la parte de arriba del pueblo, donde hay un aparcamiento (hay muchas zonas para aparcar a su alrededor, lo que demuestra que debe tener muchísimos visitantes supongo que, sobre todo, en verano). Bajamos andando por un sendero paralelo a la carretera, por un bosque, con los troncos de los árboles cubiertos de unos líquenes como yo nunca había visto, señal de un aire sin contaminación, viendo el pueblo desde arriba con sus oscuros tejados:
Paseamos por el pueblo, entre casas de otros tiempos, con 13 monumentos clasificados y en continuo mantenimiento (no sé, las piedras con las que estaban asfaltando las calles muy medievales no las veíamos...):
Subimos hasta los restos de un castillo, en lo más alto. Desde allí, las vistas sobre el valle del Lot son espectaculares. Bajamos a la iglesia que parece más una fortaleza. Por dentro sosita:
Y con la misma volvimos a subir al parking, donde decidimos comer. Mejores vistas, imposible:
Y seguimos la ruta. Conques nos esperaba. Fuimos por una carretera bordeando el río, bastante mala por cierto. Conques es una comuna de la región de Occitania, en el departamento (lo que aquí sería provincia) de Aveyron, en el valle del río Dourdou de Conques, un afluente del Lot, y está también, arañando la ladera de la montaña en la que se asienta:  

Es el centro de peregrinación más importante de Francia, parada obligatoria en el Camino de Santiago Francés. Aparcamos justo a la entrada del pueblo y la calle principal nos fue llevando hasta la Abadía de Sainte Foy:
Rodeada muy de cerca por casas con entramados de madera, y aún viendo que era enorme, entrar dentro me dejó sin palabras.
Es de estilo románico y es enorme, más de 20 m. de altura, sin  aderezos, sólo capacidad para acoger a los miles de peregrinos que desde el S. XI llegan hasta aquí (por cierto,  el tímpano policromado de la entrada principal tiene 124 personajes que cuentan el Juicio Final, pasando del cielo al infierno bajo la mirada de un Cristo desproporcionado con la mano levantada. ¡¡¡Pues lo sabíamos y no nos fijamos en ello!!! Y mira que son gente... pues se nos olvidó!!!):
La peregrinación tiene su origen en la época en la que un monje se hizo con los restos de Santa Fe, martirizada cuando apenas tenía 13 años por defender sus creencias religiosas ante los romanos, llevándolos a la Abadía. A partir de ahí los peregrinos, siguiendo la Via Podiensis, trajeron riqueza a este pueblo medieval, incluido, también, en la lista de los pueblos más bonitos de Francia. Hoy, su mayor tesoro, una estatua de oro que guarda las reliquias de Santa Fe, que en otros tiempos estuvo en el altar de la gran iglesia abacial, y que en tiempos de la Revolución Francesa estuvo escondida en las casas de los vecinos para evitar ser fundida, está en un museo en el claustro, junto a la abadía, tras una cámara acorazada:
Bajamos, en busca del Puente de los Peregrinos, saliendo de la muralla por la Puerta du Fer:
Anduvimos por un sendero pero al final no encontramos el puente. Ahora ya he visto dónde estaba, abajo del todo. Al final volvimos a la calle principal. En la foto, la otra puerta del pueblo, Porte du Barry, al fondo del camino, entre casas de tejados negruzcos, de pequeñas losas:
Y así nos fuimos de un pueblo de postal, la verdad. 
La idea era llegar a dormir al siguiente pueblo que queríamos visitar, Albi, que está a unos 110 km. La carretera también seguía el curso del río en su mayor parte, pasando por zonas despobladas y por importantes departamentos como Rodez, ya en la región de Mediodía Pirineos. Fuimos a un camping para autocaravanas que habíamos visto en la web, pero estaba lleno. Allí nos dijeron que había un parking en el centro o, si no, en otro pueblo a unos 20 km., en Gaillac. Preferimos esta opción. El camping tampoco estaba a pleno rendimiento (por allí la mayoría abren a partir de abril, pero no entiendo como no han tenido en cuenta la Semana Santa, que este año ha coincidido unos días antes...). El caso es que tenía los servicios mínimos, luz y agua, así que nos vino bien, eso sí, no podíamos entrar en las parcelas porque el terreno estaba muy mojado (allí también ha llovido mucho) y corríamos el peligro de no salir (uuuuffff, aquello fue premonitorio). Dormimos muy bien.
Al día siguiente, después de desayunar nos pusimos en camino, para desandar los 20 km. que nos separaban de Albi, ciudad episcopal, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y situada también en la región de Occitania pero en el departamento (provincia) de Tarn. 
Aparcamos en el mismo centro, junto a la catedral de Santa Cecilia.  Según subíamos del parking nos topamos con esto. ¡Qué barbaridad! Aunque ya había visto fotos, verlo en directo sobrecoge. Es la mayor catedral de ladrillo del mundo y apenas consigues obtener la perspectiva necesaria para que quepa en una foto. Se tardó 2 siglos en construir (1282-1480), con una torre de 70 m. de altura y es de estilo gótico meridional:
Yo, en mi suprema ignorancia, lo más gótico que vi, o lo que yo entiendo por gótico, fue lo que rodea a la entrada principal:



Y por dentro... Viendo el aspecto que tiene por fuera, tan robusto, como pensado para la defensa, de fortaleza, no puedes imaginar la rica y suntuosa decoración de su interior. Tiene gran cantidad de estatuas policromadas. Un órgano del S.XVIII, perfectamente integrado en la decoración. Debajo de él, las pinturas murales de los dos pilares representan El Juicio Final, de gran belleza. Los frescos de la bóveda se cree que son los más grandes y antiguos de Francia. ¡¡¡Y son de color azul!!! Por fin he encontrado una explicación a lo que nos preguntábamos durante todo el viaje. Veíamos muchas cosas pintadas de azul, como las ventanas y contraventanas de las casas, que no nos pegaban mucho, la verdad, y no sabíamos por qué. Pues es que se cree que los franceses inventaron un pigmento mezclando el lapislázuli y el óxido de cobre y aunque no está muy claro cuál es el tono exacto, el caso es que el azul Francia existe, y lo usan en todo: deporte, moda, decoración,... Yo salté directamente al azul Klein. Bueno, pues nos quedamos más tranquilas, ¿eh chicas?.
En fin, el caso es que aquellos frescos del techo eran preciosos y muy bien conservados. De hecho, son de la misma época de los de la Capilla Sixtina y apenas han sido restaurados, cosa muy extraña si los ves, porque están perfectos. Ello es debido a la porosidad de los ladrillos y a las aberturas de las saeteras (sí, no olvidemos que es una iglesia fortificada) que permiten que corra el aire por la nave y las pinturas respiren. El resto de paredes también están pintadas de bonitos colores y extraños dibujos, como geométricos, no lo había visto en ningún otro edificio religioso:
Detalle del púlpito rodeado de paredes y columnas sin un centímetro cuadrado sin pintar:
También pudimos contemplar la imagen yacente de Santa Cecilia, la patrona de la música, rodeada de tantas leyendas acerca de su muerte, con más o menos rigor histórico:
No me digáis que esta vista desde la otra parte no es imponente:
Si os fijáis en la foto anterior, a la derecha se ve otro edificio: es el palacio de la Berbie que actualmente alberga el museo Toulouse-Lautrec, un importante pintor que nació en Albi, muy aficionado a los burdeles parisinos, con una salud precaria, considerado el creador de lo que hoy entendemos por cartel publicitario. En este museo se exponen más de 1000 de sus obras. 
El edificio o palacio eclesiástico tiene también aspecto de fortaleza, siendo uno de los castillos más antiguos de Francia y muy bien conservado. Pero también tiene su parte delicada, los jardines, por  detrás del palacio, junto al río. Se pueden visitar gratuitamente y tiene unas magníficas vistas del río Tarn, con sus dos puentes, el Viejo, construido en 1035, siendo uno de los más antiguos de Francia (en la foto, en primer lugar) y el Puente 22 de Agosto o Puente Nuevo detrás. En esta época todavía no había flores de colores en los jardines (bueno, a la entrada había un jardín con unas flores que ahora mismo tengo de fondo de pantalla en mi ordenador, no las había visto nunca, preciosas), pero los setos formaban un bonito decorado, ¿no os parece?.
Al marchar de la ciudad pudimos comprobar la fama que tiene de hacer muchos mercadillos, en cualquier parte. Vimos unos cuantos. Y entendimos por qué llaman a Albi la ciudad roja. Está totalmente construida en ladrillo. Esto también tiene su explicación: al no haber ninguna cantera en la zona tuvieron que hacer ladrillos con el sedimento del río, técnica que introdujeron los romanos. 
Vista de la otra parte de la ciudad, con la iglesia de la Magdalena al fondo, cruzando por el Puente Nuevo, con la pequeña presa sobre el río Tarn:
Y así dejamos esta monumental ciudad episcopal, con su enorme catedral, decorada con la intención de demostrar el triunfo de la iglesia romana sobre los Cátaros, contrarios a la riqueza material.
Desde aquí nos fuimos a Cordes-sur-Ciel, a unos 25 km. de Albi,  en el mismo departamento de Tarn, atravesando la campiña francesa. Fue elegido por los franceses como el pueblo más bonito de Francia en el año 2014. Dejamos la AC en un amplio parking en la parte de abajo del pueblo y subimos andando. Si dudas, como nosotros, por dónde subir, no hay problema, todas las calles empinadas que encuentres te llevan a arriba del todo.
Este pueblo de piedra no se fundó alrededor de una iglesia o de un castillo. Se desarrolló en un cruce de caminos, porque Cordes-sur-Ciel es un pueblo comerciante (se dice que inspirado en nuestra Córdoba), por lo que, seguramente, tiene varias murallas concéntricas de protección, con diferentes puertas. Nosotros cruzamos algunas, como esta, la puerta Jane (¿veis las contraventanas pintadas de azul que os decía antes? En esta foto, las de enfrente son verdes, pero no es lo habitual, y ese azul en pueblos de este tipo, tan antiguos, de piedra, no sé, lo veíamos raro... pues es el azul Francia, del que están muy orgullosos los franceses!!!):
Y así llegamos a una plaza en la parte más alta con buenas vistas panorámicas sobre la campiña y ya, bajando hacia la iglesia de San Miguel, de particular campanario, nos encontramos con una especial Plaza del Mercado, con cubierta sobre enormes columnas,  cosa poco frecuente en la época medieval, en la que se encuentra un misterioso pozo de 113 m. de profundidad excavado en la roca:
Bajamos hasta la otra punta de la ciudad amurallada y salimos por la Porte des Ormeaux para regresar a la AC por la parte de afuera de la muralla, pensando cómo es que esto que parece estar en una colina en medio de la nada fue una ciudad comercial. Es que estaba en el cruce de muchas vías conectoras de toda Europa y se construyó, también, con afán protector, para dar un hogar a los que se quedaron sin casa por culpa de las guerras religiosas. Es, sin duda, un pueblo con encanto, costoso, sencillo, sin ningún edificio espectacular, pero con cosas muy curiosas:
Nuestro próximo destino era Carcassonne, a 175 km por Toulouse, capital del departamento del Aude, en la región de Occitania, donde destaca sobre todo su ciudadela amurallada, la Cité, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1997.
Comimos de camino en una zona de descanso y ya por la tarde llegamos a Carcasona. Fuimos directamente a un camping que hay muy cerca de la Cité pero nos confundimos y entramos en un aparcamiento que hay pegado, donde también se puede pernoctar, pero que no tiene servicios (agua y luz), así que tuvimos que salirnos y  entrar justo al lado, seguido, en el Camping de la Cité. Este sí que estaba funcionando a tope, estaba casi lleno y eso que es muy grande, con muy buenas instalaciones. 
Nos situamos en nuestra parcela y nos fuimos a visitar Carcasona, o mejor dicho, la Cité (Carcasona tiene dos partes separadas por el río Aude: la Cité, que es la parte amurallada, y la Bastide, que es la parte más moderna). Desde el mismo camping se accede a un sendero que, siguiendo el cauce de un riachuelo  un canal, nos llevó hasta la Cité, a poco más de 1 km. y encaramada, como no, en un pequeño promontorio. Según nos íbamos acercando nos sorprendieron las pinturas amarillas de esta parte de las murallas (no hemos sabido su significado, formaban como círculos concéntricos). Cuando llegamos, el cielo estaba del azul que se ve en la foto, pero cuando estábamos arriba nos cayó la del pulpo, menos mal que cogimos paraguas porque vimos unas nubes negras sospechosas...:
La Cité de Carcassonne es la mayor ciudad fortificada de Europa, y uno de los lugares turísticos más visitados de Francia.
Tiene una doble muralla concéntrica de unos 3 km. que nos habla de la importancia que tuvo ya en tiempos de los romanos, por su estratégica situación en la ruta que une el Mediterráneo y el Atlántico. 
Paseamos entre sus calles, vimos el Château Comtal con sus torres cilíndricas adosadas a la muralla, del S. XII, una fortaleza dentro de otra fortaleza (se puede visitar, previo pago):
Visitamos la Basílica de San Nazario, Monumento Nacional de Francia y antigua catedral de Carcasona, construida en el S. XI en estilo románico y ampliada más tarde en estilo gótico, conviviendo ambos estilos sin problema:
Aunque una parte de su interior estaba cerrada por reforma pudimos ver las maravillosas vidrieras. Espectaculares, consideradas de las más bellas de Francia, con enormes rosetones:
Es una pena que las fotos no abarquen ni den fe de la belleza  que nos rodeaba al tiempo que nos contaba historia:
Cuando la lluvia nos dejó, paseamos entre las dos murallas asomándonos para ver el camino por el que habíamos subido hasta entrar por la Porte d´Aude:
Volvió a salir el sol, dejando un ambiente limpísimo, con un precioso arco iris, bueno, vimos varios:
Paseamos por el camino de ronda, en lo alto de la muralla, entre las 52 torres que lo protegen y adornan:
Y llegamos, y salimos, por la otra puerta, la Porte Narbonnaise, con una amplia zona de aparcamiento, es la puerta principal. A la derecha de esta puerta hay un busto de la Dama Carcas, a quien debe su nombre la ciudad, que, según cuenta la leyenda, logró librar a su pueblo del asedio del ejército de Carlomagno lanzando por la muralla a un cerdo que habían cebado con el poco cereal que les quedaba. Al ver esto, tras 5 años de asedio, el ejército pensó que tenían tanta comida que hasta cebaban a sus cerdos por lo que decidieron retirarse. Entonces la Dama hizo llamar a Carlomagno para firmar la paz, haciendo sonar todas las campanas. Alguien dijo entonces: ¡Carcas sonna!. De ahí el nombre:
Volvimos a entrar pasando por el puente levadizo, que no es el original, sino la reproducción obra del arquitecto Viollet-le-Duc, responsable de la restauración de la ciudadela en el S. XIX, con vistas a la muralla y al cementerio: 
Deambulamos otro rato intramuros (mi marido y yo, el resto ya se habían retirado, que llevábamos mucho rato andando) y regresamos a la Porte D´Aude, por donde habíamos entrado, para regresar, ya casi de noche, al camping, sin cansarme de hacer fotos:
Reunida la familia de nuevo y después de tomar un refrigerio, un picoteo, charlar, cambiar impresiones sobre lo que estábamos viendo y disfrutar de la paz del entorno, cenamos, sobremesa y a descansar, que al día siguiente, domingo, teníamos que hacer el viaje de regreso.
Viaje que empezamos con retraso porque tuvimos un imprevisto. ¿Recordáis cuando conté que en el camping de Gaillac, cerca de Albi, nos dijeron que no nos metiéramos en las parcelas porque, al ser prado y haber llovido tanto, corríamos el riesgo de patinar y no poder salir, que aparcáramos en las pistas asfaltadas? pues aquí no nos dijeron nada y aparcamos, como todo el mundo, en la parcela que nos indicaron. Al día siguiente,  todos íbamos teniendo problemas para salir ya que patinaban. Un operario del camping nos resolvió el problema (a todos), pero salimos más tarde de lo previsto.
Algo más de 600 km. nos separaban de casa. Volvimos a coger la A61 hasta Toulouse con este paisaje a nuestra izquierda, campiña francesa y los Pirineos al fondo:

A partir de Toulouse cogimos la A64, dirección Pau, y cambiamos la perspectiva de los Pirineos. Ahora los teníamos de frente e íbamos hacia ellos. Yo me volvía loca haciendo fotos entre los asientos, por el cristal de delante (le dije a mi marido, pero no pone arte...😅):
Después ya cambiamos de dirección, rodando paralelos a la cordillera y pude emplear el potente zoom de mi camarita:
Y así, hicimos el viaje de vuelta, teniendo, durante casi 400 km. (de los 450 que miden los Pirineos de largo), la vista de una cordillera nevada, preciosa, con el azul (este ya español, 😜) de fondo, en contraste con el verde especial, muy intenso, del campo francés o el marrón de sus bosques. No sé ni las fotos que pude hacer, muchísimas, es que un paisaje nevado me pierde, y teniendo en cuenta que la mayoría las hice a través de la ventana de la cocina, con su cristal, y en movimiento, pues me quedaron bastante chulas:
Paramos a comer en un área de servicio, Aire des Pyrénées, en Ger, cerca de Pau, donde está la escultura "Le Tour de France dans les Pyrénées", una impactante obra que rinde homenaje a los ciclistas y  su sacrificio en etapas tan duras como son las de los Pirineos. Viajando con 2 super-aficionados al ciclismo, era de obligada parada (aunque ellos piensen que fue casual, jajaja😉😊)!!!. Fijaros en el ciclista que está más abajo, a la izquierda, entre los árboles. Está pintado de amarillo, es el líder:
Y así terminó este viaje por pueblos medievales de Francia, sin duda con mucho encanto, en cada uno de los cuales podríamos pasar días enteros, observando cada detalle de sus barrios, de sus calles, de sus monumentos, de sus casas, de sus gentes, de sus costumbres, de sus comercios, de su gastronomía... Porque soy consciente de que hemos ido muy rápido, pero teníamos claro que con el tiempo de que disponíamos o lo hacíamos así o no nos daría tiempo. En el tema gastronómico tengo que decir que ya sé que es una pena no haber probado los ricos manjares franceses, sobre todo teniendo en cuenta que hemos estado en zona de buen foie (el cassoulet no me dice mucho, la verdad, porque teniendo nuestro cocido montañés...), pero para aprovechar mejor el tiempo y dado que llevamos cocina móvil, decidimos llevar nuestra comidita ya hecha en el frigorífico de la AC. Así que hemos comido de maravilla, la verdad.
También quiero decir que aunque en estos días no había demasiados turistas, supongo que en verano será distinto, a juzgar por la cantidad de zonas de aparcamiento que hay alrededor de todos estos pueblos. También hay muchos campings. 
Pero lo mejor de todo, sin duda, ha sido poder compartir con buena parte de mi familia estos intensos días, agradeciéndoles su confianza en mi criterio para organizar el viaje y su paciencia con mis, digamos, caprichitos (en la forma "vamos a ver esto", "aquí hay que buscar tal o cual cosa",..., en fin, GRACIAS por compartir vuestra vida con nosotros!!!
Pongo un mapa orientativo de la ruta seguida en esta segunda parte del viaje, a partir de Rocamadour, donde acabé este primer relato:
Esta es la ruta completa, con los lugares donde pernoctamos rodeados de rojo:
Y esta la lista completa de los pueblos visitados con los lugares donde pernoctamos (en rojo) y los enlaces a los Campings en los que nos quedamos:
- Beynac-et-Cazenac
          Les Jardins de Marqueisac😭😩
- Sarlat-la-Caneda
- Rocamadour (Camping Ferme des Campagnes)
- Sant-Cirq-Lapopie
- Conques
           Gaillac (Camping Municipal les Sources)- Albi
- Cordes-sur-Ciel
- Carcassonne (Camping la Cité)


1 comentario:

  1. Vaya fotos más maravillosas. Me encantan! Son preciosas Marimar.

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