LONDRES EN EL RECUERDO

Hace ya algunos añitos que estuvimos la primera vez en Londres. Me encantó. Tanta gente diferente, tantas culturas juntas. Hoy ya lo vemos en cualquier ciudad, pero entonces (y tampoco es que haga tanto), para mí, que soy de un sitio pequeño, con una capital pequeña, aquella mezcla, en una ciudad tan grande, tan multicultural, me fascinó. Es, además, uno de los principales centros financieros del mundo, junto con Nueva York, y eso también se notaba.

Esa primera vez hicimos un recorrido un poco en general, visitando los principales puntos turísticos, pero sin profundizar. Los museos los vimos la segunda vez.

Nos quedamos en un hotel en la zona de Notting Hill. Correcto pero sin pretensiones. La zona era muy bonita, muy de película.

Desde allí nos movíamos en metro, aunque también utilizamos el famoso autobús rojo y el típico taxi londinense.

La Abadía de Westminster, visita obligada.

Vista lateral de la Abadía. Para visitarla por dentro hicimos una cola interesante.

Trafalgar Square.

Catedral de San Pablo, con su espectacular fachada y su cúpula. Desde su galería de piedra se tiene una buena visión de Londres, pero el día que subimos estaba lloviendo ligeramente, como no podía ser de otra manera, y las vistas eran un poco limitadas.










Para vistas, las que se pueden disfrutar desde el Ojo de Londres o Noria del Milenio con 135 m. de altura. Para mí, sin duda, de obligada visita.

Vista del Big Ben y Casas del Parlamento desde el London Eye.







Piccadilly Circus, con sus grandes pantallas y carteles de neón.

No podía faltar el paseo por el Soho, Chinatown.










En el mercado de Covent Garden, pudimos presenciar distintas animaciones callejeras mientras descansábamos un rato.

En el barrio financiero de Londres, no podía faltar la foto con el huevo, un edificio de 180 m. de altura. Por ese barrio estuvimos paseando un domingo y daba miedo por lo desierto que estaba.

Y, claro, asistimos al cambio de guardia. Cuanta gente, cuanta parafernalia, cuanto tiempo perdido..., yo, desde luego ya lo vi para los restos, jajaja.

El Albert Memorial, monumento en memoria de Alberto de Sajonia, tiene 169 esculturas de personajes de todos los continentes, así como alegorías y distintas referencias a leyendas. O sea, para pasar un rato.











Y al lado el Royal Albert Hall.











El Museo Británico le vimos sólo por fuera esta primera vez, así nos obligamos a volver, jajaja. Por cierto que me encantó ver la piedra de Rosseta y en general toda la sección egipcia.

También pudimos pasar un rato con famosos: Con George Cloony, con Angelina y Brad, con el gran Hulk,..., incluso con los Beatles.
Yo había estado en el museo de cera de Madrid y no me gustó nada, por lo que era un poco reacia a visitar el Madame Tussauds, pero nada que ver. Este es muy luminoso, muy divertido y entretenido.



Por supuesto, tuvimos que reponer fuerzas y tomar nuestros refrigerios y para eso están los pubs. Eso sí, buscamos el más antiguo, el Lamb & Flag, metido en una callejuela estrecha, con buen ambiente y buena cerveza.












Visitamos lo más emblemático de Londres también por la noche:

El Big Ben

The Tower Bridge.

No faltó la visita a los lugares más relacionados con Lady Di: El Palacio de Kensington (en la foto), el jardín circular en su recuerdo, el altar en Harrods,...



Los jardines de Londres merecen una mención aparte. La verdad es que los tengo un poco liados en mi cabeza. Veo las fotos y no recuerdo de que jardín son. Lo que sí recuerdo muy bien es que me llamó mucho la atención el hecho de que había mucha gente sentada por los jardines, gente con traje sentada en el césped, comiendo con su tupper, en definitiva, usando los jardines. Aquí eso era impensable, en todos ponía "Prohibido pisar el césped".


Aquellos jardines eran el paraíso para las ardillas. Por todas partes había ardillas, que se subían por las piernas si te descuidabas. 








Buscamos el famoso Speakers´ Corner en Hyde Park para ver el ambientazo, porque entender tampoco entendíamos mucho, hablaban demasiado rápido.






Otro día fuimos a Oxford en tren. Tuvimos nuestros más y nuestros menos con el que vendía los billetes, un señor negro enorme. Nos decía algo que no entendíamos que resultó ser el nombre de la parada donde teníamos que cambiar de tren. Hasta que no lo escribió no nos entendimos. Pensábamos que era un verbo desconocido, jajaja.  Pero llegamos; eso sí, tuvimos que echar una carrera para coger el tren, porque con tanta explicación...
Y así terminamos nuestra primera visita a Londres.

Nos faltaron muchas cosas por ver, algunas las vimos después, pero ... quiero volveeeeeeer!!!
Y vosotr@s, ¿habéis estado en Londres? ¿os ha gustado? ¿volveríais?.