jueves, 2 de julio de 2015

LAREDO, LA VILLA PEJINA!!!

Nuestro objetivo esta vez fue Laredo, hermoso pueblo costero en la parte oriental de Cantabria, del cual conocíamos la playa, el puntal, pero queríamos verlo de otra manera. 
Lo primero, tras dejar el coche en la entrada del puerto, nos fuimos al túnel de la Atalaya. Está al final de la calle Menéndez Pelayo más conocida como la calle del Paseo.
Tiene 221 m. de largo y se construyó para acceder al Muelle de la Soledad, al otro lado de la Atalaya, pero el mal tiempo impidió su completa construcción. Durante la guerra civil se utilizó como refugio antiaéreo.
Hoy da acceso a la llamada playa de la Soledad, muy rocosa y de grava, de poca afluencia. Lo mejor el Mirador del Abra:
Desde aquí podemos apreciar lo escarpado del litoral a pocos metros del gran arenal de la playa Salvé:
Volvimos a cruzar el túnel y siguiendo por la acera a nuestra izquierda, enseguida vemos una callejuela con unas escaleras y la señal indicadora de la ruta 1, la que sube  a la Atalaya, nuestro siguiente destino:
Siguiendo el itinerario, nos encontramos con rincones desde los que ya vemos la iglesia parroquial de Santa María de la Asunción, del S. XIII 
Y con puertas como esta llamada Puerta de San Marcial, que traspasan la muralla que rodea a la Pobla Vieja:
Esta es la última puerta antes de comenzar a subir otra escalera importante, la que justo bordea el cementerio, a la derecha:
Desde arriba vemos la iglesia y el casco viejo de Laredo:
Detalle de la iglesia con el emblemático edificio "La Torre" al fondo:
Cuando se acaban las escaleras, tiramos hacia la izquierda, con intención de llegar al recinto del Fuerte del Rastrillar, en la Atalaya.
Estábamos justo encima del túnel, y rodeados de pequeños huertos cuyas vistas invitan al riego constante jajaja.
Una vez dentro del recinto del Fuerte del Rastrillar, vemos clara su situación estratégica, junto con los fuertes de Santoña, para la defensa de la bahía de los ataques navales. Se comenzó a construir en el S. XVI y funcionó hasta principios del S. XX. Pese a que han hecho labores importantes de reconstrucción de algunos de los edificios, podemos apreciar los restos de baterías y polvorines como la Batería de Santo Tomás:

O la de San Carlos, junto a la cual hay un polvorín, perfectamente camuflado aprovechando el declive del terreno, en la foto justo detrás del cartel que con tanto interés observa este señor tan guapo, jajaja. Tiene alrededor un pasillo para mantenerlo aislado y evitar males mayores en caso de una explosión (sí, saltamos, la curiosidad nos puede):
En este punto no puedo dejar de hacerle un guiño a Santoña, pueblo "rival" de Laredo, tan cercano y tan bonito, con esta foto del monte Buciero, con el detalle del Faro del Caballo y sus casi 700 escalones:

Pero volvamos al principio. Justo a la entrada del recinto, lo primero que encontramos es el llamado Mirador de la Caracola, una plataforma de madera desde donde poder contemplar la playa Salvé, el nuevo Puerto Pesquero-Deportivo y Santoña y su Monte Buciero al fondo, a la derecha:
Antes de bajar hacia las baterías de Santo Tomás y de San Carlos, todo esto forma parte de un recorrido perfectamente señalizado, pasamos junto a otro mirador, el de la Rosa de los Vientos, con vistas hacia la otra parte del litoral, hacia la playa de La Ayla, de difícil acceso:
Rodeamos la Atalaya para volver a la entrada, por encima del primer mirador, donde deleitarnos de nuevo con las vistas:
Regresamos de nuevo hasta la pared del cementerio para dirigirnos ahora a Valverde, enlazando así con la ruta 2 de las que sugiere el ayuntamiento de Laredo (si queréis verlas todas pinchad aquí).
Ahora nos dirigimos hacia nuestra izquierda, hacia una explanada, y podemos ir viendo la otra parte del litoral pejino. Veremos otra perspectiva de la playa de la Soledad, la de la otra parte del túnel, y del mirador del Abra (señalado con el círculo), donde habíamos estado asomados:
Seguimos la ruta marcada, primero por pistas asfaltadas y ya después, optando siempre por el camino de nuestra izquierda en caso de duda, por senderos, dejando atrás el barrio de El Secar.
Encontramos un cartel indicador de la playa de La Ayla (o Aila, no me ha quedado claro), le seguimos y nos encontramos con un paso casi imposible a esta cala:
Seguimos subiendo por callejos hasta llegar al alto de Valverde. Desde aquí subimos por un prado en dirección a una bandera negra que veíamos al borde del acantilado. Primero decidimos comer sentados en unas piedras disfrutando de la mejor panorámica:
Continuamos hacia la bandera negra, saltando como las cabras:
¿Qué decir del paisaje? Maravilloso!!! Esto hacia la parte oriental:
Y si miras hacia occidente... el puntal y las marismas del estuario del Asón:
Tras un rato de quedarnos extasiados con lo que nos rodeaba, volvimos sobre nuestros pasos, o mejor dicho, sobre "nuestras" piedras, contemplando de nuevo a aquellos caballos, tan acostumbrados a la gente, que lejos de rehuirnos, venían hacia nosotros:
No pude dejar de acercarme a la casa en ruinas que había en aquel alto. No sé si es cosa mía, pero ¿no os parece que en todas las casas abandonadas, siempre crecen árboles dentro?. Desde sus ventanas, el panorama que podían disfrutar me hizo pensar en los motivos de sus dueños para irse de allí...:
Salían a la puerta y podían ver todo el recorrido que habíamos hecho:
Bajamos de aquel alto hasta el cruce donde ponía Valverde y no dirigimos esta vez de frente, hacia el barrio de Las Cárcobas, por una carretera asfaltada, viendo Laredo, esta vez desde detrás. Nos encontramos con una capilla de la Bien Aparecida, patrona de Cantabria:
Aquí hay dos boleras, de dos modalidades diferentes: de bolo-palma y de pasabolo-tablón. Esta última me llamó mucho la atención, no llegué a entenderlo muy bien, tengo que informarme.
Cuando íbamos un poco más adelante pudimos presenciar la competición de natación del triatlón Villa de Laredo, desde otra perspectiva (en la foto, los triatletas nadando rodeados con el círculo):
Continuamos nuestro paseo, pasando cerca del edificio de la Torre, hasta que llegamos a la carretera general que baja a la Villa que tenemos que cruzar para seguir descendiendo por unas escaleras:
Enseguida llegamos a la Puerta de San Lorenzo, también llamada de Bilbao (evito explicación). Así de sobria por la parte de fuera:
Y así de fresca y alegre por la parte de la ciudad:

Seguir un poco a los triatletas que marchaban en bicicleta, un helado, verlos otro rato en la carrera a pie y se acabó la excursión, como siempre, muy agradable y en la mejor compañía.
Nos queda pendiente la visita a la iglesia y al resto de la Pobla Vieja.
Este es el recorrido, más o menos, que hicimos, casi 12 km.:


4 comentarios:

  1. yo me iria a vivir a la casa esa con la ventana al mar... sin dudarlo. ¡eso es vida! En cuanto al triatlón de la villa de Laredo, parece la estela de un barco. Parece mentira que los brazos muevan tanto el agua... ¿cuántos nadadores había? ¡¡muy bonitas fotos!!

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    1. Había 320 plazas y se completó la inscripción; efectivamente, impresionaba verles, como les vimos nosotros, correr hacia el agua y formar aquella estela de agua en movimiento. En cuanto a la casa, comparto tu mismo gusto, no me importaría para nada vivir en aquel lugar, ¿te imaginas? levantarte por la mañana y ver ese panorama...!!! Gracias por tu comentario

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    2. Gracias a ti por ilustrarnos tan bien estos paisajes. Me ha impresionado las 320 que supuestamente hay metidas en el agua. ¡increible!

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  2. Muy bonitas fotos y perfecta explicación. La felicidad están en las pequeñas cosas!

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