12/06/2025

PECHON: PENÍNSULA ENTRE RÍAS


Todos sabemos que en Cantabria no siempre hace sol, así que he decidido hacer este post con fotos en las que el cielo amenaza lluvia. En realidad, y aunque, en efecto, el cielo estaba muy oscuro, también hubo ratitos en los que salía el sol, dando al paisaje aún mayor belleza si cabe...

Ah, se me olvidaba... estas fotos están hechas en enero 😉😄

Aquel día, vacaciones de Navidad, bajamos de  Reinosa y decidimos comer en Pechón, en el restaurante que hay junto al camping Las Arenas, donde tan agradables días pasamos durante varios años con un grupo de amigos. Desde la entrada nos asomamos para ver la Ría de Tina Mayor (os enseñé la ruta de Tina Menor aquí). Es la desembocadura del río Deva, que ese día estaba color de chocolate, frontera entre Cantabria y Asturias. Aunque en la foto no se ve con claridad, en la esquina de abajo, a la derecha, está la playa del Pedrero, más amplia con marea baja, claro. Su arena no es muy fina (son guijarros, cantos rodados) y su acceso no es fácil (hay que bajar por un sendero), pero es muy tranquila, para algunos un paraíso:
Y ya que estábamos allí, decidimos dar una vuelta por el acantilado de Pechón. Aunque se puede bajar por el camping hasta la playa de las Arenas, y continuar después por el borde de la costa,  nosotros fuimos en el coche por la carretera hasta Pechón, recordando cuando, estando alojados en el camping, por la noche íbamos andando al pueblo mientras se contaban historias de miedo. Entramos hasta el aparcamiento que hay junto a la playa de Amió, y desde allí continuamos andando, ya que parecía que el tiempo nos daba una tregua.
El litoral abrupto:
Pero de gran belleza:
Hay varias playas pequeñitas que ya dan a mar abierta (las Arenas, Pechón, Arama), por lo que no siempre son tranquilas. Pero a mí, la que me parece que tiene mayor encanto es la Playa de Amió, que con marea baja forma un tómbolo hasta las lastras que hay delante:
Por pista asfaltada y entre prados, llegamos al Castillo  de Berón, construido en lo alto de una atalaya. No se puede visitar (es propiedad privada), pero por la imagen que ofrece, con su puentecillo de madera y el acantilado que lo rodea, merece la pena acercarse. Ese día, además, pudimos disfrutar de una variedad de colorido, tan pronto parecía que iba a 'caer la mundial' como salía un 'sol de brujas' que modificaba hasta el color del mar:
Mirando hacia atrás desde el castillo:
Seguimos avanzando:
Ya veíamos el monte Jorca, intuyendo la cercanía de la Ría de Tina Menor:
Y enseguida la ría entre árboles:
Entre pinos atisbamos el monte Jorca en la Sierra de Jerra con la ría y la playa del Sable casi cubierta por la alta marea: 
Hacia el mar Cantábrico esto...:
Y hacia la ría...:
Un día de invierno oscuro, amenazante, pero de una clara belleza. Cantabria también es esto y todo, siempre, hermoso, ¿no os parece?:
Llegamos hasta una casa que hay encima de la ría, donde se acababa el camino y ya nos volvimos por pistas entre prados, un poco más alejados de los acantilados, un  paseo corto, muy agradable!!!
Es la parte de costa más occidental de Cantabria, quizás la menos conocida para mí por cuestión de distancia, pero me parece espectacular. 
No lo puedo definir como ruta, apenas anduvimos 4 km, pero sí que voy a poner el mapa orientativo del paseo, como siempre:
*____En coche desde el camping hasta el parking de la playa de Amió

*____Paseo a pie




02/06/2025

RÍA DE TINA MENOR- PLAYA DE BERELLÍN


Aquel día de septiembre, hicimos una de las rutas que teníamos pendientes desde unos meses atrás: después de bajar de algún monte, entramos en Pechón, Cantabria, para recordar otros tiempos en los que tan bien lo pasábamos en el camping Las Arenas. Y una cosa llevó a otra y al final... bueno, eso es otra historia (próximamente) y ya pensamos en que había que hacer esta, la de la Ria de Tina Menor. Así que...
Dejamos el coche en Prellezo, junto a la iglesia de Santa Eulalia y comenzamos la ruta en dirección a la playa de El Sable. Dejamos el pueblo atrás y nos acercamos al monte Jorca para bajar a la playa por su borde Sur. La bajada, con vistas a los Picos de Europa nevados, ya era una maravilla:

Los hongos y su colorido animan la vista pero también nos hablan del daño que producen al árbol que le hospeda:

Y llegamos a la ría de Tina Menor con sus barquitos varados en espera de que suba la marea:

La marea estaba muy baja y pudimos recorrer la playa que se forma en la margen derecha de la ría de Tina Menor, donde desemboca el río Nansa. Estamos en la playa de El Sable. No lo conocía y me encantó. No sé cómo estará en agosto, pero aquel día la vi espectacular. Era pronto y casi no había gente, pero parece muy natural, casi virgen, con arena dorada en la orilla, rodeada por vegetación más o menos densa. Está muy protegida por la Sierra de Jerra, donde subiríamos más tarde. Bordeando la playa nos encontramos con una pequeña cueva que ofrece un marco incomparable a una playa y un mar Cantábrico que empezaba a subir:

También nos encontramos con pequeñas estructuras de madera, palos que alguien había tenido la idea de ir recogiendo de esta forma tan entretenida:

La marea seguía subiendo:

Agua serena, acristalada, donde la garceta se deleitaba con su propia imagen:

Después de pasear un rato por allí, buscamos por donde empezar a subir al monte de la derecha. Enseguida encontramos el sendero (se puede empezar más atrás, antes de entrar en la playa), conscientes de la velocidad a la que el arenal se iba cubriendo de agua:

Por la sierra, hay varias pistas que la van rodeando para subir entre eucaliptos y pinos:

Llegando a lo más alto y siguiendo hacia la izquierda, después de bajar unos escalones de madera y saliéndonos de la pista principal, llegamos a un mirador perfecto de la ría:
La marea ya había subido mucho y el agua del mar ya se mezclaba con el dulce del río. En frente, Pechón:

Volvimos a la pista principal, seguimos hacia la izquierda, otro tramo de escalones de madera, bajando hasta acercarnos al mar por la parte norte del monte:
Una cabra supervisó nuestro descenso:
Cabra, que si no nos veía aptos para seguir con la ruta, seguramente avisaría al grupo principal que estaba un poco más adelante, en la sombrita, para que tomara medidas:

Una vez pasado el control, continuamos bordeando la sierra de Jerra, sintiéndonos muy pequeños, esperando a que en cualquier momento apareciera el T-Rex...:
Continuamos bordeando la Sierra, viendo, más abajo, por donde después continuaríamos nuestra ruta, la Punta del Morro:
Efectivamente, después de rodear el monte y volver al punto donde comenzamos a descender hacia la playa del Sable, retrocedimos un poco y antes de entrar en el pueblo, tomamos otra pista que nos lleva hasta el borde del acantilado. Un banco con vistas, de esos que tanto gustan a mi hermana, nos invita al descanso:
El litoral, tan maravilloso como siempre en esta Cantabria nuestra, con los islotes de Pesués señalando la cercana entrada a la Ría de Tina Menor:
Nosotros seguimos ahora en dirección a la playa de Berellín, hasta donde llegamos haciendo otra ruta, la de SAN VICENTE DE LA BARQUERA- PLAYA DE BERELLÍN, para completar otro tramo de costa, pasando por varias ensenadas (la de la Mina, la de la Ballena (la de la foto), y la de Guadán), por aquí no muy redondeadas, más bien hirientes: 
Continuamos por pistas, a veces por sendas ligeramente marcadas en los prados, hasta llegar a nuestro objetivo, la playa de Berellín:
Vista desde esta parte, me sigue pareciendo preciosa, rodeada y como protegida por seres mitológicos, enormes (¿solo a mí me parecen cabezas y cuellos de tortugas gigantes estas formaciones kársticas?):
Mirando hacia atrás y a lo lejos, las  rocas que se ven en el mar, los islotes de Pesués, donde comenzamos esta ruta:
Por esta parte, muy cercana a la playa, hay grandes praderías con vacas disfrutando de ellas:
Nosotros por aquí, disfrutando también...: 
Pero algo pasó que parece que a mi marido no le gustó y empezó a correr...¿serían esos seres que parecían rodearnos y ahora nos perseguían desde el cielo? 
Bueno, y así, entre bromas y sin ningún problema, regresamos, ya por pistas mas interiores, hasta el pueblo de Prellezo, donde teníamos el coche. 
*Antes de terminar de contar esta ruta tengo que incorporar un anexo. Hace días, fuimos Angelines y yo a esta sierra de Jerra con la intención de llegar al Vértice Geodésico Jorca, que está en la parte más alta. No nos resultó fácil. Aparte de las pistas, lo demás está completamente cerrado por alambradas y vegetación. La llevé hasta el mirador de la ría, sitio que me parece impresionante, y después seguimos buscando el vértice. Lo teníamos más o menos ubicado pero ni lo veíamos ni encontrábamos la forma de entrar. Al final me metí como pude y lo vi. Las telarañas me rodeaban y toda clase de vegetación punzante casi me tapaba... Angelines pudo entrar un poco por detrás de mí y me hizo esta foto que demuestra lo contado:
Desde allí, yo muy satisfecha, bajamos hasta la playa del Sable, con alguna barquita menos:
Finalmente, y volviendo a la primera ruta, cogimos el coche y nos fuimos a otro mirador de la Ría de Tina Menor pero desde el otro lado. Está al borde de la carretera que va desde Pesués a Pechón y tiene esta vista del monte que habíamos rodeado (justo en la esquina de arriba está el mirador hacia este lado). Cerramos así el círculo, con vistas espectaculares desde las dos partes de la Ría de Tina Menor:
Por último, y como siempre, comparto un mapa que, como siempre digo, es orientativo, especialmente en rutas como esta, con tanto árbol que impide ver las pistas y marcarlas en el mapa (hay carteles que señalan la ruta de alrededor de la Sierra y el mirador de la ría). Aconsejo encarecidamente realizar esta ruta, es preciosa. Nosotros, en total, hicimos unos 15 km, y es poca altura  (el vértice marca 211 m de altitud, pero algún tramo tiene bastante desnivel) y se puede dividir en 2 partes: el monte y el acantilado. Hacedlo, no os vais a arrepentir:


15/05/2025

SANTOÑA-EL BUCIERO-NOJA-EL BRUSCO-ARGOÑOS-MARISMA-SANTOÑA

Este es otro de los tramos de la costa de Cantabria más especiales: no solo es bonito, con vistas espectaculares, sino que además, desde alguno de sus puntos se pueden hacer otras rutas también muy interesantes y que os iré recordando cuando pasemos por la zona. 
Nosotros comenzamos la ruta en Santoña, junto a la iglesia de Santa María del Puerto, donde aparcamos, y buscamos el inicio de la ruta del Faro del Caballo, muy famosa, que vamos a compartir en un primer tramo y que queda por detrás de la iglesia, adentrándonos en el Monte Buciero.
Enseguida encontramos el Fuerte San Martín, construido en el S.XVII, a la entrada de la bahía de Santoña, dominando el canal de entrada al puerto y a la parte antigua de la villa de Santoña.  Aunque esta es la entrada principal, no se accede por aquí, se hace por la terraza, subiendo la cuesta:
Hoy es propiedad del ayuntamiento, declarado Bien de Interés Cultural y sede de la Escuela-Taller de Rehabilitación del Patrimonio:
En los fines de semana de verano se puede visitar. Supongo que será interesante, intentaré hacerlo este verano, junto con una representación teatral napoleónica que aun me parece más atrayente:
Seguimos la ruta, pasando junto a un cartel informativo de las rutas posibles dentro del Monte Buciero. Por la izquierda podemos comenzar (o terminar) una ruta por los 4 picos del Buciero, una de mis próximas rutas, que sube a la Cruz y al vértice geodésico Ganzo.
Pero nosotros continuamos por la señalada como la del Faro del Caballo, bordeando la costa. En cuanto cogemos un poco de altura, esta vista del Puntal de Laredo de frente y de la playa de Santoña a nuestros pies:

El monumento a la Virgen del Puerto también a un nivel inferior:

Nosotros continuamos por el sendero a la sombra, con calor, se agradece:
A veces, el sendero se abre al mar, con estas vistas sobre el puerto deportivo de Laredo con varios picos por detrás en los que hemos estado: la ermita de las Nieves (el más puntiagudo en el centro de la foto), el alto de Guriezo, el Ventoso,...:

Ahí debajo se supone que está la playa Redonda😮:

Continuamos por la fresca senda. Creo recordar que ese árbol caído y cruzado, que he visto varias veces que he pasado por ahí, ya está muy cerca de la desviación hacia las escaleras que bajan al Faro del Caballo (está indicado). 763 escalones😳, pero merece la pena el esfuerzo:
En esta ocasión no bajamos, nuestro objetivo era otro, así que continuamos la senda, que en algunos puntos se complica un poco, el suelo ya no es tan plano ni lisito, pero, con cuidado, se pasa sin problemas:
Cruzar un monte tan cerca del mar.... es un privilegio:  
Y así, bordeando el monte Buciero llegamos al faro del Pescador, hoy cerrado al público:
Y ya salimos a una carretera asfaltada con vistas a Noja y al Cabo de Quejo, ya en Isla, al fondo:
Y bajando por esa carretera, a veces empinada, llegamos a ver la cárcel del Dueso desde arriba, en medio de lo que parece un entorno maravilloso, rodeado de mar, de marisma, de monte:
Pero bajando y cambiando de ángulo, ya se aprecia la dureza de un centro penitenciario: altos muros, concertina de afiladas púas,..., y  eso ya no mola tanto:
Bajamos hasta el mismo borde amurallado del penal, con el cementerio de Santoña y un camping al otro lado de la carretera:
Comenzamos a atravesar la separación entre el monte Buciero y el Brusco (en la foto, de frente, al fondo), por senderos paralelos a la playa de Berria, unos 2 km: 
Y mirando para atrás, la imagen de lo que acabamos de bordear, con parte del camino que acabamos de recorrer por el Buciero, en su cara oeste, hasta bajar al Dueso:
Al final de la playa comienza otro sendero para subir al Brusco. Enseguida cogemos la suficiente altura para  tener esta vista sobre la playa de Berria:
Seguimos subiendo:
Desde arriba ya vemos las playas del otro lado, Helgueras y Trengandín, en el municipio de Noja:
Bajamos hasta la playa, caminamos un poco por la arena y enseguida nos salimos para coger una pista que llega hasta el pueblo. Pero nosotros dejamos de nuevo el asfalto a la altura de las ruinas de la ermita de San Nicolás:
Nos adentramos otra vez en el monte Mijedo (ya hicimos otra ruta por este monte, os lo conté aquí):
Donde la vida, el color,..., nos alegran el alma:
Donde los caminos, aunque ahora descienden, nos mantienen en forma 😅😉:
Y de donde todavía es posible salir y sonreír: 
¿O no os parece que ver esto provoca un subidón de energía?
Hemos bajado hasta Argoños y tenemos que regresar a Santoña. Para facilitar el tránsito, una valla así nos da seguridad:
En lugar de ir por la carretera que viene de Santander por la costa, nos metimos por una local que cruza por el medio de la marisma y la ría de Argoños, pasando por el Mirador de El Gromo:
Seguimos por un paseo peatonal muy agradable:
Cruzamos el puente, próximo al puerto pesquero de Santoña, donde los pequeños barcos se alinean ordenadamente, atados a cuerdas:
Y, callejeando,  llegamos a nuestro punto de partida, la iglesia de la Virgen del Puerto:
Por último y como siempre, acompaño este reportaje de un mapa orientativo que, como siempre digo y sobre todo cuando pasa por montes o bosques, no será muy exacto, pero sirve para hacerse una idea. La ruta no tiene pérdida, está señalizada con todas las opciones posibles. A nosotros nos salieron unos 18 km, pero existe la posibilidad de hacer solo la vuelta al Buciero que ya es muy bonita: