viernes, 16 de septiembre de 2016

IBIZA 2- FORMENTERA


En mi anterior post os contaba la primera parte de nuestras vacaciones en Ibiza. Continuo. El segundo día de los tres que tuvimos coche, sábado, habíamos pensado ir a  ver la puesta de sol a la cala Benirràs. Pero a última hora empezaron a salir nubes de forma que vimos que se nos estropeaba el plan. Allí los domingos se celebra lo que llaman la fiesta de los tambores. Esto consiste en que se va juntando gente, de espíritu hippy principalmente, y tocan su tambor al ritmo que van marcando los anteriores, acompañando,  improvisando. Todo el mundo puede hacerlo (si tiene tambor, claro) y quien quiera puede acompañar bailando al ritmo de los tambores. 
Como se nubló, la puesta de sol ya no la íbamos a ver, pero como no queríamos ir al día siguiente, domingo, porque es cuando más gente se reúne para tocar el tambor y es difícil llegar hasta allí, decidimos acercarnos de todas formas. Nos encantó. El sitio y el ambiente. Es aquí donde, seguramente, se respire la atmósfera hippy de forma más contundente. La cala es una ensenada entre dos montes, con el cap Bernat al fondo (la roca que se recorta en el horizonte sobre mi cabeza, entre los veleros, que no, no es un tocado ni el toro de Osborne). Es de arena gruesa y de cantos rodados, pero sobre todo creo que es una cala que tiene magia, la sentimos a pesar de no ver la puesta de sol, de sólo ver unos rayos rosáceos pintados en el mar
La verdad es que fue una pena que se cubriera de nubes, sobre todo pensando en el cielo tan intensamente azul que habíamos tenido durante todo el día, cuando estuvimos en Las Salinas, o en la playa D´en Bossa, pero bueno, de todas formas salimos de allí en dirección al hotel, de noche, después de pasar un rato muy, muy agradable con toda aquella gente tocando el tambor y bailando, con el corazón y ....:
Y así llegamos al domingo, nuestro último día con coche. La noche que estuvimos en Ibiza ciudad, la del viernes, pasamos por la parte del puerto donde amarran los barcos que cruzan a Formentera. Como nuestra intención era ir al día siguiente, sábado, al pasar preguntamos a un operario porque no sabíamos si teníamos que comprar el ticket en el mismo barco (como ponía en los carteles) y nos dijo que no, que fuéramos a la oficina, allí mismo, y preguntáramos porque ya quedaban pocas plazas para el día siguiente, a las horas buenas, claro. Fuimos y en efecto, no había ya nada para el sábado. Compramos para el domingo a las 10, para la vuelta no hay problemas con la hora. 
Hay dos tipos de embarcaciones para cruzar a Formentera (que yo sepa): una de ellas es un ferry, que es más rápido, y el otro es como una "lancha", el Aquabus. Por el precio y por el consejo de Ana, fuimos en la "lancha". Tardó algo menos de una hora, nos costó 19€ ida y vuelta por persona (el ferry cuesta sobre 40€ y tarda algo más de media hora). Para mí una diferencia importante es que la lancha es muy abierta y lo vas viendo todo. Así vimos Dalt Vila desde el mar:

Dejamos el faro dels Penjants (o de los Ahorcados) a nuestra derecha, situado en un islote en el paso Els Freus (era uno de los más peligrosos para la navegación de las Baleares), se levanta a 27 m. sobre el nivel del mar y en 1881 murieron sus dos torreros intentando ayudar a la tripulación de un vapor inglés:
Enseguida y a nuestra izquierda dejamos atrás otro faro, el faro Den Pou (28 m. sobre el nivel del mar), en el islote de los Puercos, junto a la isla de Espalmador, que se construyó como complemento al anterior, por considerarlo insuficiente. Se inauguró en 1864 pero pronto comenzaron a padecer los problemas derivados de su proximidad al mar, ya que las olas entraban en la vivienda de los torreros y si había temporal el agua pasaba por encima del islote:
Y así, navegando, navegando, llegamos al puerto de Formentera:
Desembarcamos e inmediatamente nos fuimos con una chica de la misma compañía del barco que nos acompañó hasta la oficina donde teníamos que recoger las motos que habíamos alquilado (al tiempo que compramos los billetes para el barco y que nos costaron 25 € cada una). Allí teníamos que firmar el contrato.Y empezó mi sinvivir. Habíamos alquilado 2, una para mi marido y mi hija y otra para mí (mi hija ya había dejado bien claro que ella no iba a llevar ninguna, tuvo una mala experiencia en Bali). Nos preguntaron si sabíamos llevarlas y yo dije que no, que desde chavala no había vuelto a coger ninguna. La chica que nos atendía nos dijo que entonces igual no debíamos porque había mucho tráfico y mucho italiano, que conducen muy mal. A mí me empezaron a entrar los 7 males. Le pregunté si podíamos cambiarlas por coche, nos dijeron que sí (por 5 € más), pero mi marido, que tiene más fe en mí que yo misma, me dijo que esa no era la idea (tengo que confesar que yo llevaba una temporada que sólo veía motos por la carretera, tenía miedo y ganas). Así que hice de  tripas corazón y lanzándome a la aventura y con la mirada de condolencia por parte de aquella chica, clavada en mi espalda, firmé el contrato y a por las motos. Las probamos un poco por allí, antes de salir a la carretera y con cierto tembleque en todo mi cuerpo, nos pusimos en marcha, hacia el Faro de la Mola, a unos 16 km. Ellos delante y yo detrás. Como los valientes. En este trayecto me acordé mucho de Ana, que nos dijo algo del carril-bici. Yo no sabía si ir por él o sería peor por si me encontraba con alguien y a ver cómo me salía... en fin, al final lo que hacía era: cuando veía que llevaba algún coche detrás me metía al carril para no hacer cola y después salía a la carretera. 
Paramos a medio camino, en la playa de Ses Platgetes, justo antes de llegar al pueblo de Es Caló de San Agustín, una preciosa playa de finísima arena blanca a la que se accede por pasarelas de madera y con fuerte oleaje cuando hay viento de tramuntana (del norte):  
Continuamos nuestra ruta en moto hacia el faro de la Mola, que está en la punta más oriental de la isla y tengo que decir que conseguí una fan en la isla. Cuando estábamos subiendo una carretera muy empinada que hay antes de llegar al faro, me pasó una moto con dos chicas; pues la de atrás me preguntó a gritos que qué tal iba, que era una campeona, ..., yo no la conocía de nada, supongo que sería testigo de mis sudores en la oficina, cuando me debatía entre "moto sí" o "moto no". Cuando bajamos del faro, que paramos en otro sitio, nos volvieron a pasar y me volvió a gritar dándome ánimos. Me vino muy bien, la verdad. Menos mal que no se enteró de mi...digamos, pequeño incidente posterior!!! 
El faro está a 140 m. sobre el nivel del mar, sobre un acantilado y es la parte más alta de Formentera:
Al bajar, paramos en el llamado mirador de Formentera que está en plena zona de gran pendiente y grandes curvas. Preciosas vistas sobre, prácticamente, toda la isla, con la playa de  Es Caló de San Agustín a la derecha y la playa de Migjorn a la izquierda. Visto desde el mirador no pude evitar pensar en la posibilidad, que a mí no me parecía en absoluto remota, de que una ola, cuando el mar esté revuelto, pase de lado a lado, porque por allí parece muy estrecho y muy llano:

Y allí estaba yo, en mi moto, como moto-ratón, jajaja:

Desde allí nos bajamos hasta San Agustín, donde paramos en un supermercado que había al borde de la carretera,  y compramos para hacernos un bocata y bebida. Un poco más adelante aparcamos las motos al borde de la carretera y entramos a la playa Ses Platgetes. Nos dimos un baño de los que me gustan a mí, con oleaje, sacando todos los demonios del miedo fuera, ahogándolos incluso:
Allí comimos y con la misma otra vez a la moto, que ya le estaba yo cogiendo el gustillo, pero imaginaros la situación. Ellos en una moto delante, y yo, más lenta, detrás, bastante más atrás, pero con cuidado de que en las rotondas no les perdiera de vista y me confundiera, sin olvidarme de los demás usuarios de la rotonda y sus preferencias....y mi hija diciéndole a su padre todo el tiempo, después me he enterado, más despacio, que perdemos a  mami!!!
Desde allí cruzamos a la otra playa, a la que va la gente cuando hay viento del norte (porque cuando el viento es del sur hay olas y se van a la otra, a la de Platgetes, que estará más tranquila). Se trata de la playa de Migjorn, la más larga de Formentera y a la que también se accede por pasarelas:
Al volver a las motos yo encontré la mía sin problemas, la aparqué justo a la entrada, pero a mi marido le costó, había más de 100 y todas parecidas:

                    
Desde allí nos íbamos a la Cala Saona. Llegamos a un sitio en el que tenía que coger una calle perpendicular estando yo en una buena cuesta y justo en la esquina había muchas motos aparcadas y una pareja que cruzaba la calle hacia ellas. Pues no sé cómo pero acabé en el suelo, bueno, la moto, porque yo salí corriendo para no caerme. ¿Os imaginais? Mi marido paró un poco más adelante porque ya pensó que allí me podía caer porque no era fácil salir. La verdad es que yo me... asusté. Sólo sabía decir, jopé, con lo bien que iba... Mi hija, la pobre, me animaba diciendo que eso no era nada, que hasta Pedrosa se cae!!! Bueno, como no me pasó nada ni a la moto tampoco pues decidimos seguir, pero ya,  hacia la playa de Les Illetes, la de más fama de la isla, de hecho ha sido premiada como la 7ª mejor playa del mundo y la mejor de Europa y de España por el portal de viajes TripAdvisor. Fue mi mayor decepción en este viaje. Lo que yo vi fue una playa con muchas algas, con muchísima gente y muy "plato" (a mí me gustan un poco movidas), bueno, esta es la foto: 

Tengo que admitir que he comprobado que la misma playa puede cambiar mucho de un día para otro. De hecho, la Cala San Vicente, donde estábamos nosotros en Ibiza, una de mis preferidas en la isla, tuvo un día en que estuvo el mar algo revuelto y sacó algas y el agua estaba un poco turbio, quiero decir que si coincide que la voy a ver aquel día, sacaría una mala impresión de ella, cuando en realidad todos los días estaba transparente y limpísima. Con Illetes me habrá pasado eso, porque sí que he visto fotos en las que sí que parece una playa caribeña, pero aquel día no, lo siento.
Para llegar a la playa hay que pasar por un camino lleno de baches (y yo librándoles como podía) y después pagar, me parece que 3 € por moto, recaudación que se destina a preservar y mantener el entorno. Supongo que lo harán en invierno.
Allí nos bañamos y presenciamos como un policía secreta se llevó a un chico que empezó a sacar un muestrario con pulseras. Rápidamente vino a decirles que no se podía y se llevó a uno para tomarle los datos. Me sentí muy vigilada, la verdad. La venta ambulante, totalmente prohibida, debe ser el único sitio en todas las Baleares. Al rato nos fuimos ya para el puerto a devolver las motos y coger el barco de regreso. Tuvimos que pasar por la oficina para recoger la fianza que dejamos y fui donde la chica del contrato de por la mañana para que viera que estaba entera, no le conté lo de la caída. Me dijo que se alegraba. Cogimos el barco y para Ibiza!!! En este punto, quiero agradecer a mi marido el haberme "medio-obligado" a coger la moto, me conoce muy bien y sabe que me hubiera arrepentido toda la vida si no la llego a coger. Y a los dos por los ánimos que me dieron todo el tiempo. Soy muy afortunada. GRACIAS!!!
Aquella noche, después de cenar nos acercamos al mercadillo de Las Dalias, el mercadillo hippy por excelencia. Hace ya 31 años que ofrece ropa hecha a mano, bisutería, decoración, libros, música, antigüedades,..., además de restaurante, barras de copas, de zumos naturales, ..., todo lo que te puedas imaginar. Normalmente se celebra los sábados, pero en verano también lo montan más días y por la noche (más información aquí). Desde luego no es un mercadillo cualquiera, tiene mucho estilo:

Esa noche ya entregamos el coche. Nos quedaban 3 días para descansar, que lo de ver cosas está muy bien, pero cansa mucho y más en agosto. Para nosotros, con 3 días de coche es suficiente.
Al día siguiente, lunes, nos dedicamos a relajarnos en la playa, disfrutando de las vistas. La isla de Tagomago, la del novio de Norma Dubal, nos quedaba enfrente:



Un poco más lejos, a la derecha, toda la costa  con la playa de Aguas Blancas que ya visitamos:

En la misma playa, que aunque no es muy larga, unos 400 m., me la anduve muchas veces, siempre había unas aves, no sé si son gaviotas, que no se asustaban de la gente: 


En los dos extremos de la playa había, como en casi todas las calas que hemos visto, unas casetas de pescadores o varaderos, donde se guardan las pequeñas embarcaciones y aparejos de pesca al resguardo del mar y el mal tiempo. Consisten en varias casetas juntas con vigas que llegan al mar, a modo de carriles, por las que se arrastran las barcas para izarlas y después se cierran con un portón. En algunas calas, como la de Salada, son  muy vistosas y algunas están declaradas como Bien de interés cultural. Yo no las he visto en ningún otro sitio. 
Esta foto no es de la Cala San Vicente pero es en la que mejor se ven:

El día transcurrió en medio de un relax total. Había que coger fuerzas para el día siguiente, martes, que íbamos a hacer otra excursión de esas que tanto nos gustan. Esta vez a Punta Grossa, hacia el otro lado de la cala. Desayunamos pronto y nos pusimos en camino. Muy pronto cogimos un poco de altura y la perspectiva de la cala en la sombra (que eran las 9 de la mañana todavía) era espectacular: 

Tras pasar una zona donde hay algunas casas construidas entre los árboles, en un entorno espectacular pero de una incomodidad manifiesta,  encontramos el comienzo de la ruta. Se trataba de ir bordeando toda la costa por un sendero (en el mejor de los casos), donde teníamos una pared abrupta a nuestra izquierda y el mar allá abajo, a nuestra derecha:

Rincones como esa cueva protegida por una gran cruz a una altura que la hace de difícil acceso:

 Parecía que al dar la vuelta a aquel saliente rocoso, el mar te acogería en sus brazos:

Al final el faro de Punta Grossa. Está en desuso desde 1916, siendo sustituido por el faro de Tagomago, mejor situado. Su construcción fue muy costosa ya que está a 2,5 km. del lugar accesible más cercano, por lo que tenían que subir los materiales desde el mar. Las paredes exteriores parecen estar renovadas de hace poco, pero supongo, que con fines turísticos:

Al llegar allí pudimos ver justo enfrente, donde nos asomamos cuando hicimos la otra excursión: 

Precisamente desde ese monte de enfrente lo que vimos ese día fue esto, el faro donde estamos ahora, el de Punta Grossa:

Las paredes exteriores están arregladas recientemente pero por dentro está todo caído y abandonado: 



Aunque la piedra que remata el faro está un poco movida, fijarnos en ello nos permitió ver cómo la luna se asomaba por la ventana para vernos a nosotros:

Al fondo, el agua nos permitía ver hasta sus secretos mejor guardados: 

Después de pasar un buen rato por allí viéndolo todo, tomamos el camino de regreso, con mucho cuidado, porque un paso en falso y la caída no parecía agradable: 

En algunos puntos había que agarrarse a las piedras :

En las pocas sombras que había descansábamos un poco. La ruta es corta (unos 5 km. ida y vuelta) pero hacía ya mucho calor. Las rocas por encima de nuestras cabezas se disponían en extrañas formas. A veces parecían libros apilados:

Aquí han echo unas escaleras para poder salvar el desnivel. Hasta las raíces de los árboles, descarnadas, se sujetan como pueden para no despeñarse:

En otro punto, la erosión ha conseguido formar unos escalones y  una especie de tejadillo donde resguardarse o sentarse a contemplar el silencio, los colores,..., la paz:

Desde luego es una ruta preciosa, quizás no recomendable para quien tenga vértigo o para quien le cueste andar, pero muy bonita, nos encantó. 
El resto del día le pasamos en la playa, aunque por la tarde fuimos hasta unas rocas donde veíamos que se tiraban algunos chavales, contemplando cómo el sol se dividía en estrellitas al mirarse en aquellas aguas:

Y sí, estando en el hotel nos daba tiempo a todo, a tomar el sol, a bañarnos, a pasear, a hacer excursiones, a jugar a las palas... Lo que no hemos hecho esta vez ha sido snorkel, aunque también llevábamos las gafas, el tubo y las aletas, pero es que algún día había medusas y nos daba miedo: 

Algún día también íbamos andando al pueblo, a San Vicente de Sa Cala, por un camino que empezaba justo donde se acababa el paseo marítimo, cerca del hotel, y llegábamos hasta la blanca iglesia del siglo XIX: 
En ese camino descubrimos también esta casa hecha entre dos árboles:
El último día, el miércoles, también le pudimos aprovechar al máximo, ya que el vuelo a Madrid era a las once de la noche, y, aunque la habitación la dejamos a las 12 de la mañana, nos guardaban las maletas y teníamos donde ducharnos y cambiarnos de ropa, así que tuvimos otro día completo de playa. 
En resumen, tengo que decir que me ha gustado Ibiza, menos que Menorca, eso sí, porque creo que Menorca es más cómoda de ver y tan bonita o más que Ibiza. La cala en la que estábamos me parece una maravilla, aunque un poco a desmano para visitar la isla. También destacaría Cala Comte y Las Salinas.
En cuanto a Formentera también me ha gustado, teniendo en cuenta el poco tiempo que estuvimos, pero no me queda la sensación de querer ver más, que por supuesto que nos faltó; sin embargo en Ibiza me quedé con ganas de más, me parece que vimos poco. Me encantó la playa de San Agustín pero me llevé un chasco con la de Illetas. Y la experiencia con la moto....
Todo ha estado muy bien, la verdad, pero sobre todo ha sido un tiempo de relax, de charlas, de compartir, de leer, de pensar, de recordar,  de curar, de ejercicio, de disfrutar de ellos, con ellos,..., y para eso cualquier sitio es bueno, ¿no os parece?.
Como hice en el post anterior, pongo una lista de lo que vimos en los días que tuvimos coche (en azul lo que ya expliqué en el anterior post (IBIZA)):

 -1º DIA:
  • Cala Es Torrent.
  • Cala Es Xarco.
  • Cala Porroig.
  • Cala D´hort y Es Vedrà.
  • Cala Carbó.
  • Calas Salada y Saladeta.
  • Cala Comte.
  • Ibiza y Dalt Vila.
     -2º DIA:
  • Playa de las Salinas.
  • Cala de Aguas Blancas.
  • Playa D´en Bossa
  • Benirrás.
  -3º DÍA 
      FORMENTERA:
  • Faro de la Mola.
  • Mirador de Formentera.
  • Es Caló de San Agustín (o  playa de Ses Platgetes).
  • Cala Migjorn.
  • Playa de Illetes
       IBIZA:
  • Las Dalias (mercadillo).
Sin olvidar las dos excursiones que hicimos a pie desde el hotel:
  • Cova Des Culleram.
  • Punta Grossa.

En el mapa añado en rojo lo que vimos los últimos días en Ibiza:

Y este es el mapa de Formentera con lo que visitamos ese día. Insisto en que las ubicaciones son aproximadas: en un mapa tan pequeño es difícil puntualizar más:

¿Conocéis estas islas? ¿Me recomendáis algún sitio de obligada visita? ¿cuál os gusta más? ¿qué sitio? Gracias por comentar.

1 comentario:

  1. YO TAMBIEN ESTUVE EN IBIZA Y FORMENTERA ESTE AÑO PERO COMO NO HAY MUCHO TIEMPO PARA VER Y HAY TANTA GENTE, ME HA SERVIDO PARA ACABAR DE VERLO. ME ENCANTA MI HERMANA¡¡¡¡

    ResponderEliminar