lunes, 22 de julio de 2024

ASÓN, RUTA DE LOS LABERINTOS

Esta es una de las rutas más bonitas que he hecho. Y mira que por Picos de Europa hemos hecho varias espectaculares, pero esta...
Su historia es esta: Había oído hablar a mi prima de la ruta de los laberintos del Asón muchas veces. Al principio pensaba que se refería a la ruta de la vuelta al Colina que ya habíamos hecho y que tiene también algún pasillito, pero cuando ya lo aclaramos, un día decidimos hacerlo. Vaya con los laberintos....
Estamos en el Valle de Soba y nos vamos a adentrar en el Parque Natural Collados del Asón. Para ello, dejamos el coche en el aparcamiento que hay una vez subida la carretera en zig-zag del Asón, pasando el mirador de la cascada, justo en el alto, que estaba lleno de coches. Empezamos siguiendo de frente la pista con un cartel informativo de la zona, pasando junto a la fuente Bezón, un mirador del valle del Asón y varias cabañas a nuestra derecha hasta llegar al alto de la Posadía, tomando una desviación a la derecha, un poco más adelante de donde empezamos la ruta de la Colina (os lo conté aquí). Enseguida intuimos lo que nos esperaba:
Vistas espectaculares:
 Empezamos una dura subidilla, hacia los Castros de Horneo:
Estructuras rocosas de todas las formas y tamaños:
En la foto, en el centro, al fondo, lo que se ve más bajo, está el Picón del Fraile, a 1659 m de altura, con la bola tan visible desde distintas partes de Cantabria. Es el Escuadrón de Vigilancia Aérea (EVA): 
Continuamos en busca de nuestro siguiente objetivo, la entrada al Canal de Canalijo, marcado por este árbol caído nos espera:
Comenzamos una sucesión de pasillos entre enormes rocas:
El camino es claro, a veces señalizado con jitos como el de la foto. ¿Lo veis? no, no es el grande 😄:
El Canal o Cañón de Canalijo es eso, un canal laberíntico entre enormes formaciones rocosas de hasta 40 m de altura que a veces tiene fuertes bajadas en las que tuvimos que echar el culo al suelo porque, además de la pendiente, había piedras sueltas y resbaladizas. Y sí, vale, también había un poquito de miedo 😔. Y, ¡cómo no!, mi marido siempre dispuesto a inmortalizar esos momentos:
Y claro, si cuando en una ruta de montaña estás subiendo te encuentras con una bajada, ya sabes que más pronto que tarde vas a tener que subir... pues ahí estamos, resquilando (sí, sí, buscad, que estamos 😅)
Seguimos avanzando por el laberinto rocoso hasta salir a una zona más abierta: 
Detalle de la parte superior de alguna de esas formaciones rocosas, labradas por los distintos fenómenos meteorológicos con libertad y aparente "facilidad":
Y cuando nos parecía que lo "peor" ya había pasado (sin sufrir en ningún momento, por el contrario lo disfrutamos mucho), nos encontramos con esta ventana. A través de ella vimos el camino que nos esperaba allá abajo. Aquí sólo nos asomamos para continuar por la derecha:
El sendero nos acercó hasta la cueva Turrutuerta, cuya entrada se distingue bien porque la enorme roca que le sirve de pared lateral por la derecha está inclinada, reposando sobre la pared de la izquierda, como si se hubiera caído:
Seguimos el camino que nos permite ver esta construcción-refugio para los duros días del frío invierno:
Y así llegamos a la cabaña Concinchao (o Cochifrita 😏, no sé quién pone los nombres en esa zona😳):
Yo, como siempre, no puedo evitar fijarme en flores tan fotogénicas como esta, que apenas puede hacerse ver en un suelo de secos helechos:
Por esta zona comimos los bocatas para continuar por una transitada senda:
Ahora tocaba una bajada:
Y entramos en Canalahonda. Este pasillo es más amplio en la base que Canalijo aunque las paredes que lo cierran siguen siendo enormes, unos 40 m. de altura. Dentro hay un pequeño bosque de hayas. Nos llamó la atención el suelo cubierto por una esponjosa capa rojiza de abundantes hojas, como si estuviéramos en otoño pese a ser primavera. Todo ello parecía sacado de un cuento de hadas y nosotras buscando al duende. Fijaos qué pequeñas se nos ve, imaginad la grandiosidad del entorno...:
A este sitio también lo llaman la Cañada del Silencio... un lugar mágico:
Y salimos al Collado de los Lobos con amplias vistas:
Cogimos otro sendero viendo por debajo el camino que íbamos a seguir hasta llegar a la llanura de Brenavinto (en la foto, señalado con varias flechas), por debajo de los Campanarios, hasta llegar al Alto de la Posadía, donde cerraríamos el círculo, y continuar  por la pista asfaltada. En la foto, a la izquierda, señalado con una flecha, el laberinto o Canal de Canalijo:
Pero para llegar a ese sendero todavía nos quedaba bajar bastante, cruzando otro bosque de hayas:
Y así nos fuimos acercando a la llanura o poljé de Brenavinto, cruzado por varias y serpenteantes vías de agua, que en invierno llegan a inundar este prado; desde aquí se ve con claridad su origen glaciar. Cuando subimos a Colina esto era un lago totalmente congelado, hielo que se iba rompiendo haciendo un extraño sonido. A veces, dependiendo de la época, el camino marrón que se ve en la foto bordeando el prado, es un río:
En el Alto de la Posadía nos encontramos con un conocido que iba guiando a un grupo para hacer otra de las varias rutas que se pueden hacer por la zona y juntos fuimos bajando la pista hacia el coche. 
En resumen, esta ruta, de unos 12 km, es preciosa, espero poder repetirlo🙏... si podéis, no desaprovechéis la ocasión de hacerlo, me lo vais a agradecer😊. También me gustaría hacer las demás opciones que hay en este Collado del Asón porque estoy segura de que todas merecen mucho la pena.
En esta ocasión, en lugar de hacer yo el mapa orientativo, os dejo el enlace al track de wikiloc que nosotros seguimos. Para quien no lo conozca, me parece un poco lioso diferenciar unas rutas de otras, quizás por los nombres (Brenavinto, Brenalengua, Brenaromán, Bustalveinte, Canalijo, Canalahonda, Hondajón, Ojón...), así que la que aquí he descrito es esta:

martes, 9 de julio de 2024

ENSALADAS VARIAS 6


Una conversación con mi prima sobre uno de nuestros temas preferidos, la comida😋, me recordó que tenía esto sin publicar, que junto con otros 5 post de ensaladas ya compartidas, forman un buen fondo de platos frescos, muy apropiados para la época estival, fondo que no pretende otra cosa que no sea dar ideas. Al final pondré los enlaces a los otros post.
Esta primera foto es de una ensaladilla a mi estilo: patata, zanahoria, guisantes, judías verdes, todo troceado y cocido (yo primero lo troceo y después lo cuezo al vapor en la olla rápida), y huevo cocido. Una vez frío, añado bonito y pimiento rojo en conserva y aceitunas. También suelo añadir cebolla en daditos y un diente de ajo pequeño muy picadito (me encanta el punto que le da, ya advertí al principio que era una ensaladilla a mi manera😊). Lo mezclo con mayonesa y lo presento así, individualmente (si no somos muchos...) espolvoreado con perejil fresco picadito:
Este otro plato, más contundente, tiene una base de garbanzos cocidos (yo los cuezo en invierno cuando hago caldo y congelo una parte para tenerlos en verano). Los acompañé con tomate natural, pimiento rojo y verde, langostinos cocidos, cebolla  (todo troceado) y bonito en conserva. Para mí lo aliño con aceite de oliva virgen extra, vinagre y sal, pero como a mi marido los garbanzos no le gustan demasiado, a él le pongo mayonesa para enmascararlos un poco 😉:
En este caso he montado una ensalada más fiestera 😄. En la base puse rodajas finas de tomate rico, rico. En el centro y ayudándome con un aro, puse bacalao que, previamente, había cocido al vapor y separado en lascas (a veces lo hago a la plancha) y encima langostinos cocidos y pelados. Lo aliño con aceite, siempre oliva virgen extra (que me lo traen de Jaén 😋), vinagre  y sal, y un chorrito de vinagre de módena, que a mi marido le gusta mucho:
Esta última es más ligera: una base de lechuga, 4 triángulos de queso semicurado que es el que suelo tener en casa, colocados de forma que divida la lechuga en 4 partes. Se trata de poner una cosa en cada una de esas partes, al gusto. En este caso puse en una, tomate, en otra jamón de pavo, en otra membrillo y en la otra aguacate, todo ello partido en cuadraditos. Por encima cebolla, que en mi casa no puede faltar, y aliñado con 3 partes de AOVE, 1 de vinagre, la yema de 1 huevo cocido aplastado y sal, todo ello metido en un tarro tapado y movido hasta que emulsione: 
Como dije, os dejo los enlaces a los otros post de ensaladas, por si os apetece buscar inspiración, ojalá lo encontréis:










sábado, 6 de julio de 2024

SONABIA, PLAYA DE SAN JULIÁN- LAREDO

 

Esta es una de esas rutas que siempre había querido hacer pero por unas u otras cosas... El caso es que un día me di cuenta de que era de los pocos tramos que nos faltaban de la costa de Cantabria y aunque al Monte Candina ya habíamos llegado viniendo desde otro punto (os lo relaté aquí), nos faltaba hacerlo por la línea costera, así que nos pusimos a ello!!
Preciosa ruta. Con un punto de aventura (por un paso un poco más comprometido), pero muy, muy recomendable. 
Comenzamos en Sonabia, junto a Oriñón, dejando el coche junto a la ermita de la Virgen del Refugio (hay un parking más adelante, pero es pequeño y preferimos andar un poco más):
A partir de ahí, por un sendero nos acercamos a la playa de Valdearenas, nudista, de no muy fácil acceso, de unos 150 m de larga, preciosa:
Pero nuestra intención no era disfrutar de la playa sino de llegar a Laredo subiendo y bordeando por un sendero en la montaña de la izquierda, Candina, como por debajo de los Ojos del Diablo. Según íbamos tomando altura, la playa se veía en todo su esplendor:
No éramos los únicos en hacer la ruta, gente que, como nosotros, seguía el sendero:
En algún punto, ese sendero se convertía en escaleras talladas en roca:
Pasos estrechos, sin dificultad y con maravillosas vistas...:
...¿O no os lo parece? Sonabia, Punta Lanzadoiro, Cabo Cebollero (la Ballena, que aunque desde esta altura no lo parece, a ras de suelo y con la marea adecuada, sí que parece una ballena emergiendo de las aguas), Oriñón...:
Y, como no, bajo la supervisión de los buitres leonados. No en vano, este monte Candina alberga la única buitrera ubicada en el litoral, siendo, además, la más cercana al mar de toda Europa:
Continuando la ruta, nos acercamos al punto más problemático del recorrido, lo que llaman el Paso del Francés. Bueno, la verdad es que a mí me pareció que no tenía ninguna dificultad, pero delante de nosotros iba un grupo y, entre ellos, una chavala se negó a seguir y se tuvieron que volver... El paso está entre las 2 rocas de la foto, una alta y la de la derecha más bajita (al fondo, Laredo y el Buciero, Santoña):
Llegando al paso, con la seguridad que te da el cable:
El paso visto desde la otra parte. No me pareció arriesgado, la verdad, además, si estuviera mojado, que es el único peligro que veo, siempre te puedes agarrar al cable para no resbalarte... 
Esta es la parte más alta, ahora comienza el descenso hacia la playa de San Julián. Las vistas desde aquí...bueno, ya lo veis:
No faltaban florecillas a las que acercarse para intentar ver todos sus detalles:
El descenso continuaba por senderos bien claros, en un entorno...:
Una vez atravesado el monte de encinas que hay debajo de la zona más rocosa, donde ya hay alguna cabaña de ganado, y mirando para atrás esta es la vista de la Peña Candina que acabamos de atravesar:
Y llegamos a la ermita de San Julián, o lo que queda de ella, algo restaurada por vecinos y amigos del Camino de Santiago (por aquí pasa el Camino del Norte): 
Un poco más adelante, la playa de San Julián, un rincón espectacular. A esta playa se puede llegar en coche desde Iseca Vieja u otros pueblos del Valle de Liendo:
Bajamos hasta la playa por una pista rallada muy costosa, muy pindia, sí, con algunos pequeños desprendimientos, pero debíamos continuar. Algunos árboles se prestaban como marco natural:
Y algunos caracoles se resquilaban por donde podían con tal de disfrutar de las vistas:
La ensenada de Erillo permitía apreciar el color de unas aguas transparentes, de un color...¿caribeño? donde no hay mucho oleaje ni demasiada profundidad:
Y justo encima, el cargadero de Erillo o de la Yesera, utilizado para subir el mineral de yeso desde una antigua mina de yeso que había al borde del mar:
Por la zona quedan restos de los alojamientos de los obreros, de los hornos... pero la mina duró poco tiempo, la extracción resultaba cara.
Continuamos avanzando y la perspectiva nos permite apreciar esto, como un abanico de roca, afilado en la punta:
En cualquier punto puedes encontrar un bonito marco para un bonito paisaje y un bonito cielo... Esto es Cantabria 🙌:
Pero hablando de marcos, qué os parece esta ventana con Laredo al fondo?: 
Y llegamos a la punta de la bandera negra, creo que se llama Punta Irio, que siempre me llama la atención. Tendrá una explicación que yo no he encontrado. Hace 9 años (madre mía, 9 años ya...) llegamos hasta aquí desde Laredo (aquí lo podéis ver) y la bandera parecía la misma 😲:
Bueno, con la intención de ir completando la costa cántabra, nosotros queríamos llegar exactamente hasta aquí, donde acabamos la vez anterior, pero la hora se nos fue de las manos y fue apareciendo niebla por la parte oriental (hacia donde teníamos que volver), así que decidimos llamar a mi hermana y a mi cuñado para que nos fueran a buscar a Laredo y desde allí nos llevaran a Sonabia a recoger el coche, siendo esta ruta la única (si no me falla la memoria, que pudiera ser) que no hemos hecho circular. En Sonabia nos tomamos una cerveza y con la misma para casa.
Ay el tiempo...! Tan efímero como esta flor:
Finalmente, además de animaros a hacerlo, merece la pena, pongo un mapa de la ruta, que no es exacto, pero sí aproximado y orientativo: