miércoles, 24 de octubre de 2018

DUBROVNIK (CROACIA)

...Y llegamos a Dubrovnik, la Perla del Adriático, donde teníamos reserva para pasar 2 noches, la del martes y la del miércoles, ya que el jueves nos volvíamos a Madrid.
Habíamos quedado con la dueña del apartamento que llegaríamos tarde. Sin problema. Cruzamos la frontera con Bosnia en 2 ocasiones, en el llamado saliente de Neum,  la salida que tiene Bosnia-Herzegovina al mar. Los 2 pasos fronterizos están a unos 10 km de distancia y los pasamos sin dificultad alguna. Cuando pasamos por el puente de Dubrovnik avisamos a nuestra anfitrióna y llegamos al tiempo al apartamento de 2 plantas en las afueras de la ciudad, a algo menos de 2 km de las Murallas. Nos instalamos y al día siguiente cogimos el coche y nos fuimos al centro. Nos metimos en un parking subterráneo cercano a la entrada  de la ciudad amurallada pero vimos que costaba como a 6 € la hora, y, como íbamos a pasar todo el día allí, nos pareció una locura estando a 2 km escasos, así que con la misma nos salimos y volvimos a dejar el coche en el apartamento para volver andando. 
La entrada a la ciudad amurallada, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, la hicimos por la Puerta Pile, la principal, muy concurrida ya a esas horas, poco más de las 10 de la mañana, con San Blas, patrón de Dubrovnik, dándonos su bendición (debajo de la estatua del santo hay 3 cabezas esculpidas, con una escabrosa leyenda de curas y monjas). La puerta cuenta con un puente móvil que no sé si se sigue cerrando por la noche. Supongo que no:
Lo primero que hicimos fue comprar las entradas para subir a las Murallas (150 kn, unos 20 €) porque preveíamos un día de mucho calor y mucha gente, así que pensamos que lo mejor sería hacerlo cuanto antes. En efecto: hizo mucho calor y había muuuucha gente. Las Murallas se recorren en un sentido, puedes tardar lo que quieras pero siempre en una dirección, lo cual facilita el recorrido. Enseguida que estás arriba, el panorama ya es... pues este, la calle principal de la ciudad o Stradun:
Avanzamos hasta el Fuerte Bokar, de forma cilíndrica, considerado la casamata (construcción destinada a albergar algún tipo de arma defensiva) más antigua de Europa. Desde allí la perspectiva del Fuerte Lovrjenac o San Lorenzo, fuera de las Murallas y que visitaríamos por la tarde, es estupenda:
Las Murallas tienen una longitud de unos 2 km, envolviendo y protegiendo a la ciudad de cualquier enemigo, venga este por mar o por tierra. La mayor altura que alcanza es de 25 m, con 6 m de anchura máxima. Aunque la mayor parte de las murallas que podemos ver hoy fueron construidas en el siglo XIV, no dejaron de reforzarlas y modificarlas en siglos posteriores, y de una forma tan eficaz, que apenas sufrieron daños durante el terremoto de 1667, que ocasionó grandes destrozos en otros edificios de la ciudad:
Continuamos la ruta por las murallas, llegando a otro punto importante de la defensa de la ciudad, el Fuerte de San Juan que protege la parte derecha de la bocana del Puerto Viejo y que hoy en día alberga un acuario y un museo marítimo (en este Puerto Viejo veíamos como constantemente iban y venían pequeños barcos hasta un crucero que había fondeado más afuera):

Llama la atención el color rojo-anaranjado de los tejados de sus casas con las torres de los edificios más monumentales rompiendo la regularidad del paisaje:
La Torre de la Campana del Monasterio Dominico, con envidiables vistas, observando el tráfico de cruceristas desde su barco hasta desembarcar en el Puerto Viejo:
La Torre del Reloj o campanario de la ciudad, que tuvo que ser demolido completamente al verse seriamente afectado por varios terremotos (Dubrovnik se encuentra situada en la zona sísmica más activa de Croacia). Se construyó de nuevo totalmente, y se volvieron a poner martilleros:
Detalle de los martilleros, que en realidad no son los originales zelencis Maro y Baro, que se restauraron completamente pero que no fueron devueltos a la Torre, sino que se guardan en el Palacio del Rector. Aunque puedan parecer niños, en realidad son soldados:
El color uniforme de las tejas da  sensación de que un tapiz cubre la ciudad, rodeado por la muralla:
Seguimos nuestra ruta por las Murallas hasta llegar a la Torre Minceta, en la parte mas alta del recinto, siendo la fortaleza defensiva más importante de la ciudad con respecto al continente, con paredes de 6 m. de ancho. A medio construirse se agotó la piedra y las autoridades decretaron que todo el que entrara en la ciudad tenía que llevar consigo una piedra proporcional a su tamaño. Aunque actualmente es famosa por la serie Juego de Tronos, también hubo otro hecho que la hizo famosa el siglo pasado. En 1936 un piloto militar enamorado de una chica de Dubrovnik quiso demostrar su coraje haciendo acrobacias de vuelo rasante con un avión biplano y se estrelló contra la Torre Minceta muriendo en el accidente:
Desde las Murallas vimos también el claustro del Convento Franciscano, con elementos románicos y góticos, que resistió el terremoto de 1667, aunque el resto del Convento quedó destruido. Tiene 120 columnas rodeando al jardín más antiguo de Dubrovnik:
Finalizada la ruta por encima de las murallas, una última vista de la Gran Fuente de Onofrio. Está justo a la entrada por la Puerta Pile, al principio de Stradun, la calle principal. Al final de esa calle, hay otra fuente que llaman la Pequeña Fuente de Onofrio, más tradicional:
Detalle de la Gran Fuente de Onofrio de original estructura poligonal de 16 caras con sus 16 grifos que salen de 16 máscaras diferentes y rematada con una cúpula abierta por arriba. En ella nos refrescábamos y nos surtíamos de agua fresca, que falta nos hacía:
Junto a la fuente, a la izquierda de la entrada por la Puerta Pile está la Iglesia de San Salvador (St Saviour), junto a la cual están las escaleras por las que se sube a las Murallas:
 A la derecha está el monasterio Franciscano, cuya iglesia me pareció un horror, la verdad. Estaba recargadísima y eso que he leído que antes del famoso terremoto que tanto daño hizo en la ciudad, era mucho más rico, con 21 altares decorados en oro:
Entre estos dos edificios, la iglesia de San Salvador y el Monasterio Franciscano, hay un pasadizo estrecho por el que entramos para ver la famosa farmacia que más tiempo lleva abierta, funcionando, en el mundo. Era muy bonita, pero no se podían hacer fotos. Compré una de sus famosas cremas de rosa. Y junto a la farmacia está la entrada al bonito claustro, el que habíamos visto desde la muralla.
Paseamos entre sus calles, muchas de ellas empinadas, con largas y estrechas escalinatas, eso sí todas llenas de bares, restaurantes, tiendas de cosas varias,..., me costó hacer una foto en la que se viera algo más que manteles y servilletas colgando de los tendederos:
Así de animada se veía la calle Stradun, la principal y más ancha:
Llegamos al final de la calle, continuando con la visita a los edificios emblemáticos de este casco antiguo, los que primero habíamos visto desde lo alto del adarve o paseo de ronda. 
La iglesia de San Blas, patrón de Dubrovnik, con sus 4 columnas corintias y las figuras de la Fe y la Esperanza a los lados de San Blas. Cuenta la leyenda, por cierto, que ante una próxima invasión de los venecianos, el santo se apareció y advirtió de lo que iba a pasar, salvando a la ciudad. Por dentro es una auténtica joya, con el altar de mármol y plata chapada en oro:
Delante está la Columna de Orlando con la estatua de ese caballero medieval portando una espada que suele ser objetivo de actos vandálicos por lo que la que está ahora no es la original y siempre hay una de repuesto para ser cambiada rápidamente. Otra cosa complicada fue hacer la foto de esta columna sin que estuviera rodeada de gente retratándose con Orlando. En algún momento fue utilizada para la exposición y castigo de los delincuentes:
En esa misma plaza está la Torre del Reloj o Campanario (donde están los martilleros) y el Palacio Sponza (Divona) donde se guardan los archivos históricos y que a lo largo del tiempo ha sido aduana, escuela, almacén, banco, Casa de la Moneda,...:
Seguido está el ayuntamiento y el Palacio del Rector, de gran belleza con su preciosa fachada gótico-renacentista, con elementos barrocos añadidos tras el terremoto. Hoy alberga el Museo Histórico:
Mirando hacia el otro lado, la Catedral de la Asunción de la Virgen María (Katedrala Velike Gospe en croata, fácil de recordar e interpretar 😰😰), con otra de las torres que vimos desde las murallas:
Reconstruida tras el terremoto, dicen que el edificio original fue construido gracias a una donación del rey Ricardo Corazón de León  por ser salvado de un naufragio en la costa de esta ciudad:


Subimos una escalinata (que me recordó a las escaleras de la Plaza de España en Roma) en busca de la iglesia de San Ignacio que, junto al Collegium Ragusinum (en la foto, a la izquierda) forman una preciosa esquina barroca, dicen que la más bonita de Dalmacia:
Continuamos callejeando, viendo preciosos detalles en las callejuelas más recónditas:
Volvimos al centro en busca de un lugar donde comer. Los que teníamos recomendados estaban hasta la bandera. En un restaurante que ya conseguimos mesa en la calle, resulta que ya nos daba algo el sol así que decidimos entrar dentro  que quedó una mesa vacía. Qué calor pasamos, y eso que tenían un ventilador... Menos mal que lo que comimos estaba rico!!!
Entramos en la iglesia ortodoxa de la Santa Bendición, de aspecto más moderno, con un gran mural de la Última Cena en su interior:
Seguimos paseando, llegando hasta el Puerto Viejo, donde no es difícil imaginar la importancia que debió tener en otros tiempos para una ciudad como esta, tanto en temas defensivos como comerciales:
Salimos por otra de las 3 puertas de acceso a la ciudad amurallada, la Puerta Ploce, con un puente levadizo de madera:


Continuamos paseando por la ciudad, le tocamos la nariz a la escultura del dramaturgo Marin Drzic (que dicen que da buena suerte), comimos un enorme helado en la heladería de Peppino (la más famosa de Dubrovnik), mi marido se subió a la piedra que hay junto al Monasterio Franciscano (¿quienes somos nosotros para romper con las tradiciones?)... Disfrutamos, en fin, de una ciudad histórica llena de rincones, fácil de ver, pero sobre todo capaz de hacerte pensar en todas las vicisitudes que ha sido capaz de soportar a lo largo del tiempo, cayendo y volviéndose a levantar, para permitirnos pasear entre sus calles, sus monumentos, su historia en definitiva.
Pero todavía no habíamos acabado. Con el ticket que compramos para subir a las murallas podíamos visitar también el Fuerte o Fortaleza Lovrijenac o de San Lorenzo, que está muy cerca de la ciudad amurallada pero fuera de la misma, separadas por una pequeña bahía (escenario de Juego de Tronos). Se veía muy bien desde el Fuerte Bokar, como ya dije al principio. Está encaramado en un acantilado a 37 m. de altura en un punto estratégico para el control del acceso a la ciudad ya sea por tierra o por mar, principal icono de la resistencia de Dubrovnic (entonces Ragusa) ante el dominio de Venecia  :
Desde lo alto de la fortaleza la vista de la ciudad y su muralla es excepcional:
Mirar a través de las ventanas de cualquiera de sus estancias te transporta a otra época, cuando, seguramente, no había esas casas fuera de la protección de la muralla:
Tiene forma triangular (más o menos) y sus muros van desde los 12 m. de ancho en la parte que da al mar abierto, hasta los 60 cm. en lo que da a tierra o a la bahía. Y esto se hizo así como medida de seguridad: si el comandante de la guarnición de Lovrijenac se llegara a rebelar, los cañones apostados en las murallas de Dubrovnik podrían derrumbar fácilmente estos muros más finos y asaltar la fortaleza, poniendo fin a la sublevación:
El fuerte era tan importante para la defensa de la ciudad, que, como medida de seguridad complementaria a la anterior y para asegurarse la lealtad de esa guarnición que lo protegía, ésta era relevada cada 30 días. Y para asegurarse de que ésta no tuviera la tentación de hacerse con la plaza, solo recibía raciones de alimento para esos 30 días de guardia.
Hoy es utilizada como escenario para representar el Hamlet de Shakespeare durante el Festival de Verano de Dubrovnik y apenas quedan restos de las armas defensivas que tuvo que haber; creo que vi un cañón y estos proyectiles: 
Y así finalizamos la visita a la ciudad y aledaños.
Pero todavía nos quedaban las fuerzas necesarias para llegarnos hasta el Puerto Nuevo o Gruz, a unos 2 km, y que habíamos visto desde la carretera la noche anterior cuando llegamos. Es mucho más grande y moderno, situado en una amplia bahía, donde llegan la mayoría de los cruceros, ferrys y yates de lujo. Aunque hoy ya no están, en tiempos de la república aquí estaban los astilleros. A su alrededor hay casas antiguas muy lujosas, algunas muy descuidadas, pero que nos indican la importancia y el nivel económico de la ciudad en años pasados. 
Llegamos cuando la tarde empezaba a caer y la luz era especial:
Desde allí, y con la intención de atajar para llegar a nuestro apartamento, subimos a una loma llena de urbanizaciones a distintos niveles que todavía me tiene asombrada 😳. ¡No sé cómo lo harán para llegar a sus casas si se rompen una pierna! Todo eran calles estrechas de escaleras muy pindias (sí, sí, muy empinadas, que ya sabéis que soy de Cantabria)😰, sin opción para entrar con coche hasta ellas.
Al día siguiente, aunque la dueña del apartamento nos dijo que nos podíamos quedar hasta la hora que quisiéramos, después de desayunar nos fuimos, tomando la carretera D8.
Desde Dubrovnik hay un funicular que sube al Monte Srd, justo encima de la ciudad. Pero también hay una carretera estrecha por la que subimos en coche. Aparcamos junto a un bosquecillo, antes de llegar a la cima, y esto es lo que vimos:
Hay una senda por la que también se puede subir andando. Allí estuvimos un buen rato, no te cansabas de ver ese mar tan azul con el contraste verde de la isla de Lokrum y el rojo de los tejados de Dubrovnik. Y otro de mis bancos favoritos:
Ya nos fuimos, retomando la carretera D8 en dirección sur. La idea era ir hacia el aeropuerto y parar en un pueblo, Cavtat, que nos cogía de paso. Pero a unos 10 km. de Dubrovnik vimos una señal de desvío hacia la playa de Kupari y entramos. Hacía calor y nos apetecía darnos un baño. Enseguida nos encontramos con algo sorprendente de lo que no sabíamos nada. Había varios edificios, algunos de ellos grandes hoteles (en alguno lo ponía), completamente destrozados por las balas y las bombas. No salíamos de nuestro asombro, estábamos desconcertados, parecía un escenario de película (y no de Juego de Tronos precisamente), pero no, esto, por ejemplo, es la fachada principal del Gran Hotel Goricina:
Por dentro todo abandonado, en estado ruinoso, seguramente saqueado:
Ante algo tan insólito, buscamos información y ya nos enteramos de que esto fue un enorme y lujoso complejo vacacional  militar,  compuesto por 6 hoteles además de instalaciones administrativas, campamento militar, edificios residenciales,...:
Mandado construir en su mayor parte por el comandante Tito como lugar de vacaciones para los oficiales de su ejército, se convirtió, junto con Dubrovnik, en un importante foco de atención durante la guerra de los Balcanes, de 1991 a 1995, sufriendo ataques continuos de los serbios, tanto de fuego directo como de bombardeos. 
Este es el resultado de la sinrazón (ver tantas cicatrices sobrecogía...):

Y todo ello está a la orilla de una bonita playa, donde pudimos refrescarnos en sus transparentes aguas:

Cuando nos pareció, abandonamos este complejo que en sus buenos tiempos tuvo capacidad para albergar a 4500 huéspedes y que hoy apenas tiene visitantes, no sale en ninguna guía turística, al que llegamos de forma casual, siendo una de las cosas que creo que no olvidaré en mi vida.  
Comimos en el pueblo y continuamos la marcha. Hicimos una parada un poco más adelante para poder ver el lugar privilegiado en el que se encontraba el complejo hotelero (señalado con la flecha, se pueden apreciar los restos de los hoteles):
Seguimos hasta Cavtat. Este ya le teníamos en nuestra lista de lugares a visitar. Se trata de un bonito pueblo marinero y muy turístico, pero mucho más tranquilo que Dubrovnik. Su gran capacidad hotelera lo convierten en un interesante punto base para visitar Dubrovnik y las playas de la zona:
Dejamos el coche a la entrada del pueblo, antes de bajar, y anduvimos por el paseo marítimo, por donde hay muchos restaurantes (y muchos yates atracados). Al final del paseo está la iglesia cristiana de Nuestra Señora de las Nieves, junto a un monasterio franciscano (en la foto anterior se ve el campanario en la esquina derecha). Nos llamó la atención (y casi nos asustó) esa mano que sale de ese púlpito encaramado en la pared, para lo que no he encontrado ninguna explicación:
Por detrás de esa iglesia, se sube hasta el cementerio, con unas preciosas vistas del pueblo y de la costa:
En ese cementerio destaca el Mausoleo de la familia  Racic, construido en piedra blanca: 
Y ya, desde allí, nos fuimos al aeropuerto, a unos 4 km., entregamos el coche, nos cambiamos de ropa y nos dispusimos a esperar la hora de embarcar. Tengo que decir que esta espera nos resultó un tanto desagradable: hasta unos minutos antes de embarcar no abrieron la sala de espera junto a la puerta de embarque, por lo que la gente no tenía donde sentarse. Y no era una compañía low cost!!!
El viaje de vuelta también fue especial. Ya sabéis que a mí me gusta mucho volar y disfruto con las vistas desde el avión. Ese día, parecía que íbamos persiguiendo el día: ya he dicho que en Croacia, más al este, anochece bastante primero que aquí; entonces, como nos dirigíamos hacia el oeste íbamos hacia la claridad. Era una sensación extraña, y una paleta de colores en tonos rojos espectacular.
A la hora prevista, las 8 de la tarde, salimos del aeropuerto de Cilipi, dejando atrás un país  que me encantó en cuanto a paisajes, cultura, ejemplo de cómo gestionar la salida de un hecho tan cruento como es una guerra, ..., pero que me decepcionó un poco en el tema de las playas. Son preciosas de ver, el agua es de un cristalino envidiable, perfecto para bañarse🏊, pero para tomar el sol..., nada como nuestras playas!!!
De todas formas, recomiendo visitar Croacia, eso sí, en agosto, al poder ser, no, que hace muuuucho calor. Y yo espero volver, que hay mucho que ver!!!
En resumen, a pesar de que tenía un poco de miedo a que algo nos fallase, ya que había muchas cosas que cuadrar (viajes, apartamentos, coche,...), la verdad es que todo nos salió muy bien, terminando con la sensación de habernos hecho una buena idea de lo que es ese país. Y no puedo dejar de agradecer a mi marido y a mi hija su actitud siempre positiva ante estos viajes que yo preparo con tanto entusiasmo y en los que ellos participan sin rechistar, pese a que a veces resulten algo cansados, por lo menos para una parte de la expedición, ¿verdad Elia?😅 y siempre con mucha paciencia. Gracias😘😘.

Y,... esto ha sido todo amig@s...


Si queréis ver las demás etapas de nuestro viaje, estos son los enlaces:
Croacia II: Split
Croacia III: Isla Hvar

Y este el mapa orientativo del recorrido completo, desde Zagreb hasta Dubrovnik: