viernes, 13 de marzo de 2020

PARQUE EUROPA- MADRID

Hoy siento la necesidad de acabar este post que, primero por las fiestas de Navidad y después porque tuve un serio problema con mi ordenador (una larga historia que todavía no ha terminado y que ya contaré en su momento), dejé a medias, con las fotos descargadas pero poco más. La verdad es que con el portátil que me trajeron los Reyes Magos podía haberlo terminado, pero al retomarlo quise poner  otra foto y, esperando a tener mi ordenador, donde tenía las fotos, se ha ido pasando el tiempo... Pero aquí está, en recuerdo y apoyo a la Comunidad de Madrid, la autonomía española que en estos momentos está más azotada por el COVID-19, pero que sabrá sobreponerse y seguir siendo la gran capital económica y centro cultural y turístico que todos conocemos.

Hoy decido publicar esto en apoyo a la Comunidad de Madrid, la más afectada en España por el COVID19 (en estos momentos), pero que sabrá sobreponerse y seguir siendo el gran centro turístico y la capital económica y cultural que todos conocemos.

3 meses después de realizar el viaje tengo que rehacer este post que primero con las fiestas se quedó un poco en espera y después de Navidad tuve un serio problema con mi ordenador (se estropeó y tuve que llevarlo al taller, una larga historia que todavía está en veremos...) y, aunque ya había descargado las fotos y con el portátil que me trajeron los Reyes Magos podía acabarlo, al retomarlo quise poner otra foto y esperando para cuando tuviera mi ordenador, se ha ido pasando el tiempo... Bueno, pero aquí está, el relato de un finde en Madrid con visita a uno de las localidades de las que tanto se ha hablado últimamente en relación con el dichoso coronavirus.

