En el post anterior (CROACIA I), narraba los primeros días de nuestro viaje a este país, visitando Zagreb, los Lagos Plitvice, Zadar, Sibenik, Primosten,.... El sábado por la noche, llegamos a Split, donde habíamos reservado un apartamento. Ahí tuvimos un poco de lío, porque yo visualizaba las fotos que había visto del piso, con vistas al mar y el GPS nos iba alejando de la costa. Me parecía que tenía que estar más cerca. Hablamos con la chica del apartamento que ya nos estaba esperando y solucionado. Efectivamente, tenía vistas al mar, porque estaba en alto. Esa noche cenamos en un restaurante japonés 🍗🍣😅 porque ya estaba todo cerrado, al menos en aquella zona. Al día siguiente, por la mañana, después de desayunar, nos bajamos andando a la playa (estaba cerca), que ya teníamos ganas!!!
Como la ciudad está asentada en una península y la línea costera es tan irregular, tiene varias playas (todas ellas de piedritas, al menos las que vimos) con un agua que invitaba al baño:
Seguido, esta otra playa, desde la que se veía el edificio en el que estaba nuestro apartamento (señalado con la flecha, a 200 m. de la playa en linea recta)
Esta es la bahía Trstenik, allí mismo también, muy bonita:
Así pasamos la mañana. Por la tarde ya cogimos el coche y nos fuimos lo primero a la otra parte de la ciudad a ver la que dicen que es la mejor playa de Split, Kasjuny. Había muuuucha gente y follón de coches para aparcar. Yo me quedo con el entorno, ya que está en la base de un parque forestal, pulmón de la ciudad. Me gustaron más las playas en las que estuvimos por la mañana:
Volvimos al centro, aparcando en la zona donde teníamos pensado cenar, fuera del casco histórico, que es totalmente peatonal, y bajamos andando.
Split es la capital de Dalmacia, la segunda ciudad más poblada de Croacia (después de Zagreb) y uno de los puertos más importantes del Mediterráneo. La parte moderna es más bien fea, pero tiene un casco antiguo precioso. No se puede entender ese casco antiguo si no se sabe su origen. La mayor parte de ese casco está ocupado por lo que llaman el Palacio de Diocleciano, entendiendo que el palacio es, en realidad, una villa, a modo de fortaleza, donde Diocleciano se retiró para pasar sus últimos años. Había nacido en esta zona pero destacó como gran guerrero por lo que acabó siendo emperador del imperio romano. En sus últimos años abdicó (primer emperador que lo hacía), dejando el mando en manos de sus descendientes y se fue a vivir a un palacio que había mandado construir cerca de su lugar de nacimiento. En esa fortaleza amurallada se construyeron distintas dependencias, donde vivían Diocleciano y toda su gente, y varios edificios religiosos. Parte de todo esto se conserva, está declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y es un lujo poder verlo.
Entramos por la Puerta de Plata:
Y fuimos, lo primero, a la catedral, donde trabajaba la dueña de nuestro apartamento, que nos había dicho que ella nos proporcionaba las entradas.
Entramos en la catedral de San Domnius o San Duje, hoy de religión católica, pero originalmente fue el mausoleo del emperador Diocleciano (cosas de la vida, él fue un duro perseguidor de los cristianos y, al final, su mausoleo se convirtió en catedral), por lo que es considerada la catedral más antigua del mundo, al menos el exterior.
Cuando entramos yo pensé que era una capilla dentro de la catedral, es muy pequeña, pero muy, muy pequeña. No sé si os haréis una idea con la foto, pero está tomada desde un extremo (por donde se entra de la calle), el altar en el centro y detrás se ve el fondo, el del coro. De hecho, el Papa, en una visita, dijo algo así como que nunca había visto una catedral tan pequeña y tan llena de historia:
Detalle de los 2 delicados ángeles dorados, encima de los cuales hay una rica decoración de frescos:
Split es la capital de Dalmacia, la segunda ciudad más poblada de Croacia (después de Zagreb) y uno de los puertos más importantes del Mediterráneo. La parte moderna es más bien fea, pero tiene un casco antiguo precioso. No se puede entender ese casco antiguo si no se sabe su origen. La mayor parte de ese casco está ocupado por lo que llaman el Palacio de Diocleciano, entendiendo que el palacio es, en realidad, una villa, a modo de fortaleza, donde Diocleciano se retiró para pasar sus últimos años. Había nacido en esta zona pero destacó como gran guerrero por lo que acabó siendo emperador del imperio romano. En sus últimos años abdicó (primer emperador que lo hacía), dejando el mando en manos de sus descendientes y se fue a vivir a un palacio que había mandado construir cerca de su lugar de nacimiento. En esa fortaleza amurallada se construyeron distintas dependencias, donde vivían Diocleciano y toda su gente, y varios edificios religiosos. Parte de todo esto se conserva, está declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y es un lujo poder verlo.
Entramos por la Puerta de Plata:
Y fuimos, lo primero, a la catedral, donde trabajaba la dueña de nuestro apartamento, que nos había dicho que ella nos proporcionaba las entradas.
Entramos en la catedral de San Domnius o San Duje, hoy de religión católica, pero originalmente fue el mausoleo del emperador Diocleciano (cosas de la vida, él fue un duro perseguidor de los cristianos y, al final, su mausoleo se convirtió en catedral), por lo que es considerada la catedral más antigua del mundo, al menos el exterior.
Cuando entramos yo pensé que era una capilla dentro de la catedral, es muy pequeña, pero muy, muy pequeña. No sé si os haréis una idea con la foto, pero está tomada desde un extremo (por donde se entra de la calle), el altar en el centro y detrás se ve el fondo, el del coro. De hecho, el Papa, en una visita, dijo algo así como que nunca había visto una catedral tan pequeña y tan llena de historia:
Detalle de los 2 delicados ángeles dorados, encima de los cuales hay una rica decoración de frescos:
Otro rincón del interior:
Pero quizás lo más valioso sea esta puerta, por la que se accede desde las escaleras exteriores. Es de nogal, tallada en 1214, con escenas de los evangelios, desde la Anunciación hasta la Resurrección:
También visitamos las catacumbas, escenario de Juego de Tronos:
Después, con más tiempo (que la catedral se cerraba), salimos a la plaza o Peristilo, rodeada de columnas, con la torre de la catedral alzándose majestuosa (se puede subir a lo alto, pero nosotros no lo hicimos):
Enfrente de la catedral, a un lado del palacio de Grisogono Cipci (cuya planta baja está ocupada por una cafetería de lujo) hay una callejuela que conduce a uno de los 3 templos que Diocleciano mandó construir, el templo de Júpiter (el emperador se creía el hijo vivo de Júpiter). Más tarde fue el Baptisterio de la catedral:
Enfrente de la catedral, a un lado del palacio de Grisogono Cipci (cuya planta baja está ocupada por una cafetería de lujo) hay una callejuela que conduce a uno de los 3 templos que Diocleciano mandó construir, el templo de Júpiter (el emperador se creía el hijo vivo de Júpiter). Más tarde fue el Baptisterio de la catedral:
A un costado del Templo está la calle 'Pusti me Proc', que literalmente sería 'Déjame Pasar', la más estrecha de la ciudad, por donde no pasan 2 al tiempo:
Por este otro lado se puede bajar a unos sótanos, unas subestructuras, que conducen a la puerta de la muralla que da al mar, la Puerta de Latón y que hoy están ocupadas por puestos de regalos, recuerdos,.... Encima está el templo de bóveda semicircular abierta al cielo y la residencia del emperador:
Otro de los accesos al Palacio y, quizás el más importante, es esta Puerta Aurea o de Oro:
Saliendo por ella, nos encontramos con la enorme estatua de bronce de Gregorio de Nin (obispo medieval que se opuso al Papa), de 8 m. de alto. Tocamos el dedo gordo de su pie, que da buena suerte, aunque a mí su aspecto o, más bien, su gesto no te creas que me daba mucha confianza, la verdad...:
Buscamos la Puerta de Hierro (la que nos faltaba, que son 4: la de Oro, la de Plata, la de Latón y esta de Hierro), con la Torre del Reloj:
Por ella salimos a la Plaza Narodni, donde se ubica el antiguo ayuntamiento y el Palacio Karepic, con muchas terrazas de bares y mucho ambiente:
Paseamos un rato por las calles del Palacio, llenas de tiendas y bares con encanto y salimos por la puerta de Latón, la que da al puerto, justo en el momento en que se producía uno de esos momentos que tanto me gustan: una maravillosa puesta de sol, donde las aguas del Adriático no pudieron evitar hacer la función de espejo:
Ya de noche, nos fuimos a cenar en un sitio que habíamos visto recomendado, ya fuera del casco viejo y sí, cenamos bien. Volvimos al apartamento y a dormir.
Al día siguiente madrugamos para volver al puerto de Split, donde cogíamos un barco para ir a la isla de Hvar. El día anterior compramos los tickets para el ferry, pero no tienes hora o barco reservado. Te subes al barco por orden de llegada y como queríamos cruzar pronto, pues bajamos con tiempo. La vista del Palacio de Diocleciano, con la torre de la catedral, a esas horas parecía tener un color especial:
El viaje en barco hasta la isla, donde dormiríamos esa noche, la del lunes, fue otra experiencia,⦗...⦘
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