martes, 8 de septiembre de 2015

MENORCA

Por fin tocó Menorca. Ya hace años que, a la hora de planear las vacaciones, barajo la opción de Menorca, pero por unas cosas y por otras, todavía no habíamos tenido la oportunidad de visitar la isla. Pero este año sí!!!! En Mallorca hemos estado varias veces. Me encanta. Menorca tiene otro punto: está menos arrasada por el turismo pero, por otra parte, no podemos ir allí buscando ambiente de salidas nocturnas, por ejemplo. Menorca es ideal para disfrutar de la paz que te rodea y, sobre todo, es un regalo para la vista.
Nuestro hotel estaba en Arenal d´en Castell, con una preciosa playa en forma de concha (me recordaba mucho a la playa de la Concha en San Sebastián). Su situación, con respecto a la isla, es perfecta: a medio camino (más o menos) entre los dos extremos de la misma, desde luego un acierto total, pero tengo que confesar que en esto jugaba con ventaja, puesto que mi hermana, fan total de esta isla, y que ya ha visitado varias veces, escogió este mismo lugar para sus vacaciones de este año, así que yo lo tenía muy fácil. El hotel es sencillito pero muy bien situado.






En marcha!!!!












Yo ya empiezo a disfrutar en el avión: si está despejado, me encanta, y si hay nubes me ... fascina:
Cuando llegamos estaba nublado e, incluso, cayó un chaparroncito: los astros (y las nubes) se alinearon para que el cambio, desde Cantabria, no fuera muy brusco (¿soy o no soy optimista a la par que positiva, jajaja?)
Llegamos a mediodía, con lo cual pudimos disfrutar toda la tarde de la magnífica playa y de la primera puesta de sol mientras nos tomamos unas cañitas en la terraza del hotel, antes de ir a cenar:
Al día siguiente pasamos también el día en el hotel, con nuestros buenos paseos por la orilla (casi 700 m. de playa), viéndola así, desde todas las perspectivas:
Detalle del hotel:
Por la tarde recogimos el coche que alquilamos y después de cenar nos fuimos hasta Mahón, a unos 20 km.: aparcamos en el puerto y subimos por las escaleras hasta el centro, callejeando:
Vimos el Ayuntamiento, la iglesia de Santa María, preciosas vistas nocturnas desde sus miradores:
Al día siguiente empezaron las excursiones. Tengo que decir que esta vez, fue mi marido quien había buscado toda la información de la isla, así que llevábamos muy clarito lo que queríamos ver, para aprovechar mejor el tiempo, conscientes, eso sí, de que no veríamos todo lo que nos hubiera gustado, pero ... lo íbamos a intentar!!!

Primer destino: Faro de Cavallería, situado en el punto más septentrional de la isla, con 15 m. de altura y a unos 94 m. sobre el nivel del mar, es también el más antiguo de la isla :

A su alrededor el paisaje es indescriptible. El Mediterráneo se inventa colores nuevos:

Diferentes en cada momento:
El terreno y el agua juegan a componer paisajes con formas imposibles:
Si miras hacia el otro lado...:
Retrocedimos, sin poder evitar parar en varios puntos permitiendo que la luz y el color se quedaran en nuestra memoria visual para siempre... no habíamos hecho más que empezar a ver auténticos espectáculos. 
Paramos para ver la playa de Cavalleria. Impresionante, a tan solo unos 4 km. del faro, esta playa virgen, parecía de otro mundo, aquí el color predominante era el rojo. La playa está a 300 m. andando desde donde dejamos el coche (también empezábamos aquí a saber del esfuerzo de llegar a una playa, jajaja), con buen sitio para aparcar, bien señalizada y de fácil acceso:

Transparencia, tranquilidad,...
Desde aquí nos fuimos hacia Pregonda. Maravillosa. Sin duda, mi preferida. Dejamos el coche en una ancha carretera en construcción, donde ya había muchos coches aparcados. Hay que andar un buen rato, con un sol de justicia, pero no me importó, al llegar a ella sentí que merecía la pena. Donde termina la carretera hay un restaurante y después hay que seguir senderos por fincas. Primero pasamos por otra playa, Binimel-là, llena de una especie de algas o restos de algún tipo de vegetación marina (no he logrado encontrar qué es exactamente, si alguien lo sabe que me lo diga, por favor), con una especie de laguna:

La cruzamos y continuamos hacia Pregonda. Pasamos por lo que algunos llaman el cementerio de jitos, cientos de montoncitos de piedras:
Continuando el camino, el paisaje a mí se me antojaba como de Marte, las rocas con hendiduras inexplicables, de mil tonos cobrizos (si las pilla mi amiga Tere para su jardín...):
Nuestra siguiente visión fue esta:
Así llegamos a esta cala, que no es Pregonda, donde ya no pudimos resistirnos a la tentación. Qué aguas!!! Desde allí, sólo había que subir a un alto y al otro lado PREGONDA!!!
Aquí las fotos no dan fe de lo que se ve en directo: los tonos turquesa, esmeralda, dorado, cobrizo,... se mezclan con libertad. Bañarse en aquellas aguas tan transparentes y llegar a los islotes de enfrente, donde parecía que pisabas otro planeta, no se puede explicar con palabras:








Con buen pesar regresamos al coche, y aquí, cada uno se resguardaba del sol como quería (que conste que después vimos a alguno más de la misma guisa, jajaja):
















Nuestro próximo destino, ya por la tarde, fue Cala Morell, la preferida de mi hermana y mis sobrinas. A mí me queda pendiente darme un baño en esas aguas:
Donde las barcas parecían en formación:

Después fuimos a la playa de nombre imposible, cala Algaiarens, en un paraje natural, de fina arena de color rosa. Para llegar a esta playa virgen  también hay que andar un ratito (se aparca bien), por un frondoso camino de árboles cuya sombra se agradece. Hay que bajar unas escaleras y nos encontramos con una playa dividida como en 2 medias lunas por una formación rocosa. Al fondo hay un muro de arcilla roja que dicen que es muy buena para la piel, así que tocó embadurnarse toda. La verdad es que me quedó muy, muy suave pero para quitarlo hay que sobar!!!
Más tarde cruzamos hasta cala Galdana, una hermosa bahía en la costa sur de la isla donde ya podemos encontrar de todo, como cualquier playa del Mediterraneo:
Y así acabó nuestro primer día de recorrido por la isla, pero.... la aventura continua!!!
Mi gran capricho en este viaje era ver amanecer en la punta más oriental de la isla, que a su vez es la más oriental de España. Quería ser de las primeras que, ese día, vieran amanecer en este nuestro país. Preguntamos y nos dijeron que ese punto está en la fortaleza de la Mola, cerca de Mahón. Así que madrugón (ese día amanecía a las 6:43 y llegamos 5 minutos antes) ...et voilà!!!:
La verdad es que es una pasada ver cómo una rayita incandescente se va abriendo camino en medio de la oscuridad. 
No eramos los únicos que tuvimos semejante descabellada idea, incluso había un par de barquitas esperando este asombroso momento:
Detrás del sol fue surgiendo una franja nubosa, que hizo el amanecer más especial si cabe, como un doble amanecer:
El momento fue... inenarrable, me hubiera gustado que el tiempo se hubiera detenido en aquel momento:
Pero... el tiempo sigue su veloz andadura (nunca he sido tan consciente) y nosotros nos fuimos, con pena, y sin poder visitar la fortaleza (estaba todavía cerrada):
Desde allí nos fuimos a ver el Faro de Favàritx, dentro del Parque Natural de s´Albufera des Grau, que nos cogía de paso para volver al hotel (a desayunar).

El faro tiene 33 m. de altura y visto al amanecer impresiona. Es como si el universo estuviera despistado y de pronto la luz surgiera del faro para iluminar hacia la tierra:
Aquí el paisaje nada tiene que ver con lo que habíamos visto hasta entonces y al final de nuestra corta visita a la isla, comprobaríamos que, en efecto, este paisaje es único en la isla. La composición de su suelo, a base de pizarra laminada, le dan un aspecto yo diría que lunar. Se nota que las inclemencias del tiempo no tienen compasión con esta parte de la isla. No obstante, tiene un gran valor para la reserva de la Biosfera menorquina:
Frente a los alegres colores del agua en otras partes de la isla, aquí la oscuridad parece proteger el fondo, pero lejos de causar rechazo, invitaba al baño, sumergirse en medio de aquel silencio, de aquella quietud... 
Encontrarte aquí y allá con lirios de mar, en medio de lo que parecía un paraje inhóspito, me produjo una sensación especial, sobre todo sabiendo que esta protegida en Baleares por tratarse de una especie vegetal amenazada:
Tras desayunar, pusimos rumbo a Binibèquer Vell, el famoso pueblo mandado construir en la década de los 60, por un grupo de inversores mahoneses, intentando imitar, de la mejor forma posible, a un típico pueblo de pescadores del Mediterráneo, en una zona sin ningún valor turístico. Pues acertaron de pleno, es de visita obligada. Yo, en honor a la verdad, tengo que decir que me desilusionó un poco. En todas partes y todo el mundo te recomiendan verlo por lo que las expectativas eran muy altas. Me encontré con la entrada al pueblo por una calle principal llena de sombrillas y toldos en las terrazas de los bares y restaurantes, soltando agua pulverizada al pasar, chiringuitos con sus expositores en medio de la calle, supermercados con grandes carteles anunciando sus ofertas,...
La atravesamos esperando encontrar lo bonito más allá. Al final de la calle nos bajamos hacia el mar, buscando. Nos encontramos con una "playa rocosa", que más tarde recordaríamos con nostalgia:
Volvimos a la calle principal y ya comenzamos a callejear. Construcciones irregulares y encaladas, callejuelas estrechas,... todo muy blanco:
La calle que da al mar sí que estaba cuidada, con sus blancos arcos:


Con un bonito paseo:
Está bien, pero eché en falta un poco más de cuidado en el tema urbanístico.
Ya nos fuimos en busca de la playa, a 1 km., en las afueras, que olía fatal. En este momento recordamos las plataformas naturales a la orilla del mar, en el pueblo:
Continuamos hasta Punta Prima, con una de las playas urbanas más explotadas turísticamente hablando, es cómoda, con importantes hoteles en la zona:
Vista de la isla del Aire con su faro:
Continuamos hacia Cala en Porter, una cómoda playa (se llega a ella con el coche), muy tranquila, con todos los servicios y posibilidades de deportes náuticos. Cuando llegamos se nubló un ratito, pero enseguida despejó:
Desde allí nos fuimos hasta la famosa Cova d´en Xoroi, muy cerca. Lugar con encanto (y con leyenda) y muy bien explotado por cierto:
Se trata de una cueva con varias terrazas y miradores, con salas de distintos ambientes: por el día tiene música chill-out y por la noche discoteca con actuaciones en vivo:
Hay que pagar entrada, pero está curioso de ver, te encuentras al borde del acantilado. Nosotros tomamos el aperitivo antes de comer pero me queda pendiente ver una puesta de sol, que creo que desde allí son espectaculares. Desde la ventana del baño hice esta foto:
Ya por la tarde nos fuimos hasta Cala Mitjana, que nos había quedado pendiente el día anterior ya que está cerca de cala Galdana. Se trata de una pequeña playa a la que se accede trás un largo paseo atravesando un bosque:
Para terminar el día, decidimos subir al punto más alto de Menorca, el Monte Toro, 358 m., con unas completas vistas sobre la isla. Las fotos me han quedado un poco borrosas, una pena, porque en vivo se veía muy nítido:
En el alto también está el Santuario de la Virgen del Monte Toro, habitado por monjas de clausura, con una versión del Cristo Redentor:
Regresamos al hotel, una ducha y, como no, asistimos a otra maravillosa puesta de sol tomando una cervecita. El mismo sol que vimos aparecer con prisa por la mañana, parece que se vuelve perezoso a la hora de esconderse, para el deleite de mis sentidos:
He decidido dividir la narración de mi viaje a Menorca en dos partes ((2ª parte, aquí), porque, aunque prometo que estoy haciendo verdaderos esfuerzos por resumir, me da pena no haceros partícipes de mis experiencias, es que cada foto, y tengo cientos, me trae una historia a la memoria. Quizás me pase, pero me encanta recordarlo y poder contároslo. Si que querría enumerar lo visto hasta ahora, por si a alguien le sirve de referencia:
  • Arenal d´en Castell.
  • Maó.

DÍA 1:
  • Faro de Cavalleria y alrededores.
  • Playa de Cavalleria.
  • Playa de Binimel´la.
  • Cala Pregonda.
  • Cala Morell.
  • Cala Algaiarens.
  • Cala Galdana.

DÍA 2:
  • Amanecer en la Fortaleza de la Mola.
  • Parque Natural Albufera des Grau.
  • Faro Favàritx.
  • Binibèquer Vell.
  • Playa de Binibèquer.
  • Punta Prima.
  • Cala en Porter.
  • Cova d´en Xoroi.
  • Cala Mitjana.
  • Monte Toro.
Adelanto un mapa con los sitios que visitamos, marcados:
Espero que os gusten las fotos. Si tenéis alguna experiencia en la zona y me lo queréis contar, estaré agradecida, porque pienso volver!!! 

3 comentarios:

  1. Preciosas fotos y entretenida historia!!!

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  2. Me viene muy buen tu relato ya que voy a ir proximamente a Menorca. Gracias por lo bien que lo cuentas.

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