viernes, 15 de mayo de 2015

VALDERREDIBLE, EL RUPESTRE Y EL ROMÁNICO.

Otra ruta que teníamos pendiente, así, en plan de ver en coche, era la zona del Valle de Valderredible, que es el municipio más extenso y más meridional de Cantabria, limitando con Burgos, recorrido por el río Ebro, donde existe una buena muestra de patrimonio románico y rupestre. Me informé y con mi chuleta pusimos rumbo a la zona. Tuvimos otro valor añadido, aquí estaba lloviznando cuando marchamos y en esa zona los pronósticos daban sol. Y no se equivocaron, como podéis ver en las fotos: calorazo!!!
Fuimos por la A-67, la autovía que pasa por Reinosa y en el puerto de Pozazal nos salimos (creo que es la salida 122), hacia Polientes. Llegando a una glorieta ya vemos información de los sitios que nos interesan. Cogemos la salida de la derecha primero, por la CA-273, hacia Villanueva de la Nia. Al lado de la carretera se ve la iglesia románica de San Juan Bautista, de principios del S. XII:
Estaba cerrada, pero por un lateral, una puertuca desvencijada y una escalera de hierro nos condujeron hasta el campanario, donde las vistas de esta parte del valle son muy amplias.

Volvimos al coche y seguimos por la misma carretera hasta la iglesia rupestre de Santa María de Valverde. Tiene necrópolis y está justo al lado del Centro de Interpretación del Rupestre. Es la única de las iglesias excavadas en roca de Valderredible en la que se celebra culto religioso, los domingos. En verano, además, tiene visitas guiadas por dentro, explicadas por un monje anacoreta.
Continuamos hacia delante por la misma carretera y a unos 2 km. desde el pueblo de Cezura, a la izquierda, podemos ver un poco en alto, un conjunto rupestre formado por varias cuevas y oquedades excavadas en el Monte Bernorio (Palencia, estamos en el límite entre las dos provincias). Las más importantes son el Cuevatón y Quebrantacalderas, a las que se accede por una senda. Y subimos, claro:
El Cuevatón (a 200 m.), la de más arriba, es enorme, en su interior tiene una especie de foso, como un depósito de agua, que según me he informado, marido, demuestra que una importante comunidad vivió allí. Es que él decía que parecía que hubieran tapado una bajada hacia el interior de la cueva. Lugar perfecto para dejar que todos los sentidos cobren vida: la vista era un espectáculo, el oído apenas podía creerse el silencio, el olfato no alcanzaba a encontrar el origen de aquel aroma,..., nos sentíamos diminutos:
El Qebrantacalderas está más abajo y es más pequeño, nos paseamos por encima, porque había una planta rojiza que nos llamó la atención, nunca antes la habíamos visto:
Cerca de aquí tomamos un aperitivo y volvimos sobre nuestros pasos, o mejor dicho, rodadas, para comer junto a la iglesia de Santa María de Valverde, que tiene unos bancos.
Y volvimos hasta la rotonda informativa, tomando la dirección de Polientes, capital del municipio.
Por el camino, que bordea el río Ebro, paramos a ver la iglesia rupestre de San Miguel, en Campo de Ebro (o Campoo del Ebro):
Está justo detrás de la iglesia parroquial que se ve desde la carretera, con su campanario a nuestro alcance:
Al lado está el cementerio, pequeñín, con los nombres más raros que yo he visto, tan raros que no recuerdo ninguno (no me atreví a hacerles fotos, aunque lo pensé).
Seguimos hasta Polientes, el pueblo más importante de la zona, aunque ese día estaba muerto, tomamos un café y continuamos en busca de otra iglesia rupestre, la de la Virgen del Carmen, en Cadalso. Nos topamos con ella, está pegada a la carretera:

En este pequeño pueblo y a la otra mano está la llamada Torre de Cadalso, que también se ve desde la carretera. En otro pueblo anterior, también podemos ver, sobre la marcha, la Torre de Ruerrero.
Continuamos ahora hacia la Colegiata de San Martín de Elines, en el pueblo del mismo nombre. Hay que salirse de la carretera, pero está muy bien indicado. Probablemente, este edificio románico, pertenece también a principios del S. XII y se construyó sobre los restos de una iglesia mozárabe. La proporcionalidad de sus medidas y la torre-campanario cilíndrico, le da un empaque y una armonía que me encantó:

En el interior se conservan las únicas pinturas rómanicas de Cantabria. En cuanto a la arquitectura, destacan los arcos, tanto por dentro como por fuera, incluso envolviendo unos a otros, y en lo referente a la escultura, el león es el más utilizado, aunque hay una gran variedad de figuras:
Regresamos a la carretera general y enfrente esta la desviación hacia Arroyuelos, nuestro último destino. Al final del pueblo está la ermita rupestre de San Acisclo (este no estaba en el cementerio, pero también se las trae) y Santa Vitoria de Arroyuelos, sin duda, la joya de la corona por su complejidad y por su buena conservación. Sin duda un regalo para nuestros ojos. En esta foto, aunque siempre intento ser muy cuidadosa, no encontraba la forma de poner mi identificación sin maltratarla, la verdad.
Tuvimos la gran suerte de que había un grupo de gente y un señor se la estaba enseñando por dentro. Está excavada en un peñón de arenisca y tiene 2 plantas con un pilar central del que salen 4 arcos que conforman el techo. Alrededor tiene un banco corrido adosado y unas escaleras igualmente talladas en la roca que suben hasta la 2ª planta. También tiene oquedades que sugieren la presencia de estructuras de madera.

El regreso a casa le hicimos continuando por la CA-275 hasta coger la N-623, pasando así  por los espectaculares farallones y cascadas de Orbaneja del Castillo, que aunque ya lo conocíamos nunca se cansa uno de ver bonitas perspectivas ¿no os parece?:
 Apenas se podían hacer fotos por la cantidad de gente que había:

Y con la misma para casa, conscientes de haber tocado un poco por encima toda esta riqueza, nos hubiera gustado haber visto por dentro algunos de los edificios, pero.... otra vez será!!!

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