Esta ruta la hicimos hace ya tiempo, pero entre unas cosas y otras (he tenido muchos entretenimientos) se me ha ido quedando, y ahora que han hablado mis compis de la posibilidad de hacerla me he acordado de ella.
Todos tenemos claro que para hacer sendas fluviales el mejor momento es a finales del invierno o principios de primavera, cuando los ríos lleven agua pero claro, tampoco interesa que lleven demasiado por si está todo inundado. Y si además quieres ver cascadas, acertar con el día es importante. Pues bien, nosotros para hacer esta ruta escogimos el momento adecuado. Fue a finales de enero, un día soleado. Comenzamos en Somahoz, cerca de los Corrales de Buelna (por cierto, he visto que en google hay un error con esta localidad: al ponerlo en el buscador te habla de este Somahoz de Buelna, pero el mapa te situa en otro Somahoz que hay en la zona de la Hermida, carretera de Potes, aunque las fotos que salen son de esta ruta que hicimos, o sea, San Google se ha hecho un lío).
Bueno, nosotros dejamos el coche en una campa asfaltada que hay nada más pasar el puente por encima del río Besaya, un puente curioso:
Inmediatamente cruzamos un túnel por debajo de las vías del tren y estamos en el barrio San Andrés, con algunas peculiaridades como esta casa totalmente tapizada con piedras redondas, las que aquí llamamos de río:
Continuamos siguiendo el río Redondo a nuestra izquierda durante casi 1 km:
Ahora vamos a empezar a seguir el río Canal de la Tejera, que algunas veces cruzaremos gracias a unas piedras (por esto decía lo del peligro que suponía no acertar con el día y que hubiese demasiado agua para poder cruzar):
Enseguida comenzamos la senda fluvial, húmeda, llena de musgo, hojas secas a nuestros pies, árboles desnudos,...:
Y empieza la fiesta del agua. Cascadas tan bonitas como esta:
Agua que aprovecha cualquier excusa para dar un salto al vacío:
Intentando colarse por cualquier resquicio que la dejen las piedras:
Cambiando la dirección así, sin más:
Recuerdos de mi infancia, cuando en Navidad cogíamos ramas como estas, que ya tenían las bolas rojas incorporadas, y adornábamos nuestras casitas:
El río y sus cascadas (he leído que son 11, yo no las conté), unas veces estaban a nuestra izda. y otras a la drcha. y el sendero acompañándolo:
También había obras de ingeniería como esta:
Y rincones que te permiten ver el más allá, tan diferente del más acá:
Y según salíamos, íbamos viendo el bosque que acabábamos de cruzar. Un paisaje de invierno, sin duda:
Detalle del árbol desnudo de hojas pero tan lleno de vida futura:
Y en lo más alto del descampado nos encontramos con el Refugio del Monte Brazo, la joya de la corona del Grupo de Montaña ORZA, también conocido como el hotel de las mil estrellas (el primero de los presidentes de este grupo dijo una vez que los montañeros tenían un privilegio que ni los más ricos ni los más poderosos del mundo tenían: podían dormir en hoteles de mil estrellas). Tiene 12 literas, cocina, baños y un enorme salón con la chimenea en el centro. Aunque está situado en una montaña media, su ubicación, muy cerca del punto central de Cantabria, tiene que ver con temas sentimentales. Es de fácil acceso desde varios puntos alrededor, pero sin duda el camino que hicimos nosotros por la Canal de la Tejera es el más bonito. Es de uso controlado mediante autorización. Desde luego, no tiene mucho que ver con otros refugios de montaña que he visto:
Una vez allí arriba teníamos varias opciones: Volvernos por el mismo camino, la Canal, volver a Somahoz por el camino de Corrales a Bostronizo (lo hicimos después) o bajar a la ermita de San Román de Moroso. Tomamos este camino. Una bajada de 1,5 km por una pista con estas vistas:
Y al final, este tesoro del arte mozárabe en Cantabria:
Hasta la ermita se puede llegar en coche desde Bostronizo, pero nosotros, que somos muy andarines desanduvimos el kilómetro y medio de bajada desde el refugio y volvimos por la misma pista:
Una vez en el refugio de Monte Brazo y por no volver por la misma senda, tomamos el camino que va de los Corrales a Bostronizo, nosotros en dirección Corrales. Pero fue un error. Es mucho más bonita la canal. Aquí lo único bueno fue la vista de Somahoz: en la foto, en primer término, el barrio San Andrés a la derecha, el Besaya, un poco del puente y el resto de Somahoz y al fondo los Corrales, el polígono industrial de Barros y la cantera que hay enfrente de las Caldas del Besaya:
Al final de ese camino la pista se convierte en una rampa rayada infernal, tan peligrosa que me resbalé y me caí😣. Había cruzado ríos, subido montes, bajado valles, por piedras húmedas, senderos musgosos, caminos de barro,... y voy y me caigo en hormigón!!! Esa pista se une a la que utilizamos para subir, un poco antes de llegar al barrio San Andrés, cruzamos el puente del principio, dimos una vuelta por Somahoz y con la misma volvimos al coche y para casa.
En total anduvimos algo más de 12 km en 5 horas (sí, con la calma) y me pareció muy bonita, sobre todo la senda fluvial, y fácil de hacer.
