jueves, 21 de junio de 2018

ÁVILA

Aprovechando que íbamos a un emotivo evento familiar a la ciudad de Ávila, hicimos una visita a algunos de sus principales puntos turísticos. La verdad es que no lo había preparado como sabéis que me gusta hacer cuando hacemos algún viaje, pero es que pensaba que no nos daría tiempo a ver nada, pero al final...
Llegamos la víspera por la noche, pero apenas vimos nada ya que teníamos el hotel fuera del casco histórico. Lo primero que vimos por la mañana, fue la basílica de San Vicente, situada extramuros, junto a la Puerta o arco de San Vicente, una de las 9 puertas de la famosa muralla, emblema de la ciudad, por la que se puede acceder en coche al casco amurallado (aunque parezca imposible, se puede, doy fe, que entramos la noche anterior). En realidad es una basílica menor, pero es el templo más grande y de mayor importancia de la ciudad, después de la catedral. Es un ejemplo único del románico hispano y está construida con piedra "caleña", que por su alto contenido en óxido de hierro le da ese color entre amarillento y anaranjado. Dentro descansan los restos de los hermanos Vicente, Sabina y Cristeta, que sufrieron martirio en ese mismo sitio por negarse a firmar un documento. Su forma y color me encantaron:
 Ya por la tarde, después de la ceremonia y de comer rica carne de Ávila en un restaurante del casco antiguo, nuestro guía particular nos condujo hasta otra de la puertas de la muralla, la Puerta del Mariscal, desde donde pudimos ver parte de los 30 torreones que hay en este lado norte de la muralla, el que más tiene:
Para llegar ahí pasamos por la Plaza del Mercado Chico, donde está ubicado el ayuntamiento de Ávila, de fachada geométrica, con soportales en la parte inferior y dos torres gemelas en el cuerpo superior. Es de estilo isabelino, construido en granito:
Junto a la Puerta del Mariscal está el Palacio de los Bracamonte, actualmente sede del Servicio Territorial de Cultura de la Junta de Castilla y León, al que un empleado nos invitó muy amablemente a visitar, que nos iba a gustar, decía. Aunque también está declarado Monumento Nacional, la fachada principal, junto a un pequeño espacio ajardinado, no llama la atención:
Nada más entrar estamos en una estancia con un techo de madera rica y profusamente adornado, con distintas escenas y dibujos geométricos:
Atravesando una cristalera pasamos al patio interior porticado de doble galería con distintos estilos de columnas en cada una de ellas. Destaca la decoración con escudos nobiliarios de las distintas familias de la época, importante documento gráfico de la relación entre los linajes abulenses de la época. Como dato curioso decir que, ya en el siglo XX y debido al intenso frío de la ciudad se tapió el patio (no olvidemos que Ávila está situada a 1131 m. sobre el nivel del mar, la más alta de España, así que en invierno hace un frío de ..., o sea,  mucho frío), así que su recuperación y restauración ha sido muy celebrada:
Desde su jardín se aprecia una parte de la muralla que se puede transitar (el adarve, uuufff, cuánto estoy aprendiendo):
Ahora nos dirigimos a la Plaza de la Catedral, con distintas calles comerciales modernas, de nombre actualizado (esta de la foto es la calle Alemania) pero con el encanto de pertenecer a una ciudad antigua, fundada por los romanos y que ha pasado por muchas vicisitudes a lo largo de los siglos:
Y así nos encontramos ante la primera catedral gótica de España, aunque tiene una parte, la más antigua, de estilo románico de transición al gótico. Es la catedral del Salvador, declarada Monumento Nacional y Patrimonio de la Humanidad. Originalmente se construyó con fines defensivos, perfectamente integrada en la muralla: su ábside es uno de los cubos o torreones de la misma. Pero hay que tener en cuenta que su construcción se realizó entre los siglos XI y XV, por lo que ha sufrido distintas variaciones. De hecho, en algún momento se proyectó hacer 2 torres, pero la de la derecha está inacabada:
En torno a la catedral se levantaron en su día importantes palacios hoy rehabilitados y convertidos en hoteles de lujo como el Palacio de los Velada y el de Valderrábanos (en la foto de arriba, a la derecha).     
Paseando, nos acercamos hasta la plaza Adolfo Suarez, donde una estatua de tamaño natural homenajea al expresidente, situándole como a un abulense más, paseando por su ciudad, y donde una placa conmemorativa a sus pies nos recuerda que fue hijo adoptivo y medalla de oro de su ciudad natal, con la frase "La concordia fue posible", también presente en su sepultura:
Allí mismo está otra de las puertas de la muralla, la Puerta del Alcázar, sin duda, el elemento arquitectónico más singular de la muralla. Fue la primera que se construyó junto con la de San Vicente. Son las más robustas ya que estaban en las zonas más desprotegidas. Su aspecto es parecido a la de San Vicente: se abren entre 2 torreones de más de 20 m. de altura unidos por un puente de arco de medio punto que busca sorprender al enemigo desde esa altura. Son los únicos casos de esta forma en murallas de construcción militar de toda Europa:
Extramuros y justo a la izquierda de esta Puerta del Alcázar, está el Monumento a Santa Teresa, realizada en una única piedra de mármol de 20 toneladas y 2 m. de altura. Representa a la santa escribiendo, con la pluma sobre el libro, en claro homenaje a su trabajo literario:
La obra se complementa con un grupo escultórico de varios ángeles  que están detrás de ella, en alusión a su espiritualidad:
Todo ello rodeado de la majestuosidad de estos enormes torreones (fijaros en lo pequeño que se ve el Monumento de Santa Teresa después de este primer torreón y mide 2 m. de alto):
Al salir por esa Puerta del Alcázar nos encontramos en la llamada Plaza de Santa Teresa de Jesús, o plaza del Mercado Grande, presidida por la iglesia de San Pedro, también Monumento Nacional, con el rosetón central y una puerta de entrada con 6 arquivoltas sin decoración en su fachada principal:
Nos llegamos hasta la esquina sureste de la muralla donde hay un bonito mirador de la ciudad de Ávila extramuros, destacando la iglesia de Santiago, románica, con torre octogonal única en la ciudad y donde, según la tradición, se armaban los caballeros de la Orden de Santiago. Al fondo, la Sierra de Gredos, con algún nevero todavía:
En este punto, parte de la expedición se volvió para casa y la otra parte seguimos con la visita turística.
Continuamos paseando por fuera de la muralla, en su lado o lienzo sur, donde las casas forman parte de la muralla, aprovechando las piedras como cimiento:
Y así, por el Paseo Rastro, llegamos a la Puerta del Rastro (por el rastro de sangre que dejaban los animales que eran arrastrados desde el matadero) o de la Estrella. Es la más moderna, la última en construirse (siglo XII) y forma parte del Palacio de los Dávila que después veríamos desde dentro de la muralla:
Así, continuando por ese paseo muy frecuentado por los abulenses, con jardines a un lado y la muralla al otro, pasando por el Centro de Interpretación del Misticismo (único en Europa), llegamos enseguida a la Puerta de la Santa, enmarcada por dos torre cuadradas y con el matacán encima de la puerta (es la parte sobresaliente con huecos, que se construía para tirar piedras o líquidos calientes a los atacantes). En la foto, a la izquierda, se ve un poco del Palacio Nuñez Vela que veremos desde la plaza interior:
Según te acercas a la puerta ya intuyes que entras a un lugar especial, ¿o no?:
 En efecto, esa puerta accede a la plaza de Santa Teresa de Jesús, solar en el que nació la religiosa en 1515 y donde se construyó, patrocinado por el Conde Duque de Olivares, este conjunto arquitectónico que acoge esta iglesia-convento carmelita y un museo en la parte de abajo. La fachada de la iglesia es de puro estilo barroco carmelitano y se adorna con la imagen de la santa y varios escudos. Es una iglesia especial, puesto que su altar mayor no tiene la orientación litúrgica habitual para hacer coincidir el presbiterio con los aposentos donde nació la mística:
En el altar mayor destaca el conjunto escultórico del S. XVII de Gregorio Fernández:
Pequeñas vidrieras laterales muy coloridas hacen alusión a la vida de Santa Teresa:
Por dentro de la iglesia se puede acceder a un mirador enrejado desde donde se puede ver el pequeño huerto de la Santa, donde ella, de niña, construía ermitas con su hermano Rodrigo, escena representada sobre una roca:
Enfrente está la capilla del Nacimiento, desde la que se accede a una vista de la habitación de Teresa, con sus enseres y un escrito del padre en lo alto, recordando el día de su nacimiento:
Salimos de nuevo a la plaza, donde está también la Sala de las Reliquias, en la parte de atrás de una tienda de recuerdos. Están expuestas varias cosas de Teresa y un hueso de un dedo de San Juan de la Cruz (ambos fundadores de la Orden de las Carmelitas Descalzas). No me gustó nada😕. En esa misma plaza hay un cartel informativo para seguir la Ruta de los Palacios. Pues a ello.
