jueves, 31 de agosto de 2023

MILÁN, ITALIA


Quisimos hacer este viaje en el verano de 2020. Lo tenía ya todo pensado desde la Navidad del 19/20 y no saqué los billetes de avión porque por entonces aún no estaban a la venta. Enseguida se empezó a hablar del coronavirus y esperamos a ver qué iba pasando... en marzo decretaron el estado de alarma y se quedó en espera... En los años siguientes, por unas u otras cosas se fue posponiendo y este año pensamos que sería posible. Así que...
Desde nuestro aeropuerto de Santander tenemos vuelo directo con Milán (Bérgamo) y con Bolonia, y lo que queríamos ver era Cinque Terre, bueno, en un principio, el plan era ir también al lago de Como, pero necesitábamos más días de los que queríamos estar fuera, así que al final hicimos Santander- Bérgamo- Milán- La Spezia (Cinque Terre)- Bolonia- Santander.
Salimos a las 9:15 de Santander. En 2 horas llegamos a Bérgamo, autobús de Terravisión que ya tenía reservado y en 1 hora estábamos en la Estación Central de Milán. Ahí cogimos un metro que nos llevó hasta muy cerca del hotel. Nos instalamos y salimos a comer. El hotel, sencillo, estaba a 20 minutos de la plaza del Duomo, la Catedral de Milán, y como somos muy andarines, GPS y al Duomo!!
Por esa calle ya empezamos a ver muestras de la arquitectura monumental de la ciudad, como la iglesia del Carmen, en el barrio de Brera:
Enseguida, los tranvías, que para nosotros, que no estamos acostumbrados a ellos, tienen su encanto:
Y llegamos a la catedral, que aunque lo habíamos visto tantas veces en fotos, no  pudimos evitar sorprendernos ante semejante maravilla. Eso sí, hacer una foto sin gente ya sabíamos que sería una misión imposible:
Dimos una vuelta alrededor de la plaza y por detrás del Palacio Real donde se encuentra la iglesia de San Gottardo en Corte (lo visitaríamos por dentro al día siguiente):
Cruzamos la famosa galería comercial Vittorio Emanuel II donde se encuentran las firmas de moda más exclusivas como Gucci, Prada o Luis Vuitton y algunos restaurantes como el selecto y carísimo Savini (y sí, pisamos los atributos del toro dando vueltas a su alrededor 🙈, no vaya a ser...):
La galería une la plaza del Duomo con la plaza de la Scala, en cuyo centro está esta estatua de Leonardo da Vinci:
Y en la plaza de la Scala está, claro, el teatro de la Scala, uno de los teatros de ópera más famosos del mundo y, dicen, que con la mejor acústica (a mí, el edificio me desilusionó, la verdad):
Por la tarde, a las 18:45, teníamos contratado un freetour y ya nos fuimos acercando al punto de encuentro, muy cerca del hotel y junto al Castillo Sforcesco. Como íbamos con tiempo, intentamos entrar en los jardines que lo rodean, el Parque Sempione, pero estaba cerrado: la semana anterior hubo un huracán en Milán que destrozó muchos árboles de la finca. Menos mal que el castillo estaba intacto y allí empezamos el tour:
Accedimos por la Torre del Filarete (la más alta) a la Plaza de Armas, escoltada por la Torre del Carmen y el Torreón del Espíritu Santo, en la foto: 
El guía, un argentino, nos explicó muchas cosas históricas y otras muy curiosas, como la de la Serpiente Come Niños o Biscione que es el símbolo de Milán y que se ve por todas partes, sobre todo rodeado por una especie de rayos de sol (forma parte también de la marca del Alfa Romeo). A mí me parece más un dragón que una serpiente...:
Con el guía fuimos también a otro lugar muy carismático de Milán: la Plaza Affari (centro financiero de la ciudad) con su controvertida estatua L.O.V.E. (acrónimo de Amor, Odio, Venganza y Eternidad). Está situada delante del edificio de la Bolsa, antes un edificio fascista, y fue donado por su escultor, Cattelan, con la única condición de que nadie lo viera hasta su inauguración. Imaginaos la sorpresa. Quisieron demolerlo, pero los milaneses ya le habían encontrado el encanto y no lo permitieron. El consejero de la Bolsa de Milán tuvo que cambiar de despacho para no ver cada día el Dedo de Cattelan, como se le conoce, delante de sus narices. Hoy es el centro de fiestas juveniles y actos reivindicativos de la ciudad:
