Hace poco me encontré con una amiga a la que hacía tiempo que no veía y me dijo que ya sabía por mis redes sociales que había estado en Ámsterdam, bueno, y en más sitios. Intenté recordar esos sitios y apenas se me venían un par de ellos a la cabeza. Cuando llegué a casa busqué en mis fotos y en mi blog y así pude ver que, en efecto, había estado en bastantes sitios. Más tarde, como he tenido que hacer un ejercicio mental, intentando recordar cosas buenas de mi vida, para no quedarme con las malas más recientes, he decidido hacer un resumen de mis excursiones del último año, el 2017, todas ellas de agradable recuerdo, esperando que, como todo este blog, algún día sean mi memoria y mi recordatorio y creyendo firmemente en que, como dijo el filósofo francés Hippolyte Taine, "viajamos para cambiar, no sólo de lugar, sino también de ideas".
Mi primer dilema ha sido escoger fotos entre las muchas que tengo. He intentado que sean inéditas, pero no siempre lo he conseguido porque las que pongo en el blog son las que más me gustan, claro.
La segunda duda que me surgió fue decidir qué foto ponía de portada. Al final pensé que la que más me representa es una foto de las playas que más frecuento, por donde me doy mis buenos paseos y que, además, me trae recuerdos muy felices de mi niñez. Está tomada un día cualquiera del verano pasado en la curva entre las playas de Somo y Loredo, con la isla de Santa Marina al fondo.
A principios de año hicimos una de esas rutas costeras que tanto me gustan, desde la ría de Liencres hasta la ría de San Martín de la Arena, cerca de Suances. Recorrimos todas las playas del municipio de Miengo (excepto la de Mogro-Usil, en la foto detrás de la de Valdearenas, en el municipio de Piélagos):
En efecto, pasamos por las playas de Robayera, de Usgo:
Fuimos hasta la Punta del Cuerno, bajamos a la Playa de los Caballos, nos acercamos a la playa del Huevo Frito, ya en Cuchía, junto a la playa del mismo nombre:
Pero no sólo hacemos rutas por sendas costeras, también disfrutamos de nuestros ríos. La Senda Fluvial del Nansa nos encanta (y es fácil de hacer incluso con niños, no hay excusas).
Caminar junto a las aguas tranquilas del río siempre te transporta a un lugar de paz:
Pero si oyes esas mismas aguas en su rápido discurrir, te sientes vivo, oyes música:
En la primera semana de febrero fui con mi hermana, mi cuñado y mi sobrina Raquel a Gante a buscar a mi sobrina Ángela. Y fuimos en autocaravana. Mi primera vez. Después de recogerla nos hicimos un tour por el norte de Francia (os lo conté aquí) visitando Calais, junto al Eurotúnel, en el Canal de la Mancha:
También estuvimos en Cap Blanc-Nez, la parte de Francia más cercana a Reino Unido:
Y estuvimos en el Havre, cruzamos el Puente de Normandía, buscamos las playas del famoso desembarco de Normandía, para llegar a nuestro principal objetivo, el Mont Saint Michel. Así vi cumplido uno de mis sueños:
Y dejamos Normandía para adentrarnos en la Bretaña. Cruzamos hasta Vannes, ciudad medieval:
Nos acercamos a Carnac con sus menhires alineados y su Grand Plage, bajamos por La Rochelle, actualmente ciudad universitaria, acercándonos a la Le Île de Ré con su precioso faro y regresamos a casa en medio de un vendaval.
Descansé esa semana y al fin de semana siguiente nos fuimos mi marido y yo a Areatza, en Vizcaya, para pasar un bonito fin de semana. Nos lo había regalado nuestra hija y lo disfrutamos a tope, aprovechando para hacer una ruta (esta) en medio de un bonito paisaje nevado: subimos a la Cruz de Gorbea:
Casualmente, la reserva que nos hizo en este pueblo, quedaba también muy cerca de otra cosa que yo tenía guardada en mi carpeta de cosas que quiero ver o hacer: el hayedo de Otzarreta, un paisaje de singular belleza, sin duda:
Después vino Semana Santa, a mediados de abril. Nos fuimos mi hermana, mi cuñado, mi marido y yo a Huesca. Un viaje precioso en el que vimos un poco de todo (lo podéis ver aquí y aquí): monumentos históricos rodeados de leyendas:
Paisajes naturales de gran belleza: mallos, ríos...:
Edificios espectaculares como este castillo del siglo Xl perfectamente conservado, desde cuyas murallas se tienen maravillosas vistas sobre la Hoya de Huesca:Aunque dormíamos siempre en la ciudad de Huesca, desde allí nos desplazábamos por la mañana a distintas zonas de montaña. Así, visitamos la famosa estación de ferrocarril de Canfranc, penoso por el abandono que le rodea:
Seguimos subiendo hacia las estaciones de esquí de Candanchú y Astún, cruzando por Somport a Francia, comimos en Jaca y nos subimos (por otro valle) a Panticosa, lugar donde no me importaría perderme con un buen libro y unas buenas botas de montaña:
Después fuimos a Formigal, volviendo a poner nuestros pies en Francia (sólo un momento) bajo las mayores cumbres de los Pirineos, rodeados de nieve y de agua.
Al día siguiente nuestra ruta nos llevó por un recorrido precioso, junto a varios embalses, para llegar a un pueblo considerado como uno de los más bonitos de España (para mí, creo que el más bonito de los que he visto), Ainsa:
Continuamos ascendiendo pasando por Boltaña, por el desfiladero de Jánovas (de gran valor paisajístico y triste historia que os conté con detalle aquí), por Broto y su enorme cascada, por Fiscal, por Servisé,.... para llegar a nuestro objetivo final: Borla- Ordesa, punto de inicio de importantes rutas de montaña por el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido:
Regresamos a Huesca por otra carretera, pasando por Biescas, pueblo de triste recuerdo por la riada que en 1996 acabó con la vida de 87 personas.
En Huesca también hicimos visitas turísticas, por supuesto: visitamos la Catedral, diferente, la iglesia de San Vicente, el monasterio de San Pedro el Viejo, la plaza Mayor, la iglesia de San Lorenzo, los jardines de Miguel Servet y su árbol del amor de peculiares flores, el Casino,...
Y de vuelta a casa paramos en Zaragoza, con visita obligada a la Basílica del Pilar:
Al fin de semana siguiente fuimos a hacer una parte de la ruta de los 10000 del Soplao, para que mi marido y sobre todo mi prima, tomaran contacto con lo que se iban a enfrentar en mayo. Fuimos desde Carrejo hasta la Campa de Ucieda. Subimos al Escudo de Cabuérniga, con vistas a Ruente y al río Saja, por donde pasaríamos más tarde:
Y bajamos por el llamado cortafuegos, una cuesta indescriptible:
El primer fin de semana de mayo hicimos una etapa costera, parte del Trail del Ecoparque de Trasmiera, por la zona de Isla. Pasamos por la Marisma Joyel, junto al molino Santa Olaja, parte del Parque Natural de las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel, una belleza natural que merece la pena recorrer:
Subimos al Monte Cincho con facilidad, para encontrarnos con un mirador de piedra cuando menos sorprendente, una torre en medio del arbolado (podéis ver más fotos y la ruta con detalle aquí). Y completamos nuestra ruta por la costa, con su precioso relieve:
Y, como ya dije, en mayo se celebró Los 10000 del Soplao, una prueba deportiva con distintas modalidades a cual más dura (también lo llaman El Infierno Cántabro) y nosotros estuvimos allí para sentirlo, que no para participar (para mí, 50 km. andando me parecen excesivos). Vimos cómo los participantes salían de Cabezón de la Sal:
Les vimos pasar por Ruente, fuimos a animarles a la Campa de Ucieda, punto de avituallamiento, donde hacían un descanso y recuperaban fuerzas:
Y les esperamos a su llegada a Cabezón. Fue toda una experiencia, sin duda.
Al fin de semana siguiente, como para estirar las piernas, hicimos otra rutita por la costa (que quiero recorrer toda la costa cántabra). En esta ocasión empezamos en la playa de Luaña, en Cobreces, recorrimos el borde costero como pudimos, hasta llegar a este banco con vistas, junto a la ensenada de Fonfría y a la ermita de la Virgen de los Remedios:
Continuando hasta este mirador con la playa de Comillas de frente:
Justo antes de entrar en Comillas nos volvimos hacia el punto de partida.
Y como a nosotros nos va la marcha, a mediados de junio participamos en un evento deportivo, no competitivo, la Quedada Meracha. Se trata de una marcha circular con principio y fin en Mirones, subiendo hasta las Enguinzas, recorriendo un sendero de gran belleza y disfrutar de la compañía de gente que como diría mi marido "también ha oído la llamada de la montaña". Y unas ricas alubias como premio final. Es la segunda vez que lo hacemos y repetiremos siempre que podamos:
Y ya empieza la temporada de playa, tiempo de relax... ¿o no? Pues para mí no mucho, la verdad! A mediados de julio me fui una semana (bueno, de domingo a viernes) con mi hija a la Coruña, que estaba trabajando allí. Pude ir a la playa, claro:
Pero también hice turismo por la ciudad, que el día es muy largo y yo no tenía más que hacer. Visitamos la Torre de Hércules, subiendo hasta arriba, en el momento en que la niebla luchaba con el sol:
Paseé por los jardines de Méndez Nuñez, por la Avenida Marina con sus imponentes galerías acristaladas, subí al monte San Pedro, visité el castillo de San Antón, pateé una ciudad que estaban engalanando para celebrar la Feria de las Maravillas, visité el Museo Militar y el Museo de los Relojes, en el Palacio Municipal, sede del ayuntamiento, ubicado en la plaza de María Pita, alrededor de la cual hicimos buenas cenas, que en Galicia también se come muy bien:
Fueron unos días perfectos, desconectando de muchas cosas y compartiendo momentos con mi hija con los que no contaba. De vuelta a casa paramos en la playa de las Catedrales, otra foto que quería yo hacer!
Y después de julio vino agosto, tiempo de vacaciones para mi marido, aunque este año han sido escasas, apenas ha podido disfrutar de una semana, la que nos fuimos a Fuerteventura, a casa de mis cuñados. Me encantó poder enseñar a mi hija los rincones de la isla que nosotros ya conocíamos y ver juntos otros en los que no habíamos estado aún teniendo, además, guías de excepción.
Estuvimos en la playa de la Concha en el Cotillo, nos llegamos hasta el faro del Tostón, pasamos por Majanicho, subimos al volcán Calderón Hondo, al mirador de Morro Velosa con sus impresionantes vistas, saludamos a los gigantes Guise y Ayuse, nos asombramos ante aquel oasis visto desde el mirador de las Peñitas, entre Betancuria y Pájara, donde jugamos con las ardillas:
Y, como no, estuvimos en uno de los sitios que más me gustan de la isla, Ajuy, con sus aguas bravas y su arena negra:
Cruzamos a Costa Calma, Morro Jable, otra vez cruzamos a la costa oeste para ir a Cofete, otro de mis sitios preferidos, y nos acercamos a Punta Jandía, uno de los extremos de la isla (nosotros estábamos en el otro, en Corralejo).
En un barco cruzamos a la pequeña isla de Lobos, con su encantador Puertito:
Y descansamos, que también nos dio tiempo, en las magníficas y grandes playas de Corralejo, donde vivían mis cuñados:
Se acabó agosto y con él el tiempo vacacional (el que tuvo, ¿verdad Jose?), pero llegó septiembre y teníamos otro viaje programado: nos invitaron al Gran Premio Movistar de Aragón, carrera de motos que se celebra en Alcañiz, Teruel. Y ya que íbamos para allá, nos tomamos el fin de semana para hacer turismo. En la Rioja visitamos pueblos de gran tradición vinícola, como Haro o Briones. En este último nos asomamos a los meandros de nuestro río Ebro:
Pasamos por San Vicente de la Sonsierra con su iglesia de Santa María erguida en lo más alto:
Pisamos también suelo alavés: comimos en Laguardia, donde encontré las esculturas que tanto había buscado pero que no conseguía ubicar. Dormimos en Zaragoza y al día siguiente tempranito nos fuimos a Alcañiz. La carrera y el ambientazo nos encantó:
Y llegó octubre. El día 1 me puse otra vez en marcha. Esta vez Cádiz era nuestro destino y la autocaravana nuestro medio de transporte. Otra vez pude compartir con mi hermana, mi cuñado y mi sobrina una semana maravillosa. Recorrimos la costa y los llamados pueblos blancos. Precioso Cádiz!!
"Ay, Cái
cuándo podré regresá
a encerrarme contigo en un patio,
dejar que el viento entre las macetas
silbe por tangos..."
Cái - Niña Pastori
En la bahía de Cádiz huele a sal:
Estuvimos en Chipiona, el Puerto de Santa María, Santi Petri, Conil de la Frontera,... Su costa está llena de rincones especiales:
Fuente del Gallo, el Palmar, Trafalgar con su faro, su tómbolo y su historia:
Atravesamos el Parque Natural de la Breña y Marismas de Barbate, comimos verdaderas exquisiteces en Zahara de los Atunes, llegamos a la playa de Bolonia con su famosa duna, lengua de arena que se pierde entre los árboles:
... Valdevaqueros y el Tumbao, Tarifa ventoso:
Nos asomamos al mirador del Estrecho, vimos Gibraltar con sombrero, la Linea de la Concepción,... Y ya nos metimos para el interior, para hacer una ruta por los Pueblos Blancos: Alcalá de los Gazules, Medina Sidonia, Arcos de la Frontera. Subimos la preciosa Sierra de Grazalema para llegar al precioso pueblo de su mismo nombre:
No pudimos evitar pisar suelo malagueño, estábamos taaan cerca (no recuerdo quien tenía tanto interés 😉🙋). Ronda es espectacular y llegar hasta allí supuso cumplir un sueño para mí, un viaje que recordaré siempre (gracias, gracias, gracias):
A finales de Octubre hicimos una etapa del Camino Lebaniego, ya que es Año Jubilar, desde San Vicente de la Barquera hasta Cades:
Volvimos a pasar por la senda fluvial del Nansa, subimos al mirador el Collado, vimos la torre de Cabanzón, ...
Y llegamos a Cades (tenemos pendiente el resto del Camino):
En noviembre fui con mi prima a Vitoria-Gasteiz, con la intención de conocer a fondo esta ciudad, visitando todos los lugares emblemáticos, incluida la catedral:Vimos la plaza de la Burullería y el Portalón, la muralla Medieval, el Palacio Escoriaza-Esquivel, el museo Bibat, el museo Artium, la catedral Nueva y el museo de Arte Sacro, las iglesias de San Miguel Arcángel, de San Vicente Mártir y de San Pedro, las plazas del Machete, de España y de la Virgen Blanca, la calle Dato, la Casa del Cordón, el parque de la Florida,... , y alguno de los murales que adornan la ciudad, como este situado en el jardín de Etxanobe, El Triunfo de Vitoria:
Por cierto, ahora estoy releyendo el libro de Eva García Sáenz de Urturi, El Silencio de la Ciudad Blanca, cuya trama se desarrolla, precisamente, en esta ciudad. Leerlo después de conocerlo es otra historia, colocas cada cosa en su sitio, ahora me gusta todavía más que la primera vez que lo leí.
Y para acabar el año, en diciembre (me estoy dando cuenta, haciendo esto, que, casualmente, he hecho un viaje majo por mes, más o menos), nos fuimos unos días mi marido, mi hija y yo a Amsterdam, cumpliendo un sueño de mi marido, que también él los tiene (y cuando él persigue sus sueños yo le persigo a él, claro). Ver los canales con las luces de Navidad es un espectáculo:
Pero también vimos los museos más importantes de la ciudad, me encantó el de Van Gogh, y también la plaza Dam, la iglesia Nueva, la Vieja, la del Oeste, el Barrio Rojo, los mercados principales (el de Albert Cuyp, el de las pulgas y el de las flores), Begijnhof, NEMO, ..., pero tengo que volver cuando haya flores y las aguas de los canales reflejen árboles vestidos.
No puedo dejar de decir que la aplicación que uso para poner los nombres en las fotos no me permite poner tildes (lo siento).
Por si alguien tiene curiosidad por ver (o recordar) con más detalle alguno de esos viajes o excursiones que describo en este post, dejo los enlaces debajo (aunque ya los he ido poniendo en el relato):
- MIENGO, RUTA COSTERA
- SENDA FLUVIAL DEL NANSA
- MONT SAINT MICHEL, FRANCIA
- GORBEA
- HUESCA, PIRINEOS
- HUESCA, ORDESA
- EL SOPLAO 1
- ISLA, EL ECOPARQUE
- EL SOPLAO BAJO MI MIRADA
- LUAÑA- COMILLAS
- LAS ENGUINZAS: QUEDADA MERACHA
- A CORUÑA
- FUERTEVENTURA 2
- LA RIOJA- ALCAÑIZ- MOTO GP
- CÁDIZ I: PLAYAS
- CÁDIZ II: PUEBLOS BLANCOS Y RONDA
- CAMINO LEBANIEGO- 1ª ETAPA: S. VICENTE DE LA BARQUERA- CADES
- VITORIA- GASTEIZ
- ÁMSTERDAM- PAÍSES BAJOS
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