sábado, 10 de junio de 2023

PICOJENIRO- ABIONZO, VILLACARRIEDO- CANTABRIA

 


En uno de nuestros paseos habituales, nos encontramos un día con Paco. Nos dijo que había hecho una ruta fácil al Picojeniro ( en algunos sitios lo he visto escrito como Pico Jiniro 😕), sitio que yo no había oído ni siquiera nombrar. Ya en casa me acordé y lo busqué. Y lo encontré. En cuanto se dieron las circunstancias lo hicimos. Gracias Paco por la idea.
Nosotros comenzamos en Abionzo, un pueblo perteneciente al municipio de Villacarriedo de cuya capital (con el mismo nombre) lo separan unos 3 km. Así que estamos en plena comarca de Valles Pasiegos.
Vista de Abionzo según íbamos ascendiendo por pistas asfaltadas, pasando junto a la ermita de San Roque:

Pistas que llegan hasta las cabañas que se van repartiendo por las fincas:
Cabañas que no pueden tener mejores vistas, que, por su situación, nos muestran la dureza y dificultad de la vida de los ganaderos de la zona pero que, sin embargo, muchas de ellas hoy se han convertido en cabañas vacacionales, muy solicitadas por aquellos que necesitan desconectar en un ambiente tranquilo y rodeado de naturaleza:
Pero lo nuestro era otra historia. Para llegar a nuestro objetivo teníamos que subir esa cuesta tan pindia (sí, pindia, que soy de Cantabria 😊):
Las vistas desde media subida ya merecían la pena:
Detalle de una sección de esas vistas con la nieve al fondo, Picos de Europa, al tiempo que las montañas más cercanas ardían. Por cierto, cuando bajábamos en coche, ya de regreso, vi más de cerca esos incendios de la foto y aprecié algo que no había visto nunca: el humo, en lugar de subir para arriba o irse de lado (como en la foto), caía en cascada. Era un efecto precioso si no fuera por lo que significaba 😪:
Llegamos a lo más alto, llaneamos un poco y llegamos al vértice geodésico de Picojeniro, a 814,40 m sobre el nivel del mar. Allí comimos, usando el metro cuadrado de la base de hormigón como mesa donde disponer nuestros manjares (en mi caso, bocata de jamón y tomate, naranja, agua y cocacola):
Después de comer y pasar un rato maravillándonos con las vistas, continuamos con la ruta (dejando todo tan limpio y recogido como lo encontramos, claro):
No regresamos por el mismo lado, sino que seguimos de frente, hacia el este, como acercándonos a otras montañas nevadas que nos rodeaban, de más altura (hicimos la ruta en febrero), como Porracolina o el Picón del Fraile. 
Nosotros pasamos sobre alguna lengua de nieve helada que quedaba en estas lomas, pero apenas nada:
Pero el entorno....:
A la otra parte de esta primera cima redondeada, el Alto del Caracol:
El valle del Miera, con las casas de Merilla en primer lugar y Ajanedo al fondo, localidades del municipio de Miera, cerca de San Roque de Riomiera:
Y, como siempre, animales, caballos con las mejores vistas...:
...Y esta vaca sobre un extraño fondo. Nos llamó mucho la atención la morfología de esa ladera que ya habíamos visto desde el otro lado. Parecen surcos que se hubieran deslizado por la ladera abajo, muy igualados, casi milimétricos, como si hubiera pasado una segadora dejando las cambadas detrás. Si hubiera estado de otro color hubieran parecido terrazas de arroz:
Aproveché para practicar con los reflejos:
Pero, desgraciadamente, no todo era paisaje maravilloso... pasamos al lado de un monte cuyos pinos tenían este aspecto. Supongo que será el resultado del fuego de otro año (de este año creemos que no a juzgar por cómo estaba el suelo) pero yo tengo la duda de cuánto tiempo tardará en recobrarse 😰:
Por cierto, en la foto anterior, se ve de fondo y de derecha a izquierda, la super cuesta que subimos y la llanura en la que se encuentra el Picojeniro, seguimos hacia la izquierda para bordear ese valle (del río Rubí) que separa nuestro camino de subida y este de bajada.
La pista de bajada estaba muy clara:
Y enseguida empezamos a ver la inconfundible iglesia de Llerana, del municipio de Saro, donde el río Rubí, a nuestra izquierda, vierte sus aguas al río Llerana, afluente del Pisueña:
Bajando, otra vista del Picojeniro (la montaña marrón del fondo):
Y un poco antes de llegar al centro de Llerana nos desviamos por un camino a nuestra izquierda (hay un cartel que lo indica) para dirigirnos a Abionzo, donde teníamos el coche:
Cruzamos el Rubí por un puente de piedra y vemos cómo el agua se desvía para pasar por el molino, hoy restaurado como casa rural de alquiler vacacional con el nombre de Molino de Rubionzo: 
Atravesamos el robledal de la Zarrizuela y salimos de él con vistas de nuevo al Picojeniro, acariciado por el sol. En esta foto se ve la mayor parte del recorrido que hicimos:
Enseguida llegamos a Abionzo y  nos acercamos hasta la iglesia de San Cristobal:
Desde allí nos fuimos al bar del pueblo a tomar una caña y con la misma nos bajamos para casa.
Anduvimos unos 13 km, con un desnivel de subida de casi 700 m., es muy fácil y las vistas son espectaculares: Amplios y verdes valles a nuestro alrededor y montañas nevadas por detrás, más lejos hacia el oeste y casi tocándolas hacia el este. Aconsejo verlo en invierno, en cuanto la nieve a esa altura nos lo permita.
Añado el mapa de la ruta, que aunque no sea exacto, sí muy aproximado, por si a alguien le ayuda a situarse o como referencia:

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