Aprovechando que el pasado lunes era fiesta aquí, en Cantabria, decidimos hacer una rutita de esas que tanto me gustan. Tenía 2 opciones, una por costa y otra por monte. Al final las cosas se complicaron para los demás y nos fuimos sólos mi marido y yo. Según vimos las predicciones metereológicas, con la inestimable interpretación del hombre de mi casa y con mucho valor por mi parte, decidimos hacer la del monte, concretamente queríamos ver los famosos árboles singulares de la ruta de Ruente- Monte Aá.
Nosotros dejamos el coche nada más pasar el Barrio de Ruente (donde está el puente de los 9 arcos) a la derecha, una vez cruzado el Saja. Comenzamos a andar a las 12, por la orilla derecha del arroyo de Montea.
Nuestro primer contacto con la naturaleza: el sonido de los campanos; unas cuantas vacas con pedazos de cuernos se cruzaron con nosotros. El respeto fue mutuo, jajaja.
Enseguida encontramos el primer cartel de los árboles singulares (estamos en el buen camino, bien!!!):
Seguimos por la pista, con varios puentes, con muy buena sombra (muy de agradecer porque hacía un sol de justicia), con el relajante ruido del arrollo, muy suave, con poco agua, reclamando, quizás, unas lluvias que se resisten a llegar:
Siguiendo la pista, pasamos por varias barreras canadienses, de esas que tienen barras metálicas transversales para que no se escape el ganado. La primera las tenía tan separadas que casi se me colaba el pie entre ellas, ahorrando barras, si señor!!!
Ya empezamos a ver árboles, digamos, raritos:
El camino sigue en suave ascenso, siempre entre árboles: hayas, avellanos, robles, acebos,...
Seguimos por la pista, primera curva en herradura hacia la derecha, bebedero, subida y una ventana al exterior:
Seguimos subiendo otro rato y llegamos a otro cartel indicativo de los arbolitos Cubillón, Mellizo y Belén:
Aquí nos adentramos en el bosque (por fin) en busca de los árboles perdidos, pero cual fue nuestra sorpresa al ver que no había ningún árbol señalado. Encontramos varios francamente singulares, pero no sabemos si eran los susodichos:
La verdad es que viendo estos ejemplares no podía dejar de pensar en los monstruos que se ven en películas como El Señor de los Anillos o Maléfica:
Salimos del bosque y seguimos hacia el collado de Monte Aá. Buscamos dónde comer, que no fue fácil, al borde de la pista, justo en la bifurcación hacia la Sierra del Escudo de Cabuérniga. Media hora para reponer fuerzas, con postre extra: moras riquísimas. Por cierto, el año pasado recogimos mi prima Angelines y yo para hacer mermelada y nos costó encontrarlas; aquí había muchas y gordísimas.
Desde ahí, la parte más alta y saliéndonos un poco de la pista, las vistas hacia Carmona con los Picos de Europa al fondo son espectaculares, sin duda lo mejor de la ruta:
Continuamos el camino, la misma pista pero con mejores vistas, viendo de frente el bosque cerrado que habíamos atravesado:
Y nos pudimos despedir de las mismas vacas que nos recibieron a la llegada (por lo menos se parecían mucho, jajaja):
Llegamos al coche y salimos hasta Ruente para tomar un refresco. Primero fuimos hasta el nacimiento de la Fuentona, que por su carácter intermitente saliendo de una cueva, está catalogado como punto de interés geológico. Tiene su propia leyenda: una anjana que habita allí, la maneja a su antojo, y de repente corta el agua por un tiempo que puede rondar entre unos minutos hasta varias horas, surgiendo otra vez con el mismo caudal. La explicación científica para algunos, habla de un sistema de sifones que hay en la montaña y que forma bolsas de aire que impiden que el agua salga por un tiempo. Lo cierto es que el entorno es precioso y las aguas cristalinas, un espectáculo:
En resumen, la ruta completa fueron unos 17 km. y tardamos unas 6 horas en total, es fácil de hacer, con un desnivel de 370 m. pero bastante aburrida: en la primera mitad no se veía prácticamente nada, sólo árboles por arriba y por abajo y, aunque la 2ª parte fue mejor, creo que, en general, es la que menos me ha gustado de las que he hecho. Pero bueno, para gustos... paisajes!!!
Que dia mas bonito, que pasamos en compañia de esos pequeños grandes arboles.
ResponderEliminarUn alien arbóreo ha comentado en mi nombre. No puedo con él. Pero tiene razón en lo que dice: pasamos un bonito día aunque a mí me gustó más su compañía (la del alien), que la de los árboles.
EliminarOye, haz el favor de contestar con tu nombre, majo, jajaja.
Eliminarque ruta mas bonita para hacer. no la conocia.
ResponderEliminarQUE MARAVILLAS NOS DA LA NATURALEZA... ÁRBOLES MUY RAROS.
ResponderEliminarqué árboles más curiosos. Grandes, pequeños... y de todas las formas posibles!!
ResponderEliminarsoy asturiano. y el paisaje es idéntico a lo que nosotros tenemos. Enhorabuena por la ruta tan bien documentada.
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