viernes, 20 de septiembre de 2019

HELSINKI (FINLANDIA)- CRUCERO



Helsinki fue nuestra segunda escala en el crucero por el Báltico, visitando las principales capitales (nuestra anterior visita a Copenhague la conté aquí).
Después de un día de navegación, el martes llegamos a puerto a las 10 de la mañana y a las 21:30 ya debíamos estar de vuelta en el barco para zarpar a las 22:00. Desde que el barco atraca en el puerto hay autobuses lanzaderas que te acercan al centro cada media hora (esta vez costaba 16€/pax, ida y vuelta, y ya compramos los tickets en el barco). Nosotros, después de desayunar nos pusimos en marcha. Decidimos ir, lo primero, a Suomenlinna. Es una fortaleza construida sobre 4 islotes conectados por puentes (en algún sitio he leído que son 6, pero yo solo he visto 4 😬), es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y está a unos 3 km de Helsinki. Para llegar cogimos un pequeño ferry en la Plaza del Mercado que en una media hora nos llevó. 
Dejábamos atrás algunas de las señales de identidad de la ciudad: la Skywheel (la noria de toda la vida, oiga) y la catedral Uspenskin, que visitaríamos más tarde (aunque en la foto parece que el cielo está muy oscuro, en ningún momento tuvimos la impresión de que nos fuera a llover; de hecho, enseguida despejó completamente e hizo un día maravilloso):
Hacia el mar, diferentes islas al alcance de nuestra vista (en esta foto se ve nuestro barco al fondo):
En una media hora llegamos a puerto. Nos dejó al lado de uno de los puentes que une a dos de los islotes y comenzamos la excursión: nada más salir del ferry ya encontramos unos carteles indicadores con la Ruta Azul que se puede seguir y que, junto con el mapa que te dan con el ticket del ferry, te ayudan a verlo todo. En total, de un extremo a otro de la fortaleza hay menos de 2 km y vas viendo las murallas construidas para protegerse del ejército ruso, evitando su avance (no les sirvió de mucho, en 1808 se rindieron y los rusos ocuparon la fortaleza durante más de 100 años):
Cruzamos la Puerta del Rey, la entrada más ceremonial de la fortaleza, llamada así por ser el lugar donde desembarcó el rey Adolfo Federico de Suecia en su primera visita:
Continuamos rodeando la isla observando los restos del armamento de otros tiempos, como este cañón de la época rusa (el más grande que he visto), ubicado en un punto estratégico del perímetro amurallado: 
Medio enterrados en bancos de arena están los almacenes donde guardaban la munición. Se parecen a las casas de los hobbits de la peli preferida de mi marido, El Señor de los Anillos (aunque las de la peli están en Nueva Zelanda, pero estas se parecen, ¿no creéis?):
En un rinconcillo hay una pequeña playa en la que no había nadie, al menos ese día, pese a que hacía muy bueno y era agosto (yo he visto fotos con gente y bañándose 🏊💪🏊):
Hay distintas zonas donde lugareños, helsinguinos y turistas pueden pasar un día muy tranquilo y agradable, la verdad.
Siguiendo la ruta llegamos a la Plaza de Armas donde está el sepulcro del señor que construyó la fortaleza:
Desde esa plaza y casi pasando desapercibido, se ve el Dique Seco, uno de los más antiguos del mundo y que aún funciona:
Saliendo de la plaza hay una serie de túneles que destacan por su perfecta conservación. Todo ello hace que esta fortaleza constituya un ejemplo de arquitectura militar siendo declarada por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad en 1991. Hoy es uno de los sitios más visitados de Finlandia:
Llegamos a la iglesia, de diseño moderno (nada que ver con la original, construida durante la ocupación rusa). Cuando los finlandeses se independizaron de los rusos cambiaron las torres con cúpulas bulbosas o de cebolla (uuuh, se llaman así, majos, son las típicas rusas) por lineas rectas porque no creían adecuado que lo primero que vieran los visitantes que llegaran por mar fueran vestigios rusos. La torre actual, además de su misión religiosa, hace las funciones de faro para barcos y aviones. Está rodeada por piezas artilleras invertidas y cadenas:
Aunque en la foto anterior se aprecian mejor las cadenas y la artillería, no he podido resistir la tentación de poner esta foto a contraluz, ¿a qué parece más bonita?:
Por dentro es más bien sosita:
Salimos por la puerta del reloj al embarcadero principal. En este edificio está ubicada la oficina de información turística:
En esta fortaleza marítima, hogar de unos 800 lugareños, fijos, hay creo que son 6 museos (del juguete, militar, de aduanas, histórico,...) y uno de ellos es el submarino Vesikko, donde se puede ver la tecnología de la época de la 2ª guerra mundial, en la que combatió:
Cuando creímos haber dado vuelta a la isla 🌍, volvimos al embarcadero donde habíamos llegado y nos volvimos a tierra firme. Un lugar privilegiado desde todos los puntos de vista:
La vista del Mercado Viejo, nos indicaba la cercanía a la Plaza del Mercado, la más emblemática y animada de la ciudad, donde siempre hay puestos de ropa, recuerdos, artesanía y comidas típicas, tradicionales. Dejamos para el final la visita del Mercado, edificio restaurado pero conservando sus señas de identidad, pero cuando llegamos acababa de cerrar 😖:
A esta Plaza del Mercado da el Palacio Presidencial. Tiene unas 100 habitaciones (durante la 1ª guerra mundial fue hospital militar) y el día de la independencia de Finlandia acoge a unos 2.000 invitados:
Pero nuestros pasos se dirigían, casi de forma inevitable, hacia el edificio de ladrillo rojo, tejado verdoso y cúpulas doradas. Se trata de la catedral Uspenskidedicada a la Dormición de la Virgen María. Es la catedral ortodoxa más grande de la Europa Occidental, recuerdo de la influencia rusa en la historia de Finlandia. Situada en una colina, destacan sus 13 cúpulas (imposible que salgan todas en la foto 😅), en representación de Cristo y los 12 apóstoles:
La entrada es gratuita y por dentro es muy alegre, llena de coloridos iconos que representan a personajes y escenas de la bíblia (por cierto, algunos iconos han sido robados, uno de ellos en presencia de cientos de turistas; por eso ahora no dejan acercarse al altar): 
De la cúpula central (que parece la puerta al cielo) cuelga una espectacular lámpara de araña:
Bajamos de la colina y nos dirigimos al otro gran edificio famoso de Helsinki: Si primero estuvimos en el rojo, ahora nos acercamos al blanco, la catedral de Helsinki, luterana, con sus cúpulas verdes (1 grande central y 4 más pequeñas) y los 12 apóstoles encaramados en las esquinas y salientes de la azotea del edificio (es la colección más grande del mundo en estatuas de zinc):
El interior es todo lo contrario del de la catedral roja y aunque había leído que era muy fea por dentro, a mí no me lo pareció. Es sobria, sí, sin el colorido de la ortodoxa, pero elegante en su simpleza, un lugar perfecto para pensar y relajarte, en un ambiente austero.
El púlpito, dorado, y el altar presidido por una imagen que representa la Deposición de Cristo en el Sepulcro me parecieron suficiente adorno:
El punto de color lo daba el órgano, precioso:
Esta catedral, la blanca, la luterana, está en la Plaza del Senado desde la que se accede subiendo 45 escalones. No se me ocurrió hacer una foto panorámica de la plaza 😵, pero he visto que tenía fotos seguidas y he hecho esta composición. Quizás no se aprecie el tamaño de la plaza, pero os aseguro que es enorme y vista desde lo alto de la escalinata, desde la catedral, impresiona (todavía no sabía que me iba a sorprender aún más con otra plaza que vimos un par de días más tarde...). En la foto se pueden ver los edificios más emblemáticos de la ciudad: el Palacio del Gobierno (en la foto, el amarillo de la izquierda), el museo de la Universidad (el edificio de la derecha),... En el centro está el Monumento a Alejandro II de Rusia, considerado "el Buen Zar", en agradecimiento por acabar con años de sufrimiento del pueblo finés:
En una esquina de la plaza (en la foto, justo a la derecha del edificio amarillo) está la casa más antigua de Helsinki, de 1757, hoy Museo donde pasar un buen rato con niños:
En las calles que rodean a esta Plaza del Senado, están ubicados los edificios de los poderes político, religioso, cultural, científico y comercial más emblemáticos y poderosos del país.
Nosotros continuamos nuestra ruta en dirección a la estación central del tren. Enseguida llegamos a la Plaza del Ferrocarril presidida por el Teatro Nacional de Finlandia, de estilo modernista, que con sus formas equilibradas y con su color gris y tejados rojos dan aspecto de ser mucho más antiguo de lo que es (abrió sus puertas en 1902):
Justo a mi espalda cuando sacaba la foto anterior, está el Ateneum, museo de arte de Helsinki, con una impresionante fachada llena de simbolismos (bustos de un pintor, un escultor y un arquitecto, encima figuras femeninas haciendo la función de columnas que simbolizan las 4 formas del arte clásico: pintura, escultura, música y arquitectura,... 🙆):

Y seguido está la Estación Central, un curioso edificio (considerado como una de las estaciones más bonitas del mundo por la BBC) que recuerda la época en que estaban bajo el dominio ruso aunque se inauguró cuando ya eran independientes. Destaca la torre del reloj, donde se fijan a diario más de 200.000 personas que pasan por allí (nosotros, que también nos fijamos, pudimos ver que, o el suyo o el nuestro estaban mal, teníamos 4 minutos de diferencia 😳) y los 4 gigantes que custodian la puerta de acceso con un globo en la mano:
Detalle de los gigantes y..., a ver, he leído que en estos señores se fijaron en una película pero no decían en cúal. ¿Alguien me puede ayudar? porque he buscado y no encuentro nada ni los de mi casa (que son más peliculeros que yo 😄) saben a cúal se refieren. La curiosidad me corroe 😱!!! Porfis 🙏...:

Desde allí nos fuimos en busca del Parlamento de Finlandia, un enorme edificio, situado en un pequeño alto (como les gusta a los finlandeses poner todas sus cosas importantes, subidos en un montículo, para que impresionen más, 💪) y este impresiona, vaya que si impresiona: Tiene 14 columnas corintias y 5-6 pisos comunicados por escaleras de mármol y por los curiosos paternoster: son una especie de ascensores formados por compartimentos como para 2 personas que, en cadena, van subiendo y bajando constantemente, sin parar, o sea, tú te subes en el primero cuando pasa y te bajas cuando llegas a tu planta, sobre la marcha🎡:
Continuando la ruta que había elaborado, la siguiente visita era a la iglesia de Piedra (Temppeliaukion Kirkko). Está excavada en la roca, con un tamaño mucho menor que lo que se proyectó en un principio (la cuarta parte) por temas de dinerito, claro. Está rematada por una cúpula de láminas de cobre. Tiene una acústica perfecta porque no se pulió la roca de las paredes. La luz exterior entra por una banda acristalada de vigas de cemento que dan al interior unos colores muy especiales. En resumen, es una auténtica obra de diseño:
Continuamos nuestra excursión. Había leído acerca del Monumento a Sibelius. Sabía que estaba lejos, a 1,5 km de la Iglesia de Piedra, pero lo apunté por si andábamos bien de tiempo. Y sí, fuimos hasta allí. Está en el Parque Sibelius y conmemora a un compositor finlandés. La escultura tiene 10,5 m. de alto, compuesto por 600 tubos de acero huecos soldados formando una ola y que recuerda a un órgano. Esto fue motivo de gran controversia porque Sibelius apenas compuso nada para órgano:
Al final, las críticas se solventaron añadiendo otra escultura con la efigie del compositor (no sé yo si el buen señor estaría muy contento...):
Mi marido dice que no merece la pena ir andando hasta allí para ver tubos huecos, pero a mí sí me gustó y ya le dije, "qué poca sangre de artista tienes, hijo😩, los tubos no son sólo tubos, que están bien labrados, son bien bonitos". ¿A que tengo razón?. De hecho, hay una copia de este monumento en París y otra obra con un concepto parecido en Nueva York:
Regresamos paseando junto al mar (qué agradable paseo, ¿verdad maridito😊)? y después cruzamos por un parque por una zona deportiva con bonitos y coloridos árboles como este serbal (qué agradable paseo...):
Bueno, bromas a parte, nuestro siguiente destino era la Capilla del Silencio o Kamppi Chapel pero cual fue nuestra sorpresa al encontrarnos con esta plaza, la plaza Lasipalatsi, un espacio público creado encima de la ampliación de un museo de arte moderno, lleno de protuberancias y tragaluces. He leído que la visita a ese museo,  el Amox Rex, es toda una experiencia por sus salas de imponentes escalas y extrañas perspectivas. Otra muestra del diseño finés:
Y ahí estaba la Capilla del Silencio. Peculiar por su forma exterior.  Su base tiene forma como de huevo cocido partido a lo largo y revestido de madera:
Pero también es peculiar su interior. No tiene ventanas ni elementos que distraigan. Es un espacio abierto a cualquier religión. Y a ninguna. Es, simplemente, un lugar donde pensar, descansar, rezar, encontrar la paz, pedir ayuda,..., donde todo está permitido si no molestas a los demás, si te duermes nadie te despertará: 
Camino ya del puerto donde teníamos que coger el bus que nos acercara de nuevo al barco pasamos por Esplanadi, el parque más famoso de la ciudad. Creía que lo íbamos a ver lleno de gente, pero no. Es un agradable parque alargado, con bonitas zonas ajardinadas (me gustaron mucho los jardines de la ciudad, con muuuchas y variadas flores pero colocadas con sentido, con orden):
Al final del parque, ya cerca del mar, de la Plaza del Mercado, está Havis Amanda, una escultura de bronce sobre una fuente de granito. Representa a una sirena saliendo del agua, entre algas, simbolizando el renacer de Helsinki. Está rodeada de peces y de 4 lobos marinos y yo, la verdad, me esperaba otra cosa (a ver, cuestión de gustos...). A su alrededor los helsinguinos celebran el día del estudiante y del trabajador:
Y ya estamos otra vez en la Plaza del Mercado, donde comenzamos por la mañana. En primera línea está el ayuntamiento (en la foto anterior, el edificio de la derecha). Ahora ya me fijo en él, que cuando llegamos sólo tenía ojos para la catedral roja y la blanca (la ortodoxa y la luterana) aunque estén por detrás. Este es un edificio de fachada blanca y azul, de estilo imperial, diseñado originalmente como hotel:
Precisamente paseando por delante del ayuntamiento, entre calles, se asoma la catedral de Helsinki, la blanca, imponente:
Estuvimos por la plaza, jugando con cosas curiosas que había por allí, como unas esferas medio llenas de agua que daban la imagen invertida de lo que había detrás, bueno, tonteriucas varias...
Total, que cuando quisimos ir a ver el edificio del mercado por dentro ya estaba cerrado.
Con la misma, cogimos el shuttle-bus y nos volvimos al barco. Cuando llegábamos solíamos ir lo primero a tomar algo y después nos duchamos y nos preparamos para ir a cenar. Pasar por la Galería, el pasillo central, siempre era un espectáculo. No me digáis que no dan ganas de buscar el dedo de Dios de la Capilla Sixtina:
Después de cenar siempre buscábamos algún espectáculo. Esa noche creo que fue un gran show que se montó el equipo de animación en el teatro principal. Allá vamos...:
En resumen, puedo decir que a mí Helsinki sí que me gustó, vi una ciudad nueva, moderna, de reciente construcción, una ciudad de diseño, no en vano fue declarada Capital Mundial del Diseño en el 2012 y Ciudad del Diseño por la UNESCO desde el 2014. Se respira diseño. En cambio a mi marido no le gustó demasiado. Él prefiere ciudades con historia y la de Helsinki ardió en 1808 en un tremendo incendio que destruyó la ciudad completamente, por lo que no hay nada anterior a esa fecha. A mí, sin embargo, sus principales edificios (como las catedrales, por ejemplo) me parecieron una maravilla. Algún día serán históricos y yo les he visto "casi" recién construidos y eso me llena de orgullo y satisfacción 😊 . 
Y así, a las tantas, terminamos el día, intentando dormir deprisa para estar descansados para nuestra siguiente visita: Tallín, Estonia
Os recuerdo que si queréis echar un vistazo al relato de las demás escalas del crucero, estos son los enlaces:
➠ TALLÍN (ESTONIA)
➠ SAN PETERSBURGO (RUSIA)

No hay comentarios:

Publicar un comentario