La receta de esta tarta o pastel que en la red se conoce como "inteligente", la tenía guardada pero no había encontrado el momento de hacerla así que por mi cumple me decidí.
El curioso nombre le viene porque nosotros hacemos una sola mezcla, con ingredientes básicos además, y en el horno se separa en tres capas perfectamente diferenciadas, con tres texturas diferentes: Arriba, un bizcocho, en el centro como un flan y abajo, más denso, tipo puding (o budin, o pudín). Será cuestión de la densidad de los elementos, pero parece magia.
Yo la he hecho justo con la mitad de ingredientes de la receta original, más que nada, por aquello de que, como acabamos de pasar la Navidad y sus excesos..., pues eso, que no quería tener que comer mucha tarta (¡¡¡como si alguien me obligara!!!). Utilicé un molde rectangular, tipo plum cake, de 30 cm. de largo, 10 cm. de ancho y 6 cm. de fondo.
- 4 huevos.
- 1/2 l. de leche.
- 125 grs. de mantequilla.
- 140 grs. de azúcar.
- 120 grs. de harina.
- 1 cucharada de esencia de vainilla.
- La ralladura de 1/2 limón.
Comenzamos poniendo la mantequilla unos segundos en el microondas para que se derrita porque la necesitamos líquida y fría.
A continuación separamos las yemas de las claras de los huevos (con cuidado de que no quede nada de yema en las claras), poniéndolos en cuencos diferentes.
Batimos las claras a punto de nieve. Para hacerlo, yo, las pongo en un bol grande con una pizca de sal. Las bato con las varillas de la batidora, primero a baja velocidad, hasta que se forme un poco de espuma. Ahora pongo máxima velocidad y se empiezan a formar unas puntas blandas, que no se mantienen en las varillas, se caen. Sigo batiendo y se forman puntas rígidas, se mantienen erguidas, pero si metemos una cuchara en vertical, todavía se cae.
Sigo batiendo y ya se montan a punto de nieve: son más densas y ya se mantiene la cuchara vertical. No pasarnos batiendo porque se llega a hacer grumos (ir comprobando con la cuchara).
Ahora batimos las yemas, que teníamos en otro cuenco, con el azúcar y la esencia de vainilla hasta obtener una crema espumosa. Agregamos la mantequilla, derretida y fría, la leche, la harina (yo siempre la tamizo, la paso por un colador) y la ralladura de limón. Lo mezclamos bien y, finalmente, incorporamos las claras a punto de nieve con movimientos envolventes. Tendremos una mezcla mas bien líquida y algo grumosa.
Lo vertemos en un molde que habremos untado con mantequilla y espolvoreado con harina.
En general, todo el mundo lo hace en moldes rectangulares o cuadrados. Yo también lo hice en uno de los de plum cake porque le iba a hacer pequeño, pero no veo ningún problema para hacerlo en uno redondo, teniendo en cuenta las medidas, claro.
Lo metemos en el horno precalentado a 180º C los primeros 10 minutos. Después lo bajamos a 160º y lo dejamos otros 50 minutos (comprobamos pinchando con un palillo en el centro para ver que sale limpio, cada horno es un mundo, ya sabéis).
Nos quedará doradito por encima, así:
Lo dejamos enfriar completamente (mejor de un día para otro). Lo desmoldamos. Metiendo un cuchillo por los bordes, salió con facilidad y ya vemos el gran milagro, las diferentes texturas: Bizcocho, flan y puding ...
Lo podemos dejar y servir así o darle un toque: yo lo cubrí con azúcar glass y le puse unas cerezas confitadas. Al gusto. Y ya lo podemos cortar.
Las raciones a gusto del comensal.
Y....A COMER!!!
Al principio de comerlo te sorprende, por tanta diferencia en cada bocado, y cuanto más avanzas en la degustación, más te va gustando. También se puede hacer de chocolate, pero esa será otra...receta!!!
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