El guía también nos recomendó ver el ambiente nocturno en Navigli, la zona de canales de Milán. Yo ya lo tenía apuntado y cuando acabamos el tour nos cogimos un tranvía y allá que nos fuimos:
Navigli es un barrio de Milán con mucho ambiente, donde se conservan 2 vías fluviales de las que hicieron para transportar el material de construcción hasta el Duomo, Naviglio Grande y Naviglio Pavese que confluyen en una Dársena. Nosotros nos apeamos del tranvía donde nos pareció que estábamos cerca, caminamos un rato bordeando la Dársena y llegamos hasta Naviglio Grande, donde aprovechamos para hacer lo que allí llaman el aperitivo: pides una bebida y puedes disfrutar de todas las tapas y pinchos que quieras de manera gratuita, bueno, por unos 14 €  por persona. Nos sentamos en una terraza junto al canal y eso fue lo que cenamos. Tomamos amaretto, bebida típica milanesa y comimos lo que nos apeteció. A mí no me gustó demasiado. Después paseamos hasta el Puente Alda Merini, creo que el más pintoresco, cargadito de candados, lo cual, para mi gusto, le quita un poco de encanto. Por lo demás, las luces de la calles y de sus negocios reflejadas en el canal dan al conjunto un aspecto alegre y dinámico:
Tomamos otro tranvía y nos volvimos al centro. No podíamos dejar pasar la ocasión de ver el Duomo  de noche:
Y no sólo el Duomo, también cruzamos por la Galería Vittorio Emanuele II, esta vez mirando para arriba. En el centro encontramos esta bóveda de cristal y acero, a casi 50 m de altura, rodeada por mosaicos representativos de 4 continentes:
Y nos dirigimos a nuestros aposentos, no sin antes tomarnos un helado (es obligatorio). Cerca del hotel encontramos una heladería espectacular que recomiendo encarecidamente. Comimos muchos y ninguno como los de allí. A mi marido el de pistachos le tenía loco. OGGI se llamaba 😋:
Al día siguiente, lunes, teníamos reservada la entrada al Duomo y terraza que incluye la visita al Museo del Duomo y a la iglesia de San Gotardo en Corte.
Fuimos pronto por la mañana pensando que habría mucha gente y sí, había, pero era todo muy rápido. Lo primero entramos en la catedral a recoger las audioguías que habíamos alquilado, en una cola rápida pese a que había que enseñar bolsos y te pasaban detector. 
Empezamos viendo la catedral. Imponente. Tiene capacidad para acoger a 40.000 personas y el guía nos contó que durante la II guerra mundial, hubo un día de continuos bombardeos en el que se metieron 100.000. Me cuesta creerlo y no he leído nada al respecto...😧😳. En la audiguía explicaban muchos detalles curiosos, como por ejemplo que en el puntito rojo que hay justo en el centro de la foto, encima del altar y de la vidriera pequeñita, hay un clavo de la Cruz de Cristo:
Hay muuuuchas obras de arte en el interior de esta catedral (las vidrieras son espectaculares, el suelo, el presbiterio, retablos, capillas, pinturas,...), pero a mí lo que más me impactó fue esta estatua de San Bartolomé Desollado. Es de mármol y lleva su propia piel (fue desollado vivo) como si fuera una capa o un manto que lo envuelve dejando ver sus músculos, venas, costillas, tendones,... con una perfección y crudeza que asusta. Por detrás le cuelga la piel de la cabeza. Es muy realista e impactante:
Para subir a lo que llaman la terraza, o sea, al tejado de la catedral hay 2 opciones: ascensor o escalera. Pensando en que los 250 escalones igual eran demasiados para un día de intenso turisteo, decidimos comprar la entrada con ascensor. Hay que salir fuera de la catedral e ir a la parte izquierda en ambos casos. Las colas lo mismo para escaleras que para ascensor eran muy cortas 😲, así que enseguida estábamos arriba. Empezó la fiesta. 
  • 135 agujas o pináculos con otras tantas estatuas sobre ellas.
  • 150 gárgolas protectoras y evacuadoras del agua de lluvia.
  • En total tiene más de 3000 estatuas entre santos, políticos,...
  • La aguja más alta mide 108,5 m de altura y sobre ella está la Madonnina de cobre dorado, simbolo de la ciudad. Por su brillo tuvo que ser tapada durante la II guerra mundial para que no fuera un blanco fácil y no diera pistas.
Ver las agujas tan de cerca y con tanto detalle impresiona:
En el año 2018 estuve en los tejados de la Catedral de Santiago de Compostela (os lo conté aquí) pero no tiene nada que ver. Aquello me pareció más aventura, no era tan fácil o cómodo de recorrer pero la construcción que se veía era mucho más sencilla. Aquí hay tal profusión de elementos decorativos (pináculos, cresterías, chapiteles,...,) que acabas con la sensación de que algo importante se te habrá pasado por alto:
En cuanto a las vistas, de 360º, a mí no me llamaron demasiado la atención salvo por esta plaza, la del Duomo, justo delante de la catedral, a nuestros pies en ese momento:
Continuamos entre rosetones, esculturas, tracerías y toda clase de adornos, dándonos cuenta de que, aunque sabemos que su construcción duró casi 6 siglos, que se dice pronto, en realidad nunca acaba porque las labores de mantenimiento y de limpieza del mármol que lo recubre son constantes:
De la terraza hay que bajar sí o sí por las estrechas escaleras, sin vistas. A mí no me pareció que fueran 250 escalones, la verdad. Y se puede entrar de nuevo en la catedral sin tener que salir a la calle, así que entramos a dar otra vuelta entre los 40 pilares. Nunca los había visto así: fasciculados y rematados por arriba por una especie de dosel con figuras esculpidas...:
Después de otro rato deambulando por la catedral, ya con mucha gente a nuestro alrededor decidimos salir e ir al Museo del Duomo. Está ubicado en el Palacio Real de Milán, a un lado de la plaza del Duomo. Seguramente, si la entrada no estuviera incluida en la de la catedral, no hubiésemos ido y me gustó. Sus tesoros están repartidos de forma cronológica en 26 salas y de forma muy ordenada se van viendo grandes tesoros como el Díptico de las 5 partes, en marfil y madera:
La Paz de Ariberto en cobre dorado y esmalte:
Esta es, seguramente, la obra que más me gustó, Cara del Padre Eterno, en cobre y oro. Me encanta su expresividad y su nivel de detalle en una obra del siglo XV_
Otra sala está dedicada a las vidrieras, todas maravillosas: 
Pinturas, esculturas, tapices, obras en madera,..., completan un recorrido muy entretenido.
En el patio que da paso del museo a la iglesia de San Gotardo se encuentra una copia exacta de la Madonnina, con sus 4,15 m de altura:
Ese día comimos en un restaurante que nos recomendó el guía, la ostería de Fortunata. Comimos pasta  que veíamos como amasaban mientras esperábamos en una cola bastante amplia. Muy bueno. Estaba en el barrio de Brera y aprovechamos para acercarnos a la Pinacoteca. Tiene la mejor colección de obras de todas las regiones de Italia y de todas las épocas. En su patio interior hay una estatua de Napoleón desnudo, al estilo griego (lo critican porque consideran que es demasiado hermoso):
Más tarde nos acercamos al barrio Isola, el centro financiero moderno de Milán, el más futurista y transgresor, con edificios singulares (IBM, UniCredit). En él se encuentra el Bosco Vertical, 2 edificios cubiertos por más de 800 árboles, 4500 arbustos y 15000 plantas florales, de diferentes especies y colocadas según la orientación de las fachadas para facilitar su supervivencia. Ha recibido premios por su arquitectura, singularidad, un ejemplo de desarrollo urbano sostenible y exportable (lo copiaron en China 😲): 
Después nos fuimos a otra zona de Milán, a Santa María de las Gracias, la iglesia y convento donde está el famoso cuadro de Leonardo da Vinci, La última Cena. No pude reservar la entrada porque se agota enseguida, pero me hacía ilusión ver el sitio donde está. Aunque Milán es una ciudad pequeña, esto estaba bastante alejado, pero pese a que hay un buen servicio de metro, nosotros lo hicimos andando:
Nos acercamos a la basílica de San Ambrosio que nos quedaba cerca, una de las iglesias más antiguas de Milán:
Y ya puestos en camino, nos acercamos a las ruinas romanas junto a la basílica de San Lorenzo con columnas de mármol. Un barrio un poco alternativo...:
Cuando volvimos al centro ya era de noche (aunque tienen la misma hora, allí anochece y amanece casi una hora antes). Esa noche cenamos pizza, una con algas, que a mí me gustó, pese a que no soy muy fan de ese plato italiano 🙏, y la otra, no recuerdo exactamente, pero era una de las normales. A mi marido no le gustaron demasiado... La vista del Duomo no podía faltar: 
Como tampoco la pasada por la galería (ni el helado😋😬🙆)
A dormir, que al día siguiente, martes, teníamos traslado a nuestro siguiente destino y había que descansar. Como el tren salía a las 12 de Milán, teníamos media mañana para ver algo que nos faltaba y que el día anterior intentamos pero los lunes está cerrado: el Cementerio Monumental. Cuando estuvimos en Zagreb, Croacia, también visitamos el Cementerio, muy famoso, y que nos sorprendió mucho (os lo conté aquí). Este es, incluso, más monumental.
El edificio de entrada, el Famedio, ya 'apunta maneras'. En él se encuentran enterrados los personajes más honrados de la ciudad:
Es un recinto con entrada gratuita que tiene gran cantidad de obras de arte en forma de edificios funerarios, esculturas,...:
En esta obra, Edicola Besenzanica, los labradores y los bueyes están representados en bronce, a tamaño natural. Detrás una imagen femenina, rojiza, representa a la naturaleza:
Mausoleo de la familia Bernochi, una bonita torre blanca con esculturas que representan la vida de Jesús:
Otra de las obras arquitectónicas del cementerio, situada en el paseo central, detrás del osario:
Esta y la torre blanca, son las obras más famosas de este museo al aire libre. Se trata de un conjunto de enormes esculturas que representan la Última Cena, de la familia Campari (las obras importantes están señaladas con un cartelito rojo):
Vista de otra parte del cementerio:
A mí, yo creo que el monumento funerario que más me gustó fue este, por su delicadeza, por la serenidad que me transmitía, por la composición, el color,... Está situado a la derecha de la entrada, cerca del cementerio judío, que también tiene su espacio en este lugar, como debe de ser:
Y cuando vimos que era la hora, no lo pudimos ver entero, es muy grande, nos fuimos a recoger las maletas al hotel, cogimos un metro y nos fuimos a la estación Central, donde tomaríamos el tren para la Spezia- Cinque Terre. La Estación Central es una de las principales de Europa:
Y de ahí salimos rumbo a uno de los sitios que más ganas he tenido de ver... pero eso será otra historia!
...Que, por cierto, os la cuento aquí, se trata de Cinque Terre!!! , un sueño cumplido!!!
Ah, y no os perdáis nuestro fin de fiesta, el último día lo pasamos en Bolonia, una ciudad que nos encantó aunque lo vimos un poco por encima. Os lo cuento aquí.
  • Resumen de los posts de este viaje: