domingo, 9 de junio de 2019

EL SOPLAO 2019: UN DÍA EN EL BARRO

Esta va a ser la narración de mi marido de una de las vivencias en BTT que seguramente más va a recordar a lo largo de su vida.
"Casi un mes después de haber participado en la edición número 13 del Soplao, tengo la necesidad y las ganas de contar mis impresiones de aquella experiencia.
Era mi cuarta participación y, sin duda, la más especial. Y la más dura. Todos los que de una forma u otra conocemos algo de esta prueba sabemos que cuando la llaman el Infierno Cántabro es por algo. Pero lo de este año ha sido otra historia. En principio, las previsiones hablaban de un Soplao seco y caluroso. Se equivocaron. Los días anteriores ya se empezó a hablar de lluvia y frío. Y llovía sobre mojado. El invierno aquí en Cantabria, sin ser muy duro, tuvo algunos episodios complicados, con lluvias puntualmente torrenciales con inundaciones y corrimientos de tierras que tuvieron graves consecuencias en algunos puntos de la región y que afectaron a la orografía de esta prueba. Pero nunca pensé que me iba a encontrar con tanto barro.
La víspera, cuando fuimos a buscar los dorsales, nos acercamos a Ruente por ver el puente que se llevó el temporal y la alternativa para este año: habían desviado la ruta para cruzar el río por una parte por donde no parecía que el agua cubría mucho. Lo que nos juntamos allí para verlo ya nos deseamos suerte para el día siguiente.
A la mañana siguiente, pese a las terribles previsiones, allí estábamos (no todos), esperando la hora de salida, con un cierto pellizco en el estómago:

10, 9, 8, 7, ....3, 2, 1. Las 8 de la mañana y comienza la aventura:

Después de atravesar el pueblo de Cabezón de la Sal, nos dirigimos a las cuevas del Soplao. Allí hay una bajada que ya tuvieron que desviar por seguridad, debido a la gran cantidad de barro. En esta parte se me salió la cadena varias veces y ya empecé a temer que tuviera que abandonar. Como pude, fui salvando los obstáculos.
Y llegué a Ruente. Había que cruzar el río, pero.... ¿en bici o andando?. Aproveché para lavar un poco la bici, que apenas se veía del barro que llevaba. Menos mal que allí estaba mi familia para darme ánimos:
Me esperaban con ropa seca por si necesitaba cambiarme después de cruzar el río (fijarse en la foto al que está cruzando, la altura del agua, que según me decía mi gente, estaba subiendo por momentos). Sólo me cambié los guantes. El resto... ¿para qué?:
A estas alturas ya casi nadie le podía cruzar dando pedales. Los que lo intentaban se caían al río:
Enseguida continue mi camino, que me quedaba frío. Mi moral otra vez a tope.
El paisaje sé que es bonito pero apenas le veo:
La lluvia aunque no fue agobiante, sí que fue pertinaz, nos acompañó en buena parte del día:
 Las pistas, en la zona de Ucieda, estaban bastante bien, pero en otros tramos apenas eran practicables, toda precaución era poca:
Aparte de la gente que no se presentó por la mañana, hubo muchos abandonos, porque, aunque precisamente en estas fotos no se ve, había zonas donde era muy difícil mantenerse subido en la bicicleta  por la gran cantidad de barro que se iba acumulando, formándose rodadas de buena altura, si además venía alguien un poco más rápido que tú y te quería pasar o tú querías rebasar a alguien, la cosa se ponía complicada y peligrosa. De hecho vi muchas caídas,  la mayoría sin consecuencias, excepto un chico que se cayó y rompió la bici, aunque a él no le pasó nada, apenas unos rasguños.
Yo seguía...: 
La víspera ya anunciaron que, después de haberse reunido los organizadores y responsables de la prueba, habían decidido, quitar una parte, la subida a Fuentes y Ozcava, donde se alcanza más altura, porque había algo de nieve. Aún así, tuvimos puntos de 4ºC de temperatura.
Algunos pasos eran de este tipo. Es la grandeza de la prueba. Y la dureza. En esta parte pinché, pero ya me faltaba poco para la base del Negreo, donde sabía que había un puesto mecánico, donde me inflaron la rueda y pa'lante!!!

En el Negreo me volvía a esperar mi familia. Nadie que no esté subido en la bici sabe hasta qué punto eso puede cargar las pilas del ánimo. El que mi hija me acompañara unos metros subiendo una rampa  endiabladamente empinada, me dio las fuerzas necesarias para seguir. Eso para la fuerza moral, porque para la fuerza física el punto de avituallamiento en el que me acompañaron mi hija, mi mujer y mis cuñados, también obró el milagro. Fijaros como subía los repechos de hormigón del Negreo: 
Acabando las rampas del Negreo:
Y barro, mucho barro, en ningún momento había pensado que pudiera haber tanto...:
A partir de ahí ya lo vi claro, porque aunque en ningún momento pensé en abandonar, soy consciente de que existía esa posibilidad por la dureza de las circunstancias. Pero lo conseguí, acabé:
Y en la meta estaba también Angelines (somos los 2 valientes de la familia), que lo había hecho a pie y, como yo, estaba llena de orgullo y satisfacción. Eso sí, comprobamos si las medallas que tan justamente colgaron de nuestro cuello, eran tan duras como la prueba:"
Esta ha sido la crónica que del Soplao'2019 ha hecho Jose, al que yo definiría como un hombre fuerte, constante, perseverante, tenaz, incansable, enérgico, infatigable, decidido, obstinado, valiente, a veces rozando la tozudez. Y sí, es mi marido y estoy muy orgullosa de él (también de Angelines, a la que puedo aplicar los mismos adjetivos). 
Yo podría añadir algunos apuntes de lo que sentí como espectadora: Creo que si hubiera sido consciente de lo durísima que fue (lo fui en los días siguientes, cuando vi algunos videos grabados por participantes en los que se apreciaba cómo metían las bicis en el barro hasta los pedales), quizá no debería haberle dejado hacerlo. Y nosotros sabemos los motivos. 
De cualquier forma, y como eso no lo vi pero sí vi tramos durísimos, como cuando cruzaban el río o cuando subían el Negreo, no paré de animarlos a todos, de quitar piedras del río que iban moviendo al salir, por si el siguiente se caía,... En fin, un Soplao  muy duro y muy diferente a otros que he vivido con buen tiempo (uno de los cuales os conté aquí). Pero así es El Soplao. Y así es Cantabria, infinita, imprevisible!!!

3 comentarios:

  1. El soplao hay que vivir lo. ... yo creo que cuanto más duro te lo ponen, mayor es la satisfacción que tienes contigo mismo. Yo el año pasado cuando acabe dije que no lo volvía hacer, este año en cambio, con las condiciones meteorológicas que teníamos, dije al acabar que yo volvía el año que viene. Me vi que podía con la lluvia, el barro y el viento que fue insufrible en la zona de arriba del Toral, se de sobra quien me dio fuerza este año, me acorde de él mucho durante todo el recorrido.

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  2. Es el primer Soplao que voy a ver... y gustándome a mi ese mundillo... por lo menos la modalidad BTT (que es el recorrido que seguimos) me parece un poco inhumana... unas cuestas indescriptibles... y creo que lo primero es la salud!! Y creo que esos momentos sobrepasan el límite...Independientemente de esto, entiendo que la gente lo haga, la satisfacción posterior no se consigue de ninguna otra manera!

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    1. Pues si hija. La verdad es que es muy duro. Pero con el empuje de la gente y en especial con los animos de la famila se hace mas llevadero. Muchas gracias por tu apoyo y animos.

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