miércoles, 10 de octubre de 2018

CROACIA III:HVAR

⦗...⦘Como iba diciendo, esa mañana del lunes dejamos nuestro apartamento temprano para bajar al puerto de Split. El día anterior compramos los tickets y nos informamos sobre el lugar donde estaría atracado el barco que nos iba a trasladar a la isla de Hvar. ¿Por qué a esa isla y no a otra, con todas las que hay (1244 para ser exactos, aunque solamente 50 están habitadas)? pues no sé... Miré varias opciones, y al final me quedé con 2 candidatas: Hvar y Brac. Esta última es famosa por tener una playa espectacular, el Cuerno de Oro, cambiante con las mareas, pero leí que era muy ventosa y al final me decidí por Hvar. No las puedo comparar, claro, pero esta nos ha gustado mucho.
Según íbamos llegando al muelle iban poniendo los coches en una fila, por orden, para embarcar (ya dije que no te reservan la hora de embarque, es por orden de llegada) y a las 8 salimos. El tono dorado del sol en sus primeras horas de andadura daban a la ciudad un color especial:
Sobre todo la torre de la catedral de Split lucía espectacular: 
Y nos fuimos alejando de la costa. Y comenzó la fiesta. Los reflejos:
Los barcos veleros al pairo en medio de una luz especial:
Nos cruzamos con otro barco igual que el nos llevaba a nosotros:
Yo no daba abasto para ir de babor a estribor. El paisaje más bonito a babor, y en algunas fotos un colorido especial (sin filtros)...:
Pasamos por un estrecho entre las islas de Brac (a babor) y Solta (a estribor). Ambas parecían muy boscosas, al menos por esa parte:
En la isla de Brac un solitario faro (no he encontrado su nombre) nos da permiso para pasar:
Y llegamos a puerto, en Stari Grad. Desembarcamos con el coche (va todo muy rápido) y nos fuimos  en busca de la ciudad. Es una pequeña ciudad, la más antigua de la isla (su nombre se traduce por Ciudad Vieja) y uno de los primeros asentamientos de las islas del Adriático. Aparcamos y paseamos por las calles de este conjunto histórico declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Llegamos a la Plaza Sv. Stjepana, donde está la iglesia de San Esteban con su curiosa forma arquitectónica y el campanario separado de la iglesia:
Entramos en la casa-palacio Tvrdalj, donde vivió un famoso poeta croata, con un bonito estanque (donde criaba peces), rodeado de una especie de claustro, lugar lleno de detalles con un significado que vas entendiendo con el librillo que te dan a la entrada, pero sobre todo me pareció un remanso de paz: 
Desde la parte alta de la casa renacentista se podía disfrutar de otra perspectiva, pero apenas nos estuvimos, porque hacía mucho calor y se estaba más fresquito abajo:
Subimos hasta el Monasterio Dominico (hoy un museo) y la iglesia de San Pedro:
Pasamos por la iglesia de San Juan, junto a la que se han encontrado restos arqueológicos:
Y volvimos al puerto, donde comimos. Este puerto (que no es donde nos dejó el ferry) a mí me dio una sensación rara: parecía que el agua se iba a desbordar y que los barcos en cualquier momento estarían por el paseo. Aquí, en Cantabria, por el tema de las mareas, hay mucha más distancia entre el agua y el borde:
Después de comer nos fuimos hacia la ciudad de Hvar, portuaria y muy turística, a unos 20 km de distancia, donde teníamos reservado otro apartamento para pasar esa noche. La última parte del trayecto, después de cruzar un túnel, transcurre paralelo a la costa y es una pasada. De hecho, ya vi el que me pareció que iba a ser mi banco preferido hasta el momento, aunque no paramos, lo haríamos al día siguiente.
El señor del apartamento, bueno, en realidad, de la casa que teníamos alquilada (la amarilla del centro), ya nos estaba esperando, un señor encantador. También teníamos nuestra plaza para aparcar delante de la casa. Todo perfecto: 
Después de subir las maletas nos bajamos a la playa, muy cerquita:
Teníamos ganas de darnos un chapuzón, pero el lugar que elegimos no nos lo puso fácil 🙈😆, unas rocas puntiagudas de mucho cuidado. Allí la gente se tiraba sin problema, pero nosotros, acostumbrados a otro tipo de playas, de fina arena, no sabíamos cómo hacerlo 😅😅. Menos mal que ya vimos una escalera por la que entrar y, sobre todo, salir del agua:
Eso sí, una vez que estabas en el agua era una maravilla:
El centro de la ciudad se sitúa junto a una pequeña bahía, lugar protegido para los muchos yates que atracan en el puerto. Debido a su situación privilegiada tanto para temas comerciales como militares, es uno de los primeros puertos construidos en Europa y está vigilado y protegido por Tvrdava Spanjola o Fortaleza Española (su nombre es debido a que ingenieros militares españoles participaron en su construcción) coronando la colina (en la foto, a la derecha de la Fortaleza, un poco más en alto, con antenas, está el Fuerte Napoleón, hoy un observatorio astronómico de la universidad de Zagreb):
Dicen que la plaza de San Esteban es la más grande de Dalmacia, está junto al muelle y limitada por la catedral de San Esteban, con fachada y torre de estilo renacentista, el Teatro Histórico en el piso superior del Arsenal (en la foto, el primer edificio de la derecha, del que se ve un poco de balaustrada). En frente, aunque no se ve en esta foto, está el Palacio Paladini:
También enfrente está la Loggia y la Torre del Reloj, señal inequívoca del dominio italiano de la zona (los leones que están encima de la puerta del centro delatan a los venecianos). Fue usado como tribunal de justicia:
Esta ciudad tiene mucho turismo de lujo como pudimos comprobar por los yates que había por la zona. Desde la terraza de "nuestra" casa vimos cómo un helicóptero despegaba de un yatecito de estos, daba unas vueltas por la zona (que ya me hubiera gustado dar a mí...), aterrizaba otra vez, cambiaba de pasajeros y volvía a dar otra vuelta:
La verdad es que el entorno era precioso, como para perderse entre las distintas islas e islotes que forman el archipiélago Pakleni, aunque he leído que navegar entre ellas es peligroso por las corrientes y arrecifes. Pero bueno, esta gente de los yates se lo debe conocer bien, porque por la noche, justo enfrente de la casa en la que estábamos, vimos una gran fiesta en una de esas islas (están muy cerca), o sea que miedo a encallar no parecían tener...
También asistimos a otra puesta de sol maravillosa, volví con las retinas cargadas de hermosas imágenes, saturadas de colores intensos, ardientes,...:
Esa noche cenamos en la casa unas cosas que compramos en el centro, disfrutando de nuestra terracita con las mejores vistas. Después de descansar un rato volvimos al centro por un paseo junto al mar, nos comimos un helado sentados en la plaza, visitamos una exposición en el Arsenal, paseamos por el muelle y nos volvimos a casa a dormir. Al día siguiente desayunamos en la terraza con maravillosas vistas y ya nos fuimos. Paramos en el banco que habíamos visto el día anterior  y esto es lo que se puede ver desde él: Plakinski otoci o el archipiélago Pakleni (estoy haciendo una selección de mis bancos favoritos; aquí, en Cantabria, los hay impresionantes, pero este....): 
Continuamos por el borde costero sin poder evitar parar en varias ocasiones (mi maridito es muuuuy comprensivo y paciente):
Pero es que.... ¿cómo no parar ante maravillas así? Es el faro de Pokonji Dol, en el islote más pequeño:
Seguimos en busca de la playa Dubovica, a unos 12 km, la que dicen que es la  más bonita de la isla de Hvar. Había leído que había problemas para aparcar, por lo que llegamos pronto. Hay que dejar el coche en el borde de la carretera y bajar andando un ratito hasta la playa, por un sendero:
Esto es lo que nos encontramos, una pequeña ensenada con guijarros y un agua espectacular:
Al final de la bajada vas bordeando un muro que rodea a una casa grande que tenía las ventanas abiertas por las que salía música de orquesta. Imaginaos, estábamos metidos en aquellas aguas escuchando un concierto de música clásica! Una pasada, la verdad. De hecho, eso es lo que me encantó, porque como playa tampoco me pareció para tanto. El agua estupenda, pero para tomar el sol... mucha piedra:
Cuando nos pareció nos fuimos. A media cuesta mi marido se da cuenta de que no sabe dónde tiene la llave del coche. No la encontrábamos. Mi hija subió hasta el coche por si se había quedado dentro. No. A mí ya me estaban dando 7 cosas, porque habíamos mirado en la playa para no dejar nada... Mi marido volvió a la playa y nada más llegar ya le dijeron que la llave estaba en el bar que hay al fondo de la playa, que una niña la había encontrado y la había llevado allí. Uuuuuuuffff, yo ya me veía llamando a la embajada!!!!
Una vez pasado el susto seguimos rumbo a Vrboska, cruzando a la otra parte de la isla por el túnel, por la misma carretera que vinimos el día anterior, pasando por el puerto  donde nos dejó el barco. No sé como, pero acabamos no en el centro del pueblo, que está como en un entrante del mar, sino en la costa norte desde la que se veía la isla Zecevo y el litoral de la isla de Brac, cerca de un camping nudista. Dejamos el coche en un bosquecillo y caminamos un poco hasta la costa. Para meterse en el agua había unas losas inclinadas que casi sin querer te empujaban al baño. Dejarse flotar allí me pareció lo más parecido a lo que yo imagino que debe ser el paraíso. Qué paz... Una maravilla!!! Creo que es mi sitio preferido de los que vimos:
Nuestro siguiente destino, Jelsa, también portuaria y turística. Comimos junto al paseo marítimo, viendo esto:
Había leído que aquí había una playa de arena, una de las pocas que hay en Croacia y, pese al calor que hacía, nos armamos de valor y nos fuimos andando hasta ella, eso sí, disfrutando de un paseo a la sombra y con vistas:
Y esta era la playa de arena 😩 (eso sí, por un lado de la playa había grandes losas formando escalones donde estaba la gente, que había mucha). La verdad es que aquí no apetecía mucho bañarse, el agua estaba mucho más turbia que en cualquier otro lugar donde las aguas están muy transparentes:
Jelsa es, sin duda, un pueblo con encanto:
Al volver de la playa fuimos al centro, paseamos por sus calles, llegando hasta la iglesia de Santa María, con fachada renacentista, de formas redondeadas muy frecuentes en la zona. En la plaza Krizonose, delante de la iglesia, había una curiosa escultura cuya reproducción vimos en la exposición de Hvar:
Cuando ya nos íbamos hacia el coche nos encontramos con este premio, una fuente de esas en las que los chorros salen de forma aleatoria e intermitente del suelo y aprovechamos para refrescarnos un poco (son como niñas):
Y ya nos pusimos en marcha rumbo a la otra punta de la isla, a Sucuraj, a unos 80 km de Hvar, para coger otro barco que nos transportaría hasta el continente de nuevo y allí tuvimos un problema. Ya teníamos los tickets, pero como ya he dicho, no reservan hora de embarque, lo haces por orden de llegada. Este es un puerto pequeño en un pueblo pequeño y según íbamos llegando ya formamos una cola en la misma carretera, justo al borde del mar que nos vino muy bien para darnos un baño mientras esperábamos para embarcar:
Sabíamos que en el barco podrían entrar unos 30 vehículos (dependiendo del tamaño de los mismos) y por delante del nuestro había 29. Ya nos temíamos lo peor. En efecto, justo el anterior ya no entró. Teníamos que esperar como 1 hora al siguiente barco😱. Bueno, ¿qué le íbamos a hacer?, pues irnos a tomar un helado🍦😋🍦!!! Pero no nos alejamos mucho del muelle, que estábamos con la mosca detrás de la oreja, y en efecto, enseguida llegó otro barco. Rápidamente nos fuimos al coche y embarcamos los segundos. Es curioso ver como rellenan los huecos al milímetro. Nuestro coche (el de la flecha blanca) ya dispuesto para salir (los primeros):
Ya en el barco, otra vez la fiesta de colores, de aroma a mar, de paisajes idílicos. El faro de Sucuraj testigo de nuestro viaje:
El trayecto en el ferry apenas dura 1/2 hora, pero nos brindó diferentes estampas (sin filtros, como siempre):
Allí estaba Drvenik, esperándonos, con la cordillera de Biokovo detrás:
Desembarcamos e inmediatamente nos pusimos en marcha, ya por la costa continental hacia el sur. Y otro ocaso que dejábamos atrás...:
Unos 130 km nos separaban de.... DUBROVNIK (aquí lo puedes ver)!!!! 
Tardamos casi 2 horas en llegar, después de pasar 2 fronteras,pero eso es... otra historia!
Si os apetece ver la narración de otras partes del viaje, podéis pinchar aquí (Zagreb, Lagos Pivitce, Zadar, Sibenik, Primosten) y aquí (Split).
Y este es un mapa orientativo de nuestro recorrido desde que dejamos el continente en Split hasta que volvimos en Drvenik:


2 comentarios:

  1. Hola.una cosa. Creo que cuanto mas tiempo pasa, mas convencido estoy de que este viaje a Croacia es el viaje junto a el viaje a Menorca y a Tunez que mejores recuerdos me han dejado .Muchas cracias a mis dos leonas.

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    1. Qué majo este anónimo!!! Gracias a ti por tu confianza, tu paciencia y, sobre todo, por tu compañía, guapetón!!!! Y comparto contigo el buen recuerdo, aunque podría añadir otros destinos de buenos recuerdos: todos los que he hecho contigo!!!

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