miércoles, 8 de abril de 2020

CRISTIONES


Esta es una receta familiar, concretamente de la parte extremeña de la familia de mi marido y que hace poco ha llegado a mis manos (gracias Bea). Ellas lo llaman cristiones y yo, por lo que he visto en la red y sin estar segura, creo que son lo que en otros sitios llaman pestiños y que, como todas las recetas, en cada familia se le da un toque especial. Yo he adaptado la receta a mis necesidades, o sea, lo he hecho con la cuarta parte de los ingredientes que me pasaron en la receta y que era mucho para nosotros. A ver qué os parece.

Ingredientes:

  • 1/2 kg de harina 
  • 125 ml de aceite de oliva (medio vaso de agua)
  • 125 ml de vino rosado
  • 125 ml de agua
  • 125 gr de azúcar
  •     1 hoja de laurel
  •     2 clavos (yo no se los he puesto, no los tenía)
  • 1/2 cucharadita de bicarbonato
1.- En un cazo ponemos el agua y la hoja de laurel (y los clavos) y se cuece 5 minutos:

 2.- En otro recipiente grande se pone el vino, el azúcar y el líquido del cocimiento anterior y se mueve:
 3.- Se añade el aceite, se bate, y se incorpora la harina de poco en poco y el bicarbonato. Yo lo he tamizado con un colador:
 4.- Al añadir la harina llega un momento en el que ya no puedes mezclar con las varillas (o una cuchara). Es el momento de meter mano a la masa. Amasar bien:
 5.- Dejé reposar una hora aproximadamente la bola de masa y me puse a dar forma: cogía un trozo de masa (como una croqueta pequeña), lo estiraba bien con el rodillo, lo más fino que se pueda, recortaba los bordes con un cuchillo (las sobras las volvía a la bola de masa) dejando un rectángulo de unos 8x12 cm y cruzaba 2 esquinas contrarias. Bueno, en la foto se ve más claro:
6.- Lo fui friendo en abundante y caliente aceite de oliva, observando varias cosas: algunos se desdoblaban y quedaban un poco gordas así que pregunté a mi marido que es el que los había comido (yo ni los había visto) y me dijo que los de su tía eran más finas, más grandes y más triscantes 😞, aunque de sabor estaban buenas. Esta fue la primera tanda:
7.- Así que las siguientes y con su beneplácito, las estiré hasta dejarlas como papel, no las recorté y las freí estiradas o un poco dobladas. En el aceite se inflan, haciéndose como capas huecas y ya me dijo que se parecían más, aunque, eso sí, las de su tía quedaban más claras. Es que no daba abasto a estirar masa, poner en la sartén, dar vuelta, sacar, espolvorear con azúcar,..., alguna se me paso un poco de fritura (pero quedaban bien triscantes 😅)
Este fue el resultado de la 2ª tanda, esperando la hora de la merienda y os puedo asegurar que igual no tienen la forma correcta, pero de sabor están muy, muy ricos, así que ahora que tenemos tiempo esto es muy entretenido: