miércoles, 24 de mayo de 2023

SAN VICENTE DE LA BARQUERA- PLAYA DE BERELLÍN, CANTABRIA

Creo que ya tengo recorrida toda la costa de Cantabria (o quizás me falte un tramo😏, tengo que hacer una última revisión...), pero hay algunas rutas que, por unas cosas y por otras, se me habían quedado atrás y, por mi bien, quiero publicarlas todas para tenerlas a mano cuando intente recordar algo o, simplemente, hacer un repaso. Si, además, convenzo a alguien para que las haga también, pues...👏.
Esta concretamente tiene su propia historia: hace bastantes años vi una foto de una playa de Cantabria que no conocía. No ponía su ubicación, pero me gustó tanto que estuve horas buscando en la red hasta que la encontré. Se trataba de la playa de Berellín (o Berrellín o Barnejo). Nunca había oído hablar de ella. Guardé la información en mi famosa carpeta de 'to do´s' y tardé años en hacerla. Pero la hice y aquí os lo cuento.
Cuadré la ruta para hacerla desde San Vicente de la Barquera. Dejamos el coche cerca del faro Punta Silla, construido en 1871, actualmente alberga el Centro de Interpretación del Parque Natural de Oyambre:
Desde el entorno del faro, encaramado en el acantilado, se pueden ver las playas de San Vicente (en realidad es la playa de Merón que al ser tan larga recibe distintos nombres en diferentes zonas: Rosal, Bederna, Gerra), así como la entrada de la Bocana y el rompeolas:
    
Por la parte de detrás del Faro de Punta Silla cogimos un sendero que hacia el oeste nos va mostrando la belleza del litoral. Enseguida vemos la ensenada de Liñera, donde se forma una pequeña playa con marea baja:
A esa altura y un poco hacia dentro, están las ruinas de la ermita de Santa Catalina:
Resulta curioso ver cómo de las entrañas de algo que puede parecer tan inhóspito como una roca, puede crecer una planta:
Y cómo esa misma roca, tan dura e incómoda puede resultar el más confortable asiento donde aguantar horas en espera de que pique algún pez:
Las rocas, al llegar al mar, se abren, dejando paso al agua de lluvia a veces tan abundante por estos lares, momento que mis dos compañeros de ruta aprovechan para estudiar la profundidad, la anchura,..., de la Regatona, eso sí, manteniendo la distancia de seguridad al abismo 😂😂😂:
La línea costera, vista desde aquí es impresionante:
Los caballos, acostumbrados, no parece que le den importancia a lo que les rodea:
Tan ocupados están en comer, que ni se fijan en nosotros:
Pasamos junto a la Cueva del Cúlebre (o Cuélebre), de gran importancia arqueológica, aunque se preste más atención a la parte mitológica. Dice la leyenda que la habitaba un cúlebre, ser mitológico con forma de serpiente alada 🐍, que protegía tesoros y personajes encantados. 
El caso es que por esta entrada se accede a una sala de unos 8 m de anchura por 16 de profundidad 😳:
Miradores naturales:
Y llegamos a otro punto espectacular de la ruta, donde las aguas del Cantábrico parecen adentrarse en la tierra en busca de un poco de calma. Es la ensenada de Fuentes:
Y esta es la playa de Fuentes, lo mismo visto desde 2 puntos distintos, que nos permite apreciar la diferencia no sólo del paisaje, también del cielo: mirando hacia el mar totalmente despejado y mirando hacia tierra, amenazando lluvia:  
Bordeando la ensenada de Fuentes por su parte occidental, llegamos a la Punta de África 😮, desde donde ya intuí que mi objetivo estaba cerca. Era la ensenada de Berellín: 
 
Rodeando la última parte de la costa, estampas idílicas (pude fotografiar a un pato que iba nadando por la orilla tranquilamente, parecía estar en el paraíso, sin que nada ni nadie le pudiera molestar pese a que había gente en la playa):
    
Y bajamos a la playa de Berellín, que no me pareció muy cómoda, la verdad. Es que con marea alta queda muy poca playa, pero me pareció preciosa, como aquella foto que yo había visto (me queda pendiente hacerla con marea baja):
   
La playa forma como una Y invertida. Esta sería una pata:
Y esta la otra. Desde cualquier sitio que lo veas es muy bonito. Incluso tengo otra foto hecha desde la otra orilla cuando hicimos otra ruta desde la playa del Sable, en Tina Menor, hasta aquí, pero esa es otra historia que también me falta por contar y es, por cierto una de mis preferidas:
Allí comimos y después pusimos rumbo a San Vicente de nuevo, pero en lugar de hacerlo por el mismo camino, nos salimos por pistas hacia fuera. 
Con la costa a nuestra izquierda y estando nosotros un poco en alto, el paisaje...:
 
Llegamos de nuevo al pueblo y a tener esta vista de la ría por encima de algunos edificios de San Vicente, con el puente de la Maza al fondo:
Desde arriba también pudimos asomarnos para ver el Santuario de la Barquera:
Ya en el coche bajamos al rompeolas y entramos hasta donde pudimos:
    
Y nos acercamos al Santuario; la capilla es pequeña en comparación con el edificio, pero es que tiene un albergue adosado:
Y ya, aproveché para hacer una foto del emblemático puente de San Vicente más de cerca. Este puente medieval, también llamado de los deseos (si se cruzaba en coche sin respirar pensando en un deseo, se te cumplía, yo siempre lo cruzo así y siempre pido el mismo deseo...), tiene unos 500 m de longitud y 28 ojos (arcos), aunque han llegado a ser 32:                                                              Como siempre, un mapa orientativo de la ruta. En total anduvimos unos 15 km, sin apenas desnivel, es fácil, y el paisaje merece la pena:

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