Pues sí. Necesitamos, Virgencita, que conviertas todas nuestras penas en alegría. Penas por falta de salud, por hambre, por falta de trabajo, por falta de amor, de comprensión,...
A las 12 y pico del mediodía de este sábado 14 de Septiembre, víspera de la Bien Aparecida, empezábamos la ruta La Cavada- Santuario de la Aparecida.
Empezábamos 7 caminantes, (la tía de Asun nos dio ánimos y sus mejores deseos). Un poco más adelante se nos unirían otros 3, Quino, Luis Carlos y Felipe.
Las vistas hacia los barrios de Moncobe y Monte son maravillosas.
En el Calerón nos desviamos a la izquierda y empieza la subida, bueno, el preámbulo.
Me parecía imposible haber subido tanto.
Aquí estaba el tramo más difícil para mí. El objetivo desde abajo era la torreta de la luz, que se veía inalcanzable. Pero sí, gracias a la ayuda de Quino y de Goyo (sin vosotros no sé si lo hubiera conseguido), llegamos al objetivo.
A mí me pasaba como a Asun, que teníamos que parar para recuperar la respiración. Así podía ver a esos dos chavales, que solos o con su padre, no paraban de hablar. Envidiable su buen rollo.
Avanzábamos hacia el alto de Fuente las Varas, con vistas al valle de Matienzo.
Al pasar por El Cerrillo no pude evitar recordar cuando yo era pequeña y subía algún domingo con mi abuela María, a ver a su hermana y sus sobrinos, que vivían aquí (ella procedía de aquí). Ya entonces me encantaba la sensación de libertad, de naturaleza en estado puro... Algo ha cambiado pero poco.
Y llegó, llegó. La hora de recuperar fuerzas. Ya habíamos parado a tomar el aperitivo (jajaja) antes de empezar la subida dura, cuando yo veía la torreta como misión imposible, pero el momento estelar de la jornada tuvo lugar en Fuente las Varas, en otra casa familiar. Los escalones me parecían cómodos sillones. Sólo nos faltó el mantelito de cuadros (jajaja). Bocadillo. A mí me encantan los bocadillos pero por no sé qué rollos del peso, pues no los como, así que me tengo que apuntar a estas excursiones para poder darme el gustazo de un bocata de tomate y jamón, uhmmm!. Una fruta y una cola-cola y mujer satisfecha. En realidad llevaba dos bocatas, el otro de tortilla francesa de bonito, pero con uno tuve suficiente.
Y continuamos la marcha. ¿Próximo objetivo? Llueva, en la foto, al fondo. Bajamos por la carretera, a veces atajábamos por algún prado (Luis Carlos nos quería hacer saltar por verdaderos precipicios, nos tuvimos que negar, que no era el momento de deportes de riesgo, incluso nos hizo pasar junto a una piara de cerdos. No sé si estaría harto de nuestras risas y conversaciones y no sabía cómo deshacerse de nosotras, jajaja).
Incluso "Rastreator" parecía no querernos ni ver. El tráfico en esta carretera es prácticamente nulo por lo cual el perro se podía permitir el lujo de tumbarse en mitad. Así le encontramos y así se quedó. Ni se inmutó.
Otra parte dura. Subimos por lo que parecía una calzada romana. El paisaje a nuestro alrededor seguía siendo precioso.
Angelines subía como si no le costara, la tía. Daba gusto verla, disfruta muchísimo haciendo estas rutas y, además, te contagia. Nunca se cansa.
Lo peor ya había pasado pero todavía parece que queda algo, a juzgar por mi mirada, pero bueno, enseguida tomé un poco del zumo energizante que subía Quino y ya lo veía de otra forma. Nos daba aaalas. Más de 20 años subiendo le han dado experiencia suficiente para saber qué clase de fruta da el mejor zumo para subir a la Aparecida, jajaja.
Nos metimos en un bosque cerrado de árboles, con alguna bajada. Esta parte es la que a mí menos me gustó. Los que fueron el año pasado, todos menos Pepe y yo, creo, pasaron este tramo de noche, con la luz de las linternas, sólo veían las estrellas entre las hileras de los árboles, y dicen que fue algo inolvidable.
Cuando salimos del bosque a la carretera, empezó a morrinar y ya no paró. Nos tuvimos que poner los chubasqueros y darnos prisa para bajar. Se cerró de niebla y ya no pude ver el Santuario desde el alto y decir la mítica frase:" ¿ahí estás?". Fue una pena porque el resto del día hizo buenísimo para andar.
Cuando llegamos, tras quitarnos la ropa mojada, fuimos a ver a la Virgen. Estaban celebrando misa pero a Ella la tenían en el local de al lado por lo que pudimos tocarla.
Y eso fue todo amigos. Sólo me queda agradecer a mis compañeros de ruta su compañía, su ánimo, su ayuda, su ejemplo,..., y espero no haber entorpecido mucho su marcha. Lo pasé muy bien.
¿Hacéis alguna marcha de este tipo, de culto, de las que se realizan en un día determinado, en honor a un santo o, simplemente, porque es la costumbre?
Ole ole y ole
ResponderEliminarBien dicho, y por si no ha quedado claro !!!!OOOOOLE!!! jajaja. Gracias
EliminarQue bien te ha quedado , solo te ha faltado introducir en el texto la mitica y tan nuestra la frase !,,, Meis matao!!!!
ResponderEliminarQue sepas que tenía una foto, en la que estoy yo mirando para arriba, preparada con la famosa frase, pero al final la quité porque igual no se entendía. Bueno, te la mando. jajaja. Tenemos que hacer las camisetas!
EliminarQué paisajes más bonitos!!!!!!!!!!!!!!!! Qué tierra más maravillosa!!!!!
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