miércoles, 26 de julio de 2023

DESFILADERO DE LOS ARRUDOS, PARQUE NATURAL DE REDES, ASTURIAS- l

Es la primera vez que pongo una foto semejante de portada, pero es que refleja exactamente lo que supuso para mi esta escapada que enseguida paso a compartir con vosotros. Era abrir la ventana de la habitación por la mañana y sentir, casi tocar, la paz. 
Esta historia comenzó sin pensarlo mucho y nos salió perfecta.  Pero claro, es que Asturias, además de paraíso natural, es una apuesta segura. Tiene 5 parques naturales, ya visitamos el de Somiedo, os lo conté aquí y, en esta ocasión  nos decantamos por este, seguramente el menos conocido, el P. N. de Redes.
Reservamos alojamiento en Campo de Caso, un pequeño pueblo situado en un punto estratégico para disfrutar de las muchas posibilidades que ofrece el Parque Natural. Un poco antes de llegar al hotel, paramos en Rioseco, junto al embalse, donde han puesto este marco incomparable:

También lo llaman La Puerta del Paraíso y tiene sentido: se siente una tranquilidad viendo todo aquello... al lado está también el Monumento a la Liberación, una sección de una cadena.
Un poco más arriba entramos a ver la Cueva Deboyu, junto a la carretera, donde el río Nalón desaparece y vuelve a aparecer 200 m más abajo. Es un Monumento Natural de Asturias, refugio de varios tipos de murciélagos, algunos de interés especial como especie amenazada del Principado. Esta es la vista desde el puente Colorao (donde desaparece):
Y este es el Puente Deboyu desde el que se ve cómo el agua vuelve a aparecer:
Y así llegamos al hotel, situado en lo más alto del pueblo. Para llegar tuvimos un poco de lio porque el GPS nos mandó por un sitio complicado, pero después ya vimos que era más fácil. Es un hotel rural, con maravilloso jardín y preciosas vistas, una casona con su capilla, con su amplia zona de comedor (aunque ahora no funcionaba) y unas pocas habitaciones, lo que yo llamaría un hotel con encanto. Un auténtico remanso de paz. El dueño era muy amable, nos dio algunos consejos muy acertados  sobre las rutas que pensábamos hacer (también nos contó su historia familiar que todavía me estremece...): 
Bueno, el caso es que al día siguiente comenzamos nuestra primera ruta por la zona: el desfiladero de los Arrudos, desde Caleao hasta Roxecu. Lo primero, tomar la temperatura a la mañana 😲:
Y a partir de ahí... una fiesta:
...donde no faltaba ningún elemento:
La luz que pasaba a través de las hojas de los árboles le daban otro tono nunca antes visto al color verde:
Las sendas bajo los hayedos, frescas y muy agradables:
La ruta sigue el arroyo de los Arrudos, por lo que hay que atravesar varios puentes. Este concretamente no sé si es el de la Calabaza de Arriba o el de Abajo (creo que el de la Calabaza de Abajo 😏):
El desfiladero tallado en las rocas:
Y siempre subiendo, se salva un desnivel de algo más de 600 m (llegando a una altitud máxima de 1272 m):
Y al final, la majada de Roxecu, un llano con algunas cabañas (o lo que queda de ellas), por donde discurre el arroyo de Roxecu que ese día estaba completamente seco. Aquí comimos el bocadillo que habíamos comprado por la mañana en el bar donde desayunábamos, en Campo de Caso, con otra pareja que estaba haciendo lo mismo que nosotros:
La ruta continua hasta el lago Ubales pero faltaban de andar otros 5 km, con su vuelta correspondiente, llegando a una altitud de 1678 m y eso ya era mucho... así que desde allí regresamos:
La vuelta, aunque fuera por el mismo recorrido, siempre es diferente, los colores nos vuelven a sorprender:
Incluso las rocas mostraban ahora caras diferentes:
No puedo evitar mostrar en detalle este sector de lo que parece una pintura perfecta. Será algún tipo de hongo o liquen adherido a la roca, pero que me pareció de un detalle y una perfección asombrosos:
Viendo la senda en sentido contrario, el paso parecía imposible:
Nuevos y asombrosos paisajes, naturaleza en estado puro:
Y terminamos el recorrido tomando una cervecita en el camping de los Arrudos, encantados con la ruta que habíamos hecho, en total algo más de 16 km, no carente de esfuerzo, pero sobrada de satisfacción.
Nos dimos una vuelta por Caleao y nos acercamos al embalse, a la colegiata de Santa María la Real de Tanes, que ya habíamos visto al pasar por la carretera:
Y regresamos al hotel para darnos una ducha y bajar al pueblo a cenar. El dueño del hotel nos recomendó dónde cenar rica carne asturiana (restaurante la Tropical) y fue un acierto total. Una vuelta por el pueblo y a dormir, que al día siguiente había otra ruta por hacer. Pero eso es... otra historia!!!

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