viernes, 16 de febrero de 2024

PORTOVENERE Y LERICI- ITALIA

En este viaje que hicimos con el objetivo de ver Cinque Terre (aquí), en Italia, que, además, aprovechamos para pasar un par de días en Milán (os lo conté aquí), también nos habían recomendado ver Portovenere y Lerici. Así que, ni cortos ni perezosos, de buena mañana nos cogimos un autobús en la Spezia, donde pernoctábamos, y nos fuimos hasta Portovenere. Precioso pueblo, la verdad, perteneciente a la provincia de la Spezia y también declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Nos apeamos del autobús y bajamos al puerto. Caminamos por el paseo junto al mar:

Al final del paseo ya vimos la peculiar iglesia de San Pedro, con su franjas negras y blancas, de estilo gótico. Por dentro, eso sí, muy austera:

Por su lado derecho se accede a una terraza en el tejado de la iglesia y a una logia romana, a través de cuyos arcos se ve la famosa gruta de Lord Byron (el poeta inglés buscaba allí su inspiración 👌):

Por esa parte de la costa que se ve a través de los arcos, y pasando junto a la estatua de la Madre Naturaleza, descansando mientras mira el mar, llegamos hasta un mirador con magníficas vistas del Promontorio dell'Arpaia, con la iglesia de San Pedro y la gruta de Byron a sus pies. Seguimos subiendo, zigzagueando, y pasamos por la iglesia de San Lorenzo, continuamos la ascensión y llegamos a los molinos de Portovenere, dos torres circulares, restos de molinos de viento. Desde allí también hay una perfecta vista del promontorio de la iglesia de San Pedro:

Y llegamos al castillo Doria. Creo que nos costó 5 € la entrada a cada uno y esperábamos ver alguna exposición o... algo. Pues no. Sólo algunos 'jardines' y las paredes interiores y exteriores. Recorrimos todas las estancias y, por cierto, se me perdió una pieza de la cámara de fotos del tamaño de una uña y, como todo estaba tan limpio, lo encontramos, bueno, mi maridito lo encontró:

Alrededor, una muralla con ventanas abiertas al mar de Liguria:

Salimos del castillo y nos bajamos por el borde de la muralla hasta la calle principal del casco antiguo, la vía Giovanni Cappellini, llena de tiendas y restaurantes, en uno de los cuales comimos muy bien. Después de pasear un rato por allí, nos salimos por la puerta del Borgo, junto a la cual se conservan 3 piletas sin grifos de diferentes tamaños y formas que se usaban para pagar los impuestos en especie de las mercancías antes de entrar en la ciudad:

Y ya nos fuimos al puerto donde cogimos un barco para ir a Lerici. Antes, una última vista de este precioso pueblo de casas de color pastel que parecen formar una muralla de protección. En la foto, la Porta del Borgo a la derecha, las torres de la iglesia de San Lorenzo en el centro y el Castillo Doria encima. La iglesia de San Pedro estaría seguido hacia la izquierda: 

Y así es como cruzamos de costa a costa atravesando el Golfo de los Poetas (así que podemos decir que también hemos navegado por el mar de Liguria 😃). Por el camino, además de ser testigos del cambio de color del agua, también vimos la Torre Scola, un edificio fortificado (o lo que queda de él) sobre un islote, en medio de la nada:
La costa de la Spezia protegida por un rompeolas (Diga Foranea) de 2200 m de longitud:
Nos fuimos acercando a Lericil, reconocible por su imponente castillo encaramado en un monte a pie de puerto:
Desembarcamos (uuuuhhh) y nos fuimos a un ascensor que hay para subir desde el puerto hasta el castillo, no sin antes ver cómo tomaban el sol en lo que llaman acantilado, bueno, un muro de protección del puerto de Lerici:
Subimos en el ascensor hasta el castillo, una impresionante fortificación que funcionó como cárcel de máxima seguridad aunque hoy se utiliza para exposiciones temporales. Lo mejor de todo, sus vistas:

Dentro del castillo, la Capilla de Santa Anastasia:
Su altura y su estratégica posición, nos permite esta vista, con el archipiélago de Spezzino al fondo (de derecha a izquierda, las islas de Palmaria, Tinos y Tinetto, la más pequeña):
Nos bajamos del castillo, esta vez zigzagueando por un senderillo a un costado de la construcción, y nos dimos una vuelta por el pueblo. Enseguida estábamos en la plaza Giuseppe Garibaldi, la principal del centro histórico y en una esquina el oratorio de San Rocco, donde se conservan importantes obras pictóricas:
Más arriba, la iglesia de San Francisco de Asís o de Nuestra Señora de Maralunga. Por fuera parece sencilla, no demasiado atractiva...:
...Pero por dentro es una autentica joya, llena de esculturas en sus muchas capillas laterales, frescos (quizás algo desgastados), un enorme órgano y una pequeña vidriera en la nave central a través de la cual se ve a S. Francisco y de la que yo no conseguí hacer una foto decente😪:
Nos bajamos de nuevo a la plaza Garibaldi, donde tomamos un refresco y ya fuimos en busca de una parada de autobús que nos llevara de nuevo a la Spezia. No fue fácil entender dónde teníamos que comprar el billete (al final un señor muy amable nos acompañó al estanco más próximo, que, por cierto, no lo estaba tanto 😅...)
Y así, en la Spezia, dando un paseo por la parte alta y cenando después, nos despedimos de Cinque Terre. Al día siguiente cogeríamos un tren a Bolonia donde pasaríamos unas horas antes de coger el vuelo para Santander. Nos encantó Bolonia. Pero esto es otra historia....