miércoles, 25 de julio de 2018

SANTIAGO DE COMPOSTELA

Como os contaba en mi último post, la segunda semana de julio pasé unos días en la ciudad de la Coruña con mi hija, que estaba allí por motivos laborales y uno de esos días, dado que el pronóstico del tiempo era de cielos nublados, aproveché para ir a Santiago de Compostela, a unos 70 km de distancia. Esa mañana, me fui en autobús hasta la estación del tren donde cogí uno que en media hora me dejó en Santiago. Esperé a desayunar allí porque quería tomar una ración de tarta de Santiago, así que eso fue lo primero que hice al llegar, en un sitio que me gustó:

Seguido busqué una oficina de turismo para que me dieran información y un mapa. Ya sé que con los móviles no hay problema para encontrar destinos y yo ya sabía qué sitios quería visitar, más o menos, pero siempre me gusta que me den alguna indicación extra y con el mapa me hago una buena composición de lugar y no estoy todo el tiempo con el móvil (que siempre es una buena opción si algo se complica, claro). Bueno, el caso es que subí por la calle del Hórreo, pasando por el Parlamento de Galicia, hasta llegar a la Plaza del Toral, donde se ubica el Pazo de Bendaña, sede del Museo-Fundación Granell, con la exposición de la obra surrealista de Eduardo Granell (a esa hora fue imposible hacer una foto limpia, la plaza estaba llena de vehículos dejando mercancía por la zona):
Allí cerca está la oficina de Información y Turismo de Santiago. Ya con mi mapita, me dirigí al Parque de Bonaval, que, aunque no es el que más fama tiene, quería verle y estaba a un extremo de mi zona a visitar. Pero de paso había mucho que ver... 
Pasé por la Plaza de las Universidades, con la iglesia de la Universidad (en la foto, en primer término), y la facultad de Geografía e Historia (al fondo):
Al lado está el Arco de Mazarelos, junto a la Plaza del mismo nombre, única puerta de la muralla medieval que se mantiene en pie y por donde metían, según cuenta el Códice Calixtino (el que robó el electricista, ¿os acordáis?), el vino procedente de Orense (tras el arco se ve el Convento de las Mercedarias Descalzas):
No pude evitar entrar un momento en la Facultad de Geografía e Historia, con mucho movimiento estudiantil, y echar un vistazo al claustro ajardinado con su fuente central:
También pasé por delante de la iglesia de San Fiz de Solovio y me llamó mucho la atención el tímpano de la puerta de entrada, tanto que le hice una foto. Lo he buscado. Es gótico del S. XIV y representa la adoración de los Reyes Magos, obvio, pero también está, además de la Virgen con el niño y San José, el donante que costeó la obra, Juan de Ben (arrodillado a la derecha):
Seguido está el mercado de abastos, un edificio singular, el segundo lugar más visitado después de la catedral, y, cómo no, me paseé entre mariscos varios. Por cierto, había más aquí que en la Coruña (también vi muuuuuchos pimientos de Padrón):
Seguido está el convento y la iglesia de Santo Agostiño, hoy ocupado por jesuitas y funcionando como colegio mayor universitario. Es de estilo barroco, una de sus torres nunca llegó a terminarse y la otra fue alcanzada por un rayo. Sobre la puerta principal hay una imagen de la virgen de la Cerca:
A continuación, cruzando por la plaza de la Puerta del Camino, llegué al Museo de Arte Contemporáneo y a lo que era el convento y la iglesia de Santo Domingo, donde desde 1976 se ubica el Museo del Pueblo Gallego (concretamente en el convento, en la foto, de frente). Está dedicado a salvaguardar las tradiciones y costumbres gallegas desde varias perspectivas: el mar, el campo, la música, la indumentaria, la arquitectura,... Es famosa su escalera helicoidal triple, muy audaz. En la iglesia (en la foto, a la derecha) encontramos el Panteón de Gallegos Ilustres (allí descansa Rosalía de Castro, entre otros):
Y por detrás, el Parque de San Domingos (sí, no hay error, San Domingos) de Bonaval situado en una colina y circundado por el tramo que lleva a los peregrinos del camino francés hasta la entrada a la ciudad compostelana. El parque es el resultado de la remodelación de la finca y el cementerio dominicos y tiene diferentes zonas, como esta del cementerio, perfectamente conservado, imponente:
Desde esta zona, un poco más arriba, los árboles enmarcan una preciosa vista de los tejados de la ciudad, con la catedral al fondo:
Vista de la catedral con mi maravilloso zoom:
Cruzando un muro, pasé a la zona de un enorme robledal y bajé hasta llegar a unas ruinas que me permiten poner un marco a una enorme plantación de hortensias:
Así llegué hasta la parte de atrás de la iglesia del convento, por donde se volvía a acceder al cementerio por donde entré, pero desanduve parte del camino para pasar por la zona de los huertos y salir por otra puerta. Me gustó mucho pasear por aquí, un parque nada convencional, desde luego; de hecho, si quieres sentarte, lo harás en el suelo, no esperes encontrar ningún banco. Ni papeleras:
Una de las muchas joyas arquitectónicas de la ciudad, y poco visitada, por cierto, es esta iglesia de Santa María del Camino, inconfundible por el gran óculo rodeado de laureles y una corona  en su fachada principal, de estilo neoclásico del siglo XVIII:
Y siguiendo la calle por la que entran los peregrinos del Camino de Santiago, intentando absorber algo de ese sentimiento que, sin duda, inunda a los caminantes y ciclistas (mi marido entre ellos, que ya ha entrado más de una vez por ahí, y que repetirá pronto), cuando ya ven tan cercano el fin de su aventura. Así, callejeando, llegué a la catedral de Santiago, a la plaza de Platerías concretamente, una de las 4 que rodean a la catedral. Está en la cara sur y debe su nombre a los obradores de plata que había en la zona. Tiene 2 puertas de entrada y en ese momento había ya una gran afluencia de gente esperando para entrar.
Esta plaza, además de las 2 puertas de entrada a la catedral, con muuuuchas figuras en su fachada románica (la única que conserva la catedral), que cuentan muchas historias, está delimitada por el Claustro (en la foto, a la izquierda), la torre de Berenguela (a la derecha de las puertas), el Museo de los Peregrinos (más a la derecha) y la Casa del Cabildo (desde donde hago la foto):
Con la Fuente de los Caballos en el centro:
Detalle de la fachada del claustro que da a la Plaza de Platerías, dedicado a la Virgen María:
Bordeando la catedral hacia la derecha llegué a  la Plaza de Quintana, que se divide como en 2 niveles: el de abajo (el que se ve en la foto) es lo que llaman Quintana de los Muertos (porque había un cementerio) y el de arriba (desde donde hago la foto), Quintana de los Vivos. 
La plaza está delimitada por el imponente muro del Monasterio de San Paio de Antealtares (en la foto, a la izquierda), fundado en el S. IX para custodiar el recién encontrado sepulcro del Apóstol. Actualmente está habitado por monjas benedictinas de clausura, que sustituyen a los monjes iniciales. De frente la Casa de la Conga o de los Canónigos, un conjunto de 4 viviendas:
A esta plaza también da la Torre de Berenguela y la Puerta Santa o del Perdón, que sólo se abre en los años jubilares (ya sabes, cuando el día de la festividad de Santiago cae en domingo). También se le llama la Puerta de los 27 Sabios por las figuras  de 24 señores del Apocalipsis, 2 discípulos (Atanasio y Teodoro) y un apóstol (Santiago, en el centro):
Sigo bordeando la catedral, pasando de Quintana de los Vivos a la cara norte por un pequeño pasadizo. Estoy en la Plaza de la Inmaculada ante la fachada catedralicia de la Azabachería (por los talleres que trabajaban el azabache):



Delante de esa fachada hay unos jardines y la escalinata que sube al Monasterio de San Martín Pinario, el segundo más grande de España (después del Escorial). Encima de la puerta está la figura de San Benito. Más arriba el escudo de Carlos V y encima San Martín  de Tours partiendo su capa para compartirla con un pobre. Actualmente es un Seminario Mayor, sede de la Escuela Universitaria de Trabajo Social:
Por esta plaza de la Inmaculada los peregrinos cruzan para pasar por un arco donde siempre suele haber alguien tocando la gaita. Y cuando acabas el túnel.... estás en la Plaza del Obradoiro!!! Y sin andamios!!!:
La catedral de Santiago actual es, en realidad, el cuarto edificio que se construye sobre el mausoleo del Apóstol: en el s. IX, al descubrir sus reliquias, se construyó una capilla, luego una iglesia prerrománica que fue destruida por los musulmanes, después una basílica y en 1075 ya se decide levantar una catedral para dar cabida a tanto peregrino. Más tarde, con la realización del Pórtico de la Gloria, obra cumbre de la escultura románica, se puso el broche de oro a semejante joya:



A esta plaza da el Parador de los Reyes Católicos, de gran lujo, que originalmente fue un hospital mandado construir por los Reyes Católicos para atender a los peregrinos que necesitasen ayuda médica, de estilo plateresco:


Otro edificio emblemático de la plaza más famosa de Santiago de Compostela, capital de Galicia, es el Palacio de Rajoy, en frente de la catedral, sede del ayuntamiento de la ciudad:
Dejar esta plaza para el final no fue casual, tenía reservada una entrada para realizar una visita guiada por las cubiertas o tejados de la catedral y se entraba por esta plaza, por el Palacio de Xelmirez, junto a las escalinatas que suben al Pórtico de la Gloria (en la foto, el edificio a la izquierda de las torres de la catedral, por debajo del cual está el paso de acceso a la Plaza del Obradoiro desde la Plaza de la Inmaculada):
Como todavía me faltaba un ratín para la visita, y después de dar muchas vueltas por la plaza empapándome (o por lo menos lo intentaba) del espíritu de todos los peregrinos que estaban por allí, algunos con grandes risas, otros llorando, descalzos, demacrados la mayoría, pero supongo que todos felices, me fui a tomar un tentempie, que era la 1 y todavía iba a tardar en comer. Así que salí de la plaza por un lateral en busca de otra plaza, la de Fonseca. Allí está el Palacio de Fonseca, de uso universitario, sede actual de la Biblioteca general de la universidad. Su fachada es plateresca con escudo de los Fonseca y esculturas de los doctores de la iglesia:



Entré a ver el claustro que me pareció precioso:
En esa misma plaza me tomé un vermut y unas aceitunas en un bar por el que el tiempo no parecía haber pasado desde la época en  la que el arzobispo Alonso de Fonseca reunía en su casa familiar a los estudiantes dispersos por la ciudad. 
Bueno, pues ya era la hora. Éramos un grupo creo que de 25 personas. Primero visitamos un pequeño museo y ya subimos las primeras escaleras hasta tener una vista de la nave central de la catedral con el altar mayor al fondo:
Seguimos subiendo escaleras, se suben bien, y estábamos en la calle, en los tejados de la catedral. Es, desde luego, otra forma de ver y entender este tipo de construcciones:
Estar tan cerca del reloj de la Torre de la Berenguela impresiona:
Recordar las muchas historias que rodean a la campana más grande de Compostela, la Berenguela (aunque la original ya no está en la Torre porque se detectó una grieta), me lleva a la época musulmana en la que los cristianos gallegos tuvieron que transportarla a hombros hasta Córdoba, bajo las ordenes de Almanzor, para después ser devuelta a Compostela bajo las ordenes de Fernando III el Santo, eso sí, esta vez a hombros de los infieles (y pesa casi 10 toneladas):
Vimos, por debajo de andamios, la especie de horno incinerador donde los peregrinos medievales quemaban su ropa como símbolo de renovación del espíritu (o quizás por higiene), junto a la Cruz dos Farrapos (la moda de hacerlo en Fisterra es muy posterior):
Desde allí arriba las vistas de la ciudad son de 360º porque, por ley, no hay nada más alto que las torres de la catedral. Podemos ver las 2 torres del claustro: la torre del Tesoro (en la foto, la de la izquierda) y la torre de la Vela (a la derecha), las dos de base cuadrangular y forma de pirámide con escalones, curiosas:
La plaza de Platerías vista desde arriba, con el Museo del Peregrino a la izquierda, el claustro a la derecha, la Fuente de los Caballos en el centro y de frente la Casa del Cabildo, la de las ventanas rojas, el más claro ejemplo del barroco compostelano, y que en realidad es sólo un telón, una fachada ornamental construida para decorar la plaza: tiene 25 m. de largo pero sólo 3,5 m. de fondo:

Muchas historias contadas por la guía, como la del campanero Fandiño que vivió en el tejado, en una de las torres, para no tener que subir y bajar tantas veces. Vivió allí hasta hace relativamente poco tiempo,  hasta 1962, con su mujer y sus 3 hijos y que, además ejercía de sastre en sus ratos libres (la vivienda estaba en la torre de la izquierda de la foto, se puede ver la puerta de entrada en uno de los arcos inferiores):
El claustro visto desde arriba (he leído que en este patio está la campana Berenguela original, pero yo no la vi, la verdad. También creo que está el Códice Calixtino, desde que le encontraron tras su robo):
El Santo en la fachada principal visto desde detrás, desde el tejado, a más de 30 m. sobre el suelo de la plaza del Obradoiro:
Las torres del Monasterio y de la iglesia de San Martín Pinario al fondo:
Cuando salí de nuevo a la calle, no pude dejar de mirar de nuevo la fachada desde el Obradoiro, lo que había visto desde las cubiertas por detrás:
Me fui a comer. Busqué un restaurante del que había leído cosas buenas, pero estaba completo. Comí en otro. Regular. Bueno, después entré a la catedral para verla por dentro. Ya había estado hace años pero no recordaba mucho. Así que con la calma me dediqué a escudriñar todos los rincones, todos los detalles 👀. 
El órgano, con mecanismos electrónicos e informáticos:
El Botafumeiro, el famoso incensario de latón y baño de plata, de 62 kg de peso vacío (se le pone unos 40 kg de carbón e incienso para que eche humo). En 3 ocasiones se ha soltado de la cuerda que  lo ata pero nunca hubo víctimas 😨:
Hice mi cola para abrazar al Santo. Se sube por una escalera y se pasa por detrás de Santiago, el que está en el altar mayor, con su vestidura de plata adornada con rica pedrería:
Bajé a la cripta donde se exhibe una urna de plata con las reliquias de Santiago:
Capilla Mayor con el altar mayor:
El Santo, en el altar mayor, visto por delante, en medio de un gran resplandor y con cara de ... ¿susto, sorpresa?:
Una cosa que me llamó la atención es que cerca de la puerta que da a la Plaza de la Inmaculada, dentro de la catedral, está la capilla de la Corticela, que desempeña la labor de parroquia para los peregrinos y extrangeros:
Capilla de la Comunión o del Sagrado Corazón:
En estos últimos días han acabado de restaurar el Pórtico de la Gloria, tras 10 años de trabajos de alta precisión, recuperando la policromía de épocas pasadas (se ha comprobado que hay de 3 etapas diferentes) de hecho ya lo han inaugurado, pero hasta el próximo 27 de julio no estará abierto al público. Desde dentro había también unas mamparas que impedían el paso y la vista, pero levanté la cámara lo que pude y pude captar alguna foto como esta en la que se ve a uno de los profetas:
Cuando me pareció me salí para ver la zona donde acogen a los peregrinos, la calle de las Carretas (ahora ya me haré una idea más clara cuando mi marido me cuente...). 
Y me dirigí al otro parque que quería ver, el Parque de la Alameda, el más visitado y querido por los compostelanos cuyo origen data del S. XVI, cuando el conde de Altamira donó parte de estos terrenos a la ciudad, añadiendo otros más tarde. Desde él se tiene una perspectiva amplia de la catedral y el casco antiguo de la ciudad:

Yo entré por la Puerta de los Leones y ante mí tenía el Paseo de la Herradura, con buena sombra. Hay varios senderos para pasear. En la parte central del parque, la más alta, está la capilla de Santa Susana cuyo campanario se ve en esta foto junto al monumento a Castelao (después subí hasta allí, pero ojalá no lo hubiera hecho: está toda pintorrejeteada, me dio pena verlo):
Tiene un mirador hacia el campus universitario, con una escalinata y la estatua de Manuel Ventura Figueroa:
Completamente desapercibido me pasó la estatua de Ramón María del Valle Inclán, de hecho, pasé por allí y no le vi, iba mirando para el otro lado, desde donde se tienen vistas a la ciudad. Después tuve que buscarle y me senté un ratito con él: 
Pero hay más detalles escondidos por el parque, como el Banco de los Enamorados, la lechera:
 Y las graciosas (y vistosas) 2 Marías, Corelia y Maruja Fandiño (no sé si tendrán algo que ver con el campanero de la catedral ...), que se paseaban por el parque cada día a las 2 de la tarde con una forma de vestir un poco, digamos, ... llamativa, impropia de la época y que, por cierto, no sé si es que las cambian el color de la ropa porque he visto fotos en las que van con otros tonos, coloridos también...:
Cuando  encontré todos los secretos, me volví al centro en busca de una cafetería de mucho renombre, el Café Casino, para tomar algo antes de volver a la Coruña. Había leído que al entrar allí hacías un viaje rápido al pasado. En efecto, todo muy antiguo, pero no sé si me interesa😓, pese a que había música al piano en directo, y eso sí que mola!!!
Bueno, pues con calma y callejeando, mirando con frecuencia hacia atrás y hacia arriba, pudiendo ver casi desde cualquier sitio alguna torre, me encaminé hacia la estación de tren para regresar a la Coruña:
En un bus urbano volví al hotel junto a la playa de Orzán donde me esperaba mi hija. Volvimos a cenar a la Pulpería Riazor, como la noche anterior (os lo conté aquí), que no queríamos marchar sin probar su famosa cúpula. Cuando marchamos del hotel (eran las 20:45, que he mirado la hora en la foto) este era el espectáculo que veíamos:
Y cuando volvíamos (las 22:29)...:
Y así transcurrió el día en que visité Santiago de Compostela, ciudad monumental, cuya historia cambió un buen día de un año  indeterminado (se cree que entre el 813 y el 830), cuando el ermitaño Paio ve unas luces extrañas que iluminan unas ruinas de una necrópolis antiguas, avisa al obispo Teodomiro y este lo identifica como los restos del Apóstol Santiago. Ahí comenzó una historia...
Hoy, 25 de julio, festividad de Santiago, quiero publicar esto en homenaje a tantos peregrinos que cada año hacen una ruta con final en la catedral de Santiago de Compostela, y en especial a mi marido que lo ha hecho varias veces, partiendo desde varios puntos y sé que es algo especial para él.