jueves, 28 de noviembre de 2019

BIZCOCHO MARMOLADO DE CHOCOLATE

Otro bizcocho diferente para añadir a mi lista. Esta vez se trata del que llaman mármol o marmolado, que no es más que mezclado con algo de otro color y formar unas vetas que le den ese aspecto característico. Muy fácil.
Ingredientes:

  • 100 g de chocolate para postres (yo de Nestlé y son 4 barritas)
  • 200 g de azúcar
  • 200 g de harina
  • 4 huevos
  • 200 g de mantequilla
  • 16 g de levadura en polvo
1.-  Lo primero separamos las claras de las yemas de los huevos (yo saqué mi pequeño utensilio, pero si no tenéis, ya sabéis: de cáscara a cáscara)


2.- Se baten las yemas con el azúcar unos minutos hasta que tenga textura cremosa:
3.- Añadir la mitad de la mantequilla ablandada y batir.
4.- Incorporar la harina y la levadura tamizada o pasada por un colador:
Todo esto lo he batido con la varilla a mano, porque es bastante espeso y a mi batidora le cuesta mucho moverlo:
5.- Montar las claras a punto de nieve como os expliqué en esta tarta o sea, hasta que una cucharilla se mantenga erguida en medio del bol:
Detalle de lo bonitas que son las claras montadas:
6.- Bueno, seguimos con lo nuestro.... Incorporamos la nata a la mezcla anterior de forma envolvente hasta que quede uniforme:
7.- Separamos una parte de la masa (como la tercera parte) para mezclarla con el chocolate que habremos fundido con el resto de la mantequilla en el microondas en intervalos de pocos segundos:
8.- Ahora tenemos una masa de huevo y otra de chocolate y lo vamos echando en un molde engrasado y enharinado a cucharadas y sin orden:
Podemos meter la cuchara y hacer alguna raya para que quede con figuras:
9.- Finalmente, lo metemos a media altura en el horno precalentado a 180ºC, con calor arriba y abajo, durante 50 minutos aproximadamente (ya sabéis que depende del horno), comprobando  con un palillo a partir de los 40 minutos: cuando salga seco, ya estará.
Lo dejamos enfriar un poco y lo desmoldamos. Viéndolo por fuera ya podemos intuir las formas que va a tener:
10.- Pues ya sólo nos falta una cosa, disfrutarlo:

Detalle del corte:
Y sí, lo desayunamos y, por lo menos a mí, me gustó mucho 😋 (los demás también dijeron que les había gustado):

miércoles, 6 de noviembre de 2019

SAN PETERSBURGO (RUSIA)- CRUCERO

Y así llegamos a la última escala de nuestro crucero por el mar Báltico, visitando sus principales capitales (las anteriores ya os las conté: COPENHAGUE (DINAMARCA)HELSINKI (FINLANDIA) y TALLÍN (ESTONIA)). 
Era jueves y estábamos en San Petersburgo, la 2ª ciudad en importancia de Rusia, dicen que una de las más bonitas del mundo y a la que llaman la "Venecia del Norte" o el "París del Este". Yo, desde mi punto de vista, que no será el mejor, habiendo visto París ya hace muchos años y Venecia desde un barco, no estoy muy de acuerdo con esas comparaciones, es más, si tuviera que compararlo con alguna de las capitales que conozco, quizás se me pareciera un poco a Viena, por su monumentalidad, por su sensación de imperialismo,...bueno, desde mi ignorancia...
Esta es la única visita que ya teníamos contratada. Isabel, nuestra agente de viajes así nos lo aconsejó (este es su enlace, totalmente recomendable: Isabel, Mundiaviajes), ya que para entrar en Rusia se necesita un visado y en el caso de San Petersburgo y siendo cruceristas, se puede obtener a través de una excursión contratada ya sea con la propia naviera o con una agencia externa como hicimos nosotros (con la agencia Shore2shore, nos lo gestionó Isabel también, lo llevábamos contratado desde aquí).
Llegamos al puerto prontito por la mañana y en cuanto desayunamos nos pusimos en marcha. Sabíamos que había que pasar un control aduanero de los rusos y que eso llevaba tiempo. Así que sin olvidarnos del pasaporte y del visado (el ticket de la excursión contratada) y con paciencia, desembarcamos. A la salida del control de inmigración ya nos esperaba un empleado de la agencia que nos indicó el mini-bus que nos estaba esperando. Así comenzó nuestra andadura por San Petersburgo. Al tener la visita concertada no lo había preparado como las demás y tengo la sensación de no haber visto demasiado (también es verdad que la ciudad es enorme), así que puedo contar un poco por encima. 
La primera parada la hicimos junto a la iglesia ortodoxa de la Asunción, junto al río Nevá. Pudimos visitarla por dentro, eso sí, las mujeres cubriéndonos la cabeza (valía cualquier cosa: nuestra propia chaqueta o pañuelos que había allí) y, por supuesto, con el máximo respeto:
Todo muy dorado, con mucha iconografía en pinturas, nada de esculturas (la iglesia ortodoxa, como ya conté, no permite la veneración de imágenes tridimensionales) y el oficiante de espaldas a los fieles:
Desde allí nos fuimos a la Fortaleza de San Pedro y San Pablo, la ciudadela original de San Petersburgo (Leningrado hasta 1991). El guía nos advirtió que como era el Día Nacional de la Bandera, 22 de agosto, íbamos a intentar entrar en la Fortaleza a primera hora, porque no sabían si había algún evento y entonces cerraban la entrada al público (nunca lo sabían con antelación, no avisan, simplemente cierran el acceso). Llegamos sin problemas. La Fortaleza se construyó en tiempos del zar Pedro el Grande (el mismo que mandó construir el Palacio Kadriorg en Tallín para su zarina, como os conté aquí). Erigida sobre una pequeña isla y con forma hexagonal, sirvió también como cárcel para presos políticos. Hoy es la 2ª atracción turística más visitada en San Petersburgo (después del Hermitage) y contiene varios museos y, lo más importante, la catedral de San Pedro y San Pablo en la plaza central. Tiene una torre de 122 m con una cúpula dorada y una aguja de 40 m de alto que no conseguí sacar en una foto desde la plaza 😓(lo hice más tarde desde el río, con su remate-sorpresa😉):
Pese a que había ya mucha gente, enseguida entramos. Es la catedral más antigua de la ciudad, ortodoxa, no tiene bancos, decorada con preciosas y majestuosas columnas, arañas de cristal y sobre todo, un espectacular iconostasio tallado y dorado:
Detalle del iconostasio, que tiene figuras en 3 dimensiones (no me preguntéis por qué), tallas de gran precisión y doradas, muy doradas:
Pero, quizás lo más importante de la catedral son las tumbas que acoge: aquí trajeron los cuerpos del último zar ruso, Nicolás II, y de su familia, en 1991, más de 70 años después de su muerte (esta familia, el matrimonio y sus 5 hijos, los últimos Romanov, fueron asesinados junto con varios sirvientes y su médico, y estuvieron desaparecidos hasta 1989 en que casualmente encontraron sus cuerpos).
También está el sarcófago de Pedro el Grande: 
En la Fortaleza, fuera de la plaza central, hay un helipuerto y los edificios rojos de alrededor recuerdan que estamos en un lugar que en un principio fue militar, defensivo:
En la misma fortaleza hay otros muchos detalles curiosos que se pueden ver como una enorme estatua de Pedro el Grande, que aunque él en realidad medía algo más de 2 m de altura, es un poco rara, desproporcionada. También hay muchas figuras de liebres y conejos que dan nombre a la isla. Pero nosotros no lo vimos, estábamos en una visita concertada...
Allí subimos de nuevo al mini-bus y nos fuimos a coger un barquito para hacer una excursión por los canales y por el río Neva (o Nevá, no lo tengo claro):
Nos dieron varias vueltas, accediendo al Neva pasando bajo el Puente Hermitage, junto al Teatro Hermitage, el que dicen que es más veneciano:
Ya desde el río, tuvimos unas vistas más amplias de la Fortaleza, de su catedral y de su altísima aguja: 40 m de aguja sobre una torre. En total 122 m:
La aguja acaba en un ángel y una cruz. A simple vista apenas se distingue por lo que siempre se había pensado que era el ángel el que sujetaba la cruz pero ya se ha visto (gracias a los superzooms como el mío 🔎🔭) que es al revés, la cruz sujeta al ángel que está en el aire, y no es que la figura sea pequeña, que mide 3,2 m de altura y las alas tienen una envergadura de 3,8 m:
Desde el agua, para cualquier sitio que mires, ves enormes y lujosos edificios, muchos de los cuales deslumbran por sus doradas cúpulas. Entiendes que el casco antiguo y conjuntos monumentales anejos hayan sido declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. 
Así se ve la catedral de San Isaac y el Jinete de Bronce desde el río (después lo vimos de cerca):
Y pasamos por debajo de unos cuantos puentes, no de todos, que tiene muchos. En concreto 342, de los cuales 12 son levadizos. Estos se abren para que puedan pasar los barcos de gran tonelaje que comunican el Volga con el Báltico (aunque parezca ciencia ficción, grandes obras de ingeniería de la época soviética lo hacen posible). Pero solo se abren por la noche para entorpecer menos el tráfico de coches durante el día. Así que hay que consultar los horarios para no quedarte al lado equivocado durante la noche. Nos contaron que esto es aprovechado por algunos que, con la excusa de que no pudieron pasar, aprovechan para irse de fiesta toda la noche 😜.
Uno de estos puentes levadizos es el Puente Trotsky (se abre de 1:20 a 4:50), siendo, creo, el más largo:
Otros, más cortos, no levadizos, en canales menos importantes, pero tan bonitos como este, el puente Panteleymonovskiy, sobre el río Fontanka, junto al que hay una cosa curiosa, muy turística: el Chizhik-Pyzhik, una pequeña escultura de 11cm, un pájaro de bronce colocado en una repisa encima del río a la que lanzan monedas, si no caen al agua tendrás buena suerte y si caen... Los jóvenes atan un vaso de vodka con una cuerda y lo bajan para brindar con el pico como dice la canción del pajarillo. Yo no lo  sabía y no me di cuenta (por no preparar yo la excursión 😣):  
En torno a los puentes han desarrollado varias actividades muy turísticas. Hay tours nocturnos para ver su iluminación y cómo se levantan los puentes y otra cosa que me llamó mucho la atención: hay chicos que van de puente en puente corriendo, siguiendo el itinerario de los barquitos en los que vamos los turistas haciendo piruetas y otras tonteriucas para llamar nuestra atención acabando su carrera donde desembarcamos para que les demos un dinerillo, la voluntad.
Y se acabó la mañana. También habíamos reservado la comida con la misma excursión, así que el guía nos llevó a un restaurante típico ruso donde comimos ensaladilla rusa (como no podía ser de otra forma, estaba muy rica), una sopa de remolacha (no me gustó) y carne a lo Strogonoff (que también estaba buena) y para beber... vozka (y agua):
Cuando salimos, el guía nos hizo ver que estábamos en una avenida muy céntrica: enfrente estaba Zara (en la foto, el edificio con arcos acristalados). Estábamos en la Avenida Nevsky, la más importante de la ciudad:
Muy cerca estaba el museo Hermitage, nuestro siguiente destino, visita que teníamos concertada y conducida y explicada  por el guía. 
De los 6 edificios que forman el complejo del museo, el más importante es el Palacio de Invierno construido como residencia oficial de los zares. Fue la emperatriz Catalina la Grande, nieta política de Pedro el Grande la que empezó a utilizarlo como tal y quien comenzó a reunir objetos de valor y obras de arte para decorarlo. Actualmente, siendo ya estatal, reúne más de 3.000.000  de piezas entre pinturas, esculturas, restos arqueológicos, joyas, armas, sellos, ..., procedentes de todas las partes del mundo y de todas las épocas. Es uno de los más grandes del mundo y su pinacoteca se considera de las más completas.
Entrar allí es difícil de contar. Es un edificio construido a escala monumental, de 150 m de largo y 30 m de alto. Dentro, todo a lo grande: 1500 habitaciones con 1786 puertas, 1945 ventanas y 117 escaleras:
La visita comienza en el hall de este Palacio de Invierno, y enseguida te quedas boquiabierto al tener que subir a la primera planta por esta fastuosa escalera de mármol, granito y oro. Es la escalera de los Embajadores o de Jordán:
Y todo son joyas:
Salas con techos indescriptibles como esta Galería de Guerra dedicada a la victoria en la guerra napoleónica y en cuyas paredes rojas cuelgan muchas pinturas de generales:
Otras salas adornadas con láminas de oro y espectaculares lámparas de cristal, como esta Sala del Trono, donde los mismos dibujos dorados que hay en el techo, también están en el suelo, en la madera, excepto creo que era el escudo que no lo copiaron en el suelo para no pisarlo. Esta sala de blancas columnas es la más grande del museo y en ella todavía se hacen ceremonias de estado:
Detalle del trono imperial con el águila bicéfala, símbolo ruso, presente en el sillón, en el tapiz de detrás y en las lámparas que adornan esta sala:
Del Palacio de Invierno se pasa al llamado Pequeño Hermitage, otro de los edificios que acogen el museo (yo no fui consciente del paso de un edificio a otro, la verdad). Bueno, el caso es que en otra sala está el Reloj del Pavo Real, una estructura gigantesca, impresionante, que todavía funciona aunque le tienen desconectado y me parece que sólo se puede ver un día de la semana a cierta hora. Pero al lado se puede ver un video de cómo funciona: muestra cómo se mueven el búho y el gallo al tiempo que el pavo real abre su cola. Impresionante:
También pudimos ver el que dicen que es uno de los cuadros más importantes del museo, algo así como la Gioconda en el Louvre. Se trata de el Hijo Pródigo, de Rembrandt, basado en la parábola del mismo nombre contada en la Biblia. Está llena de simbolismos que, contados por el guía, me gustó mucho ir fijándome en ellos (por ejemplo, la diferencia entre las 2 manos del padre misericordioso, que perdona y acoge al hijo arrepentido representando a Dios, que es padre y madre, por lo que abraza al hijo con una mano femenina y otra masculina). Los demás personajes (fijarse en la esquina izquierda superior del cuadro), las ropas, los colores, la luz, ..., muchos detalles para ver en un cuadro de grandes dimensiones:
Cualquiera de sus salones contiene obras de arte que no da tiempo  a apreciar en su totalidad, solo con ver los techos, las columnas, las arañas, ... : 
Bonita pintura esta, la Madona Benois, de Leonardo da Vinci, una tierna estampa de una madre (la Virgen) con su hijo (Jesús), en una escena cotidiana de gran naturalidad en la mirada o en los gestos de las manos:
Solo fui consciente del paso de un edificio a otro, cuando pasamos por encima del canal de Invierno, por el que habíamos navegado por la mañana, el que separa el Teatro de Hermitage del Nuevo Hermitage. Por el otro lado está el Puente de Hermitage:
En el Nuevo Hermitage está la muestra de arte español más grande fuera de nuestras fronteras, con obras de Murillo, Velázquez, Zurbarán o el Greco.
Otra de las salas más espectaculares es la Galería de las Logias que presenta una réplica de las Logias o Biblia de Rafael en el Vaticano, con la diferencia de que en el Vaticano son frescos y aquí son telas pintadas y después colocadas en las paredes y techos. Me pareció volver a estar en el Vaticano:
El Joven en Cuclillas, la única escultura de Miguel Ángel en Rusia es otra de las muchas perlas que se guardan en el Hermitage. Está esculpido en mármol y mide 54 cm. Se aprecia con claridad a un joven como quitándose algo del pie, pero es una obra inacabada, como solía hacer Miguel Ángel: marcaba las líneas principales, con muchos detalles en algunas partes (véanse los haces musculares) y ya lo dejaba, a falta de otros detalles (rasgos de la cara o pies):
En otro momento de la visita, vimos otra cosa bien curiosa: un jardín colgante. Está construido sobre las bóvedas de la primera planta, o sea, se accede a él desde la segunda planta del edificio Pequeño Hermitage. Catalina la Grande lo mandó construir para su disfrute personal rodeada, además, por las muchas obras de arte que había ido recopilando. Las malas lenguas dicen que disfrutaban ella y sus amigos más íntimos, aquellos con "derecho a roce". Mujer de armas tomar esta Catalina, que tomó el nombre de Grande por su abuelo político Pedro el Grande (sí, el de Tallín) y que subió al trono tras un golpe de estado para derrocar a su propio marido:
Dicen que si pasáramos un minuto contemplando cada pieza expuesta en el Hermitage y estuviéramos 8 horas al día, tardaríamos 11 años en verlas todas y habríamos recorrido 24 km, con lo cual, aunque no recuerdo el tiempo exacto que pasamos allí, me temo que no fue nada...
Desde el verdi-blanco Palacio de Invierno salimos a la Plaza del Palacio, enorme, la principal de la ciudad, importante no solo por su belleza estética, sino también por ser testigo de grandes acontecimientos políticos como fue el Domingo Sangriento:
En el centro de la plaza, la Columna de Alejandro (la más alta del mundo en este tipo) y en frente del palacio el edificio del Estado Mayor con una fachada de más de 500 m en forma de arco, dividido en 2 alas con un arco de triunfo en el centro coronado por una cuadriga:
Volvimos a coger el minibus que nos esperaba en la plaza y nos dirigimos a la iglesia del Salvador sobre la Sangre Derramada. Uuuuffff 😱, menudo nombrecito, no? (no quiero ni pensar en cómo se dirá en ruso....). Pero cuando te lo explican, lo entiendes 😅: Fue mandado construir por el hijo del zar Alejandro II en el lugar donde su padre fue asesinado en un atentado. Por fuera, al más puro estilo ruso, con 5 cúpulas, una de ellas en obras, chapadas en cobre y esmalte de colores, con formas y tonalidades diferentes. De ladrillo rojo y adornado con azulejos formando figuras de lo más variopinto forman un conjunto simplemente espectacular:
Por dentro... lujo, color, todo acorde con el fin con el que se construyó: recordatorio de las hazañas del zar Alejandro II el Libertador. En el lugar donde le mataron hay un pabellón, como una "carpa" sobre 4 columnas, construido con piedras preciosas, donde se guardan reliquias como piedras manchadas de su sangre. En la decoración interior de la iglesia los  monumentales mosaicos representan escenas de la Sagrada Escritura y santos, muuuuchos santos y están por todas partes cubriendo paredes, techos, columnas,...😳:
Salimos por la parte de detrás, junto a la entrada al jardín  Mikhailovsky y nos volvimos al bus. De pasada y entre un tráfico constante, hice esta foto a otra de las construcciones religiosas importantes de la ciudad sobre la que había leído algo pero que no íbamos a visitar: la catedral de Nuestra Señora de Kazán, con su peculiar forma y sus 98 columnas:
Lo visto hasta ahora era lo que teníamos acordado en la excursión, pero como nos sobraba tiempo para volver al barco, el guía nos acercó hasta la otra catedral importante de la ciudad, que pudimos ver de cerca aunque no entramos: la catedral de San Isaac que tiene una de las cúpulas más grandes del mundo. Desde luego la estampa exterior es preciosa:

Antes de regresar al barco aún hicimos una última parada, digamos que no muy cultural. Paramos en un pequeño centro comercial, bueno, más bien una tienda con todo tipo de productos que le pueden interesar a un turista, y claro, algo compramos, aunque nosotros enseguida nos fuimos a ver una iglesia que había cerca y asistimos a una ceremonia ortodoxa 🙏.
En resumen, la visita a San Petersburgo es la que me ha parecido más insuficiente. Supongo que cuando preparo yo las visitas para cuando llegamos allí ya sé algunas cosas y al ir solos vamos más rápidos, nos da más de sí el tiempo. De todas formas, creo que es muy grande y hay mucho para ver, es para pasar días y visitarlo con más tiempo, información y tranquilidad. Las visitas a las demás capitales (Copenhague, Helsinki y Tallín) te sirven para hacerte una idea de la ciudad, pero en San Petersburgo ni siquiera eso...
Ya nos fuimos al barco, pasando otra vez un férreo control de aduanas, bueno, enseñar la tarjeta de embarque y el pasaporte, pero como éramos tanta gente y lo miraban uno por uno, pues lleva un buen rato.
Ya en el barco, de día todavía, sobre las 18:30, veíamos muy cerca el Lakhta Center, un rascacielos de 87 pisos, con 462 m de altura (el edificio más alto de Europa y el 13 del mundo). Se inauguró en 2018 y es la sede central de la compañía rusa de energía Gazprom:

También quedaba cerca del puerto el estadio de San Petersburgo, rodeado por importantes autopistas:
Impresionaba ver los coches a toda leche  🙊 velocidad por aquellas autopistas, verdaderos circuitos sobre el mar:
Y comenzamos a navegar por la bahía de Luga, asistiendo a una puesta de sol de las que a mí me gusta:
El sol se desdibujaba:
En algún momento podíamos pensar que estábamos en el desierto:
Volviendo al interior del barco, después de hacer 1000 fotos, nos encontramos con que en el Infinity Atrium, la zona central, donde están las escaleras de cristales Swarovski, estaban preparando una boda. Pues asistimos a la boda: decoración floral, tarta🍰, música en directo, preciosas y abundaaaaantes palabras de la novia al novio (no lo entendía todo🙉)..., no faltó detalle:
Después de cenar, al teatro, un espectáculo musical en el que se recordaba la música italiana de siempre. Al final salieron representantes de todos los sectores del barco. Fue muy bonito y emocionante, la verdad:
Al día siguiente, viernes, nos tocaba navegar por el golfo de Finlandia y mar Báltico para llegar el sábado a Kiel, Alemania. Creo que fue ese día cuando los chicos de entretenimiento nos ficharon para participar en unos juegos en plan divertido como representantes de España. Éramos 5 parejas y nos lo pasamos muy bien (hay por ahí un vídeo que...ay madre, si lo ve mi hija...😅😅). El caso es que lo hicimos bastante bien, dejamos el pabellón bien alto. De hecho, creo que a los monitores se les tardará en olvidar el salto de mi marido😂😂😂. Al final nos regalaron unas cuantas cosas por participar.
Y así se fueron acabando nuestras noches de crucero...:
...Y nuestros días de navegación (sí, es una curva, porque aunque pudiera parecer que los barcos en alta mar, donde no hay nada ni a babor ni a estribor, van en línea recta, pues no, hacen curvas):
Antes de entrar en el Canal de Kiel nos salió a ayudar un piloto local que parecía esperarnos protegido por el faro Kiel, el rojo:
Enseguida pasamos junto al faro Bülk, el negro:
Acercándonos ya al puerto de Kiel, el más importante de Alemania, donde se celebra la competición de vela más importante del mundo (así que el mar estaba lleno de barquitos de vela navegando y en los atraques):
Cerca ya de la ciudad un último faro nos saluda: el faro Friedrichsort, el verde:
Nos faltaba lo que a mí me parecía imposible: meter el barco en este hueco🙆. Pues el del barquito rojo, el que nos esperaba en el faro rojo, lo hizo, y con la marcha atrás (sí, ya lo sé, soy muy ignorante, y por eso soy tan atrevida, perdonadme 😜):
Desembarcamos con nuestra maletita de mano (que las otras ya nos las recogieron la víspera, después de una aventura que tuvimos esa noche en busca de la maleta perdida, culpa nuestra, bueno de mi maridito, que metió el pasaporte en la maleta grande y tuvo que ir a las tantas de la madrugada, después de gran fiesta de despedida, a buscarla por los fondos del barco 😱).
En un autobús nos llevaron hasta el aeropuerto de Hamburgo donde cogimos un vuelo a Madrid y así terminó nuestro crucero por las capitales bálticas. Lo hemos disfrutado mucho. Descansar tampoco tanto 😅 pero hicimos lo que nos gusta: turismo cultural y ocio, mucho ocio. 
En el barco había actividades variadas a todas las horas y en todas partes y podías consultarlas de varias formas:
➤En la app del barco que nos descargamos al embarcar.
➤En hojas que diariamente te dejaban en el camarote con toda la información del día siguiente.
➤En pantallas táctiles que había por todos los rincones del barco.
Quizás nos hayamos quedado con ganas de disfrutar más del barco porque, aunque en el tiempo que estábamos embarcados, íbamos a todas las actuaciones, clases, actividades, baile,..., que nos daba tiempo, alguna parte del barco ni la vimos, no nos daba la vida para todo. Así que ha pasado una cosa importante: a mi marido, que era un poco reacio al mundo crucero, le gustó, por lo tanto repetiremos (si podemos):
¿Habéis hecho esta ruta?, ¿os gustó?, ¿qué cosas imprescindibles nos faltó de ver?, ¿qué crucero me aconsejáis hacer el próximo?
Finalmente, pongo los enlaces a las demás visitas del crucero por las capitales bálticas: