29/08/2025

PEÑA PRIETA DESDE EL PUERTO DE SAN GLORIO, LIÉBANA, CANTABRIA- V.G.


Como ya he contado más veces por aquí, últimamente me ha dado por subir a todos los vértices geodésicos de Cantabria y este es el más alto. Estuvimos hace muchos años y, aunque yo no me acuerdo, sabía por Angelines, mi prima, la que se acuerda de todo, y que nos acompañó aquella vez, que era muy dura, por lo que llegué a pensar que no iba a poder subir ahora, cuando las fuerzas ya no son las mismas, pero... somos valientes y decididas, en buen estado de forma, así que allá fuimos, mi marido, ella y yo.
A mediados de julio, tempranito, subimos al puerto de San Glorio, divisoria entre Cantabria y León. Los pronósticos del tiempo eran buenos, pero desde Potes nos metimos en una nube 😏. Yo siempre mantuve la esperanza de llegar a estar por encima de ella. Y así fue. Esta foto la hice nada más apearme del coche ya en el parking del puerto:                                 
Comenzamos el ascenso cruzando la Vega de Tama, por un prado, junto a un bebedero, y dejando atrás la carretera que sigue hasta Llánaves de la Reina, ya en la provincia de León, y la subida al collado de Llesba, donde está el monumento al oso pardo, y viendo el Coriscao, otro de mis objetivos futuros:
Pasamos por alguna zona donde la nube cargada de humedad había dejado obras de arte como estas:
Enseguida fuimos cogiendo altura pudiéndonos asomar al otro lado de la primera línea de montañas, los Campanarios:
Seguíamos un track descargado de wikiloc y en una parte nos llevó por un lugar complicado, debimos seguir a 2 chicos que continuaron hacia arriba y cruzaron por el Portillo de las Yeguas, más fácil:
Bueno, el caso es que cruzamos la peña, disfrutando de esta vista sobre la Vega del Naranco, donde está el refugio Tajahierro y que pudimos ver desde distintos puntos para al final, atravesarlo:
Plantas como esta Gentiana lutea (para mí extrañas, pero por allí, abundantes) no pudieron pasar desapercibidas para mi cámara:
Después de rodear el alto del Naranco o Robadorio, llegamos al collado del Robadorio:
Un enorme jito nos indica dónde podemos asomarnos para ver un mar de nubes:
Cruzando el collado nos esperaba una de las partes que más me costó. Había que subir al Alto del Cubil del Can, con un tramo de mucho desnivel, acabando con una trepada (ayudándonos de pies y manos) que consumió casi toda mi energía:
Antes de llegar a la trepada, mientras cogía aire en la cuesta, vimos en el Valle del Cubil a un grupo que nos pareció que subían en bicicleta (más que nada por la cadencia, que las bicis no se llegaban a distinguir), pasando el Refugio Cubil del Can que estaba allá abajo. Poco imaginamos la sorpresa que nos llevamos más tarde...:
Mirando hacia la parte leonesa apenas distinguimos el pueblo de Llánaves de la Reina entre tantos picos. Cerca de ese pueblo ha habido uno de los terribles fuegos que están asolando España este verano:
Una vez superado el Cubil del Can, avanzamos por la cumbre bordeando, sin subir, el Mojón de las Tres Provincias (límite de Cantabria, León y Palencia) y el Monte Infierno, pasando por una zona donde me maravilló el resultado de los movimientos geológicos capaces de colocar aquellas piedras así y allí:
Nuestro destino y el último tramo a seguir ya estaba a la vista. En algún momento parecía imposible poder llegar allí (es la cumbre del fondo, a la izquierda). Todo era tan inmenso a nuestro alrededor...(fijaos en la manchita roja en la derecha de la foto, es uno de mis acompañantes, una hormiguita, no os parece?)
Continuamos bordeando el circo de los Altares, con los pozos al fondo:
Hacia la parte de la Montaña Palentina, están las Lagunas de Fuentes Carrionas, con el Curavacas al fondo, a la izquierda:
La verdad es que el final de la ruta que me parecía tan larga, en realidad fue muy entretenido, era tanto y tan bonito lo que se veía... estamos en la Cordillera Cantábrica, claro!!!. Antes de llegar ya habíamos visto que en el alto había mucha gente (teníamos miedo de no caber😄) y en efecto había varios grupos, entre ellos un hombre que, aunque vive en León, tiene casa aquí, a 200 m de la mía (primera casualidad). Cuando llegamos a la cumbre de Peña Prieta nos encontramos con esto, el vértice en el suelo😭. Yo ya había visto fotos, así que no me sorprendió, aunque me da pena:
Estando en la cumbre, alguien dijo: 'aquello... ¿no son bicis?' Efectivamente, las bicis que habíamos visto allá abajo hacía mucho rato estaban en el alto del Cubil del Can, ya pasada la trepada 😲. No salíamos de nuestro asombro. Al final las dejaron un poco antes de llegar a la cumbre y les preguntamos por si habían subido por otro lado... Qué va, desmontaban las bicis y se las colgaban en la mochila (nos enseñaron fotos, si no, no me lo hubiera creído). Eran 6 y 2 de ellos ya lo habían hecho otra vez y pensaron llevar al resto (para que se jodan, fueron sus palabras 🙊). Mi marido no salía de su asombro Era la segunda casualidad:
Y aquí va la tercera casualidad: de vuelta, un poco más abajo de donde estaban las bicis 'aparcadas', nos encontramos con un compañero de trabajo de mi marido (que se acaba de jubilar) con su pareja. No pude evitar recordar que el día que tuvimos el accidente bajando por los Tornos de Liordes hacia Fuente Dé, en Picos de Europa, también coincidimos con ellos en el teleférico al subir, en los dos casos de forma casual, pero no soy supersticiosa😳!!! 
No me digáis que no son casualidades el encontrar a un vecino, al que no conocíamos, pero que les hicimos una foto, él a nosotros también, y hablando... resulta que somos vecinos. Después coincidimos con un grupo que sube a semejante sitio con la bicicleta a cuestas, desarmada y colgando (no creo que mucha gente se haya tropezado con una cosa parecida en alta montaña) y finalmente, nos encontramos casualmente con un compañero por segunda vez en una montaña así... pero yo no soy supersticiosa 😏 y, salvo que se nos acabaron las baterías a los 3, por lo demás no nos pasó nada malo😨.
Bueno, para la vuelta no íbamos a seguir el mismo camino: un poco antes de llegar a la trepada, nos desviamos a la izquierda para bajar hacia el Hoyo Empedrado. Pensaba yo que cualquier cosa era mejor que volver por la parte de la trepada que tanto me costó... pues no sé qué era mejor. Bajamos por una pendiente de piedras sueltas que apenas nos permitía mantenernos de pie. Mi marido se dejaba deslizar pero yo era incapaz: 
Lo mejor de esa parte fue esta planta, bien fotogénica. Se trata de la Siempreviva de montaña y yo puedo certificar que en la Cordillera Cantábrica existe, cosa que, según la wikipedia, no está muy clara:
En esta parte, por lo que sea, la Genciana amarilla estaba más bonita que a más altura:
Al llegar al Lago del Hoyo Empedrado todo el esfuerzo de la bajada se me olvidó. Era una zona preciosa, tan verde...y el nombre era muy apropiado porque, aunque en la foto no se aprecia en toda su magnitud, todo estaba cubierto de enormes piedras, incluso el lago (fijaos en el tamaño de Angelines que está a la derecha, para haceros una idea de cómo eran las cosas por allí):
En esa zona había mucho agua, a veces canalizado en pequeños arroyos saltarines:
Desde luego, las vacas parecían estar en medio de un oasis rodeadas de agua, pasto, paz, silencio,...:
A partir de ahí seguimos nuestro camino por una pista clara y cómoda:
Continuamos hasta un cartel que nos indica la desviación hacia el Valle del Naranco. Mirando hacia atrás la pista que seguimos, un poco más alta que un río que discurre por el centro del valle y que en invierno y primavera supongo que llevará un gran caudal:
Al llegar a la señal, dejamos la pista por la derecha para cruzar por el Boquerón de Bobias hacia el valle del Naranco, la llanura que hemos visto desde varias perspectivas a lo largo de la ruta, donde está es refugio Tajahierro. Llegamos a un punto en el que dudamos si bajar al llano y atravesarlo, o seguir por una pista que lo bordea. Hicimos esto último, más largo pero más seco, que hay muchos arroyos que van a parar al valle, lo más bajo:
Justo al cruzar ese paso nos encontramos con otra hermosa planta, de atractivos colores, es la Veratrum album, a la que vi algo raro: en todas sus hojas, en sus rincones, había insectos muertos o moribundos. Ahora me he enterado de que es una planta venenosa 😱:
Ya bordeando el valle nos encontramos con este otro remanso de paz, no recuerdo si era el arroyo de la Majarriba o el de Valpriego😁:
En el refugio preguntamos si íbamos por el camino correcto y donde nos teníamos que desviar (a esas alturas ya llevábamos poca batería  por mala gestión, y la queríamos conservar) y aunque yo me estudio bien las rutas siempre me asaltan las dudas, así que era mejor confirmar.
Enseguida dejamos la pista que va hasta Llánaves de la Reina y llegamos al Portillo del Boquerón, el último paso antes de entrar en el valle de Tama, donde habíamos empezado:
Así, compartiendo el final de nuestro camino con el Arroyo de la Vega de Tarna, llegamos de nuevo al aparcamiento en el San Glorio, 11 horas y 18 km después y habiendo dormido apenas 3 horas la noche anterior (bueno, y algo que dormiría en el coche subiendo, supongo), con la moral muy alta, contenta porque mi prima se deshizo de un mal recuerdo (espero), agradecida a mi marido que siempre está para darme apoyo, ánimo, agua y barrita y, sobre todo, muy orgullosa por haber sido capaz de hacerlo, aunque pasara algún rato regulinchi (llegué a decirles que si en algún momento proponía subir al Pico Cortés, el segundo con vértice más alto, no me dejaran, pero ya se pasó y ya lo estoy organizando😊).
Última vista de la Vega de Tama con los Campanarios y la Peña del Portillo de las Yeguas (a la izquierda de la foto):
Finalmente, comparto el track que seguimos nosotros, aconsejando seguir hasta el alto de la Peña del Portillo de las Yeguas:

31/07/2025

PICO SAN CARLOS- SAGRADO CORAZÓN -LIÉBANA, CANTABRIA

En esta ocasión decidimos ir al Pico San Carlos también llamado del Sagrado Corazón, ya imaginaréis el motivo... Sí, en el año 1900 colocaron una imagen del Sagrado Corazón de bronce, de 1 m de altura, en lo alto del Pico San Carlos, en la comarca de Liébana. Y justo al lado está uno de los objetos más perseguidos por mí últimamente: un vértice geodésico que marca los 2211,50 m de altitud. Es el cuarto más alto de la comunidad de un total de 112 que hay en Cantabria.

Con la previsión meteorológica muy presente y tempranito por la mañana, nos pusimos en marcha hacia Sotres, en Asturias. Ya habíamos estado por ahí en otras rutas, pero siempre me sorprende, como si fuera la primera vez (mi marido dice que lo mío es una suerte, que siempre estoy viendo sitios nuevos... yo no estoy tan segura, mi problema es mi memoria, puedo reconocer una piedra y no acordarme de nada más 😕)...

Llegamos a Sotres, continuamos unos 3 km más en dirección a Tresviso hasta llegar al parking que hay en Jito Escarandi para comenzar la ruta andando hacia el refugio del Casetón de Ándara, unos 4 km subiendo por una pista cómoda. Viendo ahora esta foto ya reconozco algunos de los picos que se ven en ella, el Mancondiu (el más alto, detrás queda el San Carlos), a su izquierda el Samelar y a su derecha, el piquito, el Castillo del Grajal: 


Lo que nos rodeaba era como sacado de un cuento: el Canal de las Vacas que baja desde el Casetón de Ándara hasta la majada de la Jazuca (las cabañas donde se recoge el ganado por la noche o en invierno):

Por debajo de unos railes con una vagoneta encima, entramos a una zona minera, donde a mediados del S. XIX se encontraron importantes yacimientos de cinc que se cerraron definitivamente en 1975. Hoy son las mejor preservadas de Picos, conservándose uno de los casetones mineros como refugio de montañeros, precisamente ese que está contra la pared, el Casetón de Ándara (y sí, por la pista pueden subir coches, mejor si son 4X4, que hay algunos baches interesantes, pero creo recordar que desde el aparcamiento estaba prohibido el paso a vehículos no autorizados):
Descansamos un poco en el Casetón, viendo de dónde veníamos. En la foto, por el sendero de la izquierda. Todavía no sabíamos que seguiríamos y terminaríamos por la pedrera con sendero que se ve a la derecha, aunque en distintas direcciones 😓:

En efecto, empezamos subiendo por esa senda hacia la parte de arriba del refugio. Al principio tuvimos alguna duda porque hay muchas opciones, pero enseguida cogimos la buena:

Y así empezó la fiesta. Bordeando el pico (o pica) Mancondíu, que está justo detrás y encima del refugio, por el collado (o collada) de Trasmancondíu girando después hacia la derecha. Enseguida tomamos una pista ancha, pero un poco más adelante, el track que llevábamos nos desvió otra vez a la derecha, pero enseguida nos dimos cuenta que por allí era un poco complicado y enlazamos con la pista principal.
A nuestro alrededor rocas de todos los colores, hoyos, restos de las minas de la Providencia y de Mazarrasa:

Mirando hacia atrás se ve el camino recorrido, con sus vueltas y revueltas (por ahí vimos a un hombre que subía corriendo desde la Fuente de la Escalera hacia nosotros, gritándonos. Le esperamos y era para preguntarnos por el refugio, que se había perdido. Era francés, no nos entendíamos, al final en inglés pudimos ayudarlo, que estaba un poco estresado):

El Mancondíu en el centro. Detrás, por su izquierda, está el Casetón de Ándara y al fondo un mar de nubes que estuvo allí todo el día ( y debajo de las nubes el mar Cantábrico:

Continuamos la ascensión hasta el collado San Carlos, entre el pico Samelar y el San Carlos, que nos permite unas vistas hacia la entrada al valle de Liébana por el Desfiladero de la Hermida, con la sierra de  Peña Sagra por encima y las sierras de Peña Labra e Hijar al fondo:
Por el camino alguna boca de mina:
Y llegamos al pico donde se encuentra el ansiado vértice geodésico y el Sagrado Corazón. Estamos en el macizo oriental o de Ándara de Picos de Europa, seguramente en su pico más emblemático:
Una sensación muy extraña me invadió... Allí arriba todo estaba torcido. Al vértice solo le faltaba un empujoncito para caer al vacío:
Y al vacío sería difícil sobrevivir, estamos a más de 2000 por encima de Potes, que podemos ver allí abajo... espero que ahora, que se celebra la subida en peregrinación al Sagrado Corazón (el próximo domingo por cierto, el primero de agosto de los años terminados en 0 o en 5), lo hayan reparado, estaba completamente suelto e inclinado:
El Sagrado Corazón que ahora vemos allí no es el original. El primero que pusieron en 1900 fue la diana de varios rayos y ahora está expuesto en el Centro de Interpretación de Picos de Europa en Tama y en 1995 pusieron este, sobre un pedestal de casi 3 m de altura. Al principio, la peregrinación se hacía cada 10 años, pero a partir de 1965 se comenzó a hacer cada 5. Es, seguramente, el punto de peregrinación más alto de España:
Entre ambos pedestales yo pensaba en lo que tiene que ser eso el día de la fiesta, lleno de gente que sube a una misa por la mañana para después bajar a las Vegas de Ándara y continuar la celebración con comida, música, baile,...:  

Desde allí, distinguimos Potes, Turieno, la subida al Monasterio de Santo Toribio de Liébana, la carretera que llega a Fuente Dé,....:
Volvernos a fijar en los pueblos de la comarca de Liébana era inevitable, reconociendo algunos y colocando otros con la ayuda del Google Maps:
Comenzamos el retorno, viendo enfrente el Pico Samelar, un poco más alto que el San Carlos (no entiendo por qué el vértice está en el San Carlos 😏) que decidimos no subir, nuestro objetivo era este:
El collado de San Carlos lucía sus más atractivos colores:
Seguimos bajando:
Sintiéndonos  hormiguitas:
Pero disfrutando de cada pico, pudiendo comprobar más tarde, ya en casa, el nombre de cada uno, en este caso y empezando por la izquierda, la Junciana, la Rasa de la Inagotable 😳 y el Castillo del Grajal:
Volvimos hasta el collado de Ándara, pero en lugar de ir hacia la izquierda por el collado de Trasmancondíu (por donde habíamos venido), seguimos de frente por la pista principal y enseguida encontramos una fuente (sin agua): 
Continuamos por la pista, zigzagueando, hasta llegar a un punto, pegado a la montaña, en el que teníamos 2 opciones, o seguir por la pista y al llegar a Vao de los Lobos (mucho antes de llegar a Bejes) seguir por la derecha hacia el parking de Jito de Escarandi (donde teníamos el coche) o seguir bordeando el Mancondíu para llegar en 1 km al Casetón de Ándara y eso hicimos. Nos pareció que seguir por la ruta de Vao de los Lobos era ya demasiado larga (buena decisión, que suponía otros 11 km en lugar de los 5 aprox. por el Casetón, y ya llevábamos lo nuestro 😅):
El siguiente km nos dio mucho de sí, íbamos cambiando de tipo de paisaje, viendo de frente la pista por la que empezamos hacia el Casetón, con el mar de nubes al fondo:
Ya se iba acercando  el refugio:
Ya estábamos cerca del Casetón, pero antes, para mí, una cura 😟... Pude pasar por aquella pedrera, que fue lo primero que vi por la mañana cuando subíamos. Sí, pasé, sin más, intentando no pensar:
Y llegamos al refugio:
Descansamos un poco hablando con una pareja que llevaban días por allí, y comenzamos a bajar:
Nosotros por la pista. En la foto, a la izquierda, el comienzo de la Canal de las Vacas:
Un vistazo hacia atrás y de nuevo el Mancondíu con  el sendero por el que lo habíamos bordeado, el Samelar por detrás, a su izquierda, y el Canal de las Vacas bajando hacia el fondo de la foto:
   
Caballos, yeguas y potros felices:
Y, por supuesto, no podían faltar las flores silvestres, taaan bonitas. He preguntado a mi IA preferida y me dice que son androsace villosa (la rosa), aquilegia caerulea (la azul) y saxifraga granulata (la blanca):
Terminando la ruta, viendo ya el coche:
Y sobre todo un apacible paisaje, con el conjunto de cabañas que forman la majada del Hoyo del Tejo:
Fueron unas 7 horas de ruta, con un desnivel de 1270, llegando a 2211,5 msnm en el Pico San Carlos y unos 18 km caminados, con esfuerzo, sí, pero más que nada por la longitud, no tiene dificultad si vas por las pistas principales. 
Como siempre, dejo el mapa orientativo y aproximado: