sábado, 28 de diciembre de 2019

CASTILLO DE BUTRÓN, SAN JUAN DE GAZTELUGATXE Y BERMEO (VIZCAYA)


Un precioso  y largo puente por delante y ganas de compartirlo en familia. No necesitamos más. Las previsiones meteorológicas también eran buenas. Pues nada, en marcha. En principio el sitio al que ir nos daba igual, pero, ya sabes, "id mirando..." Lo primero que hice fue buscar en esa carpeta que siempre cuento que tengo guardada, en la que voy apuntando los sitios que me gustaría visitar. Y ahí estaba: el castillo de Butrón. Yo nunca había oído hablar de él, no sabía de su existencia, pero por las redes, concretamente en IG, vi unas fotos que me gustaron, así que lo apunté. En esta ocasión reunía todas las características que nos interesaban: no estaba demasiado lejos y en el País Vasco, que pese a que, en efecto, está cerca de Cantabria, no lo tenemos muy visitado, quizás por el pasado un tanto conflictivo de nuestros vecinos. Sabía que a mi hija le iba a gustar la zona así que busqué alguna otra cosa que ver por allí y mandé mi propuesta. Se aprobó.
Así que esa mañana del día de la Constitución nos pusimos en marcha los 5: mi hija, su marido, su suegra, mi marido y yo.
El Castillo de Butrón se encuentra en Vizcaya, en la localidad de Gatika, cerca de Sopelana y es algo completamente inesperado en ese entorno, al menos para mí. Al aparcar, después de dar un rodeo por seguir las instrucciones del GPS y de llegar como por detrás, en medio de un bosque, nos encontramos con este edificio protegido por un cerramiento metálico, deshabitado, abandonado:
Paseando, fuimos rodeándolo, viendo cómo los árboles cercanos eran testigos de su declive:
El interior del castillo no se puede visitar aunque en un tiempo se intentó mantener como establecimiento hotelero para realizar eventos con espectáculos medievales, pero no dio resultado. Actualmente es del grupo INBISA y está en venta. 
En algunas partes se aprecia bien esa última reforma:
Arquitectónicamente, no parece faltarle ningún elemento propio de todo castillo que se precie: su torre del homenaje, torres angulares, torrecillas, barbacanas, garitones, troneras, saeteras, matacanes... En principio, se construyó sobre una casa-torre del linaje de los Butrón, pero su última reforma, la que le dio el aspecto actual, de estilo neogótico, se produjo en el siglo XIX:
Dependiendo de la orientación, está mejor o peor conservado. Las partes más agredidas tenían todos los colores del otoño:
Su aspecto exterior es como de un cuento, recordando a los castillos germanos o bávaros. Su interior  tiene poco espacio útil, con gruesos muros (hasta de 4 m.) y para pasar de algunas estancias a otras hay que salir por fuera o subir y bajar de una planta a otra por escaleras exteriores. Muy cómodo para vivir no parece... Pero es, sin duda, muy curioso de ver, muy sorprendente:
Para marchar cruzamos un puente sobre el río Butrón, el cual rodea al castillo y hay un aparcamiento, un restaurante, una pequeña zona recreativa con alguna mesa y juegos de niños, o sea, un buen sitio para pasar el día, paseando por la zona.
Desde allí, nos fuimos a otro punto turístico de la zona, a unos 24 km de distancia, este mucho más conocido, más nombrado: la ermita de San Juan de Gaztelugatxe, encaramada en lo alto de un islote. Otra vez que estuvimos hace años, aparcamos justo donde empieza el muro que une el islote con tierra firme, pero ahora no dejan llegar hasta allí con los coches y no me extraña: había muchísima gente. Han habilitado varias zonas para aparcar en la parte de arriba, donde hay algún restaurante, pero todas son insuficientes, y después hay que bajar por una cuesta muy empinada (pindia, pindia), desde donde vas viendo la ermita y su entorno: 
Una vez cruzado el puente, la escalera es estrecha, apenas da para que se crucen 2 personas, una subiendo y otra bajando, pero eso te obliga a ir parando y descansando, ¿eh guapetones?:
Por supuesto llegamos arriba y tocamos la campana, como manda la tradición (eso sí, me parece que la tocamos 4 veces en lugar de 3, no sé si se nos cumplirá el deseo solicitado...) Dicen, también, que los barcos pesqueros dan 3 giros cuando pasan por allí para que el santo les dé suerte. A este mismo santo se le atribuyen poderes curativos (de los callos de los pies, entre otros 🙌).Dentro de la ermita hay ofrendas de marinos que han sobrevivido en algún naufragio:
Y como todo lo que se sube, después se baja, pues eso hicimos. 241 escalones por una escalera en zig-zag, que aunque parezcan muchos, a mí me parecieron cómodos de hacer y a mis chicos también:
Visto desde abajo daba miedo pensar en los efectos de la erosión, en un lugar donde el batir de las olas es casi constante:
Desde allí hay buenas vistas a un lado y otro del litoral. Al bajar, mirando hacia la derecha podemos ver el pueblo de Bakio y hacia el otro lado veremos la isla de Aquech y el cabo Machichaco, el más septentrional de la costa vasca, cuyo nombre trae a los cántabros tan malos recuerdos (un incendio en un barco con este nombre produjo en Santander el mayor desastre civil de España en el S. XIX: 590 muertos y 2000 heridos. Si quieres leerlo con detalle, pincha aquí). 
Pero en el caso que nos ocupa, el del cabo geográfico,  se puede ver desde el entorno de la ermita: es el final de la ladera del monte Sollube (¿alguien recuerda cómo había que orientar la antena de tv hacia el Sollube, aquí, en Cantabria?). En la foto, la isla de Aquech y los faros de Machichaco señalados con la flecha:
Pues sí, en el citado cabo hay 2 faros y ese sería nuestro próximo destino, a unos 6 km de distancia. Siguiendo por la carretera dirección Bermeo hay una desviación hacia él:
Este es el faro antiguo, situado en la punta del cabo, del que solo se conserva la torre:
Al estropearse este, se construyó otro a poco más de 100 m. del anterior, un poco más arriba:
La torre del faro nuevo tiene forma octogonal y una cúpula de hierro fundido. En la misma construcción está la casa de los fareros:

Y, claro, si desde la ermita veíamos los faros, pues desde los faros vemos..:
Acercando un poco con el zoom...:
Detalle del muro-puente de unión con el islote y sus 2 ojos: 
Y para todo esto, mi gente con hambre, con no sé qué ruidos por las tripillas (eran como las 14:30 de la tarde y sin comer). Pensamos ir a Bermeo que está a casi 7 km. Pertenece a la Reserva de la Biosfera de Urdaibai y es una de sus localidades más pobladas. Nos costó aparcar pero tuvimos suerte con el restaurante: comimos de maravilla:
Después de comer y en vista de que ya no nos daba tiempo a ir a otro de los posibles sitios a visitar de la zona, el Bosque de Oma, nos dimos una vuelta por el pueblo, marcado por una fuerte tradición marinera: la pesca y la industria conservera de pescado son, económicamente, sus puntos más fuertes, con una importante flota de pesca de altura y la flota de bajura más importante del País Vasco.
Estuvimos por la parte del puerto, junto al parque Lamera, donde están los astilleros, con barcos que parecían que se iban a meter en alguna cocina (una pena que no se aprecie bien en la foto, que ya estaba oscuro, pero junto a esos 2 barcos subidos en las rampas está el Ballenero Aita Guria, Centro de Interpretación de la Pesca de la Ballena):
Desde allí cruzamos al puerto deportivo, pasando junto a la iglesia de Santa Eufemia, donde los Señores de Vizcaya juraban los fueros: 
El puerto deportivo en el casco antiguo y bordeado de edificios multicolores:
Cuando la noche iba cayendo, la alineación de los barcos, ya todos amarrados, da sensación de orden:
Entre edificios, escaleras que suben a la zona alta del pueblo, donde quedan vestigios de la muralla defensiva que rodeaba a la antigua ciudad medieval:
Nos subimos al muro rompeolas. Hacia el mar:
Hacia el pueblo destaca la torre de la iglesia de santa Eufemia:
Edificios con encanto, todo muy cuidado:
Allí mismo, en la zona portuaria, muestras de arte como esta escultura del 2006, hecha en bronce y cemento, "La última ola, el último aliento", representando a un naufrago que está aguantando  enormes bloques encima de los cuales hay un niño y un perro:
Dimos la vuelta por el borde del puerto, por la calle Fraile-Leku, donde está la lonja, un frontón y, haciendo esquina, la Biblioteca Municipal, antiguo edificio de Teléfonos y Telégrafos, un bonito edificio:
De regreso al coche, ya de noche, y con pena porque los días no sean más largos para poder ver tantas cosas que nos quedaron pendientes, pasamos junto a la iglesia y convento de San Francisco, con otra obra de arte a pie de calle, el Monumento a la Lechera:
Y ya nos vinimos para casa, con la sensación, al menos por mi parte, de haber aprovechado muy bien el día y con ganas de pasar otros muchos como este.

sábado, 7 de diciembre de 2019

CORDERO AL HORNO



Si hay un clásico en nuestras mesas en Navidad, ese es el cordero, o más bien el lechazo, por lo menos en nuestra zona. La Navidad del año pasado compré medio lechazo, pero para la Nochebuena puse las chuletillas y al día siguiente probé a hacer esta receta con el resto del lechazo, y, aunque es parecido a como yo lo cocinaba otras veces, tiene algunos matices nuevos que me han gustado mucho, así que aquí os lo cuento por si a alguien le interesa para estas fiestas que de nuevo están ahí...
Ingredientes: 
  • 2 kg. de cordero (lechazo)
  • 3 dientes de ajo
  • 3 patatas medianas
  • 1 manzana y/o 1 pera (opcional)
  • Sal normal y sal gorda
  • Aceite y vinagre
1.- Lo primero, salamos los trozos del lechazo con la sal normal y lo vamos poniendo en la bandeja del horno, que estaremos precalentando a 200ºC, con calor arriba y abajo. Echamos un poco de aceite por encima y lo metemos unos 30 minutos.
2.- Mientras, pelamos los 3 dientes de ajo, los picamos y los machacamos con sal gorda y un chorro de vinagre:
3.- Pasados los 30 minutos, sacamos el lechazo del horno y ponemos el ajo con la sal gorda por encima y un vaso de agua alrededor:
4.-  Lo volvemos a meter en el horno otros 10 minutos. 
5.- Vamos preparando las patatas y la manzana (y/o la pera): pelamos y partimos en gajos. Sacamos la bandeja del horno y añadimos los trozos. Añadimos agua si fuera necesario (yo no lo tuve que hacer). 
6.- Lo tenemos en el horno otros 30-40 minutos, hasta que se acabe de hacer. El tiempo depende del horno y, en este caso, de la edad del cordero, ya que puede ser más o menos duro. Para comprobar si está hecho, lo pinchamos con un tenedor y tiene que resultar fácil, si cuesta lo dejamos otro rato en el horno, y si vemos que se dora demasiado, lo tapamos con papel de aluminio.
Este fue el resultado final:
7.- Puse el jugo que había soltado en la bandeja en una cazuela y cuando estaba hirviendo, añadí un poco de harina de maíz disuelta en agua fría, lo revolví, y quedó una salsa muy sabrosa y un poco espesita que se puede poner por encima de la carne o, como hice yo, en salsera, porque en mi casa a alguno no le gustan mucho las salsas y se lo pone al gusto😅:
El toque del ajo con la sal gorda y el vinagre le dio un sabor muy rico, así que esta va a ser mi forma de cocinarlo en el futuro:
¿Os gusta comer cordero en las fiestas? ¿cuál es vuestra forma preferida de cocinarlo? ¿preferís la pata o las chuletillas?

jueves, 28 de noviembre de 2019

BIZCOCHO MARMOLADO DE CHOCOLATE

Otro bizcocho diferente para añadir a mi lista. Esta vez se trata del que llaman mármol o marmolado, que no es más que mezclado con algo de otro color y formar unas vetas que le den ese aspecto característico. Muy fácil.
Ingredientes:

  • 100 g de chocolate para postres (yo de Nestlé y son 4 barritas)
  • 200 g de azúcar
  • 200 g de harina
  • 4 huevos
  • 200 g de mantequilla
  • 16 g de levadura en polvo
1.-  Lo primero separamos las claras de las yemas de los huevos (yo saqué mi pequeño utensilio, pero si no tenéis, ya sabéis: de cáscara a cáscara)


2.- Se baten las yemas con el azúcar unos minutos hasta que tenga textura cremosa:
3.- Añadir la mitad de la mantequilla ablandada y batir.
4.- Incorporar la harina y la levadura tamizada o pasada por un colador:
Todo esto lo he batido con la varilla a mano, porque es bastante espeso y a mi batidora le cuesta mucho moverlo:
5.- Montar las claras a punto de nieve como os expliqué en esta tarta o sea, hasta que una cucharilla se mantenga erguida en medio del bol:
Detalle de lo bonitas que son las claras montadas:
6.- Bueno, seguimos con lo nuestro.... Incorporamos la nata a la mezcla anterior de forma envolvente hasta que quede uniforme:
7.- Separamos una parte de la masa (como la tercera parte) para mezclarla con el chocolate que habremos fundido con el resto de la mantequilla en el microondas en intervalos de pocos segundos:
8.- Ahora tenemos una masa de huevo y otra de chocolate y lo vamos echando en un molde engrasado y enharinado a cucharadas y sin orden:
Podemos meter la cuchara y hacer alguna raya para que quede con figuras:
9.- Finalmente, lo metemos a media altura en el horno precalentado a 180ºC, con calor arriba y abajo, durante 50 minutos aproximadamente (ya sabéis que depende del horno), comprobando  con un palillo a partir de los 40 minutos: cuando salga seco, ya estará.
Lo dejamos enfriar un poco y lo desmoldamos. Viéndolo por fuera ya podemos intuir las formas que va a tener:
10.- Pues ya sólo nos falta una cosa, disfrutarlo:

Detalle del corte:
Y sí, lo desayunamos y, por lo menos a mí, me gustó mucho 😋 (los demás también dijeron que les había gustado):