domingo, 26 de mayo de 2019

GIJÓN- ASTURIAS


En esta ocasión, en la primera semana de abril, aproveché unos días de vacaciones para acompañar a mi hija hasta Gijón, donde ella estaba trabajando. Fuimos el domingo en autobús a última hora de la tarde y ya el lunes ella se fue a trabajar y yo, después de desayunar, comencé mi turisteo por la ciudad. Desde el hotel, cercano a la estación de tren, me dirigí a la playa de Poniente, la más cercana:
Para llegar y casi sin darme cuenta, pasé junto a los 3 edificios con forma de navío que hay junto a esa playa de Poniente, en su día de gran lujo y rodeados de controversia (al menos 2 de ellos, el Gabiota y el Albatros) por defectos graves en su construcción. Lo que no sabía en ese momento es que a la noche siguiente cenaríamos en el bajo de uno de ellos, donde está ubicada la sidrería Tierra Astur, un enorme local, cuando menos curioso, y donde cenamos muy bien:
Desde allí, en un precioso día, continué paseando hasta el centro de talasoterapia en uno de los diques del puerto deportivo:
Tras rodearlo, continue hasta lo que llaman Las Letronas, una de las esculturas más emblemáticas de la ciudad, aunque no la única, las veremos más adelante:
Las Letronas están junto a los jardines de la Reina, desde donde se accede a una de las calles más concurridas de Gijón, peatonal y comercial: la calle Corrida:
Pero yo continúe por el borde del mar hasta llegar enseguida a la Plaza del Marqués, donde se encuentra la estatua de Pelayo, el Palacio de Revillagigedo (en la foto, justo detrás de la estatua) y la Colegiata de San Juan Bautista (en la foto, a la izquierda del Palacio, pegado a él):
Allí mismo, todavía más cerca del Puerto, está otra de las esculturas famosas de Xixón: el Árbol de la Sidra, hecho con 3200 botellas de sidra vacías colocadas boca abajo, como se ponen para escanciar, colocadas en módulos de forma desigual para que no pareciera un árbol de Navidad:
Desde allí me metí hacia la Plaza Mayor, muy cerca, donde está ubicado el Ayuntamiento:
Cruzando la Plaza Mayor estamos ya en la playa de San Lorenzo, la más famosa de la ciudad. Pero en lugar de ir hacia ella, me fui hacia la izquierda, para subir a Cimadevilla, barrio de pescadores, pasando junto al Colegio Santo Ángel de la Guarda. Quise entrar pensando que era una capilla que estaba buscando y una señora con cara de "esta está loca..." me dijo que aquello no se podía visitar, que era un colegio 😁😁. Tampoco estaba yo tan desencaminada, la Capilla de Nuestra Señora de Guadalupe era el edificio de al lado (en la foto, el que tiene la campana. El de las 2 torres iguales es el colegio):
Por ahí accedí a la Plaza de Jovellanos, donde se pueden ver los restos de la antigua muralla romana y la Torre del Reloj, actual Archivo Municipal, reconstruida durante la rehabilitación del barrio:
Callejeando y siempre ascendiendo (no es casualidad que el barrio se llame Cima.de.villa), llegué hasta el Cerro de Santa Catalina, un amplio espacio verde con magníficas vistas hacia el mar Cantábrico por un lado y hacia la ciudad por el otro: 
Esa privilegiada situación explica la existencia de antiguas baterías militares y defensivas:
Pero hoy es conocido, sobre todo, por la enorme escultura de Chillida "Elogio al Horizonte". Había leído que colocándose debajo de ella notabas una sensación especial. Cuando lo vi, de lejos, lo recordé y tuve dudas, sí, las dudas me asaltaron. ¡¡Mujer de poca fe!! Si pasáis por allí no dejéis de situaros en el centro, bajo la mole de hormigón y escuchar:
Por la otra parte, ya se empieza a ver la playa de San Lorenzo:
Por esa parte está el Club de Regatas, con la primera piscina de Gijón y de agua de mar. Está rodeado de exuberante vegetación:
Bajando por esta parte de la península que forma el barrio de Cimadevilla, llegas hasta la iglesia de San Pedro, en un extremo de la playa de San Lorenzo, que abre sus puertas a la bonita plaza de Campo Valdés. Fue reconstruida sobre los restos de otra más antigua que los republicanos quemaron en 1936, al comenzar la guerra civil española (como dato social decir que aquí se casó Cayetano Rivera con Blanca Romero) :
Por dentro me pareció sobria, quizás un poco sosita:
Lo que sí me llamó la atención fue la capilla del Santísimo Sacramento, situado por detrás del altar mayor, en la girola, y que por lo tanto está en redondo. Tiene unos preciosos mosaicos con pinturas claras, doradas, espirituales,..., alegres, la verdad:
En esa misma plaza  están las Termas de Campo Valdés, museo que muestra los restos de unas termas públicas de la época romana. La entrada casi pasa desapercibida, está debajo de la plaza, por la parte del mar. Cuando quise entrar ya estaba cerrado así que tuve que volver al día siguiente. Junto a dicha entrada está el monumento a Octavio Augusto, primer emperador romano, en bronce, recordatorio del origen romano de la ciudad:

Continué por el paseo de la playa. La imagen de la iglesia de San Pedro al final, o mejor dicho, al principio del muro de dicho paseo (si tenemos en cuenta las muchas escaleras que bajan hasta el agua y que se nombran por número, justo en la esquina del muro, en la foto, junto a la iglesia, está la Escalera 1 y doblando la esquina está la Escalera 0), es, cuando menos, muy fotografiada:
En ese paseo está el emblemático edificio de la antigua Pescadería Municipal, con sus arcos en la escalinata de entrada, hoy sede de distintas oficinas municipales:
Y la playa de San Lorenzo, de 1550 m. de longitud y que va desde la Escalera 0 hasta la Escalera 16 formando una preciosa bahía con forma de concha: 
Tras caminar a lo largo de todo el paseo llegué al final de la playa, a la desembocadura del río Piles:
Una vez cruzado el puente que salva dicho río comienza otro paseo y continúan las escaleras. El mar Cantábrico a mis pies (qué hermosura):
En frente, el Cerro de Santa Catalina con el Elogio al Horizonte:
Siguiendo por ese Paseo Litoral, se pasa junto al conjunto escultórico Sombras de Luz, más conocidas como las Chaponas (eso,  4 chaponas o planchas puestas en vertical, con agujeros, orientadas cada una a un punto cardinal) y se llega a la zona del Rinconín, con otra de las esculturas emblemáticas de Gijón: el Monumento a la Madre del Emigrante, también conocida como la Mujerona o la Loca del Rinconín,  de corte moderno, con su pelo encrespado y su vestido llevado por el viento y en postura de despedida mirando al mar. Es un poco sobrecogedora, la verdad:
Por esta zona se pasa por un par de playas, una de ellas, la del Cervigón, apta para perros. Enseguida se empieza a subir ya por un sendero. Un nuevo conjunto escultórico me sorprende. Parecían mesas con cuencos esperando a que llegaran los comensales. En realidad son 9 bloques de mármol con vasijas colocados de forma desordenada, que simbolizan las pequeñas cosas perdidas que alguna vez formaron parte de nuestra vida. Es el Canto de los Días Perdidos (perfecta situación para sentarse a contemplar el mar, doy fe):
Siguiendo por el sendero, el paisaje lo inunda todo, es difícil resistirse a la tentación de sentarse en alguno de los bancos que bordean el camino. Pues no me resisto, me siento pensando en si estos bancos estarán entre los que le gustan a mi hermana👭...: 
Pero no me estoy mucho, que tengo que llegar hasta allí, hasta aquel extraño edificio puntiagudo:
Se pasa junto al monumento "Nunca más", junto al mirador del Cervigón, la Torre de Enfilamiento Marítimo o junto a este Parque Joaquim Rubio Camin, donde hay un parking (sí, también se llega en coche, pero merece la pena hacerlo andando, de verdad 😉 ):
Continuando mi ruta y tras sobrepasar la bajada a la playa de Peñarrubia, nudista, se llega a otra zona de bancos 🔝:
Y así, después de recorrer unos 5 km por el litoral, llegué hasta el Parque de la Providencia, donde se ubica este mirador con la forma de la proa de un barco, con distintos niveles a los que se puede subir:
Y contemplar:
Allí pasé mucho rato, en medio de una gran paz, sentada o paseando por los senderos que recorren la enorme campa que forma el Parque, donde se pueden contemplar, además de preciosos paisajes, otras esculturas tan extrañas como el llamado "Paisaje Germinador" con diferentes interpretaciones por su forma (para algunos un satélite a punto de despegar, para otros un dinosaurio herido, un ser de magma, un cíclope, ..., una cosa rara, muy rara, más bien fea🙊):
Otras más modernistas como este "Homenaje a Galileo Galilei XV", de 3 m. de altura, dos planchas de acero, semicirculares, que hace referencia al cosmos, que me permiten enmarcar la "proa" del mirador, allá en lontananza: 
Desde ese Parque de la Providencia se puede continuar la ruta costera hasta la playa de la Ñora, pero me pareció que ya era suficiente y me volví, con gran pena, me queda pendiente 😅.
Ya de regreso, otra vez esto:
Entendí por qué llaman a Gijón la ciudad de las esculturas, es un auténtico museo al aire libre. Otra muestra es esta, ya en el Parque del Rinconín, por donde había subido, pasando de largo, "Solidaridad", 4 cilindros de acero inoxidable entrelazados entre sí, como símbolo de unión, de fuerza y de solidaridad:
A la hora que bajé, y con el día tan maravilloso que hacía, el Parque del Rinconín, otro punto emblemático de la ciudad, junto al mar, estaba lleno de gente tomando el sol y paseando. Ellas, testigos mudas:
Volví a cruzar el puente que limita la playa de San Lorenzo, con la intención de dirigirme al centro. Crucé el Parque Isabel la Católica:
Callejeé hasta llegar a la iglesia de San Lorenzo, con la plaza Campinos de Begoña delante:
Y, cómo no, el Teatro Jovellanos, uno de los teatros nacionales con mejores infraestructuras y con más programación durante todo el año:
Me acerqué a la Plaza Europa, con zonas ajardinadas, estanque, arbolado,...:
Y el museo Nicanor Piñole:
Llegué a la Basílica del Sagrado Corazón de Jesús, un enorme edificio (lo llaman la iglesiona, imaginaos!!):
Detalle del Sagrado Corazón, de 7,75 m de altura y 32 toneladas, esculpida utilizando 19 bloques de mármol. En total, desde el suelo, alcanza una altura de 49,5 m (lo llaman el Santón, estos asturianos utilizan las terminaciones -on/a con frecuencia y sin acritud):
Casi en frente está la Biblioteca Pública Jovellanos, otra enorme mole, con gran cantidad de obras que por su contenido, antigüedad o procedencia no están disponibles para su préstamo:
Desde allí, ya me acerqué de nuevo a la playa de San Lorenzo, y bajé a ella, como no podía ser de otra forma, por la Escalerona (la escalera número 5 creo que es), la más grande, con su bandera y su reloj, punto de encuentro de los gijoneses:
Ya me encontré con mi hija cuando salió de trabajar, nos dimos una vuelta por el puerto, con aquella luz tan especial:
Viendo cómo Don Pelayo asistía a otra puesta de sol:
Cenamos en un restaurante junto a la Plaza Mayor, con una buena sidra recién escanciada y nos retiramos a nuestros aposentos, que mi hija trabajaba al día siguiente.
Yo, sin madrugar demasiado, me levanté, bajé a desayunar y me fui a la calle en busca de mi siguiente destino: La Universidad Laboral.
Pregunté en el hotel por los posibles medios de transporte para la vuelta, porque pensaba ir andando. Me informaron, me tomaron por loca 😳por querer ir andando (no sabían ellos con quien estaban hablando...) y me fui.
Pasé por la plaza de toros:
Por el Molinón, el estadio del Sporting de Gijón:
Y después de andar unos 6 km desde el hotel llegué a la Universidad Laboral de Gijón. Para entrar tuve que solventar algún problemilla, que después he podido entender. Entré de una forma un poco extraña, atravesando una zona escolar porque no encontraba la entrada principal, y es que está en la otra punta del edificio, o sea, la entrada está en la parte más alejada de la ciudad, a espaldas suya, como el Partenon de Atenas, precisamente con la intención de tener que rodear el edificio, que es el más grande de Europa, para apreciar toda su magnificencia. Yo me salté ese paso para entrar y lo crucé por dentro 🙈🙊🙀. De repente, me encontré con esto (me tuve que sentar en un bordillo y no era porque estuviera cansada...):
La iglesia quizás sea lo más espectacular, es la iglesia con base elíptica más grande del mundo. Sobre la puerta principal hay una imagen de la Virgen de Covadonga y encima 4 santos; a uno de ellos, San José (le he señalado con una flecha en la foto), le falta la cabeza como consecuencia de una tormenta (hay leyendas que hablan de que el constructor se la quitó porque no le pagaron lo que debían). La cúpula está hecha sin columnas por lo que también hay una leyenda urbana que dice que cuando se quitaron los andamios el arquitecto y su familia se pusieron debajo por las dudas que había de que el edificio se cayera. Actualmente está desacralizada y se usa para exposiciones.
La torre tiene 130 m de alto y es la más alta de la ciudad y el edificio de piedra más alto de España. Está recubierto en su interior por azulejos de Talavera, todos distintos entre sí y pintados a mano:
Otra parte importante es el teatro, con su escudo central y sus 1746 localidades posibles. Fue el primer teatro climatizado de Europa, con una acústica perfecta, pero que se perdió tras las recientes reformas. Tiene un foso móvil que lo mismo sirve para albergar a una orquesta, aumentar el aforo o expandir el escenario:
Después de pasear por dentro de la plaza-patio, fijándome en todos los detalles sobre los que había leído, salí fuera para ver lo que rodea al edificio. Hay una parte que da mucha pena; pistas deportivas, piscinas,..., zonas completamente abandonadas y muy deterioradas. Me quedo con la parte de los jardines que sí que estaban cuidados:
Y al final, ahora sí, entré de nuevo en el patio central por la puerta principal, atravesando el atrio corintio, espectacular:
Me ha quedado la pena de no poder hacer una visita guiada por todo el recinto, porque aunque yo llevaba leído mucho sobre la universidad, siempre es más interesante que te lo cuenten in situ, pero fue imposible, no había posibilidades para esos días que estuve en Gijón. 
Actualmente, en el edificio está el Centro de Arte y Creación Industrial, la facultad de Comercio, Turismo y Ciencias Sociales, la Escuela Superior de Arte Dramático de Asturias, el Conservatorio  Profesional de Música, el espacio cultural Laboral Ciudad de la Cultura, un restaurante,...
Y en el resto de terreno que forma parte de la finca están ubicados la sede de la Radiotelevisión del Principado de Asturias, la UNED, un campo de golf, un tanatorio, un hospital, un cementerio, el Parque Científico y Tecnológico de Gijón,...
Y ya me fui, sin cansarme de hacer fotos desde distintas distancias y ángulos, que el edificio bien lo merecía:
Muy cerca está el Jardín Botánico que en principio no tenía pensado visitar, pero ya que estaba tan cerca y ahora que estoy más sensible con el tema de los jardines 😄, pues entré. Error. No me gustó nada. Está dividido en zonas y las recorrí enteras. Había muchas plantas que reconocí por verlas aquí en las cunetas y orillas del río. Alguna me llamó la atención, pero en general me pareció un poco descuidado. Seguramente no era el mejor momento (aunque en primavera...). 
Lo mejor:
⤖La zona de la cafetería, donde había algunas bonitas y alegres flores: 
⤖Las vistas de la Laboral desde la zona Entorno Cantábrico:
⤖Los frutales del viejo mundo en la Factoría Vegetal:
Y ya me fui, salí a la carretera pensando en cómo regresaría al centro. Enseguida lo tuve claro: pasé por una parada de autobús, miré horarios y faltaba poco para que pasara uno, así que me quedé esperando, cambiando impresiones con una pareja mejicana que había hecho el mismo itinerario que yo. Regresé al centro, cansada pero feliz. La Laboral me había impresionado. Fui hasta las Termas de Campo Valdés que me quedaron pendientes el día anterior. Primero nos muestran un video explicativo y seguido se ven los restos de las termas. Todavía me dio tiempo a visitar el museo del Ferrocarril, uno de los más importantes de Europa en su género, con una amplia muestra de locomotoras de vapor y otras curiosidades (no tengo fotos ni de las termas ni del museo, se me acabó la batería de la cámara y otra que tengo la olvidé en el hotel, lo siento). Esperé a mi hija y fuimos a cenar al restaurante-sidrería de referencia en Asturias, en los bajos de los edificios con forma de barco que os conté al principio. 
Y nos fuimos al hotel. Al día siguiente, desayuné, hice la maleta y me fui a la estación de autobuses para regresar a casa. Mi visita a Gijón había concluido.