Por la calle Madre Soledad se llega a la Plaza Corral de las Campanas donde está el Palacio de los Superunda (en la foto, el de la izquierda) y el Torreón de los Guzmanes (a la derecha), ambos declarados Monumento Nacional:
Seguimos hasta la Plaza del Rastro, donde apenas se intuye la Puerta del Rastro que antes habíamos visto por fuera (en la foto, a la derecha, donde la señal de circulación roja), con el Palacio de los Dávila de frente, aunque no es esta su cara principal:
Desde esa Plaza del Rastro hacia la izquierda, bordeando el Palacio, llegamos a la Plaza Pedro Dávila, desde donde se aprecia perfectamente cómo cada puerta de la muralla estaba defendida por un palacio, en este caso el Palacio Dávila, construido con los mismos materiales de la muralla, con claro aspecto defensivo:
Continuamos por la calle Caballeros hasta llegar a la plaza porticada del ayuntamiento o del Mercado Chico, que cruzamos al principio. Allí está la iglesia de San Juan Bautista, con su torre de ladrillo, donde fue bautizada Santa Teresa de Jesús en una pila bautismal que aún se conserva:
De camino ya hacia donde teníamos aparcado el coche, pasamos junto a la esquina del Palacio de Polentinos, hoy Archivo Histórico Militar, alberga el Museo del Ejercito:
No nos podíamos ir sin ver y atravesar otra puerta: la Puerta del Carmen, la de la espadaña  de ladrillo. Se llama así porque ahí se adosaba un convento carmelita del que solo queda la espadaña. Después fue cárcel provincial y hoy alberga el Archivo Histórico Provincial. Tiene también uno de los accesos al adarve o camino sobre la muralla:
Desde fuera se puede apreciar mejor otra característica única de esta puerta: las torres que le rodean son de planta cuadrada, no circular como las demás (y, por cierto, una de ellas fue construida hueca, la única que se ha encontrado así en la muralla):
Otra preciosa vista de la muralla en su lienzo norte:
La espadaña (campanario de una sola pared, con los huecos para las campanas) da sensación de un extraño equilibrio, como si estuviéramos ante otra dimensión :
Desde allí ya nos fuimos al coche, que lo teníamos cerca. Sólo nos quedaba salir  del recinto amurallado y esta vez lo hicimos por otra puerta distinta, la Puerta del Puente o del Adaja, situada en el lienzo oeste, el más pequeño, y junto a ella está otro de las entradas a la parte accesible de la muralla, la que se puede pasear por encima, precisamente la entrada para quienes tengan problemas de movilidad.
Cruzamos el río Adaja, que por esta parte oeste se acerca a la muralla, en su camino hacia el Duero, y en poco más de medio km. estábamos en nuestro último destino: el humilladero de Los 4 Postes, un monumento religioso formado por 4 columnas de 5 m. de alto, con una cruz de granito en el centro. Está rodeado de leyendas, cuentan que es el lugar donde Santa Teresa de Jesús, quitándose y sacudiendo sus sandalias dijo la frase "de Ávila, ni el polvo", enfadada porque las autoridades la echaban de la ciudad por sus divergencias en el entendimiento de la religiosidad (se reconcilió más tarde). Lo cierto es que ofrece una vista maravillosa y completa de la ciudad amurallada:
El recinto amurallado visto desde Los 4 Postes, sobresaliendo, por su altura, la catedral, al fondo. Hay que tener en cuenta que Los 4 Postes están situados al noroeste de la ciudad, así que vemos en primer lugar el lienzo oeste de la muralla, que es el más pequeño, y hacia la izquierda, el lado norte:
Creo que es el momento de resumir un poco lo que significa esta muralla en el mundo de la arquitectura militar llegando a ser considerada una maravilla en la historia del arte. Y es que no es para menos, es el recinto amurallado urbano mejor conservado del mundo, declarado Patrimonio de la Humanidad junto con el resto del casco histórico:
Está construida con distintas formas debido a las numerosas ampliaciones, reconstrucciones y reparaciones sufridas a lo largo del tiempo. El material utilizado también es variado, dependiendo del lienzo o lado que miremos. En general, se han utilizado piedras de granito anaranjado, de granito gris, piedra "caleña" y, de forma puntual, ladrillo. Incluso se pueden ver algunas estelas funerarias procedentes del antiguo cementerio romano situado en la zona de la basílica de San Vicente.
Mide 2516 m de perímetro, con 87 torreones o cubos y 9 puertas de entrada, con 2500 merlones (los salientes verticales y rectangulares que coronan los muros, esto, para que me entendáis ▛▜▂▛▜▂▛▜ 😜😅). La Cité de Carcassone en Francia (que también visitamos y os conté aquí) tiene casi 3 km. de muralla, pero están repartidos en dos recintos concéntricos. 
Actualmente se pueden recorrer unos 1700 m. del adarve o paseo superior de la muralla, con 4 accesos, uno de ellos apto para personas con movilidad reducida, como ya dije antes.
Una ciudad histórica, que aunque pueda parecer que no tiene tanto que ver, está llena de detalles que explican gráficamente cómo funcionaban las cosas en el medievo y cómo han ido evolucionando a lo largo de tantos siglos. 
Soy consciente de que apenas hemos hecho una toma de contacto con la ciudad, pero creo que aprovechamos bastante bien el poco tiempo que estuvimos. 
Voy a poner un mapa que he encontrado de las puertas de la muralla y que he ido completando con lo que hemos visto, de una forma aproximada, no exacta, para que nos podamos situar más o menos. Insisto, es aproximada:
Viendo el mapa, me he dado cuenta de que sólo nos han faltado 2 puertas por atravesar, la de Malaventura y la del Peso de la Harina (esto me pasa por no llevarlo preparado, porque estuvimos muy cerca de ambas 😆).
Una vez narrada esta breve experiencia por la ciudad de Ávila, no puedo dejar de decir que el viaje hasta allí fue también sorprendente. He visto fotos de prados llenos de amapolas (aquí, en mi zona de Cantabria al menos, apenas queda alguna por las orillas de la carretera😭) pero no había visto esto en mi vida. A la ida no podíamos parar, que íbamos con más prisa, pero a la vuelta fue inevitable. Es que ver esto y no parar...:
O esto (sin filtros, otro tono de amapolas):
Pues eso, que no lo pude evitar:

viernes, 8 de junio de 2018

SALTO DEL NERVIÓN, SALINAS DE AÑANA, FRÍAS, TOBERA


Hacía mucho que teníamos prevista esta excursión. Surgió a partir de esa carpeta mía famosa, en la que tenía guardada una alusión al Salto del Nervión: había visto fotos y me gustaron, así que fueron directamente a mi archivo preferido, el de los sitios que me gustaría visitar. Ahí estaba hasta que pensamos que era un buen sitio para visitar en la autocaravana de mi hermana. Se lo propusimos y... solo faltaba planificar el finde. Busqué algún otro sitio para ver por la zona y así organizamos un fin de semana perfecto. Además, este año era apropiado puesto que ha llovido en abundancia, cosa importante para ver el salto en todo su esplendor. 
Pero vamos por orden. Marchamos el viernes último de mayo, con un pronóstico del tiempo no demasiado halagüeño; de hecho, valoramos la opción de cambiar de rumbo e ir a hacer la ruta de los castillos de Valladolid (que también tenemos pendiente). Pero la previsión meteorológica por allí no era mejor, así que al final nos decidimos por hacer esto y... acertamos!!!!
Como ya marchamos por la tarde, pensamos ir primero a las Salinas de Añana, otro destino apuntado. Añana es un municipio de la provincia de Álava. En sus salinas se ha producido sal desde hace más de 6500 años y aunque pasó por una época en que se temió por su supervivencia por problemas de sostenibilidad, a principios de este siglo se apostó por su recuperación y en ello está la Fundación que se encarga actualmente de su gestión, intentando poner en valor la producción de sales de calidad.
Aparcamos en la parte alta del pueblo, donde hay un parking para AC. Dando un paseo bajamos hacia las salinas, pasando por la plaza del ayuntamiento donde estaban montando una carpa para una fiesta (no sé cómo les iría....☔⛈☔):

 Así, pasando junto al Palacio de Añana, hoy restaurante, llegamos a la calle real:
Nuestra primera vista de las salinas, cruzando la carretera, nos produjo una sensación de dejadez, rozando el abandono. Hacia nuestra derecha estaba la iglesia Santa María de Villacones y allí estuvimos hablando con unos señores del pueblo que nos contaron el funcionamiento de las salinas. En su sencillez, nos explicaron que el agua de un río que hay en este Valle Salado pasa por  una roca salada, arrastrando sus sales. El proceso es más complejo, tiene que ver con un fenómeno geológico llamado diapiro. Simplificando, hay una especie de rocas o sedimentos salados que se han formado a lo largo de millones de años, que van subiendo hacia la superficie por su menor densidad y que, el agua de lluvia atraviesa, aflorando más tarde en varios manantiales, 4 creo que son, de agua muy salada (7 veces más que el agua del Atlántico, aunque no llega a la salinidad del Mar Muerto). Esos manantiales se van conduciendo por numerosos conductos llamados "rollos" (pequeños canales hechos con madera y sujetos con postes de madera, como el que se ve a la izquierda de la foto). Por detrás de la iglesia se puede bajar a un sendero que rodea a las salinas, un bonito paseo desde el que  se puede ver todo muy bien:

Esos conductos dejan el agua en pozos y después se reparte cogiendo el agua salada con un caldero colgando de una cuerda unida a un tronco que gira, y repartiéndose en las llamadas eras o plataformas que tienen un pequeño borde. Después, con el sol y el calor, se evapora el agua y queda la sal, que se ha de mover de vez en cuando para que no se formen bloques grandes. En la foto, varias de esas plataformas con su pozo, su tronco y su cuerda:
La sal sólo se produce de forma artesanal en los meses de primavera y verano pero este año, supongo que por el clima que tenemos en toda España, va retrasado. De ahí nuestra primera impresión de abandono.
Vista del Valle Salado donde se ubican las salinas:
Otra vista de las salinas y del pueblo de Añana con su iglesia, desde un mirador que hay cerca del convento, al otro extremo de las salinas:
Y así, volvimos a salir al camino real, pasando junto al Centro de Interpretación de las salinas, donde parten las visitas guiadas que se pueden contratar previamente en la web:
Además de la producción de sal, se está apostando por un proyecto cultural, para la divulgación y la investigación de nuevos y diferentes tipos de sal, pudiéndose también completar la visita con catas, spa al aire libre, talleres.... También hay un escenario para eventos:
Es, sin duda, un espectáculo único verlo y pensar en su historia (si tienes curiosidad por saber más, puedes pinchar en este enlace).
Después de tomar unas cañas (con su pote) en un bar del pueblo,  regresamos a la AC, viendo que el cielo se estaba poniendo muy oscuro. No hicimos más que entrar y empezó a llover como si no hubiera un mañana. Pero nosotros ya teníamos nuestra cena así que ...
Al día siguiente, después de desayunar, nos pusimos en marcha hacia el Salto del Nervión. El GPS nos indicó una ruta (por Zuazo de Cuartango) que atraviesa un valle de ese verde que tanto apreciamos los que somos del norte:
Pero cuando llegamos a un parking, el punto en que se acababa la carretera (ojo, que el GPS nos decía que podíamos continuar), nos dijeron que aún nos faltaban unos 5 km de andar. El entorno que nos rodeaba era muy bonito, una planicie rocosa por la que circulaba un riachuelo:
El caso es que sopesamos la situación y decidimos volvernos  e ir por Berberana. Las últimas gotas de lluvia en el cristal nos recordaban que había llovido, pero el cielo estaba tornando a un azul espectacular:
Como ya íbamos a llegar a mediodia, pensamos ir primero a comer a Orduña y así veíamos ese puerto con una carretera en zig-zag y con estas vistas:
Tomamos el aperitivo en la AC mientras nos preparaban la mesa en un restaurante en Delika, junto a Orduña, y, después de comer, volvimos a subir el puerto hasta llegar al desvío  para entrar al Salto. Justo a la entrada hay un amplio aparcamiento pero nosotros entramos por la pista hasta el tercer y último parking, enfrente de la Casa del Parque de Monte Santiago. Desde allí comenzamos a andar en dirección al Mirador de Rubén (está indicado) atravesando un bosque. Desde el mirador amplias vistas sobre el Valle del Délika, con Orduña al fondo y el puerto a la izquierda de la foto:
Desde allí continuamos el paseo por otro bosque que me recordó mucho a la ruta de los Puentes, en Ucieda, aquí en Cantabria (lo podéis comprobar aquí):
Aunque el camino siempre va cerca del borde del cañón, a veces el sendero te lleva justo al filo del barranco, desde donde podías oir, que no ver (por la vegetación), el sonido alegre de las aguas de un río, el Nervión:

La vegetación en esta época, exuberante:
En general, el paseo es bastante llano, pero hay una pequeña bajada de losas, que, al haber llovido por la noche, estaban un poco resbaladizas, pero contando con hombros en que apoyarte, ¿quién dijo miedo? ¿eh Fina?:
Esta pequeña ruta, inmersa en la Sierra de Sálvada (o Salvada, no sé...), rodeada de bosques de hayas, te permite ver a tu misma altura, buitres leonados:
Y así, caminando por tierras castellano-leonesas, llegamos al mirador del Nervión, en territorio vasco, ya que está situado justo en el límite entre las provincias de Burgos y de Álava. Y tenía agua, cosa que no siempre ocurre. De hecho dicen que sólo lleva agua un par de meses al año, en época de lluvias y de deshielo. Nosotros tuvimos suerte de ver no sólo la cascada principal, sino también varios afloramientos más (en la foto se ve otro a la izquierda del principal). Esto es debido a la naturaleza kárstica de la zona, de rocas calizas (si quieres saber si lleva o no agua, la mejor manera es consultarlo en redes sociales, tipo instagram; de hecho, yo lo estuve mirando los días previos y vi que 3 días antes no tenía agua, pero volvió a llover y... 👌👌):
Es un salto de 222 m de altura (en algunas partes he leído 270 m), el mayor de la Península Ibérica y es el resultado de la unión de 3 riachuelos que forman el río Délika y que a partir del salto se le llama Nervión, el que más tarde desembocará en la ría de Bilbao:
En este entorno pasamos un rato. Yo pensaba en el tiempo que hacía que tenía guardada esta referencia para ver si algún día podía verlo. Y estaba allí, viéndolo. Gracias a mi gente por hacerlo posible 😘😍😘😍.
Ya tomamos de nuevo la pista que nos llevaría  directamente al parking donde dejamos la AC, porque nosotros hicimos la ruta circular, de unos 7 km en total, pero se puede ir directamente desde el aparcamiento hasta el salto sin pasar por el mirador de Rubén, y serían unos 4 km ida y vuelta.
Al poco nos encontramos con la Lobera, al borde de la pista, donde las enormes figuras de 2 pastores y un lobo recrean una batida al lobo, recordando la lucha del hombre contra el animal que mataba a sus ovejas, obligándole a que se metiera entre unos muros en forma de embudo, cayendo a un hoyo donde después le mataba:
Ya de vuelta, pasamos por la Casa del Parque de Monte Santiago, junto al parking. A su lado está la Fuente Santiago donde, en un bonito entorno, podemos ver cómo el agua aflora en un manantial (foto de la izquierda), para pocos metros más adelante volver a desaparecer en un sumidero (foto de la derecha):
Y así terminamos esta excursión en un precioso día que no podíamos imaginar ni en nuestros mejores sueños, por los pronósticos que había. Nos instalamos de nuevo en nuestro medio de locomoción y ... a nuestro próximo destino: Frías, considerado uno de los pueblos más bonitos de España, aunque en realidad es una ciudad, la más pequeña de España, eso sí, título otorgado por Juan II, allá por el 1435. El camino bordeando, a veces, el río Ebro:
Llegamos a Frías, en el Valle de Tobalina, comarca de las Merindades, y buscamos el área de pernocta de AC. Situado a los pies del pueblo, nos encontramos con esta vista. Allí en lo alto del cerro de la Muela estaba Frías, con un sol que apenas lamía los tejados de las casas, del castillo, de la iglesia, ..., resistiéndose a desaparecer:
Allí mismo nos tomamos unas cervezas disfrutando de aquella paz infinita, apenas interrumpida por el sonido del río Molinar, unas pocas amapolas más abajo. Cenamos en la AC y al día siguiente, domingo, después de duchas y desayunos nos pusimos en marcha.
Subimos por unas escaleras, un acceso directo desde el aparcamiento, hasta empezar a callejear por el pueblo en zig-zag. Las calles principales están muy cuidadas. Fuimos ascendiendo por la calle del Mercado:
Mirando hacia atrás ya podíamos ver la famosa torre del castillo allí cerquita, encima de las casas que estábamos bordeando:
Llegamos a la parte más alta del pueblo, una explanada en cuyos extremos se asientan el castillo y la iglesia de San Vicente. Lo primero entramos en la iglesia (previo pago) e hicimos una visita guiada. Contiene la mayor variedad de estilos y de objetos religiosos que he visto en mi vida: desde una imagen articulada de Cristo, hasta una enorme talla de madera hecha de unas sola pieza, una capilla fundada por un matrimonio judeoconverso, con sus escudos inclinados, sepulcros, cuadros,...
El retablo mayor es de madera sin dorar con San Sebastián y San José a los lados de San Vicente Mártir:
La iglesia no es la original ya que en 1906 se desplomó la torre con un rosetón dañando la portada románica que fue vendida a un museo de Nueva York para poder financiar su reconstrucción. Pero su situación al borde de un cortado rocoso y su robusto aspecto, nos habla de su función defensiva, complemento del castillo. En la plaza de la iglesia llamada Plaza del Grano se celebraban los mercados y bajo la cubierta de la nave de la foto se guardaban los granos de cereal para resguardarlos de las inclemencias del tiempo:
Una muralla rodea parte de la explanada:
Compramos las entradas y entramos al castillo por el puente levadizo:
Fuimos recorriendo todo el recinto que por su situación en lo alto del cerro, Peñasco de la Muela, te permite unas vistas perfectas sobre el Valle, el Ebro y el puente romano y medieval, una maravilla por su belleza y construcción. Por él pasaba una calzada romana, que unía la parte cántabra y vasca con la castellana. En el centro tiene una torre desde la que se controlaba el paso y se cobraban los impuestos o pontazgos:
El entramado de las casas en la parte alta del pueblo:
También pudimos ver la parte baja y la carretera por donde habíamos cruzado el día anterior. Y echar un vistazo a nuestra AC, allí abajo:
La vista del cerro, con la iglesia de San Vicente al fondo, desde la Torre del Homenaje:
Y mis 3 mosqueteros, los que hicieron posible que yo estuviera allí en aquel momento, sin dar abasto a tantas sensaciones:
En el centro del castillo el patio de armas, con distintas estancias donde se desarrollaba la vida de sus habitantes:
A un costado de ese patio de armas (en la foto de arriba, a la izquierda) estaba la zona residencial noble, con sus 3 ventanales, cada uno de los cuales con 2 arcos separados por columnas en cuyos capiteles se pueden ver personajes mitológicos como  la centaura hembra amamantando a un niño (la 1ª foto de la izda.), parejas de grifos, harpías, todas esculpidas con gran precisión y bastante bien conservadas:

Desde cualquier ángulo, la vista del castillo con sus torres del Homenaje y del Reloj, perfectamente integrado con el resto de construcciones del pueblo, es... tremendo (en esta foto se ven los ventanales dobles o ajimezados :
Incluso me permití la osadía de jugar un poco con las formas:
Otra parte curiosa del pueblo son sus casas colgantes (ya no sé si son colgantes o colgadas como las de Cuenca, lo he visto escrito de las dos formas):
Realmente Frías es un lugar impresionante, donde el tiempo no parece haber transcurrido, donde no puedes dejar de admirar esa Torre del Homenaje y su indescriptible e irregular forma, que nos habla de cómo aprovechar y sacar benficio de las circunstancias que te rodean, sin poder evitar hacerme una pregunta: hoy, ¿se hubiera hecho así o se hubiera desmochado la peña? Pues ahí está, soportando el paso de los años y proporcionando a la ciudad un emblema inequívoco:
Ya de vuelta al área de AC, pasamos por la iglesia de San Vitores, con su espadaña de 2 pisos, con hueco para 4 campanas, y sobrios contrafuertes apuntalando sus muros, como destinados a soportar, en caso de necesidad, el peso de todos los edificios por encima de ella (fijaros en las casas colgantes y la iglesia de San Vicente por detrás de ella):
Desde aquí nos fuimos a Tobera, pedanía de Frías, a sólo 2 km de distancia. Subimos hasta un aparcamiento al final del pueblo, justo al lado de la ermita de Santa María de la Hoz y del santuario del Cristo de los Remedios, bueno, y del puente medieval (no tengo foto sin gente). La estampa no requiere más explicación, ¿no os parece?:
A un costado de esto, a la izda. de la foto, empieza un sendero que baja a lo largo del curso del río Molinar, que va saltando mientras cruza el pueblo:
Formando escenarios como este:
Siguiendo el sendero se pasa por miradores o te acerca hasta la misma cascada:
Es, sin duda, un espectáculo para los sentidos y en apenas 1 km se da un paseo de lo más gratificante (aunque tengo que reconocer que a mí me decepcionó un poco y no puedo explicar el motivo, porque realmente es bonito, pero quizás mis expectativas eran demasiado altas).
Y nos fuimos de allí, camino de casa. Comimos por el camino y sobre la marcha se nos ocurrió pasar por Ojo Guareña, ya que volvíamos por esa parte. La primera vez que estuve allí (la que recuerdo) fue hace 40 años, con mis padres, mi hermana y mi cuñado. Tengo un hermoso recuerdo de aquel día. He buscado fotos de entonces y pese a que el púlpito no le recordaba en el mismo sitio, está todo tal cual, más arreglado, pero igual de bonito:
 Y así terminó un precioso fin de semana, con objetivos cumplidos, con imágenes maravillosas grabadas en mi memoria espero que para siempre, pero sobre todo, con la alegría de haberla vivido y compartido con ellos tres, pero en especial con mi hermana, que sé que para ella ha supuesto un punto de inflexión importante. Si tenéis ocasión y no conocéis la zona, no lo dudéis, os encantará.
Comparto también un mapa aproximado del recorrido que hicimos: