lunes, 24 de junio de 2019

RÍA DE CUBAS


A veces, tenemos en nuestro entorno la posibilidad de hacer cosas que, precisamente por tenerlas tan cerca, no hacemos. Ese es el caso de esta actividad que, aun sabiendo que iba a merecer la pena, lo hemos ido postergando. Pero finalmente llegó el momento...
En septiembre del año pasado, quedamos 3 muchachas con ganas de que no se acabara el verano, para hacer esta excursión por la ría de Cubas, aquí en Cantabria. Aunque ya entonces hice la selección de las fotos que quería poner, pensé que sería mejor publicar esto en este tiempo, porque durante el invierno creo que no se hacen estas excursiones, creo que sólo se hacen en temporada de verano y en Semana Santa y con horarios que dependen de las mareas, o sea, que hay que informarse de fechas y horarios (en este enlace podéis consultar, lo realizan las lanchas de Los Reginas).
Salimos a las 5 de una tarde preciosa de finales de septiembre desde el embarcadero de Santander, junto al Palacete del Embarcadero:  















Estamos cerquita del Centro Botín y la famosa Grúa de Piedra, que aunque no deja de ser una grúa, empleada durante el siglo XX para cargar y descargar mercancía en el puerto de Santander, se ha convertido en un monumento de la ciudad, capaz de hacer modificar el emplazamiento del Centro Botín ante las protestas de los santanderinos que no querían que movieran la grúa de su posición original:
Enseguida pasamos junto al Real Club Marítimo de Santander, sobre sus pilotes de hormigón, junto al espigón de Puertochico:
En realidad, aunque el post le haya titulado "Ría de Cubas", la excursión consistía en llevarnos primero hacia la isla de Mouro, en la ensenada del Sardinero, o sea hacia fuera de la bahía, así que pasamos junto a la Duna de Zaera, un mirador escalonado con vistas a la bahía, construido con motivo de la celebración del Campeonato Mundial de Vela en 2014, con el original Palacio de Festivales detrás:
Antes de llegar a las primeras playas, el Museo Marítimo del Cantábrico y el Instituto Español de Oceanografía:
 En lo alto, por encima de la avenida de Reina Victoria, el hotel Real y la casa-palacio El Promontorio, de la familia Botín, con vistas privilegiadas:
Sobrepasamos la playa de los Peligros, la de la Magdalena y llegamos a la altura de la Escuela Cántabra de Vela (edificio blanco) en la isla de la Torre. Detrás la playa de Bikinis, el edificio de Caballerizas Reales, de estilo inglés (hoy sede de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo) y en lo alto, entre el arbolado, el Palacio de la Magdalena:
Detalle de la torre del Palacio de la Magdalena, vista desde el mar (foto tomada con mi superzoom y en movimiento, uuuuu 😱):
Alcanzamos la Punta del Puerto con el faro de la Cerda (en realidad es una baliza):
Seguido, el majestuoso Palacio de la Magdalena que ahora vemos por un costado:
Y llegamos a la isla de Mouro donde está ubicado el Faro del mismo nombre, azotado por los grandes temporales a lo largo de la historia, pero que ese día simplemente se dejaba mecer por unas tranquilas aguas:
Ya dimos la vuelta. Por la otra parte la playa de Somo, nuestra playa de cabecera, donde tantas horas pasamos tomando el sol y paseando:
Continuamos navegando en paralelo a la playa del Puntal (en primera línea), con el arbolado del campo de golf de Pedreña (en segunda línea) y Peña Cabarga al fondo: 
Llegamos al extremo del Puntal, con su forma redondeada y su arena blanda:
Ya estamos en el estuario del Miera. Vistas maravillosas: el Palacio de la Magdalena (en la esquina izquierda de la foto), el Embarcadero Real, el Faro de la Cerda, el Faro de Cabo Mayor y, sobre la playa de esta parte del Puntal, el Chiringuito del Puntal, junto a un embarcadero de color rojo:
Pasamos por debajo del puente que comunica Pedreña con Somo (y viceversa 😆), cerquita del Embarcadero del Rey:
Entramos en la Ría de Cubas. A nuestra izquierda algunas "casitas" con su propio embarcadero, en el barrio de Somo Boo:
Seguimos el curso del río Miera en sentido contrario:
Y llegamos a la altura del Monasterio de las Monjas Trinitarias, en Suesa, que actualmente es, además, una hospedería, con una amplia actividad cultural y espiritual y capacidad para 45 huéspedes. Sin duda un lugar muy apropiado para pasear, meditar y encontrar la paz. Los clientes participan de la vida monacal, comen la misma comida que las monjas y se tienen que arreglar su habitación:
Siguiendo el curso del río nos encontramos con zonas de abundante vegetación, donde también han llegado los plumeros invasores:
Y llegamos al final del trayecto, a la altura de Cubas, donde podíamos apearnos y dar una vuelta por los alrededores, prados sin más. Nosotras no nos apeamos, que los prados los tenemos muy vistos y muy pateados, pero aprovechamos para tomar un refresco y unas patatitas (lo vendían en el mismo barco, que allí no hay nada, bueno, nada que no sea naturaleza en estado puro, una maravilla):
De regreso, aunque pasamos por el mismo sitio, lo ves desde otra perspectiva. El resultado es otro paisaje precioso:
En la ría, en ese momento de calma chicha, el agua era pura placidez (foto anterior), pero la barca deja tras de sí una estela de suaves ondulaciones: 
En una de las curvas de la ría, en la Punta Somogo, donde hay más amplitud, una escena indescriptible y yo estaba allí para verla y retratarla, qué suerte la mía 😅:
Peña Cabarga siempre reconocible y referencia en esta parte de Cantabria:
Cruzamos otra vez por debajo del puente y sobrepasamos Pedreña y su puerto deportivo:
Entrando de nuevo en la bahía, al fondo las grúas del puerto:
Enseguida y atendiendo a la indicación de la boya balizadora, nos dirigimos hacia el embarcadero. Ya vemos de frente la silueta o skyline de Santander, que nos habla de una ciudad pequeña, no demasiado masificada, sin elevadas construcciones, pero una ciudad acogedora, elegante, que mira al mar...:  
El Centro Botín bajo una luz cálida, crepuscular, nos saluda a nuestro regreso. Son las 19:30 y hemos disfrutado de 2,5 horas recorriendo la ría de Cubas, esa que, cuando íbamos a la playa siendo yo pequeña, siempre mirábamos como referencia para ver como estaba la marea: si estaba baja, en la playa de Loredo había pozos y eso era una fiesta!!!
Ese día vimos otra perspectiva de esta parte de nuestra Cantabria, infinita ella, la que nunca defrauda:
Como siempre que puedo, pongo un mapa con el recorrido aproximado que hicimos, señalando algunos puntos como referencia por si a alguien le ayuda:


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