A mediados de diciembre aprovechamos un fin de semana para ir a Madrid a casa de nuestra hija. Como ella sabe que a mí me gusta ver cosas, programó un plan que me pareció perfecto. Se trató de ir a ver el Parque Europa, en Torrejón de Ardoz. No lo tenía apuntado en mi carpeta y todavía no me explico por qué. No había visto ni oído nada de este parque y Torrejón me sonaba por la base aérea estadounidense. Pero después he oído en la tele, en redes sociales,..., en todas partes he escuchado y leído acerca de esta ciudad por el tema de la Navidad (momentos felices) y después por el maldito coronavirus... 
Bueno, nosotros fuimos a ver el Parque Europa, que, además de ser una gran zona verde, cuenta con las réplicas de 17 monumentos emblemáticos europeos.
Tiene varias puertas de acceso, 4 creo, nosotros entramos por la que está en la c/Álamo y nos fuimos hacia la derecha. Se pueden seguir unos indicadores muy claros para no perderte nada. Lo primero nos encontramos con la réplica de la Torre de Belém. La original está en Lisboa, en la desembocadura del Tajo, también rodeada de agua. Esta está construida a escala 1:3. Yo no conozco la original:
Seguimos hasta la Puerta de Alcalá, símbolo madrileño, de tamaño muy parecido a la original (escala 1:1,1):
Cerca de la Puerta están la Tres Gracias, una escultura, réplica a tamaño real de la que se encuentra en el Museo del Louvre, en París. Yo ni recuerdo verla en París ni la vi aquí, creo que debía estar en proceso de mantenimiento ese día, no sé 😔...
Siguiendo el paseo, nos encontramos con el Atomium, la representación de una molécula de hierro, con sus 9 esferas. El original de Bruselas, mide 102 m de altura, a mí me impresionó cuando lo vi. Este es más modesto, a escala 1:9:
Seguido está la Plaza de Europa, exclusiva de esta parque, con una extensión de 250 m². En el centro tiene un mapa de Europa rodeado por una fuente cuya forma está basada en el logotipo del Consejo de Europa (algo parecido a una e), con 12 estrellas de diferentes alturas. Alrededor las banderas de los 27 países miembros + la de la UE (habrán tenido que hacer algún cambio por el tema del brexit...):
Continuando la ruta nos encontramos con una zona infantil que se llama "Diversión en la Granja" y que cuenta con 5 atracciones: Un circuito de coches safari, otro de mini coches de Fórmula 1, otro de trenes, un mini-golf y un tren eléctrico que recorre el parque pasando por los distintos monumentos. Todo ello ambientado con diferentes animales y personajes propios de una granja:
Continuamos y el siguiente monumento famoso con el que nos encontramos es el Manneken Pis. El original está en Bruselas, una pequeña estatua de 50 cm hecha en bronce. Cuando la vi allí me decepcionó un poco, la verdad, así que esta, que es del mismo tamaño, ya la vi de otra forma. Es una fuente con un niño haciendo pis. La gran diferencia con el monumento original es lo que lo rodea. En Bruselas está como en una esquina de un edificio:
Seguimos y la siguiente parada la hicimos ante la Fontana de Trevi que aquí tiene justo la mitad de tamaño que la de Roma y, por lo menos ese día, mucha menos gente a su alrededor que cuando la vi en Roma. En el centro, Neptuno:
Protegida su espalda por unos pinos y contrastando colores nos encontramos con el David de Miguel Ángel, a escala inferior del original. Aquí tengo una gran duda: creo haber visto esta escultura cuando estuvimos en Florencia pero no recuerdo haber visitado la Academia de Bellas Artes de esa ciudad, donde está ubicada la obra original... no sé, tengo que revisar fotos (cuando las recupere en mi PC que está en reparación 😱😥😩). El caso es que es una figura que da gusto ver, no en vano dicen que es la escultura mejor hecha por el hombre, el ideal de belleza masculina...:
Ya en la esquina del parque, está la joya de la corona, la Torre Eiffel, 10 veces más pequeña que la de París (esta mide 30 m frente a los 324 m que mide la torre francesa), y que aunque aquí solo es una estructura de hierro, me transportó al momento tan emocionante que fue el poder ver por fuera y por dentro la Torre Eiffel (hace ya 20 años...uuuffff). Una pena es que en este tiempo no había flores porque he visto fotos en las que la Torre está rodeada de preciosos y floridos jardines (aquí era donde quería poner una foto de la torre y sus alrededores, pero....).
Bueno, la visita siguiente, me dio un poco de risa, la verdad. Había leído que otra cosa para ver era un barco vikingo, pero no esperaba esto:
Bueno, seguimos. En una campa había unos elefantes hechos recortando arbustos. Graciosos también:
Al lado hay una amplia zona recreativa, con mesas para comer, y una cascada que ese día no tenía agua. Seguido hay un área canina, una zona donde poder soltar a los perros porque en los demás espacios hay que llevarlos atados.
Otra atracción para visitar es la llamada "Mujer Gigante", una animación cultural para ver el funcionamiento del cuerpo humano. Han dividido ese cuerpo gigante en 6 partes visitables y así poder ver la boca, el cerebro, el útero, los riñones, un feto (la señora está embarazada),…, todo ello previo pago:
A continuación, la Plaza de España, un conjunto arquitectónico que puede representar a cualquier plaza mayor de cualquier pueblo/ciudad de nuestro país, una composición de fachadas única en España y que en el centro tiene una réplica de la Puerta del Sol de Madrid:
Por detrás, la Plaza Mayor de Madrid, donde hay otra puerta de acceso al parque (creo que la principal):
Es una composición de fachadas diseñada en exclusiva para este parque. En los laterales de la Plaza de España, por la parte de fuera hay una representación de 16 construcciones típicas regionales de España. La primera hacia donde miran mis amores es la de Cantabria:
Nos dirigimos al Teatro Griego, una recreación de los auténticos. Tiene una muestra de diferentes columnas y una escultura alada llama la atención, la copia de la Victoria de Samotracia que se exhibe en el Museo del Louvre (si lo vi allí, no lo recuerdo):
El teatro tiene un escenario con forma ovalada:
Desde las gradas se pueden ver los espectáculos de luces, sonido y agua que se realizan en el lago que está enfrente y también se tiene una buena vista del Puente de Londres:

Subimos por unas escaleras hasta un mirador, una atracción infantil (la Pista de Ovnis Locos, uuuh) y llegamos a la Puerta de Brandenburgo. Esta réplica de la de Berlín está construida a escala 1:2,5 con gran fidelidad, con la cuádriga en lo alto (no conozco la original): 
En ese entorno está la sección del muro de Berlín (una de las 45.000 secciones que formaban el famoso muro) cedida por el ayuntamiento berlinés a la ciudad de Torrejón de Ardoz:
Desde esta zona, que queda un poco en alto, bajamos de nuevo a la altura del lago para continuar viendo una réplica de los molinos de viento holandeses. Han construido 3, eso sí, a menor escala (unos 12 m de altura):
Lo siguiente que nos encontramos y que casi nos pasó desapercibido pese a cruzar por él, fue este Puente de Van Gogh. Uno parecido a este, el puente de Langlois, estaba situado en Arlés, un pueblo de Francia donde vivió Van Gogh apenas un año, pero al que llamó mucho la atención el puente que había de madera porque le recordaba a los que había en Holanda, su país de origen, por lo que lo dibujó en varias ocasiones. Supongo que vería ese puente en algunos de los cuadros que pudimos contemplar en el Museo Van Gogh, en Ámsterdam, pero la verdad es que no lo recuerdo, no me debió de llamar la atención, aunque sí recuerdo la historia de cuando vivió en Arlés (donde, por cierto, se cortó él mismo la oreja):
En la foto anterior, a la derecha, se ve la entrada al recinto de Fauna Aventura, donde creo que hay varios animales. Ese día debía estar cerrado. Continuamos por el otro lado del lago pasando por una zona quizás menos cuidada donde están el final de la Gran Tirolina y el Laberinto Laser, hasta llegar al Puente de Londres, por el que también se cruza el lago en el que está la Fuente Cibernética, donde en verano se hacen espectáculos de luz y sonido:
Y llegamos al Puente de Londres, recordando al famoso Tower Bridge o Puente de la Torre. Repetimos la foto que hicimos en su día con el original de fondo, aunque el entorno no es el mismo, claro... (y no, no es esta, ni somos los del puente, ni estamos en la barquita 😃):
Bordeando el lago nos encontramos con la famosa Sirenita. La original está en Copenhague y el verano pasado tuvimos ocasión de verla en una escala del crucero que hicimos por las capitales Bálticas (os lo conté aquí). Esta del Parque Europa tiene el mismo tamaño, 1,65 m y 175 kg y también nos recuerda a la protagonista del cuento de Hans Christian Andersen:
Seguimos dando un paseo por el parque, que nos pareció perfecto para pasar un día con niños, entretenido para todos y, eso sí, yo volvería en primavera, cuando haya flores y estén todas las atracciones en pleno funcionamiento.
Los que estaban muy a gusto en esta época eran los patos (no me digáis que no son bonitos...):
Acabamos de recorrer el parque, la rosaleda, la pajarera,..., y ya nos fuimos a comer al centro del pueblo, comimos bien, sin más.
Queríamos ir a Tres Cantos, otro pueblo de Madrid, más al norte de la capital, con muchas zonas verdes y parques urbanos (el día iba de parques). Primero nos acercamos hasta el Castillo de Viñuelas, que está cerca, pero no se puede visitar.
Tras aparcar, subimos hasta la llamada Torre del Agua, en lo alto del Parque Central, desde donde tuvimos buenas vistas del pueblo:
Bajamos para pasear alrededor del Lago de Tres Cantos, artificial:
En esta foto, se ve la Torre del Agua que decía antes, que es el símbolo de la ciudad, ya que el que hubiera un importante acuífero en la zona, propició el que en los años 80 se construyera en este enclave y no en otros que se barajaron, esta moderna ciudad, totalmente planificada para la descongestión de Madrid (está a 23 km de la capital): 
Detalle de la casita de aves que hay en el centro del lago, con sus 5 guardianes, uno en cada esquina y otro en lo alto:
Es una amplia zona verde en torno a un amplio lago por donde se puede dar un bonito y tranquilo paseo:
Cruzando por alguno de sus múltiples puentes:
Y esto fue lo que nos dio de sí el día. 
Y quiero terminar esto con una foto donde reflejo otros momentos de gran atractivo cuando visitas Madrid en esta época, las luces navideñas y su gastronomía. 
En efecto, el sábado por la tarde-noche dimos una vuelta por el centro para ver las luces  y al día siguiente, domingo, fuimos a comer a un restaurante un tanto extraño que había reservado mi hija, el Ochenta Grados, una forma diferente de entender la gastronomía, donde algunos platos los rematamos con cuentagotas (literal, fijaos en la foto de la parte inferior izquierda), o donde un postre era leche con galletas y sorprendentemente sabía a eso aunque no lo pareciera (en la foto superior izquierda, lo que está en el tarro de cristal, junto a la tarta de chocolate con crujiente y la tarta de queso con toffee salado, nuestra elección de postres). Todo era para disfrutarlo con la vista, con el gusto, con el olfato... Un espectáculo, la verdad: