Otro tramo de la costa de Cantabria que no había publicado todavía es este, desde la isla de Pedrosa hasta Astillero. Ya compartí la excursión que hicimos desde Pedreña hasta Pontejos aquí, así que, damos un pequeño salto desde las islas de San Juan (un pequeño archipiélago de 3 islas entre Elechas y Pontejos), hasta la isla de Pedrosa. Ese día aparqué junto al muelle de Pontejos y cámara en mano, comencé mi paseo con esta vista del Puente de Pontejos y Astillero en frente:

Junto al Club de Remo de Pontejos comienza un bonito y tranquilo sendero que te acerca a la isla de Pedrosa:

Desde ese sombreado y relajado camino podemos ir viendo la bahía la bahía de Santander (la primera foto) pero yo a la ida no me estuve mucho a hacer fotos, lo haría a la vuelta. Cuando se acaba la pasarela, se sale hacia afuera, alejándose del litoral y enseguida se llega a la antesala de la isla, un pequeño bosque donde ya podemos ver el primer edificio en estado ruinoso de este complejo sanitario, el Pabellón María Luisa Pelayo:

Está vallado alrededor para evitar accidentes, pero verlo e imaginar las mil historias, seguramente de sufrimiento, que aquellas paredes encierran, impresiona:
Varios tipos de jardines, el japonés, el azul, el de la seda, el oval, seguramente ayudaban en la recuperación de los enfermos de este lazareto. Hoy apenas quedan restos de ellos. El mejor conservado este, el jardín de rosas: 
Y después de atravesar el bosque, entre eucaliptos, llegué al puente blanco que une Pontejos con la isla: merece la pena pararse en el puente con este panorama, la empresa Equipos Nucleares de frente:

Nada más cruzar el puente, yo me metí por un camino a la izquierda, que bordea la isla, junto al agua. Tenemos la bahía de Santander al lado. Desde ahí hacia tierra adentro, las aguas se reparten entre las rías de Solía y la de San Salvador. Coincidí con algún avión que se estaba colocando para iniciar el despegue y alguno que aterrizó con los veleros de testigos (al fondo, Santander):

Y llegué al embarcadero, deteriorado también, por donde desembarcaban lo viajeros o tripulantes de barcos con alguna enfermedad contagiosa importada de América, era la vía de entrada a la isla cuando todavía no existía el puente:

Hoy, la gente llega en avión:

Junto al embarcadero está el Teatro Infanta Beatriz, recientemente restaurado, construido en 1914 por orden de Alfonso XIII, cuando la isla pasó de ser lazareto (islas utilizadas como centros de cuarentena para enfermedades contagiosas), a ser un Sanatorio Marítimo Infantil. Junto a él, la escalinata, el acceso a los centros de la isla (no sé cómo lo subirían algunos de los enfermos 😏):
Continuando por el borde del mar, llegamos a tener esta vista, las islas de las que hablaba al principio, hasta donde llegamos en la ruta anterior, en la zona de Elechas, a la izquierda de la foto y el istmo que ahora une la isla con tierra firme a la derecha:
Ya me subí a la parte alta de la isla, para recorrer todos sus paseos, este junto a la capilla Virgen del Carmen:
Dejó de funcionar como centro hospitalario en 1989, pero en 2006 la isla acoge en uno de sus pabellones restaurados, el Antiguo Lazareto, un centro terapéutico dedicado a la rehabilitación y reinserción de drogodependientes. En otro de los edificios se lleva la parte administrativa de varios programas relacionados con la ley de dependencia de Cantabria. Junto a estos edificios modernos, que son parte de la Fundación Cántabra para la Salud y el Bienestar Social, ver el estado de abandono y ruina en que se encuentra el pabellón Victoria Eugenia da pena, la verdad:

Bueno, después de pasear por la isla, entre sus edificios, algunos con actividad, otros penosos, subiendo por el paseo de las hortensias, pasando junto al monumento a Manuel Martín de Salazar (director General de Sanidad en aquel tiempo), y sobre todo, pensando en las leyendas y curiosidades, algunas truculentas, otras paranormales, que rodean a este complejo,..., ya me salí de allí y me volví andando al coche por el mismo sendero:

En la valla que protege y bordea la pasarela de madera, encontré este liquen que me pareció una verdadera obra de arte, de esas cosas que te ponen en paz con el mundo:

En la orilla del agua el esqueleto de alguna embarcación abandonada a su triste destino...:

Y así, sumergida en mis pensamientos, volví a pasar por el Muelle de Pontejos, donde un grupo de chicas 👌, se iban metiendo al agua con sus embarcaciones mientras el entrenador les daba indicaciones desde tierra. Esta chica, con el paseo marítimo de Astillero de fondo, entrenaba la modalidad en solitario:
En este otro caso, con Equipos Nucleares de fondo, entrenaban en pareja:
Cuando llegué al coche, como hacía tan bueno, decidí continuar con mi paseo, crucé el puente de Pontejos y... bajé a verlo por debajo:

En esta zona, por debajo del puente, hay varias rampas que utilizan los remeros de Astillero, su sede está cerca. En una de esas rampas estaba jugueteando con algún pececillo esta garceta común. Me lo pasé muy bien con ella, parecía estar jugando al escondite:

Hacia el otro lado está el Carguero de Orconera o Puente de los Ingleses, estructura de hierro cuya reinauguración como paseo peatonal estaba prevista para el pasado 30 de noviembre. Primero pasé por el muelle de la Orconera:

Seguí por el paseo marítimo y tuve la oportunidad de enmarcar la iglesia de San José:
Iglesia que siempre me ha llamado mucho la atención por su forma, con sus dos torres tan diferentes, por la fila de ventanas redondas de la parte superior,... no sé, siempre me ha gustado:Llegué hasta la escultura del Pescador, sentado en el muelle. Está realizada en bronce y expresa una sensación de gran paciencia, esperando a que pique algún pez...:

...mientras sujeta la cesta donde, seguramente, ya tiene la comida de su familia para ese día:

Desde esa parte del muelle la vista de la iglesia y del parque de la Planchada que lo rodea también me gusta mucho:

Ya decidí volver al coche y dar por terminado mi paseo. Todavía tenía que cruzar de nuevo el puente de Pontejos, pero antes me acerqué a la nave que alberga la Sociedad Deportiva de Remo de Astillero, con esta imagen tan representativa:

Finalmente, acompaño el post, de un mapa orientativo de la ruta que yo seguí, siempre aproximado: Un bonito paseo, sin ninguna dificultad, de unos 10 km, con el atractivo añadido de las leyendas que lo rodean